JUAN PALOMO, ALCALDE LIBERAL Y MUERTE DE EX ALCALDE. 1917
Recorte de Antikaria, revista de Antequera, quince de febrero de 1917.
Antikaria, revista literaria, artística y de intereses
generales, de Antequera, en su edición del año I, número 4, de fecha quince de
febrero de 1917 trae la noticia del pacto hecho en Madrid por la que la
alcaldía de Mollina pasaba a manos de liberales. Lo leemos en la imagen primera.
Como era de esperar el Heraldo de Antequera, conservador,
arremete contra el nuevo alcalde, Juan Palomo, liberal, y juega con su nombre.
En la edición del domingo dieciocho de febrero de 1917, año VIII, número 369,
dice:
La administración en
Mollina
Nuestro querido colega
El Cronista de Málaga, publica el siguiente suelto, que no deja de tener
trascendencia en el orden político en este distrito, además de la curiosidad
que enseña, y decimos que reviste importancia lo que está haciendo el Alcalde
de Mollina, porque ello, por sí solo, da al traste con ciertas seguridades
ofrecidas en Madrid por determinada personalidad liberal de la provincia.
CASO CURIOSO
«La Comisión
provincial ha informado en una de sus últimas sesiones un expediente que tiene
la gracia por arrobas. Al Alcalde de Mollina, que se llama Juan Palomo,
exactamente lo mismo que el célebre personaje que figura como protagonista en
una locución vulgar, le estorbaba para sus fines el Secretario de aquel
Ayuntamiento, y emulando las glorias de su homónimo, aparece celebrando él solo
sesiones de segunda convocatoria, confirmando la suspensión decretada por él
del referido funcionario, formándole expedienté y nombrando otro interino, que,
por añadidura, no es empleado de la corporación.
Esta se halla integrada, a más del alcalde,
por diez regidores, y se da el caso de que todos ellos han recurrido contra el
acuerdo adoptado exclusivamente por el Sr. Palomo, que se lo guisa y se lo come
sin acordarse de que existe una ley municipal.
La Comisión, claro es, ha informado
favorablemente el recurso, declarando nulo y sin efecto todo lo actuado por
cuenta y riesgo del Alcalde a espalda del resto del Ayunta miento, que es el
único que tiene competencia para nombrar y separar empleados; y es de esperar
que el Sr. Gobernador haga suyo el informe, adoptado por unanimidad, para que
no prospere esa alcaldada, que es seguro que no tendrá precedentes en la
historia del caciquismo.
Por otra parte, se
trata de un funcionario que lleva bastantes años en aquella secretaría, que ha
prestado y presta excelentes servicios, pese a la sordera de que hoy se le
tacha, y que por toda recompensa se le echa a la calle, añadiendo all atropello
el inri de su ineptitud.
No creemos al Sr. Torres Guerrero, capaz de
secundar ilegalidad semejante.»
El cuatro de marzo de 1917 este mismo medio daba cuenta de
los pactos por los que los alcaldes conservadores tuvieron que dimitir. Entre
otras cosas decía en su página primera:
En cuanto a las demás
cláusulas, inmediatamente que se tuvo aquí conocimiento del pacto, renunciaron
los puestos los tenientes de alcalde de Antequera que debían hacerlo, según lo
convenido. Vencidas dificultades de trámite en Humilladero, bien pronto tuvieron
los adversarios mayoría de concejales y Alcalde en este pueblo. Y en Mollina y
Fuente Piedra, los Alcaldes conservadores renunciaron, y nuestros propios
amigos dieron sus votos al Alcalde titulado liberal, no obstante las protestas
de aquellos vecindarios, ante la absoluta insolvencia de los que habían de
manejar la ordenación de pagos.
Claro es, que al no
estar pactado que en Mollina y Fuente Piedra habían de disponer los adversarios
de mayoría en los Ayuntamientos, era para que los Alcaldes aquellos no se
abrogaran las facultades de las corporaciones, limitándose a ejercer las
propias exclusivamente; bueno, pues, a las veinte y cuatro horas de pescar las
Alcaldías, dijeron que allí no había más ayuntamiento, concejales ni mayoría
que los alcaldes, echaron a la calle a todos los empleados, incluso a los que
dependían del Ayuntamiento no de¿ Alcalde, y en fin, realizaron tales cosas,
que los ediles conservadores dejaron de asistir a cabildos, y hasta al Gobierno
Civil llegan ya las protestas de lo que se viene ejecutando.

