BREVES APUNTES DE HISTORIA DE MOLLINA, 1990




Cuando en 1990 se encargó el Pregón de la Vendimia de Mollina a Antonio Gala se pensó en hacer un dossier con informaciones sobre la historia de Mollina, evolución de la viticultura en el pueblo, tipos de vinos de la denominación de Origen Málaga… A mí me correspondió hacer los dos primeros estudios.

Ya en aquellos días teníamos información veraz, seria, y contrastada sobre nuestro pasado. Estos breves apuntes sobre nuestra historia fueron a partir de entonces conocidos por haberse enviado a pregoneros, medios de comunicación, estudiosos… que los han usado libremente. De este uso, de los que estoy más orgulloso es de la interpretación que hicieron Antonio Gala y Luis García Montero.  Éste último sacó en el diario El País una columna sobre Mollina que algún día colgaré en este blog y que tiene mucho que ver con el escrito que pongo a continuación.

La archivera municipal, Sra. Castellano López, está completando y ampliando este texto sobre todo en lo referido al reparto de tierras del siglo XVI. La cita de este trabajo por la doctora Fernández Paradas  -precisamente sobre este tiempo- no hace más que llenarme de orgullo sabiendo mis pobres inicios en la materia y las dificultades sobrellevadas.

Lógicamente va con bibliografía. Un trabajo de este tipo no vale nada sin ella. Sería una divagación sobre nuestro pasado, pero sin cimientos, sin estructura en el edificio. Quien ha estudiado un poco de Historia lo sabe.

Estos son los

Breves apuntes de Historia de Mollina







            Los primeros pobladores de lo que hoy es el término municipal de Mollina se asentaron en la época neolítica en las cuevas existentes en la Sierra de la Camorra, a unos seis kilómetros del actual casco urbano. De este tiempo es la cerámica cardial encontrada en la Cueva de las Goteras (1) y Cueva de la Higuera, y el taller lítico del Abrigo de los Porqueros (2). En esta misma cueva se encontraban las pinturas rupestres descubiertas por H. Breuil en 1918, representando unas figuras humanas esquemáticas de tipo cruciforme (3).



            De la época romana se conserva un mausoleo-templete en el Cortijo de la Capuchina, un molino de aceite de gran capacidad –que demuestra la importancia del olivo en esta zona ya en tiempos antiguos- (4) y un fuerte –Castillo del Capiruzón- en Santillán, único en Andalucía de esas características (5). Asimismo cerca del pueblo se encontró el ara dedicada a Hércules que el Cabildo de Antequera colocó en el Arco de  los Gigantes de dicha ciudad en 1585 (6).



            De todas formas estos restos arqueológicos se encuentran dispersos por el término y sólo hallamos noticias históricas de población agrupada a partir de la Edad Moderna, y siempre muy relacionada con Antequera, ciudad de la que dependió hasta el siglo XIX.



            Una vez que el Infante don Fernando el de Antequera conquista esta Ciudad y sus tierras –entre ellas lo que hoy es el término municipal de Mollina- en 1410, empiezan los repartos de las mismas, aunque no sin dificultades. En efecto, Antequera no fue un centro de gran atracción de colonos, pues se encontraba muy adentro en tierra de moros, y si se hicieron repartimientos en esa fecha era más bien con vistas a un futuro, por lo que las tierras, es posible, quedaron sin cultivar o tal vez mal explotadas (7). Rodrigo de Narváez –primer Alcaide cristiano de Antequera- repartió las tierras en diecinueve partidos, todos ellos en una parte de la Vega, la zona más rica y por otro lado la más resguardada, prueba fehaciente de la inseguridad de la Plaza. Cada partido, por término medio, no sobrepasó las ocho yugadas y media y cuatro aranzadas, el cual tenía que haber sido destinado para sesenta y dos peones que, al no existir dicha cantidad, el Alcaide Rodrigo de Narváez las tomó como donadío y fue transmitido no por herencia sino por el cargo –alcaide- a su hijo don Fernando de Narváez y que quedó como bienes de Propios de la Ciudad de Antequera.



