ANCIANA ASESINADA. 1913




El Heraldo de Antequera de veintiocho de setiembre de 1913 traía esta noticia en su página tres:



UN CRIMEN EN MOLLINA

 El día 20 del actual apareció degollada en su domicilio la anciana Josefa Cuesta Carmona de setenta v cuatro años de edad, soltera, cuya ocupación habitual consistía en pedir limosna de cortijo en cortijo.

Su cuello presentaba una extensa herida, que se supone se le ha debido inferir con unas tijeras, navaja o cualquier otra clase de arma blanca de pequeñas dimensiones.

 Dada la ocupación de la víctima, era lógico suponer que el móvil del crimen fué satisfacer alguna venganza, y esto fué lo que en un principio se creyó; más después se ha sabido que la Josefa Cuesta había sido objeto hace tiempo de una tentativa de robo, pues aunque parezca inverosímil, la mendiga guardaba algunos centenares de pesetas, v ello hace creer que bien puede haber sido también el robo la cáusa del crimen.

Sin embargo: todo cuanto se diga respecto al particular no pasa de la categoría de conjeturas, pues este crimen es de aquellos que están rodeados por un misterio absoluto.

Solo hay un hecho cierto que pueda servir de punto de partida: que Josefa Cuesta apareció degollada en su domicilio. De aquí han de arrancar necesariamente todas las investigaciones.

 Pudiera suponerse que se trata de un suicidio; pero hay que descartar esta hipótesis, ya que como consecuencia de ella, se hubiera encontrado algún arma en sitio próximo al cadáver, y no solo no se ha encontrado, sino que tampoco existe rastro alguno de sangre que permita la sospecha de que la anciana se causara las heridas en lugar distinto al en que el cuerpo se encontró.

 Otras circunstancias alejan también la idea de que el arma fuese arrojada fuera de la habitación. Por tanto hay que descartar de modo absoluto la posibilidad del suicidio, y lógicamente ha de creerse que otros la dieron muerte. ¿Que fin perseguían los autores del asesinato? Este es punto casi imposible de aclarar. El rumor público afirma que la anciana tenia dinero: bien pudo ser móvil el robo. Se afirma que hay quien tenía agravios que vengar en la mendiga: también pudo serlo la venganza. Pero dado el hecho de que la anciana iba de cortijo en cortijo pidiendo limosna ¿no es también humana la sospecha de que Josefa Cuesta viese o supiese algo, que alguna persona tuviese interés en ocultar, y en evitación de que la vieja pudieia referirlo se la haya dado muerte?

El misterio conque tropezamos es difícil penetrar; pero la experiencia y celo del digno Juez Sr. Calderón, y el interés que demuestra en el descubrimiento de los autores del crimen, permiten abrigar la esperanza de que pronto se disipen las sombras en que aparece envuelto.





Las investigaciones sobre este suceso no consiguieron nada. Al parecer las lenguas sueltas interfirieron en la misma, tal cual ahora en tiempos de tele-mierda, con el resultado que aparece en la primera página del día doce de octubre de ese año en el mismo periódico:



El CRIMEN DE MOLLINA

Permanece en el misterio. Hay un detenido, mejor dicho procesado yá por indicio, joven de 18 años, sobrino de la asesinada; pero los antecedentes del chico y de sus padres son excelentes, y en el pueblo todo el vecindario lo cree incapaz del asesinato. El digno Juez Sr. Calderón, trabaja sin descanso. Ha estado multitud de veces en Mollina para investigar. Hasta ahora resultan inútiles todos sus esfuerzos, por cierto, que quizá no haya sido muy bien secundado en ellos, por quienes tienen deber elemental de hacerlo, y es probable que la única gestión realizada por los aludidos auxiliares, hubiera sido preferible que no la ejecutaran, dadas las condiciones en que se ha efectuado, y la probabilidad de que resulte un inocente. ¡Dios sabe!













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