FRANCISCO DE ROJAS GARCÍA. 18. 1885-1886. UN SERMÓN DEL PADRE MOLLINA.

 


Viene de https://lopez29532mollina.blogspot.com/2024/02/francisco-de-rojas-garcia-17-1885-el.html



    Hagamos un paréntesis en el recorrido vital del Padre Mollina. Como nos habíamos obligado, vamos a incluir el texto de un sermón pronunciado por el señor De Rojas.


    El Criterio Católico había prometido en plena vorágine sobre el exabrupto del Padre Mollina contra la memoria de Alfonso XII que iba a publicar un sermón de éste. Y cumplió. Lógicamente no publicó el pronunciado en la Latina, origen de todo este asunto. No habló tampoco de las barbas del fraile. Ni de que no llevaba el hábito capuchino. Ni de que no vivía en convento capuchino.  Solamente puso, como folletín, uno de sus sermones. Y nosotros, no vamos a ser menos. Aquí está, respetando escrupulosamente la ortografía que aparece en el periódico:



FOLLETIN (1)

SERMON

PREDICADO EN SAN NICOLÁS Y SAN GINÉS

por el

PADRE MOLLINA

Macula non est in te

No hay mancha en ti

(Cantar de los Cantares,

c. 4. v. 7)

 

 

¡Oh ponzoña mortal que todo lo envenenas! Lepra asquerosa que todo lo afeas; señal infame que en todos profanas la imágen de Dios; marca degradante que á todos horriblemente sellas; nota sacrílega con que todos se prostituyen á Lucifer y se rebelan contra el Altísimo; raíz maldita tan estéril de frutos provechosos como fértil de espinas, abrojos y malezas; tú eres el origen de todo mal; tú eres más amargo que la muerte; tú eres la ley de la carne que contradice al espíritu; tú, en fin, eres la cadena de todas nuestras desgracias; si, tú eres el pecado original…. Negro borron que á todos desluces y á todos manchas y que solamente se preservó María Santísima desde el primer instante de su Concepción inmaculada, momento feliz en que la dice el Espíritu Santo: “No hay mancha en ti. Macula non est in te.

Este es el sentido de mi texto, como lo asegura el dictamen de Alapide, del Gran Ruperto, Cardenal Hugo, Hugo de San Victor, San Ildefonso, San Agustin, Santo Tomás, San Buenaventura, el Concilio de Trento, Nuestra Santa Madre la Iglesia con todos los más Santos y más sábios intérpretes de la Sagrada Escritura.

No importa (carísimos hermanos mios) que el soberbio Satanás insulte á todo el género humano, fundado en el dogma católico del pecado original, que á todos mancha antes de nacer; no importa que, lleno de arrogancia, clame: todos, todos entran bajo mi dominio, no hay clase que no encadene, condición que se me resista ni jerarquía que no esclavice; lo mismo talo los más altos cedros que el más pequeño arbusto; todos cuantos nacen son víctimas de mi tiranía en el momento de concebirse; todos... . ¡insensato, cruel, te engañas. La Madre del Dios (hombre) Omnipotente, nunca será tu esclava; la Reina de los Cielos nunca llevará tu librea; María Santísima siempre se burlará del infierno; su concepción será en gracia y sin mancha de pecado original; no hay mancha en ti, Virgen Santísima: macula non est in te.

Vos sola. Virgen Purísima; vos sola, Virgen Inmaculada, os librásteis de tan terrible mal; vos sola, Madre, maestra y patrona de las Españas, os librásteis de tan funesto naufragio. ¡Gloria á  Dios y a su Santísima Madre!

Este es el motivo de esta solemnidad, y será también el asunto de mi discurso; implorando antes el auxilio del Espíritu Santo poniendo por intercesora á esta Santísima é Inmaculada Señora, saludándola reverentes con las palabras del Arcángel AVE-MARIA.  

Macula non est in te.

 No hay mancha en tí.

(Cant, cant. e. 4v.l.)

