FRANCISCO DE ROJAS GARCÍA. 19. 1886. EN DIQUE SECO. VIAJE A TIERRA SANTA. VUELTA A MADRID.

 

Viene de https://lopez29532mollina.blogspot.com/2024/02/francisco-de-rojas-garcia-18-1885-1886.html

    Mientras que  Robert Louis Stevenson publicaba El extraño caso del doctor Jekill y el señor Hyde… Mientras que Auguste Rodin esculpía su Pensador… Mientras que el ingeniero alemán Carl Benz presentaba la patente de un vehículo de tres ruedas con un motor de combustión interna… Mientras que Emilia Pardo Bazán editaba Los pazos de Ulloa, León Tolstói La muerte de Ivan Ilich, Jacinto Verdaguer Canigó y Arthur Rimbaud sus Iluminaciones… Mientras que nacían Oscar Kokoschka, Ludwig Mies van der Rohe, Jesús Guridi, Delmira Agustini o Diego Rivera…

    …Francisco de Rojas García se tomaba unas vacaciones forzadas.

 


    Después de una larga temporada apareciendo en la prensa que anunciaba sus sermones, el Padre Mollina se encuentra con nadie que lo contrate. La primera mitad del año sale escasísimas veces en la prensa. Y no siempre bien parado.


    El 26 de enero de 1886 aparecía una alusión a su persona en La Correspondencia de España, anunciando que la Junta de salubridad y  socorros del barrio de Cervantes le había dejado un sobrante de 12,17 pesetas para que lo repartiera a los pobres, tal y como ya vimos anteriormente.


    El Motín, anticlerical, da cuenta el 28 de enero de 1886 de una estafa sufrida por el Padre Mollina. Recordemos que el mes anterior había anunciado la creación de una asociación de fieles para combatir la prensa anticlerical. Pues bien, se encontró con esto:

“Es gracioso el timo que algunos peines han inventado para estafar á las beatas.

 Finjen que van á fundar una asociación para combatir la prensa que llaman impía, singularmente á EL MOTÍN, y demandan dinero para empezar los trabajos.

Unas veces van disfrazados de curas, otras lo son realmente, y algunas se presentan vestidos de persona.

Nada me importa, antes bien me alegro muchísimo de que saquen dinero á las santurronas y á los hipócritas esos timadores místicos; mas creo un deber de conciencia el recordarles, que un presbítero que fundó un papel para combatir á la prensa liberal, el celebérrimo Menendez Orra, resultó por fin que no era tal presbítero, sino un mozo de caballos ó cosa así.

Mozo que hoy está de interno en la cárcel de Santander, después de haberles sacado dinero á muchas gentes, entre ellas á ese fraile barbudo que anda por ahi vestido de máscara, con un Cristo á modo de pistola en el bolsillo del balandrán, barbarizando heroicamente en el pulpito, y al cual creo que le llaman Mohína ó Mollina.

    Tampoco estará demás el advertirles, que los redactores de aquel otro papel basura llamado El Pepinillo, fundado esclusívamente para combatir á EL MOTÍN, eran unos vividorzuelos de baja estofa, que se las echaban de republicanos  á la vez que sacaban á las señoras católicas cuartos para publicar aquellas tonterías.

 Conque vivan prevenidas, sino quieren ser estafadas por cuatro danzantes famélicos, clérigos ó paisanos.”

 


    El 19 de abril de ese año, domingo de Ramos, el primer obispo de Madrid, Narciso Martínez Izquierdo era asesinado por el cura Cayetano Galeote Cotilla.

     Precisamente el obispo era asesinado por su empeño en poner orden entre el clero de la recién creada diócesis.


Imagen 248. Capilla ardiente de Martínez Izquierdo en el palacio episcopal de Madrid.



    Poco antes de ese asesinato El Motín, anticlerical, ponía una carta enviada por un clérigo quejándose de las disposiciones del obispo para ordenar el desbarajuste de curas que había en Madrid. Uno de sus párrafos decía:

“Otras mil cosas podría decir á V., señor Director, pero creo que las expuestas son suficientes para que V. comprenda la situación en que se ha colocado el señor obispo con el clero, pudiéndose decir que está ya la cuerda tan tirante, que vá á llegar el momento de estallar y romperse; y seria verdaderamente curioso el ver una revolucion clerical, por el poco y malísimo tacto del prelado, dándo ocasión al desprestigio, (que ya vá adquiriendo) y después... tal vez, tal vez a un cisma.”


    La carta iba firmada el 3 de marzo de 1886 y se publicó el día 11 del mismo mes.


    El mismo periódico ironizaba después de la carta:

“Por nuestra parte, ni una palabra. Al paso que esto va, los mismos curas van á encargarse de llenar Ias páginas de EL MOTÍN.”



    El problema al que se refería el clérigo anónimo no era tanto dogmático sino monetario. Tanto cura, tanta competencia, tanto sermón, tanto dinero… traía ese desorden en el clero madrileño. Y, evidentemente, el recién llegado obispo tenía que ajustar la situación de su diócesis como era su obligación.


Imagen 249. Traslado del obispo asesinado hasta la catedral provisional de San Isidro.

 

 

    Varias veces nos hemos referido aquí a El Motín con el calificativo de anticlerical. Pues bien, para poder entender bien lo que se publicaba en ese medio hay que explicar que anticlerical era contrario al poder temporal de los miembros de la Iglesia. No hay que ver en esa calificación nada contra la moral.

