CULTOS PATRONALES DE 1884. FRANCISCO DE ROJAS.


 Hace ya mucho tiempo que teníamos conocimiento de la existencia de un cartel anunciador de los cultos patronales de Mollina de 1884. Se podría haber publicado hace mucho tiempo también, pero teníamos un problema moral. Por una parte, la publicación del mismo suponía dar a conocer la lista de miembros de la Hermandad de la Virgen de la Oliva de ese año, con el consiguiente interés socio-antropológico de esa lista. Pero, por otra, si se daba a conocer el cartel, había que dar a conocer también al personaje que aparece en él. Un personaje que nació en Mollina con el nombre de Francisco de Rojas García y que al final de su vida se hacía llamar Monseñor de Rojas, que es como la memoria colectiva lo sigue conociendo.

Al final ha vencido el interés socio-antropológico y nos disponemos a hacerlo ahora.

 Debemos tener en cuenta que hasta pasada la mitad del siglo XX no se conocen carteles anunciadores de la festividad de la Virgen de la Oliva. La aparición en 1884 de un cartel con una lista de personas impresa –todas con su don correspondiente- supondría un hecho recordado en muchos años. Lo que no sabían nuestros paisanos era que todo formaba parte de una estrategia, digamos, comercial.

 Empecemos por transcribir el contenido del cartel:

(Todo el texto está rodeado por una cenefa. En la parte superior aparecen tres grabados. De izquierda a derecha: Una custodia, una Inmaculada Concepción y un Corazón de Jesús)

SOLEMNE FUNCION

QUE EL PUEBLO DE MOLLINA

CELEBRA Á SU AUGUSTA PATRONA LA SANTÍSIMA VIRGEN

DE LA OLIVA

EL DÍA 15 DE AGOSTO DE 1884

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

A las diez de la mañana se expondrá su Divina Majestad cantándose la misa á toda orquesta.

El Sermon panegírico lo predicará el R.P. LORENZO DE MOLLINA, Misionero Apostólico Capuchino, Capellan de Honor y Subdirector y Secretario general de la Congregacion universal de la Santa Casa de Loreto.

Además de los Hermanos que están al final, los Mayordomos del presente año, son

D. Alonso García Moreno y D. Cristóbal Borrego Rojas.

 A causa de llevarse el referido Padre Lorenzo de Mollina á sus ancianos Padre y Madre D. Jerónimo de Rojas Rodriguez y Doña Josefa García de la Torre, á la Corte de Madrid (por gracia que han obtenido de Su Santidad y del General de la Orden) para que el último tercio de sus vidas lo pasen en su compañía, el Domingo dia 17 del referido mes, á las diez de la mañana, habrá Misa cantada con Sermon de despedida que dirá por última vez en su pueblo natal el dicho R.P. Mollina.

NOMBRES DE LOS HERMANOS DE NUESTRA SEÑORA DE LA OLIVA.

Párroco: Sr. D. Manuel Pedraza Rodriguez.

Alcalde: D. Juan García Moreno.

(A continuación, aparecen cuatro columnas con los 94 nombres de hermanos de la Virgen. Los números 1, 26, 50 y 72 aparecen con el don delante del nombre. Al resto se le supone este tratamiento ya que entre el número y el nombre aparece un espacio bajo el don que encabeza la columna. Entre las columnas segunda y tercera hay un grabado representando a San Francisco recibiendo los estigmas.)

