FRANCISCO DE ROJAS GARCÍA. 23. 1892-1899. VUELTA A ESPAÑA.



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    Mientras que Arthur Conan Doyle publicaba Las aventuras de Sherlock Holmes, Piotr Kropotkin La conquista del pan, José María Pereda Peñas Arriba,  Blasco Ibáñez Flor de mayo y Rubén Darío sus Prosas Profanas… Mientras que Piotr Chaikovsky componía Cascanueces, Francisco Tárrega su Capricho árabe y sus Recuerdos de la Alhambra, Massenet su Werther y Antonin Dvórak su Sinfonía del Nuevo Mundo…   Mientras que Émile Reynaud rodaba su Pauvre Pierrot!... Mientras que nacían Juana de Ibarbourou, Victoria Kent, César Vallejo, Alfonsina Storni, Vicente Huidobro, Jorge Guillén, Andrés Segovia, Federico Mompou, Joan Salvat-Papasseit, Aldous Huxley, Federico García Lorca, Vicente Aleixandre, Karl Böhm…  Mientras se patenta la fórmula de la Coca Cola… Mientras que Edward Munch pintaba El Grito y Paul Cezanne sus Jugadores de cartas… Mientras que Guglielmo Marconi descubría la telegrafía sin hijos, Louis Lumière el cinematógrafo, Konrad Wilhelm Röntgen los rayos X y Henri Becquerei la radioactividad… Mientras que Henri Poncaré publica su Cálculo de probabilidades… Mientras que Félix Hoffman sintetiza el ácido acetilsalicílico…Mientras que Pierre y Marie Curie descubren el radio…


    …Francisco de Rojas García vuelve a España .

 


    Hemos visto cómo De Rojas era capaz de sobreponerse a cualquier tipo de contratiempo. 

    En 1892 vuelve de nuevo a España. Por fin ya puede afeitarse la barba. La relación del antiguo Padre Mollina con la orden capuchina hemos visto que no era de lo más natural, sobre todo tras la expulsión del convento de San Antonio del Prado de Madrid por parte de la duquesa de Medinaceli.

Hasta ahora la barba le había sido útil. Si tenía que usar los servicios de un convento capuchino se volvía a poner los hábitos de esa orden y en paz. Si no, usaba un disfraz de clérigo. Una vez expulsado de la orden capuchina podía –y debía- afeitarse.


    Y decimos disfraz porque no usaba –ya lo hemos visto- ni el hábito capuchino ni el traje de clérigo secular en sus predicaciones en Madrid.


    De todas formas De Rojas no vuelve por Madrid. El escándalo de lo de Chinchón era lo suficientemente grande como para no volver. En los tres últimos lustros de su vida lo veremos en muchos sitios, pero no por Madrid, que sepamos.


    Es más que probable que Francisco de Rojas García estuviera en Mollina en 1892. Y aparece con un nombre nuevo. 

    El Guadalhorce, Periódico semanal de noticias y de intereses comerciales, de Málaga, traía este suelto en su edición del día 16 de octubre de 1892:


“El martes anterior salió de esta Ciudad, con dirección á la de Sevilla, el R.P. Capuchino Misionero Apostólico Fr. Lorenzo Mª de Mollina con objeto de asistir al Congreso Católico como Miembro Titular y representante de esta respetable Comunidad religiosa. Después predicará sermones de Misión en Huelva, Sevilla, Coria, Granada y Málaga.”


Imagen 301. Página de El Guadalhorce en la que aparece De Rojas ya de nuevo en España.




    Aún en la orden Capuchina –sólo oficialmente y por poco tiempo ya- Francisco de Rojas se cambia por su cuenta de nombre. A Lorenzo le añade María.

 

    Lo más probable es que sus padres hubieran muerto ya en Antequera. Pero en Mollina le quedaban su cuñada, María Josefa Luque Rodríguez, nacida en 1852, y su sobrina María Josefa Rojas Luque, nacida en 1874 o 1875.


    A esta sobrina, que como tantos de Rojas de Mollina había perdido la de ante Rojas tras la aparición del Registro Civil, y que permanecía soltera ya le buscaríamos acomodo y matrimonio con Florentino Ruiz, representante de sus libros en Antequera y también soltero, más o menos diez años mayor que María Josefa. El matrimonio tendría lugar en 1915, un año antes de la muerte de De Rojas. Según del padrón de habitantes de 1924 María Josefa llevaba 50 años viviendo en Mollina, mientras que su marido Florentino Ruiz llevaba viviendo aquí sólo 9 años.

