FRANCISCO DE ROJAS GARCÍA. 21. 1887. LO DE CHINCHÓN.

 

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    Mientras que  Gottlieb Daimler presenta su primer automóvil…. Mientras que Benito Pérez Galdós publica su Fortunata y Jacinta y Oscar Wilde su Fantasma de Canterville... Mientras que Heinrich Hertz descubre el efecto fotoeléctrico…  Mientras que Claude Debussy estrena La Primavera y Rimski-Kórsakov  su Capricho Español… Mientras que Richard Dedekind publica su Teoría de los números irracionales y el filósofo Nietzsche nos habla Sobre la genealogía de la moral… Mientras que Van Gogh pintaba su autorretrato y Edvard Munch su Primavera… Mientras que Vital Aza estrenaba El sombrero de copa


    …el Padre Mollina se garantizaba su futuro afanando en Chinchón.

 

 

    El día 26 de febrero de 1887 aparecía en La Unión esta noticia que cambiaría definitivamente la vida de Francisco de Rojas García.


“-Una piadosa señora de Chinchón ha encargado al Rdo. P. Fr. Lorenzo de Mollina, Misionero, haga un Asilo en aquella localidad para niños y niñas huérfanos y abandonados. Se reciben de tres á siete años, donde se les educará religiosamente y se les dará oficio y estudios, según sus facultades. El edificio está hecho y solo falta terminar la Iglesia.

Su apertura será en Mayo y creemos que el ilustrísimo señor Obispo Irá a á la inauguración, el cual ha bendecido tan gran pensamiento y el heroismo de la espléndida señora, la cual cede todos sus bienes para el sostenimiento del Asilo. Se crea al mismo tiempo una nueva Comunidad que tendrán la regla de la Tercera Orden de San Francisco y nuevas constituciones, admitiéndose profesoras con título para dicha fundación, y tanto para las Religiosas como para la admisión de niños, hay que dirigirse al fundador, Rdo. P. Mollina, calle de Santa Isabel, núm. 25.”


Imagen 279. Anuncio del Hospicio de Chinchón.

 


    Algunos periódicos de Madrid y de fuera de la corte se hacen eco de esta noticia.

 

    Justo un día después de la noticia en La Unión, el día 27 aparecía este suelto en La Época:


“Por iniciativa de una piadosa señora de Chinchón, el padre Mollina va á establecer en dicha villa un Asilo para niños de ambos sexos, huérfanos y abandonados, estando á cargo del mismo una nueva comunidad que tendrá la regía de la tercera orden de San Francisco.”

 

    El primero de marzo era El Estandarte quien daba la noticia.

 

    En iguales o parecidos términos a La Unión, La Ilustración Católica traía la noticia el día 5 de marzo de 1887.


    El conservador La Correspondencia de España traía la noticia el día 11 de marzo, más de diez días después de la aparición de la noticia, otra prueba más de que los enlaces del Padre Mollina con la prensa y el clero estaban cada vez más débiles.


Imagen 280. La Correspondencia de España acude tarde a dar la noticia.

 

 

    Este mismo suelto aparecía en El Siglo Futuro, carlista e integrista, el día 12, con las mismas palabras. También con esas mismas palabras El Tradicionalista, tradicionalista, como su nombre indica, de Pamplona, pero el día 13. El Magisterio Español del día 20, también.


    Incluso la sevillana La Cruz, revista religiosa de España y demás países católicos, dedicada a María Santísima en el misterio de su Inmaculada Concepción, traía la noticia en su número del primer tomo del año 1887.


 Imagen 281. La prensa religiosa sevillana también se suma al anuncio.


 

    Lo cierto es que algo de verdad había en ese anuncio. La piadosa señora había puesto el dinero. Otra cosa es la inauguración. Al ser evidente que el asilo no podía abrirse, por no estar construido, le empiezan a aparecer críticas al Padre Mollina.


    La primera aparecía en  El Motín del día 7 de abril de 1887:

“Amigo Mollina:

 La fama, que me sopla al oído tus alabanzas, hame dicho que estás hecho un héroe en Chinchón, catequizando á una joven de parné para que funde un asilo, y que á cuenta de los sablazos futuros, comes y bebes en su casa como tú acostumbras.