1. D. José García García.

2. Juan Rodriguez Díaz.

3. Francisco Carmona Cuenca.

4. Juan Perez Rojas.

5. Miguel Velasco Salguero.

6. Miguel Palomino Moreno.

7. Francisco García Reyes.

8. Pedro Doblas Pino.

9. Juan Diaz Sanchez.

10. José Rubio Velasco.

11. Manuel Romero Martin.

12. José Garcia Rojas.

13. José Rojas Guerrero.

14. Jacinto Francisco Corado.

15. Juan Velasco Rubio.

16. José Ruiz Palomares.

17. Juan Gonzalez Mesa.

18. Francisco Borrego Pacheco.

19. José Castro Reyes.

20. Manuel Palomino Adil.

21. Antonio Reyes Boza.

22. Miguel Diaz Moreno.

23. Francisco Gallegos Moreno.

24. José Diaz Sanchez.

25. Miguel Castañeda Paradas.

26. D. Antonio Castro Reyes.

27. Juan de Matas Gómez.

28. Manuel Gomez Diaz.

29. Manuel Diaz Moreno.

30. Cristóbal Borrego Doblas.

31. Miguel Muñoz Moreno.

32. Pedro Carmona Fernandez.

33. Antonio Rodriguez Diaz.

34. Pedro Moreno Diaz.

35. Márcos Fernandez Gomez.

36. José Reyes Boza.

37. Francisco Rubio Moreno.

38. Francisco Moreno Fuentes.

39. Manuel Borrego Velasco.

40. Antonio Garcia Garcia.

41. Jesús Diaz Vegas.

42. José Ordoñez Muñoz.

43. Antonio Fernandez Galisteo.

44. Juan del Pino Leiva.

45. Juan Moreno Vegas.

46. Joaquin García García.

47. Antonio Moreno Diaz.

48. Pedro Rubio Moreno.

49. José Salguero Castillo.

50. D. Juan Salguero Casero.

51. Francisco Leiva Fernandez.

52. Francisco Atero Garcia.

53. Vicente Ramirez Moreno.

54. Juan de Leiva Lobato.

55. Juan Rubio Cordon.

56. Miguel Delgado Reyes.

57. Juan Cebrian Gomez.

58. Francisco Velasco Carmona.

59. Manuel Farelo Roa.

60. José Artacho Atienza.

61. José Baena Son.

62. José Gonzalez Leiva.

63. José Llamas Capitan.

64. Francisco Palomino Cuenca.

65. Andrés Lopez Santos.

66. José Carmona Fernandez.

67. José Díaz Moreno.

68. José Postigo Pozo.

69. Antonio del Arca Granados.

70. Antonio Rodriguez Pino.

71. Francisco Vegas Rodriguez.

72. D. Joaquín Casero Cuellar.

73. Antonio Casero Cuellar.

74. Francisco Yañez Delgado.

75. Juan Carrion Alvarez.

76. José Ruiz Guerrero.

77. Francisco Gomez Diaz.

78. Francisco Salinas García.

79. Vicente Moreno Repiso.

80. Nicolás Delgado Gomez.

81. José Gomez Gonzalez.

82. Francisco Lopez Llamas.

83. Juan Sevillano García.

84. Bartolomé Vegas Rojas.

85. José Rojas Pacheco.

86. Francisco Gomez Carrion.

87. José Castañeda Muñoz.

88. Pedro Delgado Becerra.

89. José Amas Velasco.

90. José Morente Lopez.

91. Francisco Velasco García.

92. Antonio Rubio Palomo.

93. Juan García García.

94. Juan Mayorgas, Presbitero.

 Antes de analizar el personaje de Lorenzo de Mollina hagamos una aclaración. La palabra hipócrita viene del griego ὑποκριτής (hypokrites) que significa actor. O sea, persona que lleva una máscara. Los evangelios son claros en cuanto a la posición de Jesús frente a este tipo de personas. Los llamó lobos vestidos de ovejas (Mateo 7:15), sepulcros blanqueados (Mateo 23:27), serpientes y generación de víboras (Mateo 23:33).

 El Reverendo Padre Lorenzo de Mollina dio muchas y grandes pruebas de ser un gran hipócrita. Como su paisano El tío Martín de Casariche –con el nombre del pueblo vecino pero que llegó allí desde Mollina- aparentaba algo que en ninguna medida era. La simulación del padre Mollina era tal que nadie entre sus paisanos podía sospechar en qué negocios estaba metido este personaje. Y, como buen maquinador, sacaba rendimiento de sus simulaciones. Puede que algún día hagamos público las más de ciento cincuenta consideraciones sobre el Reverendo Padre Lorenzo y sobre sus andanzas que hemos conseguido averiguar. Hoy nos limitaremos a hacer un resumen de su vida para analizar el cartel de la Virgen de 1884.

 Lorenzo de Mollina había nacido como Francisco de Rojas García en 1851 en Mollina. Según un descendiente directo del mismo, sería en la calle Alta en una casa con salida para las cabras y ovejas por la calle de la Estrella. La memoria popular lo sitúa poco después en el Portugalejo donde predicaba a los vecinos subido en una higuera. Su infancia y adolescencia transcurre como la de la mayoría de sus convecinos. Mucho trabajo.

 La edad militar coincide con la tercera guerra carlista (1872-1876) Alistado en el ejército español durante el reinado de Amadeo I (1870-1873) y sintiendo simpatías por la causa carlista, deserta y logra alistarse en el ejército partidario de don Carlos. El ejército regular español lo apresa. Logra escapar de su encierro, sale huyendo de España y busca refugio en Bayona. Ya veremos cómo esta huida no es la primera. Hubo más por motivos diferentes.

 En esta tercera guerra civil, los carlistas lucharon contra Amadeo I, la Primera República Española y contra Alfonso XII. El rey Alfonso XII que trató de atraer a las masas carlistas y conservadoras, afirmando que sería «católico como mis antepasados y liberal como mi siglo» no logró hacerse con la simpatía de los carlistas, incluido Francisco de Rojas.