 C. H. M. El privilegio de la Concepcion Inmaculada, como todos los privilegios concedidos á la Santísima Virgen, se apoyan en la santidad del Hijo que de ella había de nacer, ved aquí, C. H. M. una Madre destinada desde la eternidad para concebir al Hijo de Dios y un Dios Hijo que elige desde ab aeterno á la misma Madre que le ha de engendrar. Portento maravilloso que nos ofrece la maternidad de María, semejante al que presenta continuamente á nuestra vista el espectáculo de la naturaleza en el visible misterio de sus producciones.

 ¿No habéis fijado la atención en esos magníficos frutos que forman la belleza del árbol que los produce? ¿No habéis visto esas preciosas flores que constituyen toda la hermosura de su planta? Pues ved aquí una hermosísima planta, que es María, y una bellísima flor que es Jesús; un árbol que es la Madre y un fruto que es el Hijo, y este Hijo es el que, mudando é invirtiendo el órden genealógico, forma toda la grandeza y hermosura de su Madre.

Imagen 240. Primera parte del sermón, aparecida el 29 de diciembre de 1885.


FOLLETIN (2)

La gran pureza de un Dios que había de nacer corporalmente de María, no podía consentir, le repugnaba que su Madre estuviese ni p r un solo instantesujeta al pecado original; ya sabéis que Dios no nació como los otros hombres; nosotros nacemos de quien la Providencia dispone, y así son tan diversas nuestras madres en sus diferentes cualidades ya físicas ya morales; pero Dios no tuvo necesidad de sujetarse á esta ley. Él mismo se la escogió, Él mismo sé la formó, Él mismo se la hizo ipse fundavit eam Altisimus, y, ¿cómo os parece que saldría lá Santísima Virgen de las manos del Omnipotente? ¡Oh! más hermosa que el sol, más bella que la luna, in sole posuit tabernaculum suum, en el sol puso Dios su tabernáculo, esto es, in corde Matris ejus, como dice Santo Tomás, en el corazón purísimo de su Madre, queriendo, por lo tanto, que estuviese exento de toda mancha pecado original, macula non in te.

 Esta ha sido la creencia de la Santa Iglesia desde los siglos más remotos, esta la fé de la católica España desde la primera era cristiana, celebrando la fiesta de la pureza inmaculada de María desde los primeros tiempos, y nuestros Obispos. Reyes y autoridades, pueblos, Universidades, doctores y sábios, prestaron siempre el solemne juramento de defender el misterio inmaculado de María.

 Yo os probaré la concepción inmaculada de María; primero, por la razón teológica; segundo. Sagradas Escrituras y Santos Padres; tercero, concilios y tradición.

1." Razon.—Muchos se declararon contra el misterio inmaculado de María, creyendo que por él se daba á entender que María fué concebida del mismo modo que ella concibió á Jesucristo, esto es, por obra del Espíritu Santo.

 

Repugnábales, con razon, admitir que hubiese sido María  objeto de una concepcion puramente divina, como lo fué  Jesucristo, y que se hubiese efectuado en Santa Ana, su madre, la misma concepcion al engendrar á María que la que tuvo lugar en Maria al formarse Jesucristo; pero apenas se les dió á entender que no era nada de esto, sino otra cosa muy distinta, avergonzados de su error, se mostraron tan solicitos en creer en la inmaculada concepcion de Maria, como tenaces habian sido en rechazarla.

Me explicaré: Adan, el primer hombre, era como el hombre universal, porque contenía en sí toda la naturaleza humana; pecando Adan, toda la naturaleza fue infectada con su pecado. Un pecador engendró pecadores y por una sucesion funesta de este tronco criminal, brotó una raza de criminales Adan vivió y engendró á su imagen y semejanza (Génesis.- c.5 v.3)

¿De dónde proviene al niño en el vientre maternal la mancha con la que viene á la vida? ¿Proviene de su alma? No es posible por que esta sale inmediatamente de las manos de Dios y por consiguiente es del todo pura. ¿Proviene de su cuerpo? Tampoco puede admitirse porque no es capaz de pecar no estando aún animado. Necesario es convenir que no es el cuerpo ni el alma, considerados separadamente, los que hace á este niño criminal, pues que ninguna de estas dos partes es culpable, pero en el momento que



Imagen 241. Segunda parte del sermón, aparecida el 30 de diciembre de 1885.