 Duro en la muchacha, quien, según tengo entendido, es materia dispuesta para dejarse explotar, y no caerá en la cuenta hasta que la dejen tus consejos piadosos como el gallo de Morón, si no la dejas en estado peor aún.

 También ha llegado á mis pecadores oídos la noticia de que el Ayuntamiento y los vecinos se niegan á auxiliar la creación del asilo de huérfanos, á pesar de agradarles la idea, mientras tú mangonees en el asunto; lo cual prueba que te han conocido: desgracia irreparable para ti.

 No ignoro tampoco que tú, á fin de hacerte popular, bebes alguna vez que otra copitas de vino con los mozos al salir del pueblo en diligencia, echándotelas de barbián y campechano. No lo censuro; mas adviértote que los de Chinchón se burlan de su sombra y no se fían para nada de los hombres con faldas.

 Quedo pidiendo al cielo, donde ya sabes que tengo influencia, que acabes de enderezar por el camino de su ruina á esa infeliz que de ti se ha fiado, y que no abra nunca los ojos á la luz de la verdad para verte tal cual eres; dándote las gracias por haber renunciado á disparar aquellas pláticas tan graciosamente estúpidas, y á las cuales atribuyeron algunos hombres de ciencia el ciclón del año pasado.

 Come bien, bebe mejor, y etc., etc., á costa de esa desdichada hoy, como antes has vivido á costa de la oratoria y del sentido común, y que no te falten nunca primas y primos para vivir holgada y confortablemente, única aspiración de todos los de tu gremio, hasta que llegue el suspirado día de la justicia popular que á ti y á todos os deseo. Amén.”


Imagen 282. Página de El Motín citada.



    En esa primera parte del año son escasas las noticias de sermones pronunciados por el Padre Mollina.  Unas misiones en San Ginés,  en el Caballero de Gracia y en el Hospital del Carmen. Poca cosa para quien había dado varios sermones en un día.

 Imagen 283. Vista del antiguo hospital del Carmen en la calle de Atocha de Madrid, actual sede de la Sociedad Cervantina.

 


    El cinco de mayo de 1887 El Motín publicaba un suelto bastante sustancioso para entender la personalidad del Padre Mollina. Decía:


“¿Conque el 20 del actual, barbudo Mollina, se inaugurará en Chinchón el asilo para huérfanos quo funda esa señorita que tienes en tus groseras garras desde hace cuatro años, á cuya casa vas á llenarte el bandullo dos veces por semana, y cuyo capital ha mermado tanto desde que tuvo la desdicha de tropezar contigo?

 ¿Conque andas halagando su vanidad, que es mucha, diciéndole que el  Papa quiere conocerla, para que vaya contigo á Roma y se consume cuanto antes su completa ruina , si no es que te llevas otras intenciones más pecaminosas?

 ¿Pues sabes lo que te digo? Que antes del día 20 tendrás noticias de mí, para que veas con cuánto gusto me asocio á tus alegrías.

Adiós, remonono mío, y memorias de aquel muchachote que fué un día á tu casa con un recado de un colegio de la calle de Santa I., y que se negó á volver, á pesar de la cariñosa manera que tuviste de recibirlo.”

 

Que sepamos, el Padre Mollina no denunció la noticia de la no inauguración del asilo, así como la insinuación sobre su sexualidad.

 Imagen 284. Redactor de El Motín esquivo con el Padre Mollina.


 


    La fama de zote y campazas del Padre Mollina era tal que El Resumen, al dar cuenta de una fiesta entre un grupo de amigos,  celebraba la habilidad de uno de ellos y citaba al Padre Mollina. Decía el domingo 8 de mayo de 1887:

“—¿Verdad que ha estado muy gracioso? Imitó á Pidal admirablemente; luego improvisó una encíclica en latin macarrónico, pero con el mismo estilo del Padre Santo, y luego predicó exactamente igual que el P. Mollina; parecía que lo estaba viendo: se apoyaba en la Inés, porque ya no podia tenerse... era delicioso.”



    Precisamente en ese mes de mayo, el 28 para ser exactos, empezó a publicitar sus libros en la prensa. Ya hablaremos de ellos.


