PESCADERO ATRACADO Y TOPETAZO. 1935

El Sol de Antequera, en su edición del día 14 de abril de 1935, año XIII, número 596, traía en su página 8 lo siguiente:

SUCESOS:

UN ATRACADO PERSIGUE A LOS AUTORES DEL HECHO
 Por el camino llamado de los Carros, que une a Mollina con Fuente-Piedra, marchaba en la mañana del miércoles el pescadero Juan Gómez Rosas, cuando le salieron al paso dos individuos con el rostro cubierto, quienes amenazando con sendas pistolas a aquél le exigieron la entrega del dinero que llevaba, que ascendía a 67 pesetas, producto de la venta del artículo a que se dedica. 
Una vez cometido el atraco se alejaron los autores del mismo; pero el pescadero, que iba acompañado de un muchacho, desenganchó el mulo que tiraba del carro que guiaba y diciendo a aquél que se quedara al cuidado del vehículo, salió en persecución de los atracadores, a conveniente distancia para que no pudieran disparar sobre él, y les siguió hasta la entrada del pueblo de Alameda, en donde se le perdieron de vista. 
Sin embargo, por las señas, la Guardia Civil, a quien Juan Gómez dió cuenta de lo sucedido, logró detener a uno de los presuntos autores, que resultó llamarse Francisco Torres Leiva (a) el Roña, y sigue la pista a otro sujeto llamado Juan Cívico Velasco (a) don José, quién según parece se ha internado en la sierra de la Camorra.
 El detenido ha Ingresado en esta Cárcel y fué puesto a disposición de este Juzgado por haber sucedido el hecho dentro de nuestro partido judicial.

Más abajo trae un suceso en el que se vio implicado un vecino de Mollina:

CHOCA UN CAMION CON UN CARRO
 Por la Benemérita se ha dado cuenta al Juzgado correspondiente, de un choque producido en la tarde del día 11, en la carretera de Mollina. Cuando descendía por la cuesta de Albarizas el camión MA. 5905, propiedad del vecino de Huelva don Miguel Garrido y conducido por Fabián Miranda, perdió éste la dirección del vehículo, ro pudiendo evitar el choque con un carro que conducía el vecino de Mollina Francisco González Fernández. El camión quedó empotrado en el cubo del carro, que sólo sufrió ligeros desperfectos, mientras que aquél resultó con el guardabarros derecho y el faro destrozados y la dirección rota.


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