FRANCISCO DE ROJAS GARCÍA. 10. PRIMEROS AÑOS.


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FRANCISCO DE ROJAS GARCÍA. 1851-1916



Primeros años

1851-1879


    Mientras que en Londres se celebraba una Gran Exposición precursora de las futuras Exposiciones Universales dentro de una enorme estructura de hierro y vidrio conocida como Crystal Palace y que congregó en cinco meses –de mayo a octubre- seis millones de visitantes y que el gobierno de Gran Bretaña tenía la intención de mostrar al mundo que la tecnología estaba trayendo cambios edificantes a la sociedad y que su país estaba liderando la carrera hacia el futuro… Mientras que en España se inauguraba la tercera línea de ferrocarril –la segunda en la península, tras la de Cuba- y se firmaba el decreto para la construcción del Canal de Isabel II… Mientras que en Ecuador se daba por abolida la esclavitud… Mientras que en Nueva York nacía el New York Times… Mientras que Léon Foucault demostraba en el Panteón de París la rotación de la Tierra con su famoso péndulo… Mientras que Helman Melville publicaba Moby Dick y Arthur Schopenhauer su Parerga y Paralipómena… Mientras que Giuseppe Verdi estrenaba su Rigoletto en Venecia…


    …nacía en Mollina, en el barrio de la Iglesia, Francisco de Rojas García.

 

    Compañero de quintas de Ruperto Chapí, compositor de zarzuela;  Luis Coloma, escritor; Vital Aza, dramaturgo cómico; Léon Bourgeois, Premio Nobel de la Paz en 1920; Isaac Peral, ingeniero e inventor del submarino; Melvil Dewey, fundador de la biblioteconomía moderna; de Dora Montefiore, sugragista, socialista, poeta y biógrafa; de Georges Francis FitzGerald, físico; y nada menos que de doña Emilia Pardo Bazán, novelista, periodista, ensayista, crítica literaria, poetisa, dramaturga, traductora, editora, catedrática y conferenciante. Bueno, y también de doña Isabel de Borbón y Borbón, la Chata, infanta de España.

Imagen 56. Vista de la acera de los pares de la calle Alta donde nació Francisco de Rojas.

 

 

 

    Según un descendiente colateral del señor De Rojas la casa familiar estaría situada en la calle Alta, con salida para las cabras por una puerta trasera a la calle de la Estrella. La memoria popular lo sitúa más tarde en el Barrio del Portugalejo predicando desde lo alto de una higuera y jugando a decir misa.

 

    El nacimiento tuvo lugar el 26 de mayo de 1851. Dos días después se le impusieron los nombres de Francisco José Felipe en la pila bautismal de Mollina.

Imagen 57. Pila bautismal de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Oliva de Mollina.



    Su bautismo se celebró en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Oliva. Este acto quedó registrado en el libro número 17 de bautismos, folio 44, vuelto, anotado con el número 32,  actualmente depositado en el legajo 702, número 4,  del Archivo Diocesano de Málaga, donde están depositados los libros históricos parroquiales de Mollina.

    El acta dice así:

“En la Villa de Mollina, Provincia y Obispado de Málaga, en veinte y ocho de Mayo de mil ocho cientos cincuenta y uno. Yo D. José Carmona Cura Teniente dela Iglesia Parroquial de Nuestra Señora dela Oliva baptizé solemnemente á un niño que había nacido á las ocho dela noche del dia veinte y seis del corriente, en el barrio dela Iglesia á el que puse por nombre Fran.co José Felipe; hijo lejitimo de Geronimo de Rojas y Josefa Garcia, naturales y vecinos de esta Villa, su ocupación del Campo. Abuelos Paternos Fran.co de Rojas Mora y Cipriana Rodriguez Leyva natural dela Alameda. Maternos, José Garcia Llamas y Maria dela Torre Rubio, todos naturales de esta Villa.  Aseguró su padre haber tenido otro del nombre y había muerto. Padrinos Fran.co Reyes Galisteo é Isabel Rodriguez Leyva su muger vecinos de esta dcha. Villa, á los que adverti su obligacion y parentesco espiritual contraído, siendo testigos, Juan dela Torre y Antonio Montalvo de esta vecindad. Y para que conste estendi y autorizé la presente partida en el libro corriente de bautismo de esta Iglesia Parroquial, en el dia de su celebración; de que doy fé=”

    El acta va firmada por José Carmona.

 Imagen 58. Acta bautismal de Francisco de Rojas.