    En vista de su escaso trabajo en Madrid, decide irse a Lugo. 

    Como era habitual en él sin encomendarse ni a Dios ni al diablo. Sin tener en cuenta las normas diocesanas sobre permisos del obispo para cambios de diócesis. Eso sí, seguía con su reivindicación del carlismo y sus ataques al mundo liberal. La República, en su edición del día 20 de julio de 1887 traía una carta del periodista y escritor Manuel Castro López (Lugo 1860-Buenos Aires 1926). Decía:


“Propaganda carlista.

Lugo 16 de Julio de 1887.

Sr. Director de LA REPÚBLICA:

 Mi distinguido amigo y correligionario: El Gobierno que preside el liberal (¿) Sr. D. Práxedes Mateo Sagasta, está dando pruebas continuadas del amor que profesa á les grandes ideales.

De una de ellas voy á enterar á los apreciables lectores de LA REPÚBLICA.

 Es el caso que el celebrado padre Mollina, capuchino espulsado de Francia, apenas se presentó, pocos dias hace,  en esta ciudad, encargóse de predicar en la novena de la virgen del Carmen; y al llegar á mi noticia que atacaba, desde la que llaman cátedra del Espirltu Santo, y al aire libre, á la vecina República y aun la memoria de gallegos ilustres, como por ejemplo, Romero Ortiz, me permití llamarle la atención en las columnas del diario EI Telegrama de Galicia, acerca de lo impropio de su conducta.

Pues bien: el padre Mollina, que tuvo ocasión de leer el suelto que le dediqué, me declaró crudísima guerra. En esto nada hay de particular, pues todo el mundo sabe cómo pienso en asuntos políticos y religiosos, y cómo el catolicismo, inconsecuente con las doctrinas del sublime Jesús, trata á sus adversarios.

Lo digno, en mi concepto, de mencionarse, es que me hace esa guerra en el pulpito, ó sea cuando no puedo yo refutar sus apreciaciones malévolas.

 No me propongo ahora hablar de su propaganda en pro de los principios absolutistas, ni de las censuras que dirigió á los liberales en general y especialmente á la segunda Asamblea federalista de Galicia, ni de loa epítetos sangrientos que me aplicó, lo propio que la prensa conservadora y carlista de la localidad, como al de perro, por mi campaña encaminada á desterrar las sombras de la ignorancia y la superstición que á tantos infelices envuelven.

Limítome con estas líneas á llamar la atención del Gobierno fusionista sobre la contradicción en que suele incurrir, enviando delegados á Ias reuniones de los partidos republicanos, que las disuelven ó suspenden con un pretexto cualquiera, pero no á las de los carlistas, tan enemigas, acaso, como aquellos de las Instituciones que nos rigen.

Pero, ¿qué esperar podemos, los verdaderos amantes de la justicia, del gobierno de los negocios tabaqueros y trasatlánticos?

Réstanos solo hacer un esfuerzo titánico, para que de España desaparezcan miseria y podredumbre tantas.—

Suyo afectísimo, amigo y compañero.— Juan Castro López


Imagen 285. Página donde aparece la carta de Juan Castro López.



A esa visita de trabajo del Padre Mollina a Lugo se refiere también El Faro de Vigo del 21 de julio de 1887.

 

 

 

    Pero sigamos con lo de Chinchón. Dos veces aparecía el Padre Mollina en El Motín del día 21 de julio de 1887.  La primera decía:


“—¿Quién está ahí?

—Un frailuco barbudo, de hábito parduzco, joven, cara de bruto...

—No digas más. Es Mollina; que pase.

 —Aquí estoy. A la orden de usted.

—Pero, hombre, Lorenzo, ¿es posible que continúes tan... fraile como siempre? ¿Es cierto que á esa desdichada de Chinchón, á quien has bailado la guita para construir un asilo, le exiges ahora que deje todos sus bienes á la Iglesia? ´

—Eso es una calumnia... Bien sabe el seráfico patriarca...