 


FOLLETIN (3)

Se unen, producen en su union un hijo de Adan, y bástale ser hijo de Adan para hallarse envuelto en la culpa de su padre.

El acto de la concepción de parte de séres viciados por el pecado original inocula el contagio en el niño, que es su fruto, sucediendo absolutamente lo mismo que sucede en muchas enfermedades del cuerpo, y aun con ciertos vicios del carácter y del alma.

Sentados estos principios, cualquiera comprenderá que debe haber dos clases de derogaciones de esta ley por el poder Divino. Dos géneros de concepcion inmaculada; la una por la supresión de la causa, la otra por la supresión del efecto; la una haciendo que sea  la Concepcion pura en sus autores y, por consiguiente, en su fruto; la otra dejándola  que sea lo que era en sus autores y reteniendo solamente su efecto para que no alcance á su fruto.

Este segundo género de concepción es el de la concepción inmaculada de María; el primero es el de Jesucristo, donde todo es bendito el fruto y la Madre, concepcion pura,  santa, divina en su misma operación, distinta á la que dio el ser á María, que solo fue inmaculada en su fruto.

2º Escritura y Santos Padres. En el capítulo 9º del Apocalipsis, refiriéndose á los hijos de Eva, se lee: vae vae vae habitantibus in terra; maldición, maldición y maldición á los habitantes de la tierra; por el vae del pecado original, por el vae del pecado venial, por el vae del pecado mortal; pero la Santísima Virgen es saludada por el Arcangel. Ave gratia plena (Lucas, capitulo 1º) Ave, esto es, sin la maldición de Adan, sin el vae de Eva, como canta la Santa Iglesia, sumens illud. Ave Gabrielis ore, funda nos in pace, mutans Eva numen; de todas estas maldiciones fue preservada la Santisima Virgen, como explica San Bernardino de Siena en sus sermones (tomo l.° serm. 25), esto es, líbre de la mancha original.

 Signum apparuit incaelo mulier amicta sole et luna sub pedibus ejus et in capite ejus corona slellarum duodecim. {Apc. c. 12.)

Esta mujer, que vió San Juan vestida de sol, no es otra que la Santisima Virgen, ostentando su grandeza y pureza inmaculada como explica San Bernardo. ¿Qué quiere decir Salomon cuando anuncia llena de gloria á una mujer que Dios había criado antes de dos siglos y que había sido concebida antes que existieran los abismos? Ab initio et ante saecula  creata sum, sino que María Santísima fué concebida sin la mancha de pecado original. San Gregorio, en su libro 4.”, capitulo 14, comentando aquel pasaje del cantar de los Cantares (capítulo 6 ") Quæ est ista quae progeditur quasi aurora consurgens pulchra ut luna, electa ut sol, etc., reprende á todas las criaturas diciendo: ¿qué más claro, qué más pruebas queréis para persuadiros que la Madre de Dios fué preservada de toda mancha de pecado original, como asegura el mismo Espíritu-Santo.

San Jerónimo, San Agustin, San Atanasio, San Basilio, San Juan Crisóstomo, San Ildefonso y otros muchos Santos Padres, confirman más y más este prinvilegio citando las palabras de los Proverbios (cap. 31, v. 10.) ¿Mulierem fortem quis inveniet? por mujer fuerte declaran que sola debe comprenderse á la Santísima Virgen,


Imagen 242. Tercera parte del sermón, aparecida el 32 de diciembre de 1885.

 


FOLLETIN (4)

que fué la que quebrantó la cabeza de la serpiente, ipsa conteret caput tuum, la cabeza que aplastó María fué el pecado original como aseguran los ya citados Padres de la Iglesia.