Recorte del Heraldo de Antequera, veintidós de abril de 1917.
Mientras gobiernan los liberales muere el que fue alcalde
conservador de Mollina, José Morente López. La noticia de la muerte la dio el
Heraldo de Antequera el día veintidós de abril de 1917. Distinguidos conservadores antequeranos vienen para llevar las cintas del féretro.
Pocos meses estuvo el Sr. Palomo en la alcaldía. El Heraldo
de Antequera, en su edición del día doce de agosto de 1917 publica una carta de
un conservador de Mollina que firmaba con las iniciales A.P. que decía lo
siguiente:
DESDE MOLLINA
COSAS ESCANDALOSAS
DESDE MOLLINA
Sr, Director de
HERALDO DE ANTEQUERA
Muy Sr. mío y amigo:
Es menester que se sepa Io que ha hecho este Palomo de aquí con los dineros del
pueblo, para que una vez que llegue a oídos de las gentes, ahí en los demás
pueblos del distrito, asi como en Málaga, y hasta en Madrid para que lo conozca
el Sr. Armiñán, pueda la opinión pública juzgar respecto de la clase de
partidarios que en Mollina tiene dicho señor , y éste pensar si le da lustre haber
patrocinado un Alcalde de la calaña de este Palomo.
Es el aguador del pueblo, y en tanto ha sido
Alcalde traía para el consumo el agua uno de sus muchachos.
Esto después de todo, no
es de extrañar, después de haber visto algún que otro Alcalde que han tenidos
ustedes en esa hermosa población.
Pero, aunque no esté
del todo bien mirado que Mollina haya tenido ese Alcalde si hubiera sido bueno,
habría resultado doble el mérito, porque, que un rico no se coma nada del
Ayuntamiento nada tiene de mérito; en cambio, si es pobre el Alcalde y no se
queda con las perras del pueblo eso si es meritorio.
Pero ha hecho nuestro Palomo más cosillas, que
ni en Estepa los hay más finos.
Hay muchas cosas; pero
vayan dos de las más chicuelas: Tres o cuatro días antes de dejar de ser
Alcalde, firmó una orden para que el depositario entregara 1.500 pesetas, para
pago de gastos de una obra en el cementerio, y como al hacerse cargo de la
Alcaldía D. Juan García, se enterara de ello, buscaron el documento que
contenía la orden de pago, y se encontraron con que no le acompañaban justificantes.
Visitaron el cementerio varios concejales con el Alcalde y por toda obra
descubrieron unas pelladas de yeso, que habrían costado ponerlas hasta 30
reales. Fué llamado el maestro albañil que ha utilizado el Alcalde Palomo que
es yerno suyo, y dijo que él no había recibido las 1.5oo pesetas y que en el
cementerio lo que se había hecho era un chapuz de unas horas.
En fin, una gran
vergüenza.
Todo esto ha escandalizado al pueblo, que está
indignado contra Palomo, que no puede salir de su casa porque la gente le dice:
donde has echado los seis mil reales.
El Ayuntamiento ha tenido que poner el asunto
en manos de la Justicia, y veremos si hay Justicia o no hay Justicia.
Otra cosilla: Tenía el depositario dos mil
reales que debían ingresar en Málaga por el concepto de utilidades, y el día
antes de salir de la Alcaldía Palomo fué a la depositaría cogió las 5oo
pesetas, quiso o no quiso el depositario y se las llevó. Este dice que en
cuanto lo llame la justicia hablará con claridad.
Hay muchas más cosas;
pero con estas dos creo serán bastantes para que no haya ningún hombre honrado,
sea liberal o conservador, republicano o carlista que ampare eso, porque sí
hubiera alguien que lo protegiera, sería porque hubiera complicidad de dinero.
El exalcalde éste
dice, que si él ha dispuesto del dinero del municipio es porque se lo pidieron
desde Antequera para gastos políticos y que en vez de mandar 5oo ptas, que le
reclamaban, remitió solo 300. Ahora falla saber si ello es o no verdad, que
puede que así que se vé perdido, quiera meter en el lío a todo el que se le
antoje.