            No tenemos noticias del repartimiento de dicho Partido –completo- hasta 1575 en que –ya con el nombre de Partido de Mollina (8)- se reparten 1.031 fanegas de tierra a vecinos de la Ciudad de Antequera (9). Esta fecha –1575- es la que cabe considerar como la del origen del pueblo, como lo demuestra el hecho de que ya en 1582 había población suficiente para formar Parroquia. De esta fecha es el primer libro de Bautismos que se conserva (10).



            Las tierras repartidas formaban parte de lo que en lo sucesivo será el llamado “Cortijo de la Ciudad” –clara alusión a la pertenencia a los bienes de Propios de la Ciudad de Antequera- y cuyo caserío es –según A. Parejo Barranco, Cronista Oficial de dicha ciudad (11)- el convento de la actual Plaza de la Constitución. Los colonos de las tierras de este “Cortijo de la Ciudad” debían tratar las condiciones de arrendamiento con el Cabildo de Antequera, propietario de las mismas. Estas condiciones fueron en algunos años causa de problemas y pleitos entre los mollinatos y dicha institución. Gracias a la documentación existente de uno de ellos sabemos que el caserío del cortijo estaba arruinado a finales del siglo XVIII (13), por lo que su fisonomía actual responde a los cánones de la arquitectura antequerana dieciochesca     –época en la que fue restaurado- y desconocemos cuál sería su estado primitivo (14).



            Los colonos del citado “Cortijo de la Ciudad” se encontraron la tierra de monte, la cual fueron rompiendo y plantando de olivar (15) de tal forma que ya en el siglo XVII es este el cultivo predominante, y así, de las 5.461 aranzadas de olivar que había en el extenso término de Antequera en esa época, 2.000 estaban en Mollina (16). No es de extrañar, por tanto, que el lugar que ocupaba Mollina recibiera también el nombre de ”Pago de las Olivas” (17) y que, cuando en 1687 se amplíe la Iglesia Parroquial, el obispo Fray Alonso de Santo Tomás cambie la titularidad de la Parroquia de San Cayetano por el de Nuestra Señora de la Oliva (18).



            Aunque desconocemos el número de colonos que iniciaron la población de Mollina,    sabemos  que  ésta fue progresando continuamente y  así  García de Yegros (19) nos da 220 vecinos en 1609 y el censo de Floridablanca de 1787 (20) da un total de 1.379 habitantes para el Partido de Mollina –que englobaba también al Humilladero (21)-. Ya en el siglo XIX Pascual Madoz da una cantidad de 1.771 habitantes en 1845, cifra bastante inferior a los más de 5.000 alcanzados a mediados del siglo XX (22).



            Hasta entrado el siglo XIX Mollina dependió no ya sólo económicamente con el arrendamiento del “Cortijo de la Ciudad”, sino también jurisdiccionalmente de la ciudad de Antequera. La independencia de ésta y creación de Ayuntamiento propio es de por 1820 (23).



            Con una situación económica difícil comienza la época de Mollina independiente de Antequera. Las Actas Capitulares referidas al siglo XIX están repletas de solicitudes de dinero para empleo de trabajadores del campo, así como la petición de ayudas –alternativamente- por sequía o inundaciones. Y –quizá para contrarrestar el dicho recogido por C. Fernández de “ni ciudad ni villa y es más grande que Sevilla” referido a Mollina y a la dispersión de sus casas (24)- aparece en las mismas la población ya con la categoría de villa y no de Partido de Mollina como en los tiempos precedentes.



            Con la situación social anteriormente insinuada se comienza a formar a mediados del siglo XIX y en las provincias de Granada, Málaga, Córdoba y Jaén una sociedad secreta dirigida por el albéitar de Loja Rafael Pérez de Álamo, cuyos miembros tenían diversos criterios políticos –demócratas republicanos, socialistas,...- distinta composición social –jornaleros, pequeños propietarios,...- aunque coincidías en que el deber del Hombre era reorganizar el aspecto social y económico de los pueblos de acuerdo con una ideología democrática. En Mollina dicha Sociedad tuvo un auge enorme. Sus miembros –autodenominados “garibaldinos”- eran más de 300 de entre 500 padres de familia (25). De hecho la llamada “Revolución de Loja” de 1861 tuvo su precedente o al menos detonador, en la asonada de Mollina del 21 de junio de ese años, como bien recoge Antonio Nadal en sus estudios sobre estos sucesos. La narración de los mismos está recogida por bastantes historiadores –Bernaldo de Quirós, Díaz del Moral, Tuñón de Lara,...- pero baste aquí poner la relación que de ellos hace el propio Pérez del Álamo en sus “Apuntes sobre dos revoluciones”: “Cuatro días antes de mi prisión, el 21 de junio, y a consecuencia de la fermentación de los ánimos, hubo un choque entre la autoridad local y algunos afiliados en la villa de Mollina, a dos leguas de Antequera, dando por resultado algunos muertos y heridos.” (26)