San Hipólito, Obispo y mártir, en el año 220, dice que repugna á toda razon que la digna del digno, la una del uno, la inmaculada del inmaculado, se conciba con la mancha original, macula non est in te. El mismo angélico doctor Santo Tomás nos dice en sus escritos que solo Jesucristo entre los hombres, y solo María entre las mujeres, se hallan libres del pecado original; leed sus obras fidedignas y hallareis que hablando en su exposición de la Sagrada Escritura (en la lección 6.ª del cap. 3.“ ad galatas,) non est qui faciat bonum etc., dice: Yo he hallado un hombre puro, purísimo y sin ninguna mancha, que es Jesucristo, y una mujer, toda hermosa, libre del pecado original desde su inmaculada concepción, que es María Santísima, Madre de Jesucristo,

 Santo Tomás de Villanueva dice que repugna á la misma razon el que la eterna hija de Dios, Madre del Divino Verbo, no sea inmaculada y Santísima desde el momento de su concepción, y que Dios no hubiese encarnado en el seno de María si hubiese estado sujeta, aunque fuese por un instante, al pecado original. Recordar lo que sucedió en Paris en el año 1304, cuando se reunieron 200 teólogos en la Universidad, siendo el gran Escoto, delegado por la Silla romana para decidir de una vez sobre la pureza inmalada de María, porque hacía 300 años que se discutía este sagrado dogma entre las escuelas; al subir el doctor Escoto la escalera de la Universidad, saludó un cuadro de la Santísima Virgen diciendo; Dignare me, laudare te, Virgo Sacrata da mihi virtutem contra hostes tuos, y la Santísima Virgen inclinó la cabeza dándole tal valor y grandeza de espíritu, que refutó todos los argumentos que le pusieron contra la pureza de María, saliendo vencedor, mereciendo ser aclamado unánimemente con el honroso título de Doctor sutil.

Siempre la Orden Franciscana se ha distinguido por el amor á la pureza inmaculada de María, reconociéndola como patrona de toda la Orden desde el principio de lafundacion bajo el título de InSiempre la Orden Franciscana se ha distinguido por el amor á la pureza inmaculada de María, re - conociéndola como patrona de toda la Orden d ísde el principio de lafundacion bajo el título de Inmaculada.

 3." Concilios y tradición.—No solo los Santos Padres y Doctores, sino también los Concilios han tenido y respetado la concepción inmaculada de María desde los primeros siglos de la Iglesia.

En el primer Concilio general de Efeso, celebrado el año 400, fué llamada la Santísima Virgen Inmaculada, manifestando que estaba líbre de la mancha original como asegura San Jerónimo.

El cuarto Concilio de Trento, celebrado el año 634, recibió y aprobó el breviario y misal compuesto por San Isidoro, Arzobispo de Sevilla, en que se hallaba la fiesta de la Inmaculada.

El sexto Concilio general de Constantinopla, celebrado por el Papa Agaton el año 680, aprobó los escritos de Sofronio, Patriarca de Jerusalen, en que asegura que la Santísima Virgen fué con cebida sin la mancha de pecado original. El Concilio general de Constance aprobó las revelaciones de Santa Brígida en que se lee que la Santísima Virgen, apareciendo á la Santa, la dijo: veritas est quad epo concepta sum, sine peccato originali, que fué confirmada por los Papas Gregorio X.I, Urbano VI y Bonifacio IX. El Concilio general de Ossone, congregado en Inglaterra el año 1222 por Sixto IV, mandó se celebrase la fiesta de la Inmaculada Concepcion en todo el mundo católico. No quiero ser más molesto citando otros muchos Concilios.


Imagen 243. Cuarta parte del sermón, aparecida el 2 de enero de 1886.



FOLLETIN (5)

Los mismos rabinos, antes de Jesucristo, decían que la Madre del Mesías no había de conocer pecado alguno, siendo libre de toda mancha antes de nacer.

 Los Mahometanos tenían un dogma que decía: ninguno nace de los hijos de Adan á quien no toque Satanás por el pecado original, a excepción de María como consta del Alcoran.

En España la creencia de tan santo misterio es de tiempo inmemorial.

El rey Juan I de Aragon dió un importante decreto, en forma de edicto (que al final publicaremos) en Valencia á 2 de Febrero de 1394, etc.

 También el Emperados Cárlos V mandó que en todos sus dominios, con las Américas é Indias, celebrasen la fiesta de la Inmaculada Concepcion todos los años.

 Pero con más razon debemos bendecir y recordar al inmortal Pío IX, de eterna memoria, que definió como dogma de fé la Concepcion Inmaculada de María.

