APUNTES PARA LA HISTORIA DE MOLLINA, 1980

Estos apuntes se publicaron en el programa de feria de 1980. En esos años el Ayuntamiento de Mollina estaba con una escasez de fondos escandalosa. El programa se editó en multicopista –en el Colegio-, excepto la portada, que se hizo en imprenta.  El resultado fue casi aún más cutre que el año siguiente, en que se hizo por el mismo sistema, sólo que la portada ya llevaba una foto de la Virgen de la Oliva.

La explicación del uso de los datos aportados y/o  inventados por Vázquez Otero la di en la publicación de las actas. De nuevo mi mea culpa. Por incluirlos y por olvidárseme el citarlo en la bibliografía.

Excepto lo bebido en Vázquez Otero, lo demás es históricamente demostrable: la pertenencia a Antequera, la revolución de Loja y Mollina, el dinero enviado para paliar el paro, el año del repartimiento de tierras,... Era la primera vez que en Mollina se hablaba de eso.

En 1986 el Ayuntamiento de Mollina decide volver a publicar este artículo, con añadidos tipo enciclopedia, pero sin comunicarme absolutamente nada. Es obvio que, si lo hubiera sabido, corrijo los datos tomados de Vázquez Otero. Pero mi sorpresa llegó cuando estaba publicado y no se podía hacer nada. Aún hoy espero una explicación.

Al ser publicado en un programa de feria hubo quien entendió eso como una publicación partidista. En vez de criticar lo criticable –lo de Vázquez Otero sobre todo- hubo quien criticó que se hablara de restos ibéricos sin tener en cuenta que en el Museo Arqueológico de Málaga uno de sus tesoros más preciados son los restos iberos de Fuente Piedra, tan cercana. Otro que cómo se ponía ducados, si la moneda era la peseta… Críticas tan sin fundamento, pero que da idea de la partición del pueblo. Ya se vería esa misma partición cuando otra publicación de la misma naturaleza se hacía desde una publicación independiente ajena y crítica al Ayuntamiento.

Este es el texto publicado:

Apuntes para una pequeña historia de nuestro Pueblo hasta 1868

            Dejando aparte la gran cantidad de objetos iberos, romanos y árabes encontrados en nuestro término y que merecen un estudio aparte, las primeras noticias escritas sobre Mollina nos hablan de un caserío perteneciente a Antequera, del antiguo reino de Sevilla, a cuyos vecinos fueron repartidas en 1575, 1.816 fanegas de tierra del Cortijo de la Ciudad, perteneciente entonces a las tierras de Propios de la Ciudad de Antequera.

Casi un siglo más tarde, en 1679, el rey Carlos II crea el título de Conde de Mollina, título que llevaba aparejado el de Grande de España, quedando así nuestro pueblo convertido en cabeza de condado, aunque sin Ayuntamiento propio.

La creación de éste tuvo lugar en 1820, cuando un grupo de vecinos del pueblo se desplazó a Sevilla a solicitar la demarcación y deslinde con Antequera y la separación del antiguo Barrio del Humilladero, ya que la Constitución de 1812 ordenaba que los pueblos con más de mil habitantes debían tener Ayuntamiento propio. Una vez creado se puso en la plaza de la Constitución, a pesar de ser la Cañada el centro del pueblo en aquel tiempo. Las casas no formaban entonces calles propiamente dichas, si exceptuamos La Cañada y la plaza de la Constitución, sino grupos aislados a más de cien metros unas de otras. Quizá por esta razón, el estar apartados, los vecinos de uno y otro barrio, sobre todo los muchachos, no se llevaban muy bien entre sí, de manera que en 1823 el Ayuntamiento decidió poner una multa de cuatro ducados a todo aquel que se peleara con hondas con gente de otro barrio.

Todas las tierras del término, excepto las 1.816 fanegas repartidas entre los vecinos, eran propiedad de forasteros, por lo que la mayor parte de los vecinos vivían, malvivían mejor dicho, del jornal cuando lo había. Esta situación trajo consigo que a partir de 1856 los jornaleros se afiliaran a una Sociedad promovida en Loja por el veterinario Rafael Pérez del Álamo, y que se extendió por el este de la provincia de Granada, norte de la de Málaga y sur de la de Córdoba. Esta Sociedad tenía dos facetas: una pública y humanitaria, de socorros mutuos y que era necesaria debido a la legislación restrictiva, y otra secreta y política. En Mollina con unos 2.000 habitantes entonces –unos 500 padres de familia- más de 300 estaban afiliados a la Sociedad.

Con los dos reales de cuota mensual y las rifas clandestinas de armas se logró tener en cada pueblo un pequeño arsenal para cuando fuera conveniente un levantamiento democrático-republicano. Éste tuvo lugar con la llamada Revolución de Loja de 1861. En efecto, el 21 de junio de 1861 hubo una asonada en Mollina con algunos muertos y heridos. El Juzgado de Antequera instruyó diligencias sumariales y el día 24 ordenó apresar a Pérez del Álamo. Los afiliados a la Sociedad asaltaron entonces el cuartel de Iznájar y fueron después hacia Loja donde se concentraron unos 6.000 hombres. Sin la asonada de Mollina esta revolución no hubiera tenido lugar en 1861, ya que no era ese verano el tiempo más propicio para ello, al estar acuarteladas gran cantidad de tropas en Málaga, Granada y Sevilla, que habían hecho una reciente campaña en Marruecos. Debido a esta circunstancia, esta revolución fue sofocada rápidamente.

Una vez calmados los ánimos en estas comarcas siguió de nuevo la situación límite de subempleo, hasta que se recibieron, en 1868, los primeros 400 escudos para empleo comunitario.

La bibliografía utilizada fue la siguiente, aparte de lo inventado por Vázquez Otero:

• Bernaldo de Quirós, Constancio. El espartaquismo agrario andaluz. Ediciones Turner, S.A. Madrid, 1974. pp44-49.
• Díaz del Moral, Juan. Historia de las agitaciones campesinas andaluzas-Córdoba. Alianza Editorial. Madrid, 1973. pp78-81.
• Nadal, Antonio. Málaga en la revolución de Loja de 1861. Publicado en Jábega, Revista de la Diputación Provincial de Málaga, núm. 7. Málaga, setiembre 1974, pp57-64.
• Pérez del Álamo, Rafael. Apuntes sobre dos revoluciones andaluzas. Zero, S.A. Madrid, 1.971.
• Actas Capitulares del Ayuntamiento de Mollina. Revisadas y leídas en los meses anteriores a la publicación de estos apuntes por el autor.

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