A.P.
La respuesta del ex alcalde liberal no se hace esperar. La Unión Liberal del día diecisiete de agosto de 1917 trae una carta de Juan Palomo, aunque sin recoger todas las acusaciones a los conservadores por la premura en su envío.
Decía así:
De Mollina
Sr. director de EA (sic) UNIÓN LIBERAL.
Muy señor mío: Por casualidad y cuando ya quizá esté en prensa la tirada del periódico de su digna dirección, ha llegado a mi poder un número del semanario «Heraldo de Antequera», correspondiente al domingo 12 del actual, en el que, bajo el titulo o epígrafe «Cosas escandalosas» se publica una carta firmada con las iniciales A. P. que contiene frases y conceptos injuriosos y calumniosos sobre hechos concernientes a mi gestión como alcalde de Mollina, que estoy dispuesto a desmentir de la manera más absoluta, ejercitando después las acciones que competirme puedan y en la forma que sea procedente en Derecho, contra el autor del aludido suelto, quien con un despecho y desahogo que solo merece desprecio y con una altanería rayana en la rufianería se ocupa en juzgar mis actos con datos completamente falsos, para hacer atmósfera y extraviar la opinión, sin tener en cuenta que en dicho pueblo son bien conocidos los que se escudan bajo las iniciales que sirven de firma a dicha carta, así como la honradez del que hasta há poco ha administrado los bienes de aquél municipio.
Como me propongo desvirtuar con pruebas, que en este momento no tengo a la vista, todos y cada uno de los extremos que abraza la aludida carta y no quiero dejar pasar esta ocasión sin protestar de las imputaciones que se me hacen, ruego a usted, señor director, que en obsequio a la justicia de la causa que defiendo, dé cabida en el número en prensa de su ilustrado periódico, a estas mal trazadas líneas, sin perjuicio de continuar mi información en el inmediato siguiente, con el fin de hacer luz en este enojoso asunto.
Anticipándole por ello las más expresivas gracias, quedo suyo afmo. seguro servidor q. b. s. m. —JUAN PALOMO.
16 Agosto 1917.
De Mollina
Sr. director de EA (sic) UNIÓN LIBERAL.
Muy señor mío: Por casualidad y cuando ya quizá esté en prensa la tirada del periódico de su digna dirección, ha llegado a mi poder un número del semanario «Heraldo de Antequera», correspondiente al domingo 12 del actual, en el que, bajo el titulo o epígrafe «Cosas escandalosas» se publica una carta firmada con las iniciales A. P. que contiene frases y conceptos injuriosos y calumniosos sobre hechos concernientes a mi gestión como alcalde de Mollina, que estoy dispuesto a desmentir de la manera más absoluta, ejercitando después las acciones que competirme puedan y en la forma que sea procedente en Derecho, contra el autor del aludido suelto, quien con un despecho y desahogo que solo merece desprecio y con una altanería rayana en la rufianería se ocupa en juzgar mis actos con datos completamente falsos, para hacer atmósfera y extraviar la opinión, sin tener en cuenta que en dicho pueblo son bien conocidos los que se escudan bajo las iniciales que sirven de firma a dicha carta, así como la honradez del que hasta há poco ha administrado los bienes de aquél municipio.
Como me propongo desvirtuar con pruebas, que en este momento no tengo a la vista, todos y cada uno de los extremos que abraza la aludida carta y no quiero dejar pasar esta ocasión sin protestar de las imputaciones que se me hacen, ruego a usted, señor director, que en obsequio a la justicia de la causa que defiendo, dé cabida en el número en prensa de su ilustrado periódico, a estas mal trazadas líneas, sin perjuicio de continuar mi información en el inmediato siguiente, con el fin de hacer luz en este enojoso asunto.
Anticipándole por ello las más expresivas gracias, quedo suyo afmo. seguro servidor q. b. s. m. —JUAN PALOMO.
16 Agosto 1917.
La Unión Liberal, de fecha treinta y uno de agosto de 1917 trae en sus páginas tres y cuatro lo siguiente cargado de graves acusaciones contra los conservadores:
Las siguientes cuartillas no se
publicaron en el número anterior por estar ya confeccionado cuando estas se
recibieron.