            La represión sobre esta sociedad secreta no impidió que los obreros de Mollina siguieran organizándose. –Ya Benito Pérez Galdós en uno de sus Episodios Nacionales, y refiriéndose a los hechos antes expuestos, adelantó que “otros tiempos traerían la razón de aquella sinrazón”- Así Mollina aparece como una de las cinco federaciones locales de la provincia de Málaga –las otras eran Antequera, Iznate, Málaga y Vélez-Málaga- de la Internacional Hispánica a mediados de 1881 (27).



            Estos fermentos de movimiento obrero se vieron violentamente truncados con la guerra civil 1936-1939.  En efecto,  tras la fuerte resistencia de las fuerzas obreras (28) el día 12 de agosto de 1936, fueron fusilados en torno al centenar de personas por el ejército nacionalista.



            Por último, la segunda mitad del siglo XX son los años de la emigración y la esperanza. De la emigración, porque los 5.098 habitantes censados en 1950 quedaron convertidos en 2.868 en 1975. La gran mayoría de obreros –casi todos agrícolas (29)- se quedaron sin trabajo con la llegada de las máquinas al campo y no tuvieron mas salida que la emigración. De la esperanza, porque en los últimos años el pueblo ha realizado un esfuerzo tal que no sólo ha cambiado el aspecto y la unión de los distintos barrios dispersos de la villa duplicando, casi, la superficie construida –en buena parte gracias a los propios emigrantes retornados- sino que ha sabido levantar fábricas con su esfuerzo cooperativo, organizar de la misma forma la distribución de alimentos y pasar de ser un pueblo olivarero- sin ninguna tradición vinícola- a producir más del ochenta por ciento de los vinos de Denominación de Origen “Málaga” en apenas veinticinco años.









Notas



1.- Véase el trabajo de Navarrete Enciso para el Museo Arqueológico Provincial de Málaga (1976)

2.- José Enrique Márquez Romero. “El taller lítico del Abrigo de los Porqueros (Mollina, Málaga)”. Mainake X, Málaga, 1988.

3.- Reproducidas en Breuil, Blurkitt y Polloc, “Rock Painting of Southern Andalucía” Oxford, 1929, y en Simeón Giménez Reina, “Los grabados rupestres del Arquillo de los Porqueros (Antequera, Málaga) 1956.

4.- Manuel Romero  Pérez. Cerro de la Fuente y  Prado del Verdún. Anuario Arqueológico de Andalucía, 1987, Actividades de urgencia. Junta de Andalucía, Consejería de Cultura. Dirección General de Bienes Culturales, Sevilla, 1990, páginas 446-448 y 457-460.

5.- Ver Elena Blanco Castilla, “Un fuerte y un templete-mausoleo romanos encontrados en Mollina”, en Diario Sur de 13 de mayo de 1982.

6.- Ver R. Amador de los Ríos, “Catálogo de los Monumentos Históricos y Artísticos de la Provincia de Málaga” y R. Atencia Páez, “El Arco de los Gigantes y la Epigrafía antequerana”. Jábega 35. Málaga, 1981 y “Sobre el culto de Hércules en la Baetica: A propósito de un ara votiva de Mollina (Málaga)” Mainake X, Málaga, 1988.

7.- Para esta época y los repartimientos de tierras en Antequera ver F. Alijo Hidalgo, “Antequera, Ciudad de Frontera durante los años 1410-1454” Gibralfaro 28, Málaga, 1976; “Antequera Cristiana, primeros repartimientos de tierras” Gibralfaro 30, Málaga, 1981; y “Antequera y su tierra (1410-1510) Libro de repartimientos” Málaga, 1983.