 Hasta la amnistía promulgada por Alfonso XII no pudo volver Francisco de Rojas García a España, ya convertido en el Reverendo Padre Fray Lorenzo de Mollina. Recordar que, en la orden franciscana, al profesar, se abandonaba –y se sigue abandonando- el nombre civil y se adquiría uno nuevo. Como apellido, el de la población de origen. Sólo si el fraile llegaba a obispo recuperaba el apellido, pero no el nombre originario, sino que seguía usando su adoptado religioso.

 De Francia pasa a Valencia en 1879, tras una estancia en Italia de la que no tenemos noticias. Y de Valencia tiene que salir huyendo. El motivo: el embarazo de una señorita y la no asunción de responsabilidades por parte del Padre Mollina.

 Se instala en León y empieza a dar sermones. Por esa época ya empieza a desarrollar su instinto comercial llegando a imprimir fotografías suyas en actitud beatífica. Lógicamente con barba larga como correspondía a un miembro de la orden capuchina. El reparto de esas fotografías esperaba conseguir, como las de un siglo después las de los cantantes de música ligera, acrecentar la popularidad entre los contratantes. En su caso, de contratantes de curas para sermones.

En 1884 se instala en Madrid donde  había muchas posibilidades de negocio para un cura joven y con ganas de trabajar.

 La situación eclesiástica de Madrid en ese tiempo era caótica. Por un lado, la capital –eclesiástica- estaba en Toledo, donde residía el arzobispo y toda la curia. Por otro, Madrid era un sitio apetecible para cualquier clérigo ansioso de dinero. Con un poco de vista y falta de escrúpulos podía hacerse de dinero. Mucho dinero. Las misas se pagaban a dos pesetas. Aproximadamente el jornal de un trabajador cualificado.

 La sede episcopal de Madrid se establece el 7 de marzo de 1884 con el nombre de diócesis de Madrid-Alcalá, separándose de la de Toledo. El 25 de julio de 1885 toma posesión el primer obispo, Narciso Martínez Izquierdo. Aparte de la organización de la nueva diócesis, una de las principales preocupaciones del obispo fue regularizar a tanto cura como había acudido a Madrid en busca de fortuna. La oposición que se encontró fue tal que el domingo de Ramos de 1886 fue asesinado. Por un cura. Éste aducía que no podía mantener a su familia. El sucesor de este primer obispo, Ciríaco María Sancha y Hervás, tuvo que hacerse cargo de la diócesis en esa situación tan dramática.

 Pues bien, en ese Madrid aún dependiendo eclesiásticamente de Toledo vuelve el Padre Mollina. Se instala en el convento capuchino de Madrid, cerca del paseo del Prado. No sabemos qué hizo, pero sí sabemos que la duquesa de Medinaceli, la patrona del convento, expulsó del mismo a nuestro paisano. Éste tuvo que buscarse piso en lo que hoy es sitio céntrico, pero entonces eran las afueras. Problema, ninguno. Había días en que daba hasta cuatro sermones. Cuatro por dos, ocho pesetas. Cuatro jornales de los buenos.

 En esta vorágine de sermones diarios –y de ingresos económicos por otra parte- es cuando Francisco de Rojas García encarga –seguramente en Madrid- el cartel que hoy vemos. Y se lleva sus padres a Madrid con él.

 Es muy posible que el dinero por sermones no fueran los únicos ingresos del cura. Se conservan varias esquelas mortuorias en las que aparece como director espiritual el Padre Lorenzo de Mollina. Cosa curiosa: en ninguna de ellas el difunto –o la difunta, ojo- aparece con herederos directos.

 Todo iba viento en popa para nuestro paisano. Mucha labia, mucha capacidad de trabajo, muchas misas, muchos encargos. Hasta que el 25 de noviembre de 1885 muere con veintisiete años Alfonso XII. Francisco de Rojas García, el Reverendo Padre Lorenzo de Mollina, carlista -y por lo tanto enfrentado a Alfonso XII- y ultra católico, aprovecha la ocasión para insinuar en uno de sus sermones que muy posiblemente el Rey estuviera en el infierno. Lógicamente hacía referencia a la vida sexual disoluta del monarca.

 Pero si hasta entonces Lorenzo de Mollina había aparecido en la prensa anunciando dónde daría sus sermones en los próximos días, ahora todas las miradas de la corte se dirigen a él. Y empiezan a salir detalles de su vida, como sus huidas de España y los motivos de esas huidas, o los exabruptos que soltaba en sus sermones, o los gustos sexuales –amplios- del mollinato o lo de la prohibición episcopal para sus sermones hasta que el padre Mollina regularizara su situación en la diócesis.

