MÁLAGA EN LA REVOLUCIÓN DE LOJA DE 1861




Antonio Nadal Sánchez, granadino de 1949 se licenció en Geografía e Historia por la Universidad de Granada en 1973. Trasladado a Málaga se doctoró en esa Universidad en 1979 con una tesis sobre La Guerra Civil en Málaga. Imparte docencia en la Facultad de Filosofía y Letras malagueña, desempeñando entre 1989 y 2005 cargos directivos en los departamentos de Historia Contemporánea e Historia Moderna. Son numerosas las publicaciones que ha elaborado sobre nuestro pasado más reciente.

Fue el primer pregonero de la Feria de la Vendimia de Mollina. En ese pregón corroboraba nuestras tesis sobre el nombre de Torre Molina o sobre el reparto de tierras que dio origen al pueblo.

La primera vez que topamos con Mollina en unos estudios de Historia –contemporánea en este caso- hechos de una manera seria fue en setiembre de 1974. Antonio Nadal publicaba en la revista Jábega, editada por la Diputación Provincial de Málaga, un artículo en su número 7, páginas 57 a 64, que titulaba Málaga en la revolución de Loja de 1861. Nos sorprendía el hallazgo de que esa revuelta empezara no en Loja, sino que se desató con la asonada de Mollina, y que hubiera una cantidad enorme de inscritos en la sociedad secreta promovida por el albéitar de Loja Rafael Pérez del Álamo. Los miembros de la misma tenían, según Nadal, una ideología jacobina: levantamiento de la pequeña producción frente a los abusos del Fisco y los peligros de la Desamortización apoyada por jornaleros, muchos de los cuales son propietarios arruinados.  No olvidemos que los jacobinos franceses, de los se tomó el nombre, eran republicanos, defensores de la soberanía popular, y por tanto del sufragio universal y partidarios del laicismo. A este respecto hay que señalar algo de nuestra habla popular: cuando decimos de algo que es muy viejo o antiguo usamos la expresión esto es del tiempo de los calibaldinos. Pues bien, esos calibaldinos no es más que garibaldinos.  O sea, partidarios de Giuseppe Garibaldi (1807-1882) uno de los principales líderes y artífices de la unidad italiana y enfrentado, por tanto, a la Santa Sede. La auto denominación de garibaldinos de los obreros mollinatos de 1861 nos indica un componente de anticlericalismo que veremos en más sociedades obreras del pueblo hasta 1936.

El impulsor de todo este movimiento fue Rafael Pérez del Álamo. Según la Wikipedia Rafael Pérez del Álamo (Loja, 1829 - Arcos de la Frontera, 1911) fue un veterinario y anarcosindicalista español.

Fue el principal dirigente de la sublevación campesina de Loja en julio de 1861, a la que intentó imprimir un carácter republicano-democrático y de la que ha dejado escrita su propia versión de los sucesos. Tras su fracaso, logró esconderse, hasta que más tarde fue amnistiado y confinado en Arcos de la Frontera, donde fundó el Centro Obrero y la sociedad Fraternidad Obrera, a través de la cual los obreros en paro se dedicaron a la reconstrucción de edificios ruinosos para sorteárselos entre ellos o venderlos y repartir su importe. El Centro Obrero fue la única seguridad para el obrero andaluz occidental de finales del siglo XIX y principios del XX. Las ideas revolucionarias que habían estallado con ideas anarquistas y socialistas, solo pudieron apaciguarse con la brutal represión del gobierno y en parte con hermandades de trabajadores como la que organizó Pérez del Álamo.

Su colaboración, juntamente con otros revolucionarios, para enviar toda clase de información a Pablo Iglesias fue decisiva en la fundación del Partido Socialista Obrero Español. Igualmente en los últimos años de su vida se carteó con Benito Pérez Galdós, quien incluyó la gesta de Pérez del Álamo en sus famosos Episodios Nacionales.

Decía Benito Pérez Galdós en  La vuelta al mundo en la “Numancia”, novela perteneciente a los “Episodios Nacionales”:

Hombre extraordinario fue realmente, dotado de facultades preciosas para organizar a la plebe, y llevarla por derecho a ocupar un puesto en la ciudadanía gobernante. Tosco y sin lo que llamamos ilustración, demostró natural agudeza y un sutil conocimiento del arte de las revoluciones; arte negativo si se quiere, pero que en realidad no va nunca solo, pues tiene por la otra cara las cualidades del hombre de gobierno. Representó una idea que en su tiempo se tuvo por delirio. Otros tiempos traerían la razón de aquella sinrazón.



Los cinco primeros capítulos de esa novela recogen los sucesos de Loja de 1861. Algún día aparecerán aquí.

De todo ello –y referido a nuestra provincia- nos daba cuenta Antonio Nadal en el estudio que hoy publicamos. Aquí están todas las páginas. Más adelante publicaremos más sobre los hechos de junio de 1861. La primera imagen es un retrato de Rafael Pérez del Álamo alrededor de 1868.










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