 

 

    Debemos incluir ahora aquí dos escritos sobre la vida de Francisco de Rojas García. El primero, el aparecido en la Galería Literaria Malagueña editada en Málaga en 1898 bajo la dirección de Narciso Díaz de Escovar y que ya analizamos más arriba.

    Este primero, textualmente, dice así:

“Mollina (P. Francisco L. de Rojas de) Deseariamos que este libro pudiera ser de mayor estension, al objeto de detallar la biografía de este ilustrado sacerdote, gloria de nuestra provincia.

Nació en Mollina el 27 de 1852, siendo hijo de G. de Rojas y de María Josefa de Molina.

Hizo sus estudios en el Colegio de San Luis Gonzaga y más tarde en el de San Alberto de Sevilla y en el Seminario de San Isidoro.

Emprendió la carrera de las armas por consejo de su padrino el Marqués de Fuente. Una vocación intima le hizo dejar la milicia por vestir en Bayona el traje de Misionero Franciscano.

Francia, España y América oyeron con admiración sus sermones. En España predicó, en 84 ciudades, 646 sermones y administró el sacramento de la Eucaristia á 80.000 fieles.

Visitó á Jerusalem y recibió el título de Caballero Gran Cruz del Santo Sepulcro.

Regresó á Madrid á los tres meses y publicó “El viaje á la Tierra Santa” y la “Historia de la Traslacion de la Santa Casa de Loreto”, “El portento del Monte de Alvernia” y “Manera pronta y fácil para practicar la virtud. “. Todos estos libros fueron muy elogiados y de algunos se hicieron varias ediciones.

Es tan humilde el P. Rojas  que cuando se le ofreció la mitra la rehusó con verdadera insistencia, rogando al gobierno presidido por el Sr Cánovas, que no le propusiera para tan algo cargo. Con este motivo el académico correspondiente de la Historia, Sr. Guzman el Bueno y Padilla escribió el siguiente cuarteta:

                                                               “En cargos y peligros el primero

                                                               mientras más encumbrado más se humilla,

                                                               que huyó de los honores de una silla

                                                               como apostol y asceta verdadero”.

Vuelto á Roma, precisamente cuando se celebraba el centenario de Giordano Bruno, escribió notables opúsculos y artículos llenos de sabia doctrina en defensa de la iglesia y del Papado, y contra el liberalismo revolucionario y el gobierno que dejó cometer tal iniquidad à los italianos degenerados, sectarios de tan perversas opiniones. Estos trabajos fueron reproducidos con grandes elogios por toda la prensa española.

Durante los cinco años que permaneció en Roma visitó palmo á palmo la ciudad eterna, sus monumentos y sus grandezas pasadas, regocijándose de ver reinando á Cristo en aquella ciudad que había dominado al mundo. 

Escribió un libro demostrando que la cremacion de los cadáveres es impía por toda extremo y no debe por tanto ser adoptada por los gobiernos.

Regresó a España y viajó a Málaga, capital de la provincia en que tuvo lugar su nacimiento. En dicha ciudad llevó a cabo una série de notables conferencias, en las cuales trató de modo admirable la cuestion social, elogiándole todas las personas cultas y la prensa periódica. Estas conferencias fueron publicadas más tarde y leidas con verdadero entusiasmo.    

Posteriormente predicó en Madrid diferentes sermones que le valieron calurosos elogios;   pero la modestia de su Ilustrísima es tan grande y bien probada, que para librarse de las abrumadoras oraciones de la corte prefiere vivir lejos de esta, si bien ocupado siempre en difundir la luz del Cristianismo.

Fundó en Valencia la institucion denominada de “Hermanas Franciscanas de la enseñanza y de la caridad” A este objeto levantó de planta su monasterio y en menos de diez años constituyó otro dedicado a la instruccion de niñas y á la asistencia de enfermos, vistiendo el santo hábito Franciscano en la inauguracion del primer local, muchas jóvenes.

También fundó la congregacion de Franciscanas del Carmen, á cuyas religiosas asignó la regla de la orden tercera de San Francisco. Este hábito se distinguió por la capa blanca del orden carmelitano, vistiéndolo solamente señoritas de buenas familias con titulo de maestras elementales , ó otros análogos; estando la direccion á cargo de una señora que ha facilitado los fondos para tan benéfica obra.

Llevó así mismo á cabo la fundación de una congregación titulada de Misioneros Apostólicos de las siete palabras de Jesucristo.

Visitó América, predicando en los Estados Unidos, Honduras, Salvador, Guatemala, Panamá, Venezuela, Cartagena de Indias, Puerto Rico, Isla de Cuba y Táriba. En esta ciudad el municipio le felicitó por los frutos alcanzados por las misiones del P. Rojas.