—Tú sí que estás un barbián seráfico que se la diñas á Cristo Padre á la vuelta de una esquina. Ándate con cuidado en eso de estirar la cuerda, no sea que esa prima se escame y pierdas los cuartos que le sacas, y su afecto además. Pero ¿qué gesto es ése? j Ah! Lo comprendo. Ciertos cariños únicamente se sostienen apuntalados con oro.”

 


    La segunda era para comparar a un clérigo de Madrid que empezaba a emular  las trapacerías cometidas por De Rojas. Decía:


“Si bien canta el abad, no le va en zaga el monaguillo.

Si el famoso Mollina se procura en Chinchón los cuartos á granel, hay allí un parroquidermo que le moja la oreja; ¡y cuidado que las orejas de Mollina tienen mucho que mojar!

Véase cómo las gasta el émulo de Lorenzo.

Estaban cerradas las velaciones, y, como es natural, se negaba á celebrar matrimonios solemnes; mas no sé qué le hablaron de seiscientos reales, que se entusiasmó, trincó el yugo de unir corazones y apañó una boda en menos que canta un gallo. Después hizo otras dos en distintas tardes, y por cierto que en una de ellas puso á los fieles como sotana de presbítero jubilado.

 Dios proteja las bolsas de los vecinos de Chinchón contra los ataques de ese Mollina sin barbas; que si El no lo remedia, no va á quedar ochavo que lo cuente.”


Imagen 286. Página de El Motín del 21 de julio de 1887.



 

    Seguía acrecentándose la fama de charlatán del Padre Mollina. El Resumen, en su edición del día 31 de julio de 1887, contaba la historia de un matrimonio. En uno de sus párrafos, decía, aludiendo a De Rojas:


“Asi vivieron ocho años; pero ¡oh instabilidad de las cosas humanas! como dijo San Miguel Arcángel (capitulo 23 de sus profecías), según el P. Mollina. “


    El País, diario republicano-progresista, también aludía al Padre Mollina, comparándolo irónicamente cuando hablaba de su competidor La Unión Católica:

                                                     “Déjese de floreos

                                                      gramaticales,

                                                      la que hablando por boca

                                                      de los Pídales,

                                                      con su cacareado

                                                      catolicismo es...

                                                      la madre Mollina

                                                      del periodismo!”


 

    El once de agosto era El Motín el que se hacía eco de las predicaciones del Padre Mollina en Lugo.


“¡OTRA VEZ:

 íSí, otra vez salió al trote por esas tierras el ganapán Mollina, y fué á parar á Lugo, donde graznó á más y mejor en campo raso.

 ¿Que si dijo barbaridades? Muchas y gordas, como siempre que tirepa al pulpito. Allá va una muestrecita de sus reli... giosos arrebatos:

“Las elecciones se hacen en Lugo con comilonas y borracheras" .

Vamos, así á modo de juerga de convento.

Después execró la memoria de Romero Ortiz, y dando un rebuzno que retumbó en los valles, se desató con los siguientes arranques bélicos:

“¡Guerra sin (cuadra iba á decir, pero recordó la celda, y se contuvo). ¡Guerr a sin cuartel á los libre-pensadores, á los masones, á los impíos!”

 Y á las beatas y sus cuartos, debió haber añadido recordando á la desdichada de Chinchón.

A renglón seguido se encaró con uno de los oyentes, el 8r. Castro y López, y le echó una reprimenda. resentido por unos consejos que le había dado en El Telegrama, olvidándose de que no deben echarse margaritas á Mollinas.

Señalóle á las iras de los brutanontes que le escuchaban, y en un tris estuvo que aquellos pedazos de Lorenzo no hicieran una de populo bárbaro con el aludido. Porque á buenos gallegos habrá quien gane á los católicos de Lugo, pero lo que es á silvestres, ni pensarlo.

Resultado de la excursión; que Mollina se retiró con abundantes ganancias; que aquellos fanáticos se quedaron más embrutecidos que estaban: que el libre-pensador, peirona honradísima é ilustrada, aludida por el frailuco, es odiado por sus convecinos y parientes; y que hasta dos papeluchos de la localidad, carca el uno y conservador el otro, se han cebado en él, llenándole de católicas groserías.