 

    En 1895 ya sabemos que De Rojas estaba en América. El Diario de la Marina, periódico oficial del apostadero de La Habana, en su edición del día 24 de julio de 1895 nos hablaba de los cultos que habían tenido lugar en la iglesia de San Felipe Neri de La Habana, con motivo de la festividad de la Virgen del Carmen. Antes de la novena hubo un triduo. Pues bien, en el primer día del triduo predicó un tal monseñor de Rojas Molina, misionero apostólico. Suponemos que lo de Molina debe de ser una errata.

Imagen 302. Página del Diario de la Marina de la Habana. En la tercera columna arriba aparece De Rojas.



 

    Lo que sí podemos comprobar es que De Rojas no sabe qué nombre ponerse tras tantos años siendo el Padre Mollina. Viendo esto lo que sí comprobamos que lo de monseñor sí que le gustó.


 

    Aunque en la actualidad el antiguo oratorio de San Felipe Neri de La Habana es una sala para conciertos de arte lírico y operístico, en 1895 la iglesia de San Felipe Neri estaba a cargo de los Carmelitas Descalzos. No de los capuchinos.


Imagen 293. Iglesia de San Felipe Neri de La Habana. Fotografía de absolut-cuba.com

 



    Aunque el informador de Díaz de Escovar nos habla de que De Rojas predicó en regiones selváticas americanas, hay que entender como selváticas, no como en la selva amazónica, sino que los cultivos de alrededor de las ciudades en las que trabajó no eran con cultivos tan ordenados como nuestros olivares, por poner un ejemplo. Ya insistiremos en esto cuando analicemos la fotografía de un sobrino segundo.

 


    A finales de ese año El Resumen vuelve a citar a De Rojas. La crónica trataba sobre la escasez de predicadores que acarrearan gente a las novenas. Así decía el 17 de diciembre de 1895:

“—Pues Sacastaña dice que para exponer la doctrina sobran curas en Madrid.

—¡Qué doctrina ni qué Mollina muertol Aquí lo que se quiere es la elocuencia que agrade, no la ciencia que enseñe; se quiere al artista que recree, que impresione, que atraiga multitud, que excite á las señoras á entrar en la Cofradía y que armonice con el lujo que desplegamos.”

Imagen 304. Página de El Resumen del 17 de diciembre de 1895. La alusión a De Rojas aparece en la cuarta columna arriba.

 



    De las escasas veces que aparece De Rojas en la prensa de Madrid es para hablar de sus libros o por publicidad. Pues bien, La Unión Católica, diario obviamente católico traía este suelto el día 30 de abril de 1896:


“Con motivo del Centenario de la Santa Casa de Loreto, han querido algunos estudiar su historia, y se nos pregunta qué libros podían consultarse con más fruto acerca de la misma. Diremos que la bibliografía es muy extensa; pero es fácil trazar el catálogo de los libros de mayor importancia. Uno hay español, y es el del P. Lorenzo de Mollina, capuchino moderno, que ha servido al Señor en la Basílica, y ha recogido con amore, como suele decirse, su historia y tradiciones. Hay, además, la Relación histórica de lae  traslaciones, por D. Vicente Murti, publicada por los hermanos Rossi en 1845; la Historia apologética de la Santa Casa, por Antonio Riocardi, en Bergamo, por el editor Mazzoleni, en 1842; La Santa Casa de Loreto, por el Conde Monaldo Leopardi, de Recanati, en Lugano, en 1841; ó Voyage a Nostre Dame de Lorette, París, 1835, y otra en la misma lengua, de GriUot, La sainte maison de Lorette, Lyon, Josserand, 1867. En resumen: puede verse lo principal en la obra de un peregrino español, publicada este año en Manresa, con el titulo Roma, Asís, Loreto.”



    Ninguno de estos títulos hacía alusión a la realidad histórica. Insistían en la leyenda presentada como verdad incuestionable.

 Imagen 305. Recorte de La Unión Católica hablando sobre libros lauretanos. 30 de abril de 1896.


 

    Al día siguiente, uno de mayo de 1886,  el mismo periódico reproducía este mismo suelto con idénticas palabras.

 

 

    En 1897 aparece De Rojas en Barcelona. Ciudad con fuerte presencia carlista, seguramente estaría bien aceptado en los círculos tradicionalistas. Además, viendo que no podía pasar por Madrid donde se le recordaría su pasado, desde Barcelona podría empezar de nuevo una vida sin contaminación ni de Chinchón ni de sus sermones. Además desde el puerto de Barcelona podría tomar el barco que le llevara lejos de España. En América era muy poco probable que se conocieran sus andanzas anteriores. Y sus servicios como predicador en novenas serían bien pagados. 