 Mas, la parte principal que nos toca, es saber que Maria, bajo el título de Inmaculada es patrona de las Españas, confirmado este patronato por el mismo Pío IX cuando desde el balcon de la embajada española bendecía la sagrada Imagen de la Purísima, colocada sobre una magnífica columna en medio de la plaza de la embajada por la piedad y amor de los españoles á su querida Madre.

En aquella ocasión. Pío IX bendijo á los Reyes de España y á todos los españoles, porque siempre se habían distinguido en defensa del dogma inmaculado; el Rey de España, el ahijado de Pío IX, nuestro querido Monarca, Alfonso XII, ha muerto, C. H. M. en estos dias; parece que la España ha cometido algún crimen horrendo viendo los castigos que llueven sobre nosotros; hace más de un siglo que esta escogida nacion se ve humillada, ya guerras, ya inundaciones, ya sequías, ya terremotos, ya cólera, y ahora viene un golpe más terrible, cual es la muerte de nuestro jóven Monarca, que tantas muestras ha dado de amor á su pátria y de verdadero cariño á sus súbditos los españoles; recordar su gran corazón exponiendo su vida por los hijos de Múrcia, de Granada y los enfermos de Aranjuez, nada le arredra, él mismo se presenta en las inundaciones de Múrcia á limpiar las lágrimas de sus hijos, nada teme, huye á Granada en el momento en que se sepultan los pueblos y que la máquina del universo parece se había desconcertado; va en busca de la muerte al saber que la guadaña había puesto sus reales en Aranjuez, y no cesa de consolar los apestados; no hay duda que su gran corazón merece dirigir nuestras plegarias al cielo á su favor.

También era amante de María Santísima, yo soy testigo de un hecho que nos prueba el afecto y devoción hacia la imagen de nuestra divina Madre.

 Va para tres años que en una de las muchas entrevistas que tuve con S. M. el Rey (Q. E. P. D.) para tratar sobre las fundaciones de conventos, se quejaba de su mucho trabajo, de lo pesada que era la carga que tenia sobre sí, que no le dejaba un momento, etcétera; le dije que yo le daría un remedio que alijeraría un tanto su pesada carga. ¿Cuál es? contestó. Pues la devoción, le dije, á la Santísima Virgen, y sacando


Imagen 244. Parte quinta del sermón, aparecida el 4 de enero de 1886.



una fotografía de la Divina Pastora, se la di al Rey, el cual la besó y me prometió llevarla en su Cartera de bolsillo; esto prueba que amaba y tenia alguna devoción á la Santísima Virgen.

 Esto es lo que yo he hablado del difunto Rey Alfonso, estas palabras son las que han motivado que me calumnie la prensa impía en estos días, y que un gran número de periódicos de Madrid se hayan hecho eco del insulto tan bárbaro inferido á mi humilde persona contra S. M. el Rey, contra la Familia real y contra los partidarios y amantes del difunto monarca.

Mucha falta hace en España, C. H. M., una asociación, una cofradía que se ocupe de tapar la boca á los calumniadores, á los intrigantes, á los blasfemos; una asociación que tenga su fin exclusivamente en perseguir y llevar ante los tribunales á todos los que blasfeman de Dios, de la Santísima Virgen y de los Santos; á los calumniadores ó impostores de ofensas dirigidas contra el Papa ó contra los Obispos, Sacerdotes, seculares hombres y mujeres; esto será grande y nuevo en el mundo, perseguir al blasfemo, á los calumniadores é impostores, á los autores de caricaturas inmorales; y os aseguro que si algo ponemos de nuestra parte, el triunfo de la Religion en España será seguro; ayudadme, pues, en esta nueva empresa; alístense los de la nobleza, vengan los abogados, jueces y procuradores, y vereis regenerada la sociedad, aunque no sea más que por el temor de que la ley los castigue.

Sí, Virgen de los Remedios, ya veis los males que nos agobian; quieren con falsedades quitarnos la paz, quieren atemorizarnos para que no publiquemos tus grandezas; no importa, tú,  Madre nuestra, nos das nuevas fuerzas para defendernos de los enemigos de la Iglesia; os pedimos por ellos, que mucho lo necesitan; míranos con ojos de misericordia; perdona á los que te ofenden, así como nosotros los perdonamos, y haced que todos los corazones os amen, os quieran y os adoren en la tierra para acompañarte en el cielo con el Padre, el Hijo y el Espíritu-Santo.—AMEN.