     Al contrario. El Motín atacaba a aquellos clérigos cuyo modo de vida no era conforme a los votos que decían haber hecho. Vamos a poner como ejemplo lo aparecido en la página dos de El Motín del día 22 de abril de 1886. En la página uno y parte de la dos hablaba del asesinato del obispo Martínez Izquierdo y de la personalidad de su asesino, el cura veleño Cayetano Galeote y Cotilla. Al final de un comentario sobre este asesinato, El Motín, anticlerical, lo deja claro: 


“La desgracia y la muerte tienen fueros iguales.


Nos creeríamos deshonrados á nuestros propios ojos, si arrojásemos una palabra equívoca sobre la víctima, tanto como si hiciéramos una apreciación que pudiera agravar la triste suerte del criminal.

 Ante una tumba abierta, y otra que puede abrirse, enmudecemos. Juzgar hoy al obispo, seria indigno; atacar al asesino, infame.

 Cuando el tiempo pase y la justicia pronuncie su fallo, entonces hablaremos; entonces, que no pueden nuestros juicios servir de heraldos al verdugo.”


    Más adelante dice aludiendo a su concepto de justicia:


“Esa justicia para la cual no siempre la víctima es impecable, ni siempre es infame el criminal; que no se venga, sino que castiga; que impone la pena, pero no escupe al reo.

 Esa justicia es la que todos deseamos que se haga; sin debilidades, sin contemplaciones; pero esa y no otra. Que la opinión diga el dia que se dicte la sentencia: «no merecía menos el criminal.» “


    Y finaliza:


“Calma y serenidad. Llórese al muerto, pero compadézcase al matador. Se alaba al primero porque perdonó al segundo, y sin embargo, se trabaja contra este con saña furiosa, lo cual es un contrasentido.

 No parece sino que se teme que los tribunales pequen de blandos con el asesino, y por esto se trata de echarles anticipadamente encima el peso de la opinión. Insulto grave á la magistratura, y previsión espantosa.

Por nuestra parte, ya lo hemos dicho: ni una palabra que pueda ofender la memoria del señor Martínez Izquierdo, ni influir en la suerte del cura Galeote, hasta que el fallo de los Tribunales nos sea conocido. Y cuidado que podíamos, como ningún otro periódico, sacar del sangriento y lamentable suceso, argumentos irrebatibles en favor de la campaña que sostenemos.

Mas no haya miedo de que lo hagamos hoy. Nos respetamos lo bastante para explotar circunstancias terribles en pro de nuestras ideas, como lo vienen haciendo otros en pro de las suyas desde la misma hora que se cometió el crimen.”


    Se refería a las salidas de tono de algunos medios católicos contra el asesino del obispo.


 Imagen 250. Cortejo fúnebre del obispo Martínez Izquierdo. Imágenes de La Ilustración Española y Americana.

 


    La palabra Mollina salía muy poco en la prensa de esos días. A finales de abril de ese año, sí que empezó de nuevo a salir, pero por otro motivo, éste doloroso. El asesinato de Bastianillo y su tía, lo que por aquí sería recordado como el suceso de La cruz del muchacho y que ya fue estudiado en este blog.


    El día 2 de mayo sí que sale, al fin, el Padre Mollina en un suelto de un periódico. Fue en la Gaceta Universal y hacía referencia a unos cultos en la iglesia de Maravillas para recordar los sucesos de 1808 –en el periódico ponía 4808-.

     El padre Mollina aparece en la procesión. No en el sermón. Una iglesia muy cercana al cuartel de Monteleón, donde lucharon Daoiz y Velarde. La procesión pasó precisamente por el monumento a estos dos héroes de la independencia española.


 Imagen 251 Monumento a Daoiz y Velarde. Plaza del Dos de Mayo. Madrid.



Imagen 252 Suelto de la Gaceta Universal del 2 de mayo de 1886 en la que la prensa se hace eco, por única vez, de cultos en los que aparece el Padre Mollina entre enero y julio de ese año.

 


    Cuando salió esa noticia el Padre Mollina no estaba en Madrid. El primero de mayo de 1886 había salido de Madrid para Palestina. Llegó de nuevo a Madrid a finales de junio de ese año.


    Sobre este viaje escribiría un libro del que hablaremos más adelante. Adelantar que en la página 4 de la edición que hemos consultado explica:

El gasto es según la persona que viaje; puede hacerse con toda comodidad y descanso con 2.500 pesetas, como igualmente puede gastarse sólo 1.000 pesetas en todo, y otros muchos lo hacen sin gastos, que son los verdaderos peregrinos.


    Pues bien, sabiendo la facilidad que tenía De Rojas para adaptar su ropa a las circunstancias, no es de extrañar que, ya que seguía con la barba crecida y sin afeitar, se pusiera nuevamente los hábitos capuchinos que había abandonado en Madrid y viajara a Tierra Santa gastando lo imprescindible y alojándose, como él mismo explica, en conventos de su antigua orden.



    El primer periódico que habla de su vuelta de Palestina es La Unión, periódico conservador y de intereses morales y materiales, que en su edición del día 30 de junio de 1886 traía el siguiente suelto en su página tres.

 Imagen 253. Suelto de La Unión sobre la vuelta del Padre Mollina.