Por esta época es cuando se hace acompañar por América de varios de sus sobrinos segundos. Los viste y les da educación y formación. 


    Pero sigamos en Barcelona. Hacía poco que la ciudad había asimilado varios pueblos de su alrededor. El alcalde organiza una fiesta a la que asisten setecientos invitados. De Barcelona y de los pueblos anexionados. La Renaixensa del día 26 de setiembre de 1897 decía:


“-El viernes por la noche tuvo lugar en la Casa de la Ciudad de Barcelona, la solemne recepción en honor de los representantes de corporaciones de la poblaciones agregadas. El señor Coll y (sic) Pujol acampañado de tenientes de alcalde y regidores, recibió a las autoridades y representates de Corporaciones que en gran número acudieron allí a ofrecer sus respetos al Alcalde de Barcelona.  Además de los alcaldes de barrio y presidentes de sociedad de los pueblos del llano había algún señor rector y otros sacerdotes entre los que se distinguía el Reverendísimo Padre Mollina, Superior general de las misiones de la América Central.

A las diez, las sociedades corales en número de más de treinta acompañadas de la Banda Municipal se presentaron en la Plaza de San Jaime siendo recibidas con grandes aplausos al aparecer en la puerta de la Casa de la Ciudad los respectivos pendones y banderas. Las piezas del programa que dirigió el maestro Sadurní fueron muy aplaudidas teniéndose que repetir Las galas del Cinca, La Maquinista y Los nietos de los Almogávares de Clavé.

En el Salón de Ciento fue servido a los invitados un espléndido lunch (sic) terminando la fiesta a las doce y media, con la iluminación de la Plaza por medio de fuegos de bengala produciéndose con tal motivo un hermoso espectáculo con el inmenso y atapahida? Gentío que llenaba la plaza.

 Para la recepción de la que hablamos se repartieron unas 700 invitaciones.

 La guardia municipal de gran gala formaba en el vestíbulo y escaleras de la Casa de la Ciudad.”

Imagen 306. Recorte de La Renaixensa del 26 de setiembre de 1897.

 

 


    Aparte de reconocer nuestras dificultades para una correcta traducción de otro idioma, el suelto nos hace reflexionar. Aparece el Padre Mollina, cuando ya no pertenecía a la orden capuchina por lo que no debería usar ese nombre. Aparece como superior general de las Misiones de la América Central, organismo del que no se tienen noticias por ninguna parte. Aparece como único citado. 

    Ya sabemos de la capacidad de resurgir de sus propias cenizas de De Rojas, pero ¿cómo iría vestido para llamar la atención? A De Rojas se le supone una capacidad especial para relacionarse con la prensa, como ya vimos. ¿Se insinuó –en amplio sentido- al periodista? Dejémoslo ahí.

Imagen 307 Salón del Concejo de Ciento del Ayuntamiento de Barcelona a finales del siglo XIX. Archivo Zerkowitz.

 



    Para seguir, acudamos a la Wikipedia.


La Hormiga de Oro fue una revista española editada en Barcelona entre 1884 y 1936, escrita en castellano y de ideología católica y carlista. Fundada por Luis María de Llauder (1837-1902) quien dirigía la Asociación de Católicos en Barcelona. Llauder fue uno de los principales publicistas católicos intransigentes del siglo XIX, enemigo de la masonería y el judaísmo. Difundió la obra de autores antisemitas como Drumont y Casabó, que el propio Llauder se propuso completar en el libro La Europa judía (publicado bajo el seudónimo de Tanyeman). En esta obra combinó el pensamiento antisemita moderno con el antijudaísmo católico tradicional, basado en la Biblia, los padres de la Iglesia, los pontífices y clásicos como Siliceo y Torrejoncillo. Se opuso a la colaboración del carlismo con el incipiente nacionalismo catalán, al que consideraba vinculado al liberalismo.

 


     La Hormiga de Oro además de revista era una librería. Lógicamente, de temática religiosa y de orientación integrista. Primero estuvo en la calle de Hércules, 4, en sitio céntrico, para pasar más tarde a la centriquísima avenida del Portal del Ángel. La imprenta la tenía en la calle Nueva de San Francisco, 17. También estuvo en Santa Ana, 26.

