¿SUICIDIO? DE ADOLESCENTE. 1934
No eran escasas las noticias de suicidios. Precisamente ese mismo año de 1934 aparecía también en El Sol de Antequera otro de un señor con 84 años el día 19 de agosto. Como casi siempre, se decía ignorándose las causas del suicidio.
Este otro que reproducimos sí que se sale de lo habitual. Apareció en ese semanario antequerano en su edición del día 1 de abril de 1934, año XII, número 542, en su página 8:
SUCESOS
UN MUCHACHO APARECE COLGADO DE UN ARBOL
En la mañana del lunes fué encontrado, pendiente de un árbol, en las proximidades de la finca denominada Monte-Aguirre, a unos catorce kilómetros de Antequera y a seis de Mollina, un muchacho como de diez a doce años, estando colgado de una honda en condiciones que se supone haya sido voluntariamente la suspensión, aunque parece extraño que a esa edad fuera premeditado el suicidio.
La Guardia civil del puesto de Mollina realizó averiguaciones que dieron por resultado saber que el interfecto se llamaba José Gxxxx Mxxxxx, y avisado el Juzgado de Instrucción se personó en el lugar del suceso el señor Cabezas, acompañado del habilitado señor Bernal y médico señor Rosales García, que realizaron las prácticas del caso, ordenando el traslado del cadáver al Cementerio para efectuar la autopsia.
Esta fué practicada por los señores Gallardo y Rosales Garcia, asistiendo como delegado del juez el jefe de Policía señor Cañizares.
El lugar del suicidio y la honda, nos permite aventurar que el suicida era uno más de los niños trabajadores que, a partir de los seis años, ya se dedicaban al cuidado de cabras. Miguel Hernández no iba muy desencaminado. Ni muy posiblemente estuviera desencaminada la familia al sospechar que no fue suicidio, sino homicidio tal y como afirman descendientes del fallecido.
Este otro que reproducimos sí que se sale de lo habitual. Apareció en ese semanario antequerano en su edición del día 1 de abril de 1934, año XII, número 542, en su página 8:
SUCESOS
UN MUCHACHO APARECE COLGADO DE UN ARBOL
En la mañana del lunes fué encontrado, pendiente de un árbol, en las proximidades de la finca denominada Monte-Aguirre, a unos catorce kilómetros de Antequera y a seis de Mollina, un muchacho como de diez a doce años, estando colgado de una honda en condiciones que se supone haya sido voluntariamente la suspensión, aunque parece extraño que a esa edad fuera premeditado el suicidio.
La Guardia civil del puesto de Mollina realizó averiguaciones que dieron por resultado saber que el interfecto se llamaba José Gxxxx Mxxxxx, y avisado el Juzgado de Instrucción se personó en el lugar del suceso el señor Cabezas, acompañado del habilitado señor Bernal y médico señor Rosales García, que realizaron las prácticas del caso, ordenando el traslado del cadáver al Cementerio para efectuar la autopsia.
Esta fué practicada por los señores Gallardo y Rosales Garcia, asistiendo como delegado del juez el jefe de Policía señor Cañizares.
El lugar del suicidio y la honda, nos permite aventurar que el suicida era uno más de los niños trabajadores que, a partir de los seis años, ya se dedicaban al cuidado de cabras. Miguel Hernández no iba muy desencaminado. Ni muy posiblemente estuviera desencaminada la familia al sospechar que no fue suicidio, sino homicidio tal y como afirman descendientes del fallecido.
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