EDICTO DE DON JUAN I DE ARAGON

 Expedido en Valencia á 2 de Febrero de 1394, restableciendo la fiesta de la Inmaculada Concepcion en las provincias que Rabian sacudido el yugo agareno.

¿Por qué se asombran algunos de que la bienaventurada  Maria, Madre de Dios, haya sido concebida sin pecado original, al paso que no ponen en duda que San Juan Bautista fué santificado en el vientre de su Madre por el mismo Dios, que procediendo de lo alto del cielo y del trono de la Santísima Trinidad, se ha encarnado en las benditas entrañas de una Virgen? ¿Qué gracias podría el Señor negar á la Mujer que le dió á luz por el prodigio sublime de su fecunda maternidad? Amando como ama á su Madre, debieron acompañar los más gloriosos privilegios su Concepcion, su nacimiento y los demás actos de su santa vida.

¿Por qué disputar sobre la Concepcion sin mancha de una Virgen tan privilegiada, y respecto de la cual la Fé Católica nos obliga á creer tantas grandezas y ma-


Imagen 245. Parte sexta del sermón, aparecida el 5 de enero de 1886.

 

 

ravillas, que no podemos admirar suficientemente? ¿No es motivo harto mayor de admiración para todos los cristianos el que una criatura haya engendrado á su Criador, y que haya sido madre permaneciendo virgen? ¿Cómo, pues, alcanzará el entendimiento humano á elogiar debidamente á  la Virgen, predestinada por el Omnipotente para poseer sin la menor corrupcion las ventajas de la maternidad divina con la aureola de la más pura virginidad, y para ser  elevada sobre todos los Profetas, Santos y coros de Angeles como Reina de ellos? ¿Cómo podía faltar pureza, ni gracia de ninguna especie á tan excelente Virgen en el momento de su Concepcion? ¿Cómo oyó de un ángel enviado por el Señor: Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor es contgo; bendita eres entre todas las mujeres? Callen, pues, los que con tanta indiscrepcion se pronuncian, y los que sólo pueden poner vanos y frivolos argumentos suelen poner contra la Inmaculada y privilegiada Concepcion de la Santísima Virgen avergüencese de propalarlos, porque era muy conveniente que se la dotase de una pureza tal, que no pudiese imaginarse otra semejante despues de la de Dios. Convenía también, en verdad, que la que tuvo por hijo al creador y padre de todas las cosas, haya sido y sea siempre Purísima, muy hermosa y perfecta, como que desde el principio y antes de todos los siglos, por un decreto eterno de Dios, fué escogida entre las criaturas para llevar en su seno al que no cabe en el mundo entero y en la gran inmensidad de los cielos.

 Nos, que entre todos los reyes católicos hemos recibido de esta misericordiosa Madre tantas me cedes y gracias, sin mérito de nuestra parte, creemos firmemente que la Concepcion de la bienaventurada Virgen, en la que se ha dignado hacerse hombre el Hijo de Dios, ha sido de todo punto Santa é Inmaculada.

Por lo mismo honramos con puro corazon el misterio de la Inmaculada y dichosa Concepcion de la Santísima Vírgen Madre de Dios; y Nos y los de nuestra real Casa celebramos su aniversario solemnemente cual lo han verificado también nuestros ilustres predecesores de gloriosa recordacion.

Asi que mandamos que la fiesta de la Inmaculada Concepcion se celebre cada año perpetuamente con gran solemnidad y respeto, en los reinos á Nos sometidos, por todos los fieles católicos, religiosos, seglares, eclesiásticos ú otras cualesquiera personas de toda clase y condición, que en adelante no sea permitido, antes bien, lo prohibimos en general á los predicadores y á los que dan lecciones públicas sobre el texto evangélico, que expresen, vociferen ó sostengan de cualquiera suerte, cosa alguna que pueda, en lo más leve perjudicar ú ofender á la pureza y santidad de la bienaventurada Concepcion.