 Ni un amigo tiene hoy á su lado; pero afortunadamente no está en la soledad, pues le acompañan la conciencia y la razón, que valen mucho más que la amistad de aquellos cernícalos.

 Y si un día quiere hacerles el honor de desasnarlos, tendiéndoles la gallarda por el costillar, EL MOTÍN  está á su disposición, como á la de cualquiera persona que se vea atacada por la gente negra y sus secuaces.

Que donde caen los Mollinas, allí se les dan los palos.”

 

 Imagen 287. El Motín opina sobre las predicaciones en Lugo.

 



    Pero sigamos de nuevo con lo de Chinchón.


    El Motín, tan atento a las andanzas del Padre Mollina, traía este suelto el 25 de agosto de 1887.


“Tanto quiso Mollina estirar la cuerda y explotará su amiga la beata de Chinchón, que ésta se ha escamado y no suelta ya un céntimo así la emplumen. Por lo tanto, las obras de la iglesia están paralizadas, pues habiéndosele agotado el filón, no es cosa de que Lorenzo ponga dinero de su bolsillo.

No sabemos á que dedicará el terreno que destinaba á la frustrada iglesia, y que hasta ahora no es más que un corralón cercado, que lo mismo puede dedicarse á bodega que á plaza de toros.

 Aunque si esa beata se le ha ido, ya buscará Mollina otra á quien aligerar la bolsa; pues cuando se propone buscar guita  se sale con la suya, es decir, con la de los demás.”

 


El uno de setiembre El Motín aludía a De Rojas en un asunto nimio.


    El domingo cuatro de setiembre era El Resumen el que aludía al Padre Mollina. Esta vez para darnos a conocer con qué tipo de gente se relacionaba:


“Un imbécil era cierto, español exmozo de caballos, que hace años vino de Inglaterra fingiéndose eclesiástico y logró engañar á personas muy respetables, fundó un periódico, se asoció con el P. Mollina, dijo misa, confesó explotó á muchos, y si fué descubierto, lo debió à su estupidez y excesiva confianza. ¡Ah, si hubiera sido listo!”

 

    El día 8 era El Motín el que traía en su página uno la biografía del Padre Mollina que ya pusimos en la publicación décima de esta serie. En la primera página –la misma de la biografía- hacía una alusión al Padre Mollina al criticar a otro clérigo:

“Nunca predicador alguno dio rienda suelta á su sagrada indignación como él. El propio Mollina se hubiera dado de pescozones al oir á un presbítero que le mojaba la oreja en lo de barbarizar.”


    Ese mismo día traía la noticia de un timador que se presentó en Chinchón con métodos parecidos a De Rojas, aprovechando que el Padre Mollina estaba en Lugo.  Decía en su página dos:


“Como D. Mollina no asomaba por Chinchón, se presentó otro charlatán místico que trabajó el asunto de los ochavos divinamente.

 Empezó por dirigir una arenga al público, después de la cual se puso á vender unos romances piadosos de á perro chico, sacando unas pesetillas. También llevaba unas bolas milagrosas para curar las enfermedades de los ojos, de los oídos y de todas las regiones del cuerpo humano, y toda esa farmacopea celestial no costaba más que un realete.

Varias personas de buen sentido protestaron contra aquel caballero de industria sacra, y el cura, que no podía tolerar que viniesen á hacerle competencia en sus dominios, encaróse con el nuevo apóstol y le obligó á salir hacia Colmenar de Oreja, donde debe andar á estas fechas desvalijando bolsas.

Cuando D. Mollina, que parece que va á llegar un día de éstos á Madrid, dispuesto á tomar inmediatamente el trote hacia Chinchón, llegue allí y se entere de que han querido eclipsar sus hazañas, le va á dar un torozón que es fácil reviente... á la bolsa que se le ponga por delante.

Que no consiente él que nadie le moje la oreja en esto de dejar sin blanca al verbo y en blanco á la infeliz beata que de su cháchara se deje llevar.”


    Este mismo medio traía en su sección SERVICIO TELEGRÁFICO este suelto imitando el lenguaje de los telegramas:


“Chinchón.—Maderas para techumbre asilo fueron devueltas Madrid porque beata pagana regañó con Mollina y frailuco dice no tiene cuartos. ¿Vamos á oir misa intemperie?

