MUJERES MOLLINATAS EN LA FIESTA DEL PRIMERO DE MAYO. 1932
Ya vimos en el estudio sobre las letras
de carnaval cómo las comparsas de obreros menospreciaban el trabajo político de
la mujer –en este caso, de derechas-.
Felicitamos a los compañeros de Mollina por la demostración de capacidad
El ocho de mayo de 1932 La Razón, periódico dirigido por el
socialista mollinato García Prieto, informaba sobre la celebración en Mollina
del Primero de Mayo en el que dos jóvenes prestaron al acto la gracia de su feminidad -en este caso, de izquierdas-.
Decía así:
DE MOLLINA
El pasado domingo
celebróse con un grandioso acto la Fiesta del Trabajo.
A las seis de la tarde
tuvo lugar el mitin en el Centro Obrero, con la intervención de los compañeros
Antonio y José Parrado, Daniel Rojas,
Rosario Palomino, Carmen Durán, Andrés Martinez, de la Juventud Socialista malagueña,
Francisco Jiménez, de Madrid, Villalba y García Prieto.
Todos abogaron por la
unión proletaria, dentro del marco evolutivo del Socialismo, para conseguir
arrancar de la burguesía los privilegios que detenta, de una manera firme,
consciente, como corresponde a la aspiración del trabajador, dejando a un lado
estridencias que sólo conducen al beneficio de la reacción capitalista, que
aprovecha las discusiones encontradas de los obreros para afianzar sus
baluartes.
Resaltaron por la
simpática inspiración de sus oraciones las jóvenes Rosario Palomino y Carmen
Durán, que prestaron al acto la gracia de su feminidad.
La concurrencia fué
tan numerosa que rebasaba la capacidad del amplio salón del Centro Obrero,
teniendo algunos compañeros que permanecer en la puerta.
Destacó de una manera
valiente, plena de elocuencia, la compenetración del pueblo obrero de Mollina, que
se manifestó como un sólo hombre, consciente de su deber proletario.
Durante el acto imperó
la mayor alegría, desarrollándose dentro de un orden perfecto y encomiable.
Felicitamos a los compañeros de Mollina por la demostración de capacidad
social dada con motivo
del Primero de mayo, fiesta roja del trabajo.
Ponemos el encabezamiento y la página entera para comprobar cómo en El Humilladero, en una boda civil, los testigos sólo eran hombres.
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