Cinco años después regresó á España escribiendo una importante obra sobre las siete palabras de Jesucristo y publicando la «Historia de las traslaciones milagrosas de la Santa casa de Loreto», «Los portentos del monte Alverna» y «Mí viaje á Tierra Santa».”

 

    La escasa fiabilidad de este escrito no radica ya tanto en lo que calla sobre De Rojas, que es mucho y sustancioso como veremos, sino la falta de rigor en cuanto a publicaciones, fundaciones, etcétera.

 

 

    La otra biografía que debemos poner en este principio es la aparecida en el  suplemento al número 36, año VII, de 8 de setiembre de 1887 de El Motín, periódico anticlerical.  Hay que hacer notar que aparecen en ella situaciones que la memoria popular relataba.  Como que la madre de De Rojas le pidió al Rey el indulto poniéndose de rodillas. Las gentes mayores hablaban de deserción cuando no fue exactamente así, sino que cambió de bando: del ejército regular español se pasó al del rey carlista Carlos VII conocido como El Chapa por la cantidad de condecoraciones que lucía en su guerrera y por la insignia que lucía en su boina con el monograma C7. También era conocido como El rey de las húngaras, mote puesto por la prensa republicana y liberal por haber tenido una amante de esa nacionalidad. 

Lo que de romántico habría tenido una deserción se queda en un cambio de bando. Al bando carlista, integrista y cerril.

Imagen 59. Don Carlos María de los Dolores de Borbón y Austria-Este, candidato carlista al trono de España con el nombre de Carlos VII, por el que luchó Francisco de Rojas.

 


 

    Esto es lo que se nos decía El Motín en tono irónico, pero que no fue desmentido por De Rojas:


“¿LO CONOCES, LORENZO?

¡ Oh tú, Mollina ínclito, terror de bolsas, consuelo de beatas y protector de jóvenes femeninas dóciles; el que anda misioneando de aquí para allá, dejando por todas partes huellas de igorrotismo!: dime si por casualidad conoces al frailuco á quien corresponde esta reseña:

Francisco Rojas García, estando sirviendo en clase de criado en la casa de la familia del marqués de Fuente Piedra, cayó soldado y fué al Ejército, donde llegó á cabo primero, y no sé si á sargento segundo.

 Sus aficiones carlistas le hicieron pasarse á las filas de Chapa, estando en las cuales cayó prisionero; mas plúgole al Señor, que para mayores barbaridades le guardaba, facilitarle la escapatoria á Francia.

Allí entró en un convento de Franciscanos, aprendió cuatro desatinos y cantó misa por misericordia divina, que no hay nada imposible para el Dios que hizo hablar á la burra de Balaam; y, una vez que le raparon la calabaza, su madre pidió de rodillas su indulto á D. Alfonso XII y le fué concedido.

 Vino entonces á España y escarceó un poco, hasta que, viendo que no daba lumbre, salió al trote para Roma, de donde volvió, si tan cerril como había ido, con ínfulas de fundador de conventos. En Valencia enjaretó un par de ellos, y hubiera fundado una gruesa á no haberse dedicado á cultivar la amistad íntima de una beata, de cuyos tratos místicos parece que resultó... fruto espiritual; mas tan pegajosa se puso la beata, que no le dejaba á sol ni á sombra, por lo cual tomó otra vez el portante á la Ciudad Eterna, que, según parece, es su refugiumpeccatorum, y donde, al parecer, cuenta con altos protectores por causas que ignoro.

A los cuatro años volvió... Pero ¿cómo? Con nombre y apellidos supuestos y con unas ganas de armar zambras y juergas beatíficas feroces. Emprendió una verdadera cruzada contra las bolsas, pues no se le puso una delante que no aniquilase por completo. ¿Y si es formar congregaciones? ¿Y si es decir tonterías desde el reducto del Espíritu Santo? Con decirte que tú solamente podrías competir con él, creo que queda hecho su elogio.

 Y ahora que te he biografiado al fraile de quien hablarte quería, ¿no te parece, Mollina amigo, que eso de andar por esos mundos con nombre supuesto no se compagina bien con el octavo mandamiento, y que merecía ese fraile que se lo desenmascarase para que escarmentaran otros en cabeza suya? Aguardo tu respuesta, para darte otros datos más interesantes aún acerca de ese tipejo.”

Imagen 60. Página de El Motín donde aparece la biografía de De Rojas.


 

   Esta semblanza de Francisco de Rojas es la más cercana a la realidad, según iremos comprobando.   La verdad es que el interesado no contestó a esta biografía. Por ese tiempo estaba ocupado en escapar de nuevo de España.