 

 

    En el libro de De Rojas sobre este viaje hay un gazapo. En su página 89 dice que volvió a Madrid en jjulio, cuando ya el 30 de junio se estaba anunciando su regreso y ya tenía contratados, o al menos apalabrados, sermones.


    A partir del día 23 de julio ya empieza la prensa clerical a anunciar de nuevo sus sermones, tras siete meses sin hacerlo. Anuncian los de las Comendadoras de Santiago.

 Imagen 254. Iglesia del convento de las Comendadoras de Santiago. Madrid.



    Lógicamente, la prensa anticlerical también dio la bienvenida a De Rojas.


    El día cuatro de julio de 1886 El Motín traía el siguiente suelto:

“Ha regresado á Madrid ese mamarracho de fraile con barbas, ese tal Mollina, que lleva un cristo á guisa de revólver en el pecho y es más animal que ni mandado hacer de encargo.

    Están de pésame la oratoria sagrada, la gramática, el sentido común, la bolsa de algunos maridos y lo que me callo por hoy.”


Imagen 255. El Motín avisa de la vuelta del Padre Mollina.


 

    El Padre Mollina no acude a denunciar este suelto. Le convenía más que se hablara poco de él que montar un nuevo escándalo. Además la prensa católica no estaba por ayudar a De Rojas después de la seria advertencia del sermón contra la memoria de Alfonso XII.


 

    El Siglo Futuro del 23 de julio de 1886 ya anunciaba la novena en las Comendadoras.  El día 25 era El Resumen quien daba la bienvenida al fraile. Un clérigo de esta córte, que seguía con sus críticas a los sermones decía:

 Imagen 256. Otra bienvenida al Padre Mollina.



    El lunes 26 de julio de 1886 era el Diario Oficial de Avisos el que anunciaba la novena de las Comendadoras. 

    El Estandarte, liberal conservador, hacía propaganda del Padre Mollina. Caballero –ya lo veremos- y canónigo. Nada más y nada menos.

 Imagen 257. Propaganda sobre nuevos y dudosos cargos.



    El mismo día y con las mismas y exactas palabras El Imparcial también decía:

Imagen 258. Misma noticia, mismas palabras, mismo día.


 

    No es aventurado pensar que era el propio Padre Mollina el que se presentaba en las redacciones de los periódicos para dar la noticia. Pero, con menos repercusión que un año antes.  Y, cosa curiosa, no son católicos recalcitrantes los medios que lo dan.

 

    La crónica que El Resumen da el domingo primero de agosto de 1886 sí que es sustanciosa. Nos habla del convento de monjas y del fraile. Aquí está:

 

“La Semana en la Iglesia.

Escasez de funciones: pocas y malas malas.

 Estarnos en las vacaciones del culto. La novena de Santiago en las Comendadoras, ha ocupado toda la semana. Este convento fué fundado, segun dicen, para retiro de las esposas de los caballeros durante las campañas y en la viudez. Luego se convirtió en monasterio de canonesas, bajo la regla de San Agustin, bastante mitigada y ancha, cual convenia á una reunion de señoras estiradas, ó de caballeras, como dicen algunos; mujeres cruzadas que probaban la limpieza de sangre, tenían usía ó excelencia y no vivían en comunidad, sino en celdas como palacios y servidas como duquesas.

Hoy toda aquella gloria ha pasado como tantas otras; el convento es viejísimo, destartalado, lleno de grietas y mal cuidado; la comunidad se compone de dos ó tres señoras de la clase media cuando más, pobres como las ratas y atenidas á una triste pension. Ninguna de ellas tiene escudo ni escudos, y se ven más negras que sus hábitos para sostener una criada é ir viviendo. La vanidad, la ridicula apariencia de señorío, mal avenida con la humildad del claustro, es lo que no ha concluido allí, ni concluirá hasta que un gobierno que quiera cumplirla ley disuelva esa comunidad ilegal, porque no llega al número reglamentario.

* * *

Con estas monjas, que pueden salir á la calle y recibir visitas de ambos sexos, viven, pagando como en una casa de alquiler, várias señoras de edad, pensionistas ó ricachonas, miedosas del mundo, que están como en su elemento en las celdas ó más bien departamentos do de aquel caserón, entretenidas, á falta de otra ocupación, pues no están sujetas á regla monástica, en los chismes de vecindad, trapícheos monjiles, visitas y pequeneces de toda reunion de gazmoñas.

 Estas señoras y todas las criadas salen á la calle á recoger los ecos del picaro mundo para pasto del día.

Todavía hay allí, como de prestado, una comunidad de Calatravas, gente idéntica à las Comendadoras; pero humillada como el que no está en su casa, y llorando como los judíos en Babilonia, la falta de su convento de la calle de Alcalá con todos los regios pasados esplendores.

 Hay también en un rincon de la casa una comunidad de Carmelitas descalzas, monjas plebeyas, toscas y vulgares, que con su riqueza de hormigas y su humildad de oficio, hacen el contraste con la pobreza vanidosa y el estiramiento de las otras comunidades.

¿Pero cuánta gente hay en ese convento? dirá algún curioso.

Pues entre las tres órdenes, las señoras de piso y las criadas, unas cien mujeres que producen gran movimiento y algazara, muchos enredos, odios y envidias, etc., etc.

* * *

Nada ha ofrecido de particular la novena ni en el aparato ni en cosa alguna. Los caballeros de Santiago no han asistido á ella; su devoción no llega á tanto.