—Por mí óiganla ustedes donde les dé la gana. Pero si se están en casa lo pasarán divinamente, sin agua, sin sol y sin moscas.”

 

    El 22 de setiembre El Motín ironizaba sobre el párroco de Chinchón afirmando que “D. Mollina ha contagiado su mal humor al de Chinchón…”

 


    Pasa el tiempo y el asilo no se construye. Las mujeres que había reclutado para servir en el mismo se le van en vista de que el proyecto no sale.

Así lo explica El Motín el día 29 de setiembre de 1887:


“Del convento, asilo, ó lo que sea, establecido en Chinchón por Mollina, se las han liado ocho Hermanas, sin que se sepa adonde ni con qué fin.

 La noticia no puede ser de mejor origen. Me la facilita un hermano de una de las monjas ambulantes,

 ¡Ay, Mollina, Mollina de mis entretelas! El día que pueda cogerte del ronzal y tenerte sujeto cinco minutos, ya te contaré algunas escenas edificantes ocurridas en tu chiribitil místico. Pero ;,á qué contártelas si las conoces á fondo?”

 

 

    El día 29 en su sección SERVICIO TELEGRÁFICO ponía:


Chinchón.—Beata protectora Mollina marchó corte para ser reconocida médico.

Ese frailuco ingrato tiene que dar al traste con todas sus amigas.

Ideal—Están vendiéndose camas asilo mollinesco.

Lo comprendo. Vista la actitud enérgica del gobernador civil de la provincia, que no tolera secuestros místicos, ¿para qué las quieren?”


 

    Ante el fracaso de la benefactora de Chinchón, sin asilo y sin dinero, sólo El Motín informa. La prensa católica, carlista o conservadora no dice nada, escarmentada por el apoyo que le dieron ante el exabrupto contra la memoria de Alfonso XII y que resultó ser cierto.  Por su parte el Padre Mollina no hace uso del derecho a rectificación que le proporciona la Le Gullón, la ley de prensa.


    El Motín, en su edición del día 2 de octubre de 1887 lamenta la huida –otra más- del Padre Mollina.

 

“¿Donde te andas tú,  Mollina ó como te llamares, que en tal abandono dejas á tu apasionada de Chinchón?

 Sábete que la infeliz no ha podido sobrellevar el golpe que tu ausencia le ha causado, y está enferma y llena de melancolía; y hasta, según dicen las gentes, dispuesta á donarte la mitad de su hacienda para que termines la construcción de la iglesia que has dejado á medio formar, como tu cerebro.

 Considera lo que te pierdes; acude inmediatamente; corre, vuela; porque, si no, te expones á que un sustituto ensotanado te deje sin luz y sin mosca.”


Imagen 288. Lamento por la ida del Padre Mollina.


 

    De lo que sí hablan los periódicos clericales es de la decisión del obispado de Madrid-Alcalá de retirarle los permisos a De Rojas para predicar. Recordemos los esfuerzos del primer obispo de Madrid y del obispo Sancha por poner orden en la diócesis.


    Pues bien, el periódico monárquico La Fe reproducía en su edición del día 30 de setiembre de 1887 en sus páginas 2 y 3 una disposición del obispo de Madrid con respecto a De Rojas. Decía:

 

“Disposiciones dl reverendo Obispo de Madrid.

 Del Boletín Eclesiástico de la diócesís de Madrid-Alcalá:

“El Rvdo. P. Lorenzo de Mollina pidió en 11 de Abril último permiso para salir de esta diócesis y volver á su convento en Roma, á fin de ponerse bajo la obediencia directa del Superior general de su Orden. El 18 del mismo mes se le concedieron, letras comendaticias y el permiso pedido. Mas como á pesar de haber trascurrido cerca de seis meses ha llegado á noticia de nuestro Prelado que algunas veces ha vuelto á esta diócesis y salido de la misma, pudiendo dar lugar á graves abusos la tolerancia de semejante proceder, ha dispuesto S. E. I. que no se le permita el ejercicio de su ministerio en ninguna de las iglesias de la jurisdiccion ordinaria de este Obispado de Madrid-Álcalá, sin que antes normalice su situación canónica.

