SEMANA SANTA SIN PROCESIONES EN ANTEQUERA. 1921-1922





El 27 de marzo de 1921 El Sol de Antequera se lamentaba de la no celebración de procesiones en esa ciudad. Lo hacía de una forma bastante irónica, de la siguiente manera:

LA SEMANA SANTA

 en Antequera

 Lunes Santo, desde muy temprano Misas en todas las iglesias (como todos los días del año). Por la tarde, nada. Por la noche, en algunas iglesias, Vía Crucis.

Martes Santo, como el lunes.

 Miércoles Santo, como el martes y el lunes.

 jueves Santo: Oficios, para diferenciarse algo de los demás días. Por la tarde Visita de Sagrarios, (no han sido colocados ninguno de los Monumentos artísticos que poseen algunas parroquias). Viernes Santo, Oficios como el jueves. Por la tarde, como no hay procesiones, ni música en el Paseo estos días de misticidad y recogimiento, los obreros, en general, se recogen en círculos, cafés y tabernas y así, de este modo, es como se trabaja en pro de la cultura y prosperidad de la amada patria chica.

 Sábado de Gloria: repique general de campanas y la banda municipal de música que recorre las principales calles, como final de fiestas. Al hablar de ésta nos es grato hacer ver, por si no se habían fijado, lo flamante de los uniformes Je los músicos; ellos sabían que aquí no habrían de lucirse en las procesiones, pero como las había en Bobadilla, en Cauche, en Archidona, en Algaidas, en Humilladero, en Campillos, en Mollina, etc„ etc., estaban a la espera de contratas.

En la Puerta de Granada, a la salida del pueblo, borregos, y criaturitas aprendiendo de su mansedumbre para el día de mañana.

 Domingo de Resurrección: la esplendidez del día nos protege. Magnifica corrida de toros, en la que alternarán los arraigos famosos hijos del pueblo, la dejadez, la apatía y el abandono: La clásica mantilla hondea (sic) en las cabezas guardadoras de pensamientos de amor y como asta de bandera, le sirve el palmito de carne morena que abrasa con el fuego de la pasión... coches, autos, jaleo, vida continuo soñar

. * * *

 Ha transcurrido la semana Santa, sin que por ningún acto público que con ella tenga relación, pudiéramos sacar en consecuencia que en ella estábamos.

Aparte de los acostumbrados cultos de ritual en nuestras iglesias, ni una procesión siquiera ha salido, ninguna hermandad ha dado señales de vida, toda la riqueza de nuestras imágenes ha permanecido oculta.

Ha vuelto a la quietud, ha quedado paralizado aquel entusiasmo que hace pocos años desplegaran los de «Abajo» y los de «Arriba” en sus eternos pujilatos, que empezaron a hacernos creer, que Antequera se haría célebre con sus fiestas de semana Santa.

Es lástima que no imitemos a otras poblaciones y que teniendo elementos valiosos para organizar unas hermosas fiestas, no se piense en realizarlas, y en ello tiene gran parte de culpa el comercio de Antequera, principal interesado y beneficiario de dichas fiestas.

Semana Santa, y ferias de Mayo y Agosto, son tres fechas que deben no olvidar los que están interesados en el bienestar antequerano, y muy principalmente el comercio y la industria local.



Un año más tarde, el día 26 de marzo de 1922 este mismo medio retomaba la noticia diciendo:



La próxima Semana Santa

Muy próxima está la fecha en que la Iglesia conmemora la pasión y muerte de Jesús, esos días en que en todos los pueblos por pequeños que sean, se llevan a efecto actos públicos de religiosidad, que son motivo, a la vez de demostración elocuente del sentimiento de los pueblos, de un alarde de actividades por parte de los que al frente están de las Cofradías y Hermandades.

Hubo una época en Antequera, que la magnificencia de sus procesiones de Semana Santa llegaron a traspasar los límites de su término y aquí venían numerosas familias de otros puntos, a admirar el lujo, la ostentación de los pasos y el entusiasmo y fervor de los antequeranos.

Aún se recuerda con satisfacción, aquella célebre Semana Santa, en que Antequera se pobló de forasteros, al extremo de agotarse todas las provisiones de los establecimientos públicos, debido exclusivamente, al crédito de sus procesiones, y una bien organizada propaganda.

Después... poco a poco ha venido a menos ese entusiasmo; ya la capital nos ha suplantado también en eso, con un buen entendido sentido práctico de la vida, obteniendo con ello su industria y comercio, positivos beneficios, y todos recuerdan con amargura, como el año pasado, hubo que ir a Archidona, Mollina y Bobadilla para ver procesiones, porque en Antequera no había cofradías o hermandades que las organizaran.

 Mucho tememos que este año se repita ese bochornoso caso, y haciéndonos interpretes del sentir general, rogamos a los llamados a intervenir en estos actos, que realicen un esfuerzo y no permitan esa repetición vergonzosa, para un pueblo como Antequera, de arraigados sentimientos religiosos.

 Con más o menos elementos, con los antiguos, que sobradamente los hay, organícense esos actos religiosos, y el pueblo habrá de agradecerlo sobradamente.

Tienen la palabra los Hermanos Mayores de Cofradías y Hermandades y cuantos en estos actos intervienen.



Ante esto habría que hacer unas cuantas consideraciones:

-A pesar del tono irónico hay que hacer notar que cuando se refiere a procesiones y demás fastos no hablan de religión, sino de fiestas. Eso hay que reconocerlo. Sin haber llegado a los extremos actuales de utilización turística de sentimientos religiosos podemos comprobar cómo en tiempos de guerra hubo ciudades que se inventaron la tradición que luego les daría dinero. Antequera, en su decadencia, no supo hacerlo.

-Ya hemos dicho más de una vez cómo la prensa de derechas antequerana se refería a Mollina –y a otros lugares- peyorativamente.  Aquí tenemos una muestra más. Para hablar de la decadencia antequerana hace un uso irónico de Mollina para retratar esa decadencia. No tenemos constancia de la celebración de procesiones de semana santa en Mollina en esa época. Ni en Bobadilla. Ni en Cauche. Ni en Algaidas. Mollina y las Algaidas las mete en el mismo saco que los dos anejos antequeranos. Calladito hubiera estado más guapo el periodista que escribió esto.

-Antes de la colonización malagueño-murciana en cuanto a vocabulario semanasantero en Antequera y en la comarca a los pasos se les llamaba pasos. Por cierto, en Málaga, también.



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