MOLLINATA ANÓNIMA EN MÍTIN SOCIALISTA EN ANTEQUERA. 1932
El periódico La Razón
en su número del día veintitrés de octubre de 1932 da nota, en sus páginas dos
y tres, de un acto celebrado en Antequera y organizado por la Sociedad Femenina
de carácter socialista.
Da cuenta del acto con una prosa marcadamente
partidista como es de esperar en una publicación de este tipo.
Pero, ay, cuando
tiene que dar el nombre de la participante mollinata no solo se olvida de su
nombre sino que la agrede con el calificativo de mollinense.
Muy ducho en el lenguaje no debería ser el autor de la
reseña, sobre todo si tenemos en cuenta que el interviniente principal en el
acto era otro mollinato como García Prieto.
Este es el texto en cuestión:
El acto del domingo
pasado en la Sociedad de Obreros Agricultores
Organizado por la
Sociedad Femenina «Transformación» se ha celebrado un importante acto de
propaganda sindical y política. El local de la citada Sociedad se hallaba
totalmente ocupado por compañeras y compañeros.
Presidió el compañero García Álvarez, quien en
breves palabras hizo la presentación de los oradores.
El compañero Soto Lebrón lee del «Diario de
Sesiones» el último ruego del diputado socialista por esta circunscripción
camarada García Prieto, lamentándose que se le restrinja la autoridad al Gobernador
de la provincia y no se cumpla en muchos pueblos la Ley del laboreo forzoso,
dando con ello lugar a que aumente excesivamente el número de los sin trabajo
en la agricultura.
La compañera del vecino pueblo de Mollina
dirige a las compañeras antequeranas unas palabras de salutación en nombre de
las obreras mollinenses organizadas. Pone de relieve las ventajas y sacrificios
de la organización obrera, exhortando a éstas a que perseveren en las
reivindicaciones de la mujer obrera desde la organización, capacitándose para
alcanzar nuevas posiciones a la burguesía, como para que no se malogren las ya
conseguidas.
Terminó diciendo esta
frase que fué subrayada por todas las compañeras: «La unión constituye la
fuerza». Una gran salva de aplausos premió la disertación de esta camarada.
Habla a continuación
el camarada Moreno y dice:
“En mi larga vida
sindical jamás he intervenido en un acto como el que hoy celebramos.
Dispensadme que en este momento me embargue la emoción, porque somos
sentimentalistas
Hace un relato del poder omnímodo que el
Vaticano tuvo en los países latinos, y en algunos de éstos, desgraciadamente,
como en Italia, todavía lo conserva
La religión cristiana, cuando tenía contenido
social, tuvo que luchar denodadamente con un sin fin de obstáculos; tuvieron
que derramar aquellas generaciones mucha sangre para mantener viva la fe
religiosa.
Pues bien; este es un
maravilloso ejemplo a seguir por nosotros. Y yo me permito deciros que se está
siguiendo. ¡Fijaos cuántos sacrificios cuesta a la clase trabajadora construir
sus casas del Pueblo! ¿No es esto un parecido de cómo se construían antes los
templos y torres? Si. Y en estos templos del trabajo es donde el hombre se está
educando revolucionariamente para luchar y alcanzar su total emancipación, y es
esto lo que vosotras, queridas compañeras, debéis de imitar».
El orador se refiere después a las andadas del
jesuitismo español, formado en su totalidad por el gran capitalismo español, y
da a conocer algunas de las conquistas y reivindicaciones alcanzadas por el
proletariado. (Aplausos).
Después de la
intervención de este camarada, el Pastor Poeta, que accidentalmente se
encontraba en Antequera, recitó varias poesías que fueron escuchadas por la
numerosa concurrencia con gran silencio. Dedicó éstas a los campesinos, mujeres
y soldados. Al final escuchó una estruendosa ovación que duró largo rato,
siendo felicitado.
Al ocupar la tribuna
García Prieto es objeto de una delirante ovación.