 También advertimos á los señores Curas y rectores de  las parroquias y oratorios públicos de esta córte, que el Presbítero D. Santos Subías no tiene tampoco licencias para ejercer su ministerio en este Obispado, por haber venido sin los comendaticias de la diócesis de Lérida.

En igual caso se halla el Presbítero D. Ambrosio Samaniego, el cual no ha presentado todavía la documentación necesaria de su Prelado de Plasencia.”

 

    En los siguientes días la prensa clerical reproduce esta prohibición. Que sepamos, El Siglo Futuro y La Época lo hicieron  el día uno de octubre. El Día, El Liberal y La Correspondencia de España lo hacían el día tres. El Pabellón Nacional, El Resumen, El Siglo y La Correspondencia de España, de nuevo, lo hacían el día cuatro. El País, el día cinco. Incluso publicaciones de baleares lo hicieron el día siete.


Imagen 289. Suelto de La Correspondencia de España del día 3 de octubre de 1887 donde se da cuenta de la prohibición de predicar al Padre Mollina.

 

 

 

    Mientras los medios clericales tenían en abandono al Padre Mollina, El Motín seguía atacando por mor de lo de Chinchón. Decía el día dos de octubre de 1887:


“¿Donde te andas tú Mollina ó como te llamares, que en tal abandono dejas á tu apasionada de Chinchón?

 Sábete que la infeliz no ha podido sobrellevar el golpe que tu ausencia le ha causado, y está enferma y llena de melancolía; y hasta, según dicen las gentes, dispuesta á donarte la mitad de su hacienda para que termines la construcción de la iglesia que has dejado á medio formar, como tu cerebro. 

Considera lo que te pierdes; acude inmediatamente; corre, vuela; porque, si no, te expones á que un sustituto ensotanado te deje sin luz y sin mosca.”


Imagen 290. Suelto de El Motín sobre lo de Chinchón.


 

    El día seis de octubre este mismo medio publicaba:


“UNA SÚPLICA

Me lo estaba figurando: el carácter andariego y zascandil de Mollina no podía dar otro resultado. Frailuco más veleta no triscó ni pastó por estas tierras de cebada llevar. Para él es la vida.

Que me voy á Roma, que no me voy... que fundo un asilo... que ya no hay tal asilo... que hoy blanco... que mañana negro...

¿Quién ata cabos con un cerquillo así? Mejor dicho, ¿quién ata corto á ese pedazo... de fraiíe?

Así es que al obispo de la diócesis se le han llenado las alforjas con las veleidades de Lorenzo, y desde el Boletín Eclesiástico le sienta la mano en el lomo, en esta forma:

“El Rvdo. P. Lorenzo de Mollina pidió, en 11 de Abril último, permiso para salir de esta diócesis y volver á su convento en Roma, á fln de ponerse bajo la obediencia directa del superior general de su orden.

 “El 18 del mismo se lo concedieron letras comendaticias y el permiso pedido.

 “Mas como, á pesar de haber transcurrido cerca de seis meses, ha llegado á noticia de nuestro prelado que algunas veces ha vuelto á esta diócesis y salido de la misma, pudiendo dar lugar agraves abusos la tolerancia de semejante proceder, ha dispuesto S.E.I. que o se le permita el ejercicio de su ministerio en ninguna de las iglesias de la jurisdicción ordinaria de este obispado de Madrid-Alcalá, sin que antes normalice su situación canónica”.

 Como hijos sumisos de la Iglesia y católicos hasta la pared de enfrente, acatamos con lágrimas en los ojos la providencia episcopal; pero nos atrevemos á decirle á D. Ciríaco:

— Excmo. é limo. Sr.: ¡Clemencia para Mollina! ¡Perdónelo V. E.! El infeliz no sabe lo que se hace ni lo que se pesca.

Es juguetón y bárbaro como el solo, eso sí; pero tiene buen fondo, según me ha dicho un sacristán que ha estado largo tiempo á sus órdenes y que salió escapado por puras meticulosidades.