    De ambas biografías debemos colegir que De Rojas trabajaba con el Marqués de Fuente de la Piedra. Si comparamos con los varones de su tiempo, debería trabajar desde muy temprana edad en las labores del campo. Y el marqués de Fuente de la Piedra tenía tierras cercanas a Mollina. En el Archivo Histórico Municipal de Antequera se conservan cuatro documentos provenientes del Archivo familiar del Marqués. Uno de ellos, de 1840, es el borrador sobre el arrendamiento de la casería de Mollina de José Perea a José María Casasola, Marqués de la Fuente de la Piedra. Otro, también de 1840, es una nota de los enseres existentes en el molino de la Casería de Mollina del Marqués de Fuente Piedra. Otro, de 1832, es la liquidación y cuenta general de los olivares dados a censo a varios vecinos de Mollina y restituidas al vínculo por Francisco de Paula Casasola, II Marqués de Fuente Piedra. Y el último, también de 1832- es la liquidación y cuenta general de la tierra, dada a censo a varios vecinos de Mollina y restituida al vínculo para Francisco de Paula Casasola.

 

    Este título era de muy reciente creación. Fernando VII, el infame, lo había creado por decreto de 4 de enero de 1817 –la carta decreto es de 4 de junio de ese año- en la persona de don Diego Vicente Casasola y Benjumea. El marqués que le tocó compartir tiempo con De Rojas era don Diego Vicente Casasola y Stoppani, cuarto marqués de ese título, adquirido por la muerte de su padre José María Casasola Cuéllar y Valenzuela en 27 de julio de 1849.

 

    No hay documentación fehaciente sobre los estudios de De Rojas. Que sabía leer y escribir, eso es cierto. Y que manejaba con relativa soltura la pluma, también. Sobre la altura de sus conocimientos teológicos veremos más adelante que habría que dudar mucho sobre ellos.

      

Imagen 61. Casa-Palacio de los Marqueses de Fuente de la Piedra demolida en 1994. Foto Archivo Temboury.

 

    Sí debemos hablar de un hecho que quedaría en la cabeza de Francisco de Rojas García para el resto de su vida. Cuando contaba diez años y un mes se producía la asonada de Mollina.

 Recordar que la sociedad secreta encabezada por el albéitar de Loja Rafael Pérez del Álamo (Loja, 1829 – Arcos de la Frontera, 1911) contaba en Mollina con más de trescientos socios en una población con unos quinientos padres de familia, según datos de Antonio Nadal. Esta sociedad, jacobina y republicana era anticlerical. Aún se dice por aquí eso del tiempo de los calibaldinos. Pues bien, esos calibaldinos eran en realidad garibaldinos por su admiración a Giuseppe Garibaldi (1807 – 1882) uno de los principales líderes y artífices de la unidad italiana y enfrentado, por tanto, a la Santa Sede. Esa denominación de los obreros mollinatos de 1861 nos indica un componente anticlerical que veremos en más sociedades obreras del pueblo hasta 1936.


    Sobre 1872, al comienzo de la tercera guerra carlista, con De Rojas con veintiún años, éste estaba en el ejército regular español. Lo más probable, en el ejército del norte, ya que en esa zona fue donde ese conflicto fue más virulento. Sus ideas le hicieron desertar del ejército regular español para ingresar en las filas del ejército carlista. Apresado por sus compañeros leales al gobierno de España,  huye a Bayona, País Vasco, pero francés y cercano a la frontera española. Allí ingresa en el convento de frailes capuchinos. 

Imagen 62. Grabado representando la infantería castellana del ejército carlista en un álbum de 1844.



    Recordemos que la Desamortización de Mendizábal de 1835 había suprimido la orden capuchina en España y no es hasta 1877 con la vuelta de frailes al convento de Antequera cuando esta orden se vuelve a instaurar en nuestro país. Mientras tanto, el convento de Bayona, tan cerca de la frontera, era el encargado de ir preparando a los frailes capuchinos que iban a repoblar de nuevo sus conventos con la aquiescencia de los gobiernos de Alfonso XII.

Imagen 63. Vista del antiguo convento de capuchinos de Bayona, según postal de principios del siglo XX..



    Francisco de Rojas García, refugiado en ese convento tras su huida de la prisión, hace votos para ingresar en la orden capuchina el día 15 de junio de 1875, con veinticuatro años y veinte días, según recogió el señor Artacho en sus investigaciones sobre De Rojas. Hacía poco más de seis meses que el jefe del ejército contrario al carlista, Alfonso XII, había llegado al trono.