DE MOLLINA
Carta abierta.
Sr. Director de LA UNIÓN LIBERAL
Antequera
Muy Sr. mio y respetable amigo:
Ruego a usted tenga la bondad de ordenar que en el semanario de su digna
dirección se inserten las adjuntas cuartillas que, como le decía en mi carta
anterior, le remito en justa defensa a los cargos que contra mí formulaba el
autor de la carta publicada bajo el epígrafe «Cosas escandalosas», en el
semanario «Heraldo de Antequera», de doce del actual. Si por su mucha extensión
no fuese posible darlas a la publicidad en un solo número, le suplico lo haga
dividiendo el trabajo en dos o más semanas, hasta la conclusión. Dándole por
ello anticipadas gracias se repite de usted, como siempre, por su afectísimo y
s. s. que le saluda y b. I. m.—JUAN PALOMO.
Mollina a 24 de Agosto de 1917.
Las pasiones ruines y miserables de
algunos seres desalmados y provocativos, poco conscientes de lo que significan
los lemas Razón, Justicia, Equidad, que cual ocurre al autor de la carta
firmada con las iniciales A. P., que el semanario «Heraldo de Antequera»
publica bajo el epígrafe «Cosas escandalosas» en el número 394 correspondiente
al domingo 12 del actual, de que ya me ocupaba en carta inserta en el periódico
LA UNIÓN LIBERAL de su digna dirección respectivo al día 17 del propio mes; en
su constante afán de desprestigiar juzgando con ligereza a sus adversarios en
política, y guiados de la mala fe de que van precedidos todos sus actos, llegan
en su osadía a tales extremos, con tal de infundir alarma y crear atmósfera en
la opinión pública, que solo merecen el desprecio de toda persona que en algo
se precie de culta y honrada, y dan lugar a que se saquen a la publicidad, como
me propongo hacerlo, después de rebatir punto por punto todo aquello que
injustamente se me atribuye, las irregularidades, abusos, chanchullos e
inmoralidades cometidos en el Ayuntamiento y fuera de él, por los amigos del
firmante de la carta de que se trata, en las etapas de mando del partido
conservador, en esta localidad, que hasta ahora permanecen ocultos, a fin de
que de ello tengan conocimiento tanto las personas y entidades residentes en
este pueblo, cuanto las que habitan fuera de él y sean juzgados por la vindicta
pública.
Dice el comunicante en su asquerosa
misiva, como si ello, caso de ser cierto, fuese depresivo o denigrante, que soy
el aguador del pueblo y que mientras he estado al frente de la alcaldía, traía
el agua para el consumo de la localidad uno de mis «muchachos», atacando de
paso, aunque ocultando el nombre, a personas muy cultas, dignas y honradas
merecedoras de todos los respetos, que en situaciones liberales han ocupado el
sitial del alcalde, en el Excmo. Ayuntamiento de esa ciudad.
¿Cuándo he sido aguador, ni quién me ha visto
conducir de la fuente pública y distribuir a domicilio, antes, durante el
tiempo de mi gestión, ni después, tan necesario como indispensable líquido?
Como el trabajo honra y dignifica al que es amante de él y todos los que se
precien de personas morales deben tener alguna ocupación—puesto que la vagancia
es vicio —que les permita algún rendimiento, mi hijo José Palomo Carmona (que
es amante del trabajo), a quien ha tiempo compré un carro con su correspondiente
depósito y una caballería, se dedica a la industria, si así puede llamarse, ya
explotada por otros, de surtirse de agua en la fuente pública, distante unos
tres kilómetros de la población, para el abastecimiento de este vecindario, sin
que esto bajo ningún concepto pueda considerarse afrentoso, toda vez que se
trata de un acto puramente lícito.
La saña con que arremete el
comunicante, los comentarios que el mismo hace para argumentar su denuncia y
criticar mi gestión como alcalde, la literatura, en fin, de su carta y las
frases groseras y ordinarias que emplea para combatirme, demuestran bien
claramente la clase de sujetos de que se valen los elementos que integran el
partido que actualmente rige los destinos de este vecindario.