Lo notable de esta novena, han sido los sermones del P. Mollina, que vuelve de Tierra Santa hecho nada menos que un caballero del Santo Sepulcro y canónigo más ó menos honorario de la Lauretana, con bríos y ánimo para seguir emulando á Campazas y á todos los profanadores del púlpito habidos y por haber.

Ni una palabra ha estudiado de ciencias eclesiásticas durante el tiempo de su silencio; ni siquiera ha aprendido á moverse con aire de hombre apostólico, ni á hablar regularmente el castellano.

 Nuestro hombre es el mismo, y en verdad que es deliciosamente original y abigarrado. Es fraile, y no está con los suyos; no viste el hábito, pero usa barbas, y su traje no es el del sacerdote español, aunque vive aquí y es andaluz; á pesar de sus votos, de que no ha podido ser dispensado, acepta honores y vive con gran lujo; no es hombre distinguido ni apenas sabe hablar, y ve á sus piés los adoradores à cientos.

En nada ha cambiado. Las mismas brutalidades do dicción y de concepto; las citas á troche y moche y en falso, las mentiras, cuentos, patrañas, modismos y solecismos, barbaridades y salidas de tono ; la misma sans façon y desenvoltura rayana en el cinismo; la falta de respeto á los textos sagrados, á la cátedra, al auditorio: ¡Qué Lorenzo! ¡Qué Mollina!

* * *

Si hubiera de examinar los dislates de cualquiera de estos sermones, necesitaría un libro. Allá van, sin embargo, los más gruesos, para que sirvan de muestra. Quiso probar en una de sus peroratas que los que se condenan son más que los que se salvan, y para ello citó unas palabras que aseguró habia dicho el Crisóstomo en union con San Gregorio el Magno, que nació mas de 200 años despues; y luego dijo, con la mayor frescura, que el primero habia querido meternos un poco de miedo. En esto de las citas fué mucho más allá de lo imaginable. ¿A que no saben Vds. cuál es el sumo bien en este mundo, según el P. Mollina? Pues el no trabajar. Dijo Dios á los israelistas: “En esa tierra prometida seréis del todo felices porque no trabajareis, pasareis la vida sin hacer nada.,,  ¡Cómo se ve aquí al fraile!

Y Jesucristo, en el Evangelio, dijo también esto: “Ahora es la vuestra, pisoteadme, haced lo que queráis, luego será la mia,„

¿Caben mayores absurdos, errores más groseros ni más descaradas mentiras?. ¿Cabe menos respeto á la palabra divina?

 Dijo también que el Asia era una ciudad ó una nación.

 Que la Inglaterra, antes trono de santos, vivía ahora en la idolatría y todos en ella eran diablos—y que me perdone si me oye algún inglés—añadió con guasa. ¡Pobre cardenal Maning!

 En Francia afirmó que no se puede, sin peligro, hablar de Dios.

 En el Arca sólo se salvaron siete personas y Noé; pero nosotros, aunque somos malos, quizá nos salvemos, porque el cielo se ha hecho para los españoles, aunque hay entre ellos periodistas impíos, peores que Nerón, que al fin lo hacia todo á las claras, sin pseudónimo; achicharraba el cuerpo, mas no el alma.

 Todo esto, aderezado con terminachos de plazuela: no me da la gana, ponsoñozo, amedrantar, y otros horrores.

* * *

Asi se predica en Madrid y en la iglesia de los caballeros de Santiago.

 Yo quisiera que las autoridades eclesiásticas, los periodistas religiosos, los sacerdotes y cuantos se interesan por la religión oyeran esto, que va siendo un peligro, porque el pueblo bebe el error en el templo, y luego al bajarse el frailuco extravagante, lo besa, lo estruja, le pide su bendición, lo que no hace con los buenos oradores que le enseñan la verdad.

Esto, siquiera porque no pruebe que el pueblo no distingue la verdad del error religioso, y lo mismo escucharía al ortodoxo que al hereje, no debe continuar.

 Ya lo saben los jóvenes que se dedican al pulpito; nada de ciencia: basta dejarse las barbas, vestir de cura francés, llevar un Cristo en el cinto à manera de pistola, otro indebidamente, como pectoral; conceder, aunque sea sin facultades, dias de perdón y decir muchas, infinitas bestialidades, y el éxito es seguro, al menos en la Iglesia de Madrid.”


Imagen 259. Primera página de El Resumen del primero de agosto de 1886.


 

    Al día siguiente El Liberal se hace eco de esta crónica, con algún que otro añadido irónico.


 Imagen 260. Ecos de los sermones en las Comendadoras.


 

    El día ocho de agosto de 1886 es El Motín es que se explaya contra De Rojas.


En sus páginas uno y dos traía este suelto:


“QUE SE AFEITE

Ya está otra vez de tanda ese fraile barbudo, de quien dice en El resúmen Un clérigo de esta córte:”

A continuación reproduce  estos párrafos que no ponemos enteros para no repetir:

Lo notable de esta novena, han sido los sermones del P. Mollina, que vuelve de Tierra Santa hecho nada menos que

…hasta  patrañas, modismos y solecismos, barbaridades y salidas de tono ; la misma sans façon y desenvoltura rayana en el cinismo; la falta de respeto á los textos sagrados, á la cátedra, al auditorio: ¡Qué Lorenzo! ¡Qué Mollina!