8.- En el estudio de F. Alijo Hidalgo sobre los repartimientos de Antequera (ed. citada) aparece numerosas veces el nombre de Torre Molina, algunas Molina y muy escasas veces Mollina. La indecisión ortográfica Molina-Mollina de finales de la edad Media y principios de la Moderna, puede verse también en el retrato del monarca castellano Enrique IV –reproducido en el número 239 de la revista Historia y Vida, Barcelona, 1988- en el que aparece la relación de títulos del mismo y al final aparece Mollina haciendo referencia a Molina (de Aragón).

9.- Archivo Municipal de Mollina. Actas Capitulares de 8 de febrero de 1.864.

10.- Archivo Diocesano de Málaga, caja 371: Mollina. Ver Lisardo Guede, “Mollina en los archivos eclesiásticos malacitanos”. En Sur, Málaga, 15 de noviembre de 1983.

11.- Cristóbal de Medina Conde. “Diccionario Geográphico Malacitano”. 1772-1973. La transcripción de la respuesta del párroco de Mollina para dicho diccionario se publicó en el programa de feria de Mollina de 1990 en el artículo de Antonio García López “La Mollina del último tercio del siglo XVIII”.

12.- I Semana de Historia Popular. Mollina, verano de 1988.

13.- Antonio Parejo Barranco, “Antequera en el siglo XVIII (Población, economía, sociedad)” Málaga, Publicaciones de la Diputación Provincial,1985.

14.- Para su descripción artística, ver Rosario Camacho Martínez, “Málaga Barroca”. Málaga, 1981.

15,. Cristóbal de Medina Conde. Obra citada.

16.- Antonio Parejo Barranco. “Historia de Antequera”. Antequera, 1987.

17.- Juan Muñoz Herrera, “Gozos a la Virgen Santísima de la Oliva”. Escritos probablemente durante su estancia como párroco en Mollina (segunda mitad del XIX) y reimpresos en Antequera en 1939.

18.- Cristóbal de Medina Conde. Obra citada.

19.- A. García de Yegros, “Historia de la antigüedad y nobleza de la ciudad de Antequera en la provincia de Andalucía”. La obra se compuso en 1609; la edición que hemos consultado está impresa en Antequera en 1915.

20.- Se ha consultado la edición del Instituto Nacional de Estadística, Madrid, 1986.

21.- Humilladero dependió eclesiásticamente de Mollina hasta el 5 de marzo de 1798 en que consiguió tener Parroquia propia. Por el pleito de separación se deduce que Mollina –sin el Humilladero- tendría en esas fechas 1.062 habitantes. Archivo Catedral de Málaga, legajo 642, pieza 14.

22.- Antonio García López, “Evolución demográfica de Mollina”. Mollina, 1988.

23.- La primera Acta Capitular del Ayuntamiento de Mollina es del 9 de junio de 1820. Un año antes se habían escriturado las tierras del “Cortijo de la Ciudad” a sus arrendatarios. Archivo Municipal de Mollina, Actas Capitulares de 8 de febrero de 1864.

24.- Cristóbal Fernández, “Historia de Antequera desde su fundación hasta el año de 1800” Málaga, 1842 y Cristóbal de Medina Conde, obra citada.

25.- Antonio Nadal, “Málaga en la revolución de Loja de 1861”, Jábega 7, Málaga, 1974 y Archivo Municipal de Mollina, documentos sin clasificar.

26.- Rafael Pérez del Álamo, “Apuntes sobre dos revoluciones”, Sevilla, 1872. Editado en ZYX, 1971 y Biblioteca de Cultura Andaluza, 1986.

27.- Antonio Nadal, “Algunos aspectos de finales del siglo XIX malagueño”. Jábega 8, Málaga, 1974.

28.- Antonio Nadal, “Acontecimientos militares en Málaga (julio de 1936-febrero de 1937)” Málaga, 1983.

29.- En 1931 había  599 obreros agrícolas jornaleros –sin contar los agricultores minifundistas y arrendatarios- por tan sólo 20 dedicados a otros oficios. Archivo Municipal de Mollina. Documentos sin clasificar.  









Antonio García López

Agosto de 1990

©López 2018

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