    Para saber más de ese convento de Bayona deberíamos leer lo que dejó escrito el obispo Luis Amigó, condiscípulo de De Rojas en el convento.


    Este Luis Amigó había nacido en Masamagrell, diócesis de Valencia, el 1 de octubre de 1854. Fue uno de los restauradores de la orden capuchina en el convento de Antequera en 1877. Fundó las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia en 1885 y los Religiosos Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores en 1889. Llegó a ser obispo de Solsona y, luego, de Segorbe. Murió en Godella en 1934.

    Había nacido como José María Amigó y Ferrer. Al profesar como capuchino cambió su nombre por el de Luis, añadiéndole de Masamagrell, como era costumbre en la orden de apellidarse con el nombre del lugar de nacimiento. Sólo cuando fue nombrado obispo recuperó su apellido, pero, algo también acostumbrado en la Iglesia Católica, el nombre con el que murió fue su nuevo nombre religioso, Luis. Algo igual ocurrió con Francisco Márquez Sánchez, que murió bajo el nombre de Leopoldo de Alpandeire. Más adelante hablaremos más extensamente sobre esto de los nombres.

    También Luis Amigó, aún siendo obispo, conservaba la barba capuchina. Estos detalles son significativos cuando veamos lo que ocurrió con De Rojas.

    Pues bien, este señor, José María Amigó y Ferrer, Fray Luis de Masamagrell, don Luis Amigó y Ferrer, nos dejó escrito su vida. Nosotros hemos consultado la segunda edición que se puede consultar en https://www.luisamigo.info/wp-content/uploads/2014/09/Autobiografia-Luis-Amigo.pdf

    Cuando habla de su ingreso en el convento capuchino en 1874, con veinte años –era tres años más joven que De Rojas- nos dice en el capítulo X de su parte I de su autobiografía:


-«Pues no vayáis a la Cartuja, en la que no profesaréis por la diferencia de carácter entre franceses y españoles; dirigíos a un convento muy observante de españoles que hay en Bayona (Francia) y allí, seguramente, profesaréis».


-En su capítulo I de la parte II:

Capítulo I EL CONVENTO CAPUCHINO DE BAYONA

27.  Al empezar a narrar los hechos más salientes de mi vida religiosa quiero decir algo del convento de Bayona, mi casa madre, y al que el Rvdmo. Padre General fray Nicolás llamó «la perla de la Orden» y fue el semillero de donde sacó el Señor los primeros restauradores de la Orden en España (36). El fundador de este convento fue el Rvdo. P. fray Fidel de Vera (37), quien se propuso tan sólo con su edificación el proveer a sus hermanos, los religiosos exclaustrados, de un asilo donde pudie- sen continuar su vida religiosa. 28.  Para buscar solución a la dificultad de sustraer el convento a la jurisdicción del Provincial de Tolosa, a quien el territorio de Bayona perte- nece, y que fuese exclusivamente fundación española y para españoles, el referido padre, con su compañero fray Fermín de Ecay, a pie y vestidos con el santo hábito, se dirigieron a Roma para presentarse al Sumo Pontífice y al Rvdmo. Padre General. Obtenida audiencia del Santo Padre, y habién- dole expuesto el padre Fidel su pensamiento, el Papa lo aprobó y bendijo. Pero añadió: «No te limi- tes a recibir a los padres exclaustrados, con los que por su edad ya nada podrás hacer. Establece novi- ciado y admite los jóvenes españoles que se te pre- senten». Satisfecho con esta autorización, el padre Fidel se presenta al Rvdmo. Padre General, quien asi- mismo le concedió amplia facultad para establecer el convento y noviciado de Bayona, sujetándolo a su inmendiata jurisdicción y declarándolo convento generalicio, concediendo tan sólo al Provincial de Tolosa que pudiese visitarlo en calidad de delegado del General.

Imagen 64. Vista actual del antiguo convento de Capuchinos de Bayona.

 

 

    Hasta el 28 de febrero de 1876 no se produce el fin de la tregua incivil. Alfonso XII, El Pacificador, no se ceba en sus enemigos y es cuando De Rojas puede volver a España sin temor a ser encarcelado. A partir de ahí ya sí que tenemos noticias sobre nuestro paisano. Antes puede que estuviera destinado por su orden en Italia, esperando la reincorporación de los capuchinos a España. No lo sabemos con seguridad. Ni sabemos la fecha de su ordenación presbiterial. Así que, o bien su formación en el seminario fue corta o bien fue corta su estancia en Italia en el caso de que hubiera estado ahí en esas fechas.

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