    Luego sigue El Motín con lo siguiente:


“Despues de esta andanada, excita el articulista á las autoridades religiosas á oir á ese frailuco y tomar una determinación, para evitar que el pueblo beba el error en el templo, pues ha llegado al absurdo de poner estas palabras en boca de Jesucristo: “Ahora es la vuestra: pisoteadme, haced lo que queráis; luego será la mia.”

Sin oponerme yo á que hagan con ese frailuco lo que les dé la gana, meterlo en la cárcel inclusive, creo que no es necesario apelar á medidas de rigor, sino citarlo al palacio episcopal, tener prevenida una vacia con agua caliente, jabón y una tohalla, y un barbero, cuanto más malo mejor, que le deje la vulgar carátula como el trasero de una mona vieja.

 Y adios entonces influencia, regalos y demás gangas que disfruta ese Sansón de saínete, cuya fuerza consiste en los pelos que indebidamente lleva: pues el dia que se parezca á los demás en lo físico, siendo como es más feo que todos en lo intelectual, no habrá beata que parezca por la iglesia donde rebuzne.

En honor de la verdad, yo nunca lo he oido, por no entrar en la iglesia, costumbre que me priva de pasar muchos ratos divertidos; pero si, como me aseguran, predicase un dia de estos acerca del vicio que hizo llover fuego del cielo sobre Sodoma y Gomorra, para cuyo sermón dicen que viene haciendo profundos estudios hace tiempo, quizas me decidiera á oirle. Porque indudablemente se le ocurrirán cosas graciosísimas, que harán necesaria la intervención del juez de guardia , dada la especialidad de su oratoria y las genialidades de su estilo.”


Imagen 261. Página de El Motín con la crítica al Padre Mollina del día 8 de agosto de 1886.


 

    En el verano de 1886 estaba vigente la Ley Gullón, la ley de prensa e imprenta que estuvo en vigor desde 1883 hasta 1938, si exceptuamos el periodo de 1923 a 1930 coincidente con la dictadura de Primo de Rivera.

    Pues bien, en su artículado decía:

Art. 14. Todo periódico está obligado a insertar las aclaraciones o rectificaciones que le sean dirigidas por cualquiera Autoridad, Corporación o particular que se creyesen ofendidos por alguna publicación hecha en el mismo, o a quienes se hubieran atribuido hechos falsos o desfigurados.

El escrito de aclaración y rectificación se insertará en el primer número que se publique cuando proceda de una Autoridad, y en uno de los tres números siguientes a su entrega si procede de un particular o Corporación, en plana y columna iguales y con el mismo tipo de letra a los en que se publicó el artículo o suelto que lo motive, siendo gratuita la inserción siempre que no exceda del duplo de líneas de éste, pagando el exceso el comunicante al precio ordinario que tenga establecido el periódico.

El comunicado deberá en todo caso circunscribirse al objeto de la aclaración o rectificación.


    Los artículos 15 y 16 abundaban en este aspecto.


    Pues bien, el Padre Mollina no nos consta que hiciera uso en alguna ocasión de esta ley que protegía la verdad. Ni hizo uso de la Ley Gullón ni acudió a los medios tradicionalistas católicos. Bastante quemados estaban con el apoyo prestado al señor De Rojas cuando lo de Alfonso XII y luego resultó que El Resumen llevaba razón. 

    Cuando aparece en los medios católicos –escasísimas veces si lo comparamos con años anteriores- no lo hace apenas por sermones, que ya eran exiguos. Lo hace por algo que, tangencialmente, tiene que ver con su vida como ya veremos.


    Sigamos con el verano de 1886.


    El Resumen traía este suelto hablando sobre el sermón de San Agustín, el día 29 de agosto de 1886:


Imagen 262. Suelto hablando del sermón sobre San Agustín. 29 de agosto de 1886.


 

    La mala fama del Padre Mollina se acrecentaba mientas la prensa clerical no le apoyaba como antes. El 10 de setiembre de 1887 se publicaba el primer número de la revista El Mundo Femenino. Pues bien, en su página dos traía esto:


Imagen 263. El Mundo Femenino también se acuerda del Padre Mollina.

 

 

    El 10 de junio de 1886 fue nombrado Ciríaco María Sancha y Hervás nuevo obispo de la diócesis de Madrid-Alcalá ocupando la vacante dejada por el obispo asesinado.

    Aunque llevaba en Madrid desde principios de agosto, la entrada oficial en la diócesis tuvo lugar el día 8 de setiembre, festividad de la Natividad de María.

    Al día siguiente los periódicos se hicieron eco de esta entrada. Y a raíz de estas crónicas podemos averiguar algo más sobre las ínfulas del Padre Mollina, su gusto por la notoriedad  y su afán de protagonismo.


    La Correspondencia de España traía la crónica de la entrada del obispo Sancha a Madrid con todo detalle.


 Imagen 264. Primera parte de la crónica de La Correspondencia de España narrando la entrada del obispo Sancha en Madrid. 9 de setiembre de 1886.


Imagen 265. Segunda parte de la crónica.



    Se ve claramente quiénes eran los que acompañaban al nuevo obispo. Evidentemente serían más personas, pero, las de respeto eran las que se señalaban en la crónica. No aparecía por ningún lado el Padre Mollina, como es lógico pensar ya que estaba en horas bajas y estaba en el punto de mira de alguna que otra publicación.