Las obras de que trata A. P. en su
carta, se llevaron a cabo en el Cementerio público de esta localidad, por un
maestro, dos oficiales y seis peones o jornaleros, en las semanas del 8 al 14
de Enero, 29 de Enero al 4 de Febrero, 26 de Febrero al 4 de Marzo, 9 al 15 de
Abril, 28 de Mayo al 3 de Junio y 11 al 17 del mismo mes, todas del corriente
año, según las relaciones de jornales y materiales que, aprobados en la sesión
del 26 de Junio último, y con certificaciones de los correspondientes acuerdos
Capitulares, obran unidas al oportuno libramiento de pago de las 1.500 pesetas
importe total del coste de la obra, expedido bajo el número 104 de orden, el
cual se encuentra en poder del depositario municipal de esta localidad, siendo
inexacto que yo tenga que estar retraído en mi casa, temiéndole al pueblo, pues
éste está bien convencido de mi honradez y en su mayor parte —aunque esto sea
algo inmodesto— aplaude con entusiasmo los actos inherentes a mi gestión como
alcalde, apesar (sic) de lo que afirman mis adversarios en política, y por el
contrario rechazan a los que en la actualidad—por haber tomado por asalto el
Poder, de la manera por todos conocida—nos gobiernan en este pueblo, toda vez
que son bien conocidos sus procedimientos anteriores, sabe de lo que son
capaces y por consiguiente está bien percatado de que no han de traernos la
ansiada felicidad.
Ni este Palomo—como dice el
improvisado cronista—ni ninguno de sus ascendientes ni descendientes, han
tenido jamás la más leve mancha en su conducta privada ni política, por cuyo
motivo tampoco han tenido nunca cuentas con la Justicia, lo cual es bien
notorio; pero en cambio, algunos de los que ahora pretenden redimirnos han
explotado molinos en que se han elaborado aceites, en gran escala, con aceituna
de dudosa procedencia, y otros negocios poco lícitos, como por ejemplo, los de
compraventa de caballerías clandestinas, etc., etc., bien conocidos en este
vecindario y fuera de él, que les han producido pingües rendimientos, base de
su riqueza.
Es cierto que al cesar yo en el
cargo de alcalde, de la manera ilegal ya conocida, — por habérseme usurpado con
violencias, según se expone en el recurso gubernativo entablado, el sitial de
la presidencia de este Ayuntamiento,—-tenia en su poder el depositario
municipal, 500 pesetas procedentes de los descuentos hechos a los participes
del presupuesto, tanto por el concepto de utilidades, de la 1.a tarifa, cuanto
por el impuesto del 1,20 por 100 sobre pagos para el Estado, de cuya suma me
hice cargo, mediante resguardo, no en la forma que dice el autor de la carta,
con el fin de atender al pago de dichas contribuciones, cuando se pusiesen al
cobro, por tener el convencimiento de que mi sucesor, como ya anteriormente ha
ocurrido con otros en este pueblo, en esa ciudad y en otras localidades, no
había de atender con la solicitud y diligencia debidas, al cumplimiento de
dicha obligación y ser responsable directo, como ordenador de pagos, el alcalde
que los acuerda; pero de esa suma tengo abonadas 203 pesetas 71 céntimos, por
las utilidades del primer trimestre, según recibo número 443 de orden, que
expidió la Recaudación de esta Zona y 174 pesetas 40 céntimos que, por cuenta
de contingente provincial, se ingresaron en 26 de julio último, fecha posterior
a la de mi salida de la alcaldía según carta de pago núm. 581 de orden, cuyos
documentos están a disposición de todas cuantas personas deseen verlos,
quedando en mi poder 121 pesetas 85 céntimos, a cuenta del segundo trimestre de
utilidades que aún no se ha puesto al cobro.
Es completamente falso cuanto el
comunicante asegura respecto al envío a Antequera de 300 pesetas por cuenta de 500
que dice reclamaron de allí, para gastos políticos, puesto que ninguna
exigencia se me ha hecho en tal sentido y por consiguiente no es posible
tampoco que haya persona alguna que, preciándose de digna y honrada, se atreva
a sostener haberme oído decir semejante disparate, que solo puede ser obra de
un degenerado o desequilibrado, o de un malvado que sirve de instrumento ciego
al que lo afirma.