 Imagen 308. La librería La Hormiga de Oro en el Portal del Ángel, Barcelona, Fotografía tomada de lapanxadelbou.blogspot.com



    Pues bien en la revista de La Hormiga de Oro aparece el anuncio de un libro –en realidad tres libros editados en un solo tomo- del Padre Mollina. Lo increíble es que ahora Francisco de Rojas García se hace llamar Reverendo Señor Francisco Lorenzo María de Rojas de Mollina. Al final de una página con anuncios de libros de la librería, entonces en la calle de Hércules, venía:

Imagen 309. Anuncio en una página de la revista La Hormiga de Oro.



 

    Este mismo anuncio apareció en la misma revista y con el mismo formato el día siete de abril de 1898.

 


    La actividad publicitaria del nuevo personaje creado por De Rojas no cesa. Envía un ejemplar a La Ilustración Española y Americana y consigue que le hagan una reseña en la sección de LIBROS PRESENTADOS Á ESTA REDACCIÓN POR AUTORES Ó EDITORES. El día 28 de febrero de 1898 salía la reseña en esta revista:


Historia de las traslaciones milagrosas de la Santa Casa de Nazareth en Loreto, Los portentos de Monte-Alverno y mi viaje á Tierra Santa,  por el Revdo. Fr. Francisco Lorenzo María de Rojas de Mollina.

Se ha publicado, corregida y aumentada, la tercera edición de la obra que el Revdo. Padre Superior de la Misión apostólica de las Siete Palabras ha escrito sobre las traslaciones de la casa de la Santísima Virgen María de Nazareth á Tersatz (Dalmacia) en 1291, y después á Loreto en 1294, donde existe hace seis siglos. La historia de la Santa Casa Lauretana es poco conocida en España, y seguramente causará profunda y gratísima impresión en los lectores católicos el libro del P. Rojas de Mollina, por el que conocerán detalladamente tan interesantes hechos.

A la historia de la morada santa sigue en la obra citada el relato de los portentos de Monte-Alverno donde hizo penitencia San Francisco de Asis, y termina el libro con las impresiones que el autor sintió al visitar los Santos Lugares donde se realizaron los más sublimes misterios de la religión de Cristo.

El volumen, de 450 páginas, lujosamente encuadernado, véndese en España al precio de 2,50 pesetas.”

 



    Por esa reseña sabemos de un nuevo título con el que se hacía llamar el señor De Rojas: Superior de la Misión apostólica de las Siete Palabras. También vemos que lo califica de fraile, cuando ya estaba expulsado. Era presbítero, pero no fraile.

Imagen 310. Página de La Ilustración Española y Americana donde aparece la reseña sobre De Rojas.

 



    El 19 de julio de 1899 es El País quien se acuerda del Padre Mollina. Lo cita:

“… cuando de pronto ¡zas! como decía el P. Mollina en sus sermones,…”



    También de El País es esta cita. Apareció el 28 de agosto de 1899. El periódico estaba escribiendo sobre un arzobispo aspirante al cardenalato:

"...iban á temblar en Palacio y… zás, como decía el Padre Mollina, capelo conseguido.”

Imagen 311. Cita en El País.

 



    Este mismo periódico lo citaba tres veces en su edición del día 31 de agosto de 1899. La comparación, como era de esperar, era con Campazas, el famoso personaje del Padre Isla.


    El periódico estaba criticando a un cura y quejándose del escaso control sobre los clérigos y su formación académica. El artículo se titulaba UN PÁRROCO IGNORANTE. Decía:

 

“Eso sí, predicar lo hacía con frecuencia, ere yéndose un gran orador, y aún suele, aunque no tanto, echar su cuarto á Campazas.

Este legendario tipo del P. Isla parecería un Crisóstomo al lado de nuestro cura. El P. Mollina era un animal, es cierto, pero sus herejías enormes y sus dislates hacían reír. Este de San Ginés resulta profundamente antipático y odioso  con su cara de malvado, sus manazas de cavador, su vocejón de becerro, su habla brutal y ademanes groseros, y en punto á herejías que le echen á él Mollinas.

Predicaba de Trinidad, el domingo, de este misterio, año 1894, y habiendo leído sin duda para prepararse, un sermón impreso, el muy bárbaro había tomado las objeciones de la incredulidad como afirmaciones dogmáticas.

—Laz trez perzonaz, decía, que zon tres zerez diztintoz con zuz tres almaz, tienen cada una laz cualidudez de laz otraz ¿zabéiz hermanoz míoz? Azi er Padre ez trino, puez er Hijo ez trino y er Espíritu zanto ez también trino...»

 IY resultaban nueve personas! Enfoncé al P. Mollina.”

Página 312. Página de El País del 31 de agosto de 1899 donde se cita por tres veces al antiguo Padre Mollina.


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