 

Si La Correspondencia de España no citaba por ninguna parte a De Rojas tampoco lo hicieron El Diario Médico-Farmacéutico, El Liberal, La Fé, en el día 9, así como tampoco aparecía en la crónica que el día 10 aparecía en El Noticiero.

 

 

    Sin embargo hay que reseñar cómo aparece el Padre Mollina de la siguiente forma:

“Acompañaban á su ilustrísima el subsecretario del ministerio de Gracia y Justicia, Sr. Capdepón; el gobernador civil, Sr. Zugasti; los señores Oñate (D. José), Cubas y Mellado; los tenientes de alcalde Sres. Plazaola y Jiménez Delgado; dos frailes dominicos residentes en Avila, el padre Mollina, dos empleados del ministerio de Gracia y Justicia, los Sres. Polac y Alderete, los curas ecónomos de las parroquias de San Sebastián, San Luis y Buen Suceso y una comisión del alto clero de la catedral. “


    Lo anterior aparecía en El Estandarte el día 9 de setiembre.

    En los mismos términos se refería El Imparcial y El Siglo.

    Algo parecido traía La Unión:

“A  las cuatro y minutos llegó ayer á la estación del norte, el segundo Obispo de Madrid Alcalá, limo. Sr. Sancha, acompañado de las personas que le habian salido á esperará Pozuelo, del gobernador de la provincia Sr. Zugasti, de los Sres. Oñate y Cubas; de los tenientes de alcalde, Sres. Plazaola y Jimenez Delgado; de los PP. Fray Santiago Paya y Fray .Jose Cueto, del convento de Santo Tomás de Avila, del P. Mollina y de los Curas Ecónomos de San Luis y San Sebastian.”


Imagen 266. Grabado representando al Obispo Sancha. La cruz pectoral es legítima, signo de su episcopado.

 


    De estas crónicas en que aparece el Padre Mollina como acompañante del nuevo obispo hay que desconfiar. No sólo porque el obispo Sancha –luego cardenal y ahora beatificado- fuera el que tuviera que actuar contra De Rojas por sus malas prácticas, sino porque El Motín, tan anticlerical y tan amigo del Padre Mollina, silencia a éste cuando da la bienvenida al nuevo obispo:

“El miércoles tomó posesión del obispado de Madrid D. Ciríaco Sancha, que ocupaba antes el de Avila. Se encuentra con un clero indisciplinado; unos individuos, por ser naturalmente perdigueras; otros, por encontrarse vejados y oprimidos.

 En los templos cunden ideas galeóticas, porque los ecónomos que ejercen de párrocos, se comen todo lo que entra sin trabajar, y los tenientes, alféreces y clase de tropa, no sacan apenas para obsequiar con el clásico pucherete á la casta señora que con ellos comparte los placeres y las fuitigas (¿fatigas?)  clericales.

 Si quiere, por lo tanto, dar desde luego pruebas de que viene á hacer justicia, provea los caratos vacantes, y distribuya contra los clérigos que realmente trabajan los ingresos; así podrá usar de su severidad con los que faltan á sus deberes, sin exponerse á percances desagradables.

Pero hágalo ó no. EL MOTÍN se pone desde luego á sus órdenes para ayudarle á moralizar al clero, ya que esta es su misión en la tierra.

 Y asi Dios les dé lo que les falta á las pobrecitas monjas pelonas que el Sr. Sancha reunió en el cortijo-convento de Tiñosillos para dedicarlas á las rudas faenas agrícolas, como E L MOTÍN cumplirá lealmente lo que le ofrece.”


Imagen 267. Suelto de El Motín del día 12 de setiembre de 1886.


 

    Lo anterior apareció en El Motín del día 12 de setiembre de 1886. Es difícil creer que si hubiera acompañado al obispo el Padre Mollina El Motín se lo hubiera callado. Además, no es la primera vez que De Rojas se inventaba algo con tal de aparecer en la prensa. Ya hemos visto antes.

    Además es de todo punto inconcebible que la curia que rodeaba al obispo Sancha permitiera que se acercase –menos aún acompañar- al nuevo obispo alguien tan mal visto en esos días como el Padre Mollina. Y todavía menos aún, un clérigo que no estaba ni con su orden ni con el clero secular.


 

    Dijimos antes que el Padre Mollina aparecía en ese tiempo muy pocas veces en los periódicos.  Sus sermones no eran ya prácticamente contratados. Sus servicios como clérigo, también en muy pocas ocasiones. Una de ellas es la que nos relata La Unión del día 21 de setiembre de 1886:


Imagen 268. Anuncio de toma de hábitos.



    Las apariciones, que sepamos, del Padre Mollina en lo que queda de año son bastante negativas para De Rojas.


    En vista de que en Madrid ya no tenía el mismo negocio que antes, se fue a Villaviciosa de Odón, pueblo entonces con unos mil quinientos habitantes.


    El repaso que da la prensa a su estancia en el pueblo no puede ser más negativo. El once de noviembre de 1886 El Motín traía esta crónica en la que reproducía también otra de La Izquierda Dinástica. Recordemos que el partido Izquierda Dinástica estaba liderado por el general Serrano. O sea, nada de lo que hoy se conoce como izquierda.