¿Qué va á ser de las beatas de la diócesis si se quedan sin oir sus relinchos oratorios? ¿Qué del piadoso MOTÍN si le quitan el consuelo de sus melancolías, su quita-penas, como si dijéramos?

Al recordar su voz robusta, aunque destemplada y montaraz, el predicador de más pulmones nos parecerá un cañí entonándose por lo bajo un preludio de malagueñas.

Excmo. Sr., ya que no sea de justicia, devolvédnosle al menos por misericordia.

 Millares de beatas indígenas y forasteras, y centenares de estúpidos que tuvieron la paciencia de oirle, os ruegan encarecidamente que revoquéis vuestro acuerdo.

Haced, señor, que Mollina vuelva á sus escaramuzas desde el reducto del Espíritu Santo, para edificación de fieles, regocijo de incrédulos y alegría de EL MOTÍN.”


Imagen 291. Página dos de El Motín del día seis de octubre de 1887.

 

 

    Lógicamente el obispo Sancha, luego cardenal y luego beato de la Iglesia Católica no estaba por concederle este favor a El Motín.

 

 

    También de El Motín del veinte de octubre de 1887 es este recuerdo del Padre Mollina en una irónica carta al obispo firmada por un tal Mus episcopalis –ratón episcopal en latín-.:

 

“Ya que EL MOTÍN le ha caído en gracia, y dado un molinete al P. Mollina… “

 


    A ninguna de las críticas respondía el Padre Mollina. Ni por la prensa ni por denuncias ante los poderes judiciales. La razón era bien sencilla. De nuevo De Rojas pone tierra de por medio ante un problema.


    Y éste problema era bastante serio. No sabemos la cuantía de lo afanado a la señora de Chinchón. Pero seguro que para vivir muy bien y dejar a su sobrina un buen capital cuando muriera. No sabemos tampoco si el dinero desvalijado en Chinchón se lo llevó consigo o lo dejó en una cuenta en España.


    Lo que sí sabemos es que, como seguía con barba, se volvió a poner el hábito capuchino, con el que hacía tiempo que no predicaba, y se plantó en Roma.


    El diario La Fé decía el dieciocho de noviembre de 1887:


“No es exacto que haya habido casos de cólera en Roma, como algunos periódicos anuncian, con la intención que es de suponer.

Allí está nuestro querido Director, y no nos hace de ello la menor indicación. Por separado, hemos recibido varias cartas y visto otras de la capital del orbe cristiano, y en todas se desmiente la especie. Entre ellas una bastante larga del P. Mollina, que cabalmente está de Capellán en un hospital.”

Imagen 292. Suelto que anuncia su estancia en Roma.




    Si hay algo que destacar en la personalidad del todavía Padre Mollina es su capacidad para superar todas las adversidades. Ya estaba en Roma y con una colocación de capellán. Y con el bolsillo lleno.

 

    Este mismo medio traía una crónica de Roma firmada por A. J. de Vildósola. Lo más seguro es que tras estas iniciales estuviera Antonio Juan de Vildósola –Bilbao, 1829-1893- redactor de La Fé que formó parte de la Junta central católico-monárquica. En la tercera guerra carlista consiguió escapar a la zona carlista. Posiblemente conociera al Padre Mollina o bien supiera de sus simpatías carlistas. Decía el final de la crónica de Roma aparecida en La Fé del día 5 de diciembre de 1887:

 

“Ya que hablo de los capuchinos, no quiero dejar de decir á VV, que he visto en el grandioso hospital del Espíritu Santo, cerca del Vaticano, al Padre misionero Fray Lorenzo de Mollina. Me ha di-cho que, una vez instalados sus Padres en Antequera, á cubierto  de la necesidad, volvió á ponerse á las órdenes de su Superior, y se halla en el Ospedale de Santo Ipreto, despues de haber estado en Asís y en Loreto. Todo en aquella santa casa me ha parecido edificante, empezando, claro está, por los hermanos del P. Mollina. “

Imagen 293. Final de la crónica de Antonio Juan de Vildósola.


 

    Ponemos la fotografía actual del Hospital del Espíritu Santo. Ya no es hospital, sino centro de convenciones.

Imagen 294. Vista actual del Hospital del Espíritu Santo. Roma. 


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