«Compañeras y compañeros —empieza diciendo—:
yo me sentí orgulloso al ser requerido por la Sociedad Femenina para intervenir
en este acto.
La clase trabajadora antequerana tiene cultura
y conciencia de clase explotada suficiente para luchar por su emancipación, y
precisamente esto es lo que queremos hacer los socialistas con la mujer obrera:
capacitarla para que pueda actuar con el hombre por la liberación económica de
la Humanidad.
Voy a tratar de la
Reforma agraria votada por las Constituyentes. En la minoría parlamentaria
socialista éramos varios los que discrepábamos de cómo se iba a hacer esta ley,
pero al ver que se expropiarían sin indemnización bastantes terrenos, nuestros
temores de que fuera una reforma agraria eminentemente burguesa no tuvieron
razón de continuar.
Además—y en esto es
preciso que fijéis bien vuestra atención—en una de las bases de la Ley agraria
se declara que la tierra es un instrumento de trabajo, no un instrumento de
renta como en España ha estado declarado el suelo. Una coyuntura buena para la
aprobación de esta ley fué la intentona monárquica de agosto último. El
Parlamento votó una ley por la cual serán expropiados sin indemnización los
terrenos de cuantas personas tomaron parte en aquel movimiento
contrarrevolucionario. En las bases de la ley que nos ocupa va incluida esta
expropiación forzosa de la extinguida nobleza española.
Yo me congratulo de
esta conspiración que en cierto modo puede ser la iniciación de que los
compañeros del campo tengáis tierras que cultivar.
Por lo que respecta a
la localidad, será esta una de las poblaciones más favorecidas por la tal
Reforma, ya que tiene muchos bienes comunales o de Propios, que hoy están en
poder de la burguesía por obra de las malas artes de ésta, que quizás vosotros
conozcáis mejor que yo. (Gran ovación)
.Pues bien; la Reforma
agraria va al rescate de estos bienes de los pueblos, y es preciso que cuando
elijáis vuestros representantes en las comunidades locales, juntas provinciales
e Instituto nacional, seleccionéis a los compañeros que os han de representar.
El Estado, para ponerla en vigor, ha consignado
en el presupuesto del Ministerio de Agricultura de este año cincuenta millones
de pesetas. Si a esta cantidad le añadimos las tierras expropiadas y los bienes
de Propios que este año se rescaten, comprenderéis que la Reforma agraria en el
primer año cuenta con un buen capital. Los socialistas tenemos que inculcar al
proletariado campesino la idea de que el suelo hay que darle un carácter
colectivista. Hoy están las organizaciones de obreros del campo facultadas por
el Ministerio del Trabajo para concertar contratos de arrendamientos
colectivos, llegándose hasta el límite de que si éstas no disponen de los
medios económicos indispensables para una explotación agrícola darles
preferencia en los créditos que el Estado facilita para los cultivadores.
Y esta iniciación del, colectivismo agrario,
con ser mucho para algunos, a nosotros nos parece poco. No por eso dejo de
reconocer que sea una cosa eficaz. ¡Ah, lo es! Al ponerse en vigor la Reforma
agraria, queda a juicio de las comunidades de campesinos si la explotación ha
de ser individual o colectiva».
El orador se dirige
después a las mujeres y les dice que, al igual que ellas, las obreras de toda
la provincia se han organizado. Menciona, entre otros, a los pueblos de
Campillos y Teba, modelo de organizaciones, donde las Sociedades de
trabajadores de la tierra tiene contratos de arrendamientos colectivos, como
podría haberse hecho en Antequera, a no ser por la táctica errónea que ha
imprimido a este Centro una minoría audaz. (Muy bien).
Afortunadamente, yo me doy cuenta de que esta
Sociedad vuelve a incorporarse leal y decididamente a la gloriosa U. G. T.
Terminó diciendo:
«Hay que capacitarse,
camaradas, para que esta República burguesa se convierta en socialista».
Finalizó este
brillantísimo acto en medio de grandes vivas a la Sociedad Femenina, a la U. G.
T. y al Partido Socialista.
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