    El suelto, de bastante extensión, decía:

“EL CAMPAZAS MODERNO

No bastándole á ese frailuco de las barbas, llamado Mollina. los templos de Madrid para vaciar el gran depósito de desatinos que en su cerebro almacena, se fué á predicar un quinario al pueblo de Villaviciosa de Odón, y tales cosas dijo, que La Izquierda Dinástica habló así de él:

“Aunque habíamos leido algunas filípicas enderezadas por la prensa á dicho orador sagrado, creimos llenos de uncion  evangélica, que eran no más que ardides de los picaros periodistas, gente impia, que por llamarse apóstoles del progreso, viven en pugna con el apostolado del fanatismo y la superstición. Pero al ver que desde la cátedra del Espíritu Santo se invoca & la católica Europa (como sí todo3 los Estados profesaran el catolicismo); al escuchar una sarta de vulgaridades y de lugares comunes, para describir la vida de Jesucristo, y traer á cuento citas de dudosa discreción, como el milagro de la mujer que piadecia de un flujo de sangre y que al sentir ils efectos del misterioso hermostático, preguntaba quién la habia tocado: u al oir, en fin, aquella entonación frailuna; al ver el amaneramiento de una mimica exajerada por lo cómica; aquellas digresiones impropias del lugar y agenas á la ocasión; aquellas alusiones descorteses; todo en fin, lo que puede constituir un sermón insulso, impertinente y vulgar, por no darle otros calificativos, convinimos con los que opinan que el P. Mollina, dada su fuerza pulmonar, su desarrollo físico, su aspecto varonil acentuado por su luenga negra barba, estaria dentro de su papel calada la boina, al frente de una partida dando voces de mando á los que se llaman defensores de la religión

El que haya oído una sola vez á ese doctor Garrido de la frailería (y lo llamo así por los bombos que se da, no por ofender con la comparación al que siempre está en su farmacia), encontrará todavía encomiásticos y un si es ó no aduladores los calificativos que el colega le endilga; pues no puede darse nada más burdo que la oratoria de ese á quien, como ya en otra ocasión dije, bastaría afeitar para convertirle en un tipo insignificante y adocenado.

Lo que sin duda La Izquierda ignora, es que en ese mismo sermón aseguró á los líeles, que después de los ejercicios á que se entregaban con motivo del jubileo, se chuparían los dedos de gusto, frase de un gusto mollinesco capaz de tumbar de espaldas á cualquiera persona de mediano gusto.

 Después pintó el cielo diciendo en su jerga peculiar: «Figuraos un palacio todo de oro, lleno de piedras preciosas, donde se disfruta de todos los goces imaginables, de todos los gustos más inefables y que podéis desear, y tendréis una idea de lo que es esa mansión, plétora de todos los placeres».

 En otro sermón dijo: «Basta con que traigáis una imagen ú objeto cualquiera, y lo saquéis mañana en el momento en que yo os dé mi bendición, para tener concedidas innumerables indulgencias». Y con efecto, al siguiente día subió al pulpito, invitó á todos los que hubiesen cumplido su encargo á que enarbolasen sus respectivas imágenes u objetos, y les disparó la bendicion.

Mas como si intentara copiar todos sus barbarismos llenaría el Suplemento, acortaré esta florecita diciendo que se trasladó en romería al pueblo de Boadilla del Monte, acompañado de unas veíntitantas personas; que comieron y bebieron, y el Mollina presentó á sus camaradas de juerga toda la comunidad de monjitas que hay en dícho pueblo, con gran contentamiento de las esposas del Señor y no menos fruición de los esposos mundanos, que habían dejado en Villaviciosa sus respectivas costillas.

 Y no vaya á creerse que, entusiasmado con sus sermones y sus romerías, se olvidase D. Mollina de la parte principal en todos los asuntos eclesiásticos. Bien regalado y obsequiado por los del pueblo, pobres incautos que comulgan coa ruedas de molino, y no contento con lo que produjo para celebrar el jubileo, inventó una nueva forma de hacer productiva la buena fé de aquellos bobos, invitándoles á adquirir, mediante el pago de cinco pesetas, un ejemplar de los crucifijos que á prevencion llevaba.

Considerado este negocio como industrial, no merece censurarse, porque cada cual explota su mercancía como mejor le cuadra; mas teniendo en cuenta que es un sacerdote quien lo ejecuta, hay motivos sobrados para escandalizarse.

 Si el pobre Judas, cuyo concurso fué tan eficaz y necesario para el desarrollo del drama terminado en el Calvario, es maldecido porque vendió á Cristo, ¿cómo no ha de extrañarme el ver que los llamados representantes de El en la tierra, trafican con su imagen?

 ¡Y si al menos tuviera el consuelo de esperar que imitaran al del pelo bermejo en sus remordimientos y en su fin trágico! Pero ¡quiá! lejos de eso, veo que viven tranquilos y felices, sin pensar siquiera en que hay árboles en el mundo dispuestos á soportar el peso de sus cuerpos pecadores, y almas buenas y sencillas como la mía, dispuestas á aplaudir su heroico sacrificio.

Y basta por hoy de los vendedores de Cristo y de ese padre Mollina, quien de seguro no predicaría en esta diócesis á vivir el obispo Sr. Martínez Izquierdo, y que dejará de predicar el dia que el actual se tome la molestia.”


Imagen 269. Primera página del ejemplar de El Motín donde aparece el artículo reproducido arriba. 11 de noviembre de 1986.