Rebatidos en la forma expuesta, los actos que
se me quieren imputar, paso a enumerar algunos de los realizados por mis
adversarios para que no permanezcan ignorados, ya que ellos cegados por la
pasión y teniendo mucho por qué callar, se atreven a falsear la verdad de la
manera tan descarada que lo hacen; a saber:
En 26 de Abril del año próximo
pasado de 1916, se pagaron por gastos de eleciones (sic)-sin haberse celebrado
durante él ningunas elecciones generales ni parciales, puesto que en las
convocadas para Diputados a Cortes fué elegido por este distrito don Diego
Salcedo y Durán con arreglo al articulo 29 de la Ley —cuatrocientas pesetas de
los fondos municipales, según libramiento número 9 de orden, sin previa
justificación, por estar el depositario relevado de esta formalidad, en virtud
de acuerdo adoptado por el Cuerpo Capitular, en sesión del 23 del mismo mes; en
30 de junio del propio año y a virtud de acuerdo en la sesión del 30 de Abril
anterior, se pagaron a don Francisco Rubio Fernández, que era el depositario,
como ebanista, profesión que nunca ha tenido ni tiene, bajo libramiento número
61 de orden, con revelación de justificar el gasto, 200 pesetas por 8 sillones
para las oficinas municipales, que aún no se han construido ni se
confeccionarán; y en la misma fecha y por consecuencia de igual acuerdo, se
abonaron también al referido depositario, bajo libramiento núm. 62, con
relevación de justificar la inversión, otras 200 pesetas por gastos de higiene
y salubridad que quizá tampoco se causaran, aparte de otra serie interminable
de pagos que adolecen de iguales -vicios de nulidad, hechos por la Caja
municipal, como si los individuos que integraban el Ayuntamiento, que son en su
mayor parte los mismos que ahora lo componen administraran bienes propios.
Pero hay más y más escandaloso aún: Se
construyó una casa Matadero en las afueras de esta localidad, para la cual
parece no había consignación especial, cuyo gasto total no llegaría ciertamente
a quinientas pesetas y por ella se dice figuraron una cuenta ascendente a unas
cuatro mil pesetas próximamente, que se pagó de diferentes artículos del presupuesto
municipal.
Se construyó asimismo, mediante una rifa de
dinero hecha al efecto, y por prestación personal voluntaria, una carretera que
partiendo del Ventorrillo nombrado «La Caleta», atraviesa la población y
termina al final de la calle de Sevilla, y sin embargo se dice también que de
ella figuraron una cuenta de gastos no muy pequeña, que se pagó de los fondos
municipales.
Había en este pueblo un Pósito en el cual
existía un capital bastante considerable, tanto en metálico, como en granos,
que en las épocas de la siembra y de la escarda hacia préstamos, con un módico
interés, a los pequeños labradores, arrancándolos asi de las garras de la
usura, y los mangoneadores de aquellos capitales, dieron al traste con dicho
Establecimiento benéfico, al extremo de que actualmente no da señales de vida.
También existen en esta localidad, por si todo
lo ya relatado pareciera poco, unos cuantos individuos de la categoría de
ricos, cuyos nombres no cito ahora, por haberme extendido ya demasiado, que
militan en el gran partido, como ellos llaman al conservador, que poseyendo
grandes piaras de caballerías, ovejas, cabras y cerdos y teniendo multitud de
carruajes de lujo, no tributan a favor del Estado, ni por la contribución sobre
la riqueza pecuaria establecida por el Reglamento de 30 de Setiembre de 1885,
ni por el impuesto sobre carruajes creado por las leyes de 30 de Junio de 1895
y 28 de Junio de 1898, así como por el Reglamento de 28 de Septiembre de 1899,
siendo por tanto defraudadores a la Hacienda.
Si siguiese relatando hechos
análogos emborronaría algunos centenares de cuartillas y serían insuficientes
todas las planas del periódico para dar cabida a las mismas, por lo cual
suspendo por hoy la labor emprendida y me abstengo de todo comentario, dejando
que la soberanía del pueblo con espíritu sereno e imparcial, juzgue los actos
públicos de unos y de otros y emita su fallo.
Juan Palomo.
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