EIN.



Imagen 246. Parte séptima y última del sermón, aparecida el 7 de enero de 1885.

 

 

 

    Poco hay que comentar ante este texto. Sin entrar en disquisiciones teológicas,  decir que cuando se estaba editando este sermón, Francisco de Rojas García estaba siendo retirado de los púlpitos madrileños ya que era público y notorio el exabrupto lanzado contra la memoria de Alfonso XII. El Criterio Católico fue la última publicación católica en abandonar a su suerte a De Rojas tras este hecho.


    La increíble conversación entre un luchador carlista y el rey de España es inconcebible, aun siendo relatada con aires de una ingenuidad asombrosa.

    Ingenuidad que hay que achacar al auditorio del Padre Mollina. Los latinajos soltados en mitad del castellano barroquizado al máximo deberían provocar en el auditorio admiración y asombro. La fascinación ante la barba y los ropajes de De Rojas también hay que achacarla a esa ingenuidad.


    Sin embargo, sí hay que comentar algo con respecto al lenguaje. Es más que aceptable la idea de que el Padre Mollina recogiera el sermón adaptándolo de alguno de los numerosos libros que se editaban para preparar sermones. También es más que probable la idea de que el sermón fuera revisado por alguien ajeno al Padre Mollina. Aunque en el siglo XIX el castellano usado en Mollina era bastante más aceptable que el actual, ni en el siglo XIX, ni en el XX, ni en el XXI el laísmo se ha dado ni se da en nuestro pueblo. Así que el corrector de este sermón sería de Madrid o cercanías. Su laísmo lo delata.


    En ese tiempo los curas tenían a su disposición muchas publicaciones para preparar sus sermones. El pueblo tenía poco acceso a las librerías y a las bibliotecas especializadas, así que el orador sólo tenía que coger uno de esos libros y adaptarlos a la ocasión que se presentara. Para hacerse una idea de los títulos de los autores ponemos la portada del Curso de Misiones Apostólicas, Doctrinas y Sermones, por el M.R.P. FR. Pedro Gual, Religioso de la regular observancia de S. Francisco, lector de Teología, Misionero Apostólico, Ex-Definidor general de la órden, Ex-Comisario General de los colegios de misioneros franciscanos en el Perú y el Ecuador, y examinador sinodal del arzobispado de Lina (sic), editado en Barcelona en 1884. 



Imagen 247. Primera página del libro del Padre Gual.



    Otros libros disponibles para los predicadores de esa época eran, por ejemplo, Misiones parroquiales. Sermones y conferencias dogmático-morales, ó explicación sencilla del Símbolo de los Apóstoles, de la Oración Dominical, de la Salutación angélica, de los Mandamientos de la Ley de Dios y de la Iglesia, de los Sacramentos y de los Pecados Capitales; que forman un año apostólico completo, de grande utilidad para los párrocos y oradores sagrados, por H.J. Thomas, canónigo penitenciario de la iglesia catedral de Lieja. Editado en Madrid en 1859 (tercera edición), y que el señor de Rojas podría haber comprado en la Librería Universal de don Leocadio López, editor, en la calle del Carmen, número 39.


    Eran famosas las obras de Francisco Armañá, obispo de Lugo y arzobispo de Tarragona, editadas en 1818 y que en sus dos tomos recogía sermones para todo el tiempo litúrgico, o la Colección de Sermones de don Juan Antonio González editados en dos tomos en 1844.


    Es muy posible que en el convento de Bayona estuvieran las Doctrinas y Misiones para Misión, por el Padre Fray Miguel de Santander, del órden de capuchinos de la provincia de Castilla, Misionero Apostólico, Examinador Sinodal del Arzobispado de Toledo, Calificador del Santo Oficio, y electo obispo auxiliar de Zaragoza, editado en Madrid en 1803.


    No ponemos más. Aunque los había. En una buena librería de viejo podemos encontrar obras donde sacar sermones parecidos al que hemos puesto más arriba.

 

 Continuamos con la vida de Francisco de Rojas en https://lopez29532mollina.blogspot.com/2024/02/francisco-de-rojas-garcia-19-1886-en.html


Comentarios

Entradas populares