 


    Si analizamos un poco el aspecto económico, los crucifijos serían vendidos por un dineral. Podemos comparar: en El Áncora Católico de Palma de Mallorca apareció el uno de febrero de ese año un anuncio del ayuntamiento de Campos, en el que pretendía cubrir dos plazas de peones camineros con un sueldo de 426 pesetas anuales y una de oficial sache –de sachar, escardar- con 200 pesetas. Decir también que un periódico –de cuatro páginas, eso sí- valía 5 céntimos y no lo podía comprar cualquiera. Un crucifijo valdría como unos cien periódicos de la época.


 

    El 21 de noviembre aparece el Padre Mollina en El Resumen. Pero no para informar de uno de sus sermones, que ya eran pocos, sino para recordar el año anterior:

 

“En Santiago los cofrades segovianos se gastan bastante dinero para probar su devoción y su mal gusto. Esto año, sin embargo, han sido algo más cuidadosos, y escarmentados de las censuras que les valieron los infinitos dislates que desde el púlpito endilgó el bueno del P. Mollina, han buscado más aventajados oradores.”

 


    Dos veces aparece el Padre Mollina en El Motín el día 25 de noviembre de 1886. En la primera página no aparece ningún sermón. Simplemente una alusión:


“iAh! Si yo tuviera la elocuencia del P. Mollina, ¡con qué elegancia, con qué donaire, con cuánta verdad pintaría la vida reposada, dulce, tranquila, de…”

 

    En la página dos sí que aparece una crónica. El tono, altamente irónico:

 

“Dice El Harense, que ha publicado en Haro un fraile barbudo (¡cielos! ¿si será Mollina?) escandalizando á cuantos lo han oido (indudablemente debe ser él. Pero oigamos al colega:

 

«Con decir que muchas madres han prohibido formalmente á sus hijas que vayan á oír la descarnada cuanto mordaz palabra del predicador; que muchas mujeres abandonaron el templo el día del primer sermon para no volver más, por no verse obligadas á taparse el rostro al oir ciertas frases impropias, no solo de un lugar que los curas llaman sagrado, si no de cualquiera de los mas profanos, está, hecha la crltíca de la oratoria pedestre del nuevo Fr. Gerundio de Gampazas.

 Si fuéremos á citar frases tales como la de que “muchas señoritas no saben más que darse polvos de arroz y no se atreverían á hacer un par de huevos” la de «está oscuro y huele á.... ¡ya saben ustedes á qué!” y  otras estúpidas vulgaridades, era cosa de no acabar nunca.”

 

¡Lenguaje mollinesco, puramente mollinesco! ¡Y luego el detalle de las barbas!. . Debe ser él. Si mi Mollina, mi fraile andaluz, de quien ando averigeando la vida y milagros, por haber oido que ni se llama así, ni Cristo que lo fundó.

¡Oh vosotros, los que sepáis algo de su existencia; dadme datos por favor! lo mismo que los que sepáis si ha estado últimamente en Haro. Por que si no es él, ¡voto a un oficial carlista convertido en fraile barbudo! el que ha predícalo tan soezmente allí, hay que convenir en que merecía haber sido.”


Imagen 270. Suelto de El Motín sobre las predicaciones en Haro.

 

 

    De nuevo el Padre Mollina opta por poner tierra de por medio cuando se presentan dificultades. De Madrid se planta en Haro, en la Rioja, pero por poco tiempo.



    El día dos de diciembre de 1886 un tal A.P.M. de Cepeda, cerca de Béjar consulta una duda con El Motín. Aquí aparece el Padre Mollina como intermediario. Decía:


“CORRESPONDENCIA MÍSTICO-PROFANA

Cepeda. A. P. M. El fraile Mollina no tiene obligación de decirle á. V, el nombre de la persona que se ha valido de él para hacer llegar á manos de V. una cantidad; pero sí la de enterarle de si es en concepto de restitución ó herencia, y á cuanta asciende.

También tiene la de ser bien educado y contestar á las cartas que le ha dirigido V. desde que llegó de los Santos Lugares; pero en honor de la verdad, hay cosas que no deben exigirse á ciertas  gentes.”



    Las dos últimas veces que aparece en la prensa en ese año de 1886 es por alusiones.


    Podemos intuir por este escrito dos aspectos del Padre Mollina no muy positivos.

 

    El día dos de diciembre de 1886 El Motín intentaba explicar el asunto de la bula. Y decía así:


“Y para ello voy á explicarles el asuntillo de las bulas de una manera tan clara, tan sencilla y tan explícita, que si lo llega á saber el P. Mollina, se va á tirar de los pelos y á mesarse las barbas.”

 

    Y el día 30, casi finalizado el año, al referirse a un orador no muy afortunado decía:

“Pronunció unos discursos que, aunque algo inferiores á las filípicas y catilinarias, son mucho mejores que los exabruptos de Bocos y las arengas de Mollina.”


    Este Bocos al que se refiere El Motín era Francisco María Hernando Bocos, más conocido como Padre Bocos (San Esteban de Gormaz, 1850-Madrid,1910) Con una vida paralela a la de De Rojas. Tras abandonar el seminario cuando estalló la Revolución de 1868, se unió al ejército carlista en el que adquirió el grado de alférez. Cuando vuelve del exilio en Francia se ordena en 1877. Tampoco el Padre Bocos abandonó su fe carlista. 


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