 Hasta que ocurrió lo de la viuda de Chinchón. Una viuda –rica, por supuesto- de Chinchón decide construir un asilo en su pueblo. El encargo se lo da al Padre Mollina. Bueno, le da el encargo y el dinero. El Padre Mollina construye la tapia. Pasan los meses y el asilo no se construye. Pasan los meses y la viuda, mosca, mosca, visita al obispo temiendo haber perdido su dinero. El Padre Mollina, busca una familia con quien dejar a sus padres y, otra vez, huye de España. La viuda de Chinchón se quedó sin dinero y sin hospital.

Francisco de Rojas García elige Italia como refugio. En esos años –quince, veinte- vive de sus negocios religiosos. No sabemos lo que ocurrió, pero lo cierto es que cuando vuelve a España a principios del siglo XX vuelve afeitado. Este detalle no hay que verlo como algo decorativo. La barba era –y es- un signo identificativo de pertenencia a la orden capuchina. Hay quien habla de que fue expulsado de los capuchinos. Un descendiente directo del personaje afirma que en su familia se comentaba que se había disgustado con éstos. Así que en un momento hace un refrito con su nombre civil y su nombre capuchino y se hace llamar Francisco Lorenzo María de Rojas de Mollina. Luego se hace llamar Francisco de Rojas García, su nombre civil, pero le antepone lo de Monseñor. En ningún lado consta quién le confirió ese título ni cómo ni cuándo.

 Sí sabemos que vuelve, pero no a Madrid. Los recuerdos de lo de Chinchón estaban recientes. Así que lo hace a Barcelona. Allí puede empezar una nueva vida. Encarga unas fotos publicitarias con unos ropajes que no pertenecían a orden alguna, pero, eso sí, bastante llamativos y efectivos. Lucía la Cruz de Jerusalén que había adquirido en esa ciudad como si de una condecoración se tratara. El efecto en mentes cándidas, buenas e inocentes, debería ser apabullante.

 Hasta que el 30 de agosto de 1916, en una visita a su pueblo natal, muere Francisco de Rojas García.

 Desconocemos si ya en aquellos entonces había alguien por aquí que sabía de las andanzas del eclesiástico. Cierto que la calle del Aire había perdido su hermoso nombre por el de Monseñor de Rojas. Y es también cierto que aún no lo ha recuperado. Cuando en la segunda República se quita el nombre de la calle a Monseñor de Rojas se cambia por el de Francisco Giner. Cuando los nombres de las calles se adaptan a la realidad franquista Monseñor de Rojas recibe como premio el que La Encrucijada fuera bautizada con ese nombre.

 Pero en la tarde del 31 de agosto de 1916, justo tras el entierro de Francisco de Rojas García, se reúne el pleno del Ayuntamiento de Mollina. Ni una sola referencia a ese fallecimiento. Ni ese día ni en los días sucesivos. ¿Olvido o conocimiento de las andanzas del personaje?

 La prensa antequerana, tan cercana a todo lo clerical, no dice absolutamente nada sobre el fallecimiento de quien se hacía llamar monseñor. Absolutamente nada. Algo tremendamente extraño en esa prensa.

 En su época valenciana ayudó a su compañero de estudios eclesiásticos José María Amigó y Ferrer a la fundación de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia. Cuando se celebra el cincuentenario, en 1935, esas mismas hermanas se acuerdan de todos los que estuvieron en su fundación. Aparece Francisco de Rojas. Por cierto, José María Amigó y Ferrer se convirtió en Fray Luis de Massamagrell en Bayona, más o menos cuando nuestro Francisco de Rojas García se convirtió en Fray Lorenzo de Mollina. Cuando fue nombrado obispo recuperó su apellido, pero no su nombre civil, llamándose don fray Luis Amigó.

Sin embargo, cuando hoy nos informamos sobre la historia de esta congregación en sus mismas páginas, no aparece mención alguna sobre nuestro fraile. Curioso. Suprimido de la historia oficial de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia.

 En resumen, una persona vividora, simuladora, y nada, nada modesta.

 Las imágenes que acompañan esta entrada corresponden al cartel anunciador de los cultos patronales de 1884, una fotografía del padre Lorenzo de Mollina recién ordenado y que se conserva en el museo municipal de Burgos y otra fotografía, también propagandística, del que se hacía llamar Monseñor de Rojas tomada en Barcelona alrededor de 1910.

 Agradecemos a Nieves Mejías Ruiz el habernos proporcionado imágenes digitales de este documento y a Francisco José Campaña Rodríguez la fotografía de Francisco de Rojas, de 1910.





Comentarios

Entradas populares