MAESTRO DE MOLLINA CONTRA EL CATALANISMO. 1919
Recorte de El Sol de Antequera, diecinueve de enero de 1919.
En el semanario El Sol de Antequera, año II, número 30, de diecinueve de enero de 1919, en sus páginas tres y cuatro apareció este artículo escrito
por el maestro de Mollina A. Pérez Carrión que se lamentaba de la cuestión
catalana que impedía a España remontar al poco tiempo del final de la Gran
Guerra.
Hoy de actualidad.
Decía así:
La autonomía y la
enseñanza.
Cuando todas las naciones se preocupan del
porvenir, hoy que ha cesado la devastadora guerra que por espacio de cuatro
años ha estado asolando las más ricas y productivas comarcas, y en la cual a
los odios del comercio y de la industria se ha sacrificado a la juventud
europea, España, el país de las paradojas, no solamente no se preocupa del
resurgimiento, del porvenir y del lugar que ha de ocupar en la vida moderna que
ha empezado a nacer con el nuevo año, sino que en momentos tan críticos como
los actuales las ansias regionalistas se
han desatado y constituyen un problema nacional que no sabemos si tendrá
solución.
La región que con más
furia intenta desatar los lazos que la unen a la madre España, la que emplea
mayores esfuerzos por romperlos, por cortarlos, para que no puedan volverla a
unir, todos sabemos cual es, ¡Cataluña…!
la revolucionaria, la de los antagonismos políticos de siempre, la que sin motivo alguno
y con cualquier pretexto entona “Els Segadors”, no por desentralizarse si no
por hacerse independiente. ¿Es que creen los catalanes que ellos pueden
subsistir por sí solos? ¡Lamentable error! Quizas se les conceda la autonomía;
se puede decir que ya la tienen concedida, pero ¡cuantos desengaños tienen que
sufrir!
La comisión
extraparlamentaria ha entregado la ponencia al Gobierno para que formule el
oportuno proyecto de ley. El artículo décimo se refiere a la Enseñanza, y con
referencia a la Escuela nacional se previene que continúe el sistema que rige
actualmente en España.
Podrá enseñarse el catalán en todas ellas,
pero el castellano es obligatorio.
Esta reserva de funciones ha indignado
grandemente a los catalanistas, porque se opone a sus pretensiones de manejar y
disponer de la Escuela primaria a su libre aibedrio
Interrogado el Presidente de la Mancomunidad
catalana, Sr. Puig y Cadafalch, por los periodistas, acerca del problema
catalán, formuló ante ellos la más enérgica protesta.
He aquí algunas de sus declaraciones:
»También son
exageradas las restricciones en materia de instrucción.
Se nos restringen nuestros derechos hasta
límites inadmisibles.
Del proyecto se deduce
que se nos coloca en una situación inferior a la que se hallaba la Bolonia
austríaca antes de la guerra, y en una situación análoga a la que se halla
actualmente Irlanda.
Si las aclaraciones posteriores no rectifican
las informaciones que ahora tenemos respecto a lo que ha de ser el proyecto,
quedará plenamente justificada la actitud que pueda adoptar Cataluña.
O se nos concede un
régimen de enseñanza regional, o tendremos que vivir sometidos a una enseñanza
colonial, enseñanza que nos cuesta 15 millones.
¿Porqué razón para
pedir descentralización y autonomía o separatismo como se le quiera llamar—se
nos citan siempre ejemplos extranjeros? ¿Es que no saben nuestros políticos y
reformadores, que las organizaciones y reformas deben ser algo substancial, en
perfecta armonía con los antecedentes e ideales nacionales de un pais?
Tengan en cuenta que
ha llegado la hora de gobernarnos según las realidades españolas, y no imitando
la política y leyes extranjeras, que pueden ser muy buenas y muy santas en
otros países, pero que aplicadas aquí darían funestos resultados.”
De las aclaraciones
del Sr. Puig y Cadafalch se deduce que los catalanistas aspiran a que el Estado
se desprenda de la Escuela nacional, dejándola abandonada al regionalismo, a
los Municipios, o a lo que es lo mismo, al caciquismo.
Pero esto no sucederá, no volverá a caer la
Escuela bajo el yugo de los Ayuntamientos para someter al maestro a la más
denigrante esclavitud y verlos a los pocos días con el tipo del maestro de
Escuela desharrapado y famélico de la antigüedad.
Quieren los catalanistas nombrar maestros de
su región y echar de Cataluña a los que actualmente se encuentran, porque no
secundan sus doctrinas.
Quieren echarlos,
porque la mayoría no hablan y enseñan el catalán, que ellos quieren anteponer a
la lengua madre. Quieren echarlos, porque quieren hacer de la Escuela un
elemento político más, un elemento que forme ciudadanos, no a la medida
regional, que con ser parricida no encarna todos los vicios y maldades, sino
porque quieren hacer ciudadanos revolucionarios y anarquistas que puedan ser
gobernados con más facilidad - según sus erróneas creencias—y que se presten
mejor a la alharaca, al motín, a la huelga y a todos los manejos destructores.
Quieren echarlos, para
que sus Escuelas formen ciudadanos imbuidos en las ideas del regionalismo
separatista; y así que se les conceda la autonomía pedirán la independencia que
hoy no pueden pedir, porque hay Escuelas nacionales que forman ciudadanos
honrados que aman a la madre Patria.
Por patriotismo, por instinto de conservación
y por dignidad nacional y profesional, hay que oponerse por todos los medios a
que ia Escuela vuelva a ser arma de venganza y bajas pasiones de los
Municipios.
Por desgracia, los
Municipios, por medio de las Juntas locales, intervienen en la elección de
locales-escuelas, en la matrícula de los niños, en el material, en el carácter
de la enseñanza, en la creación de nuevas Escuelas, en la graduación, etc.,
etc.
¡Y con qué celo llevan sus atenciones! Hubo un
tiempo en que se concedió a los Ayuntamientos atribuciones para nombrar a los
maestros, y a toda prisa hubo que quitársela, porque se vieron las cosas más
estupendas.
Se engaña a la opinión
cuando se le dice que a los Municipios se le han quitado todas las
atribuciones, pues todo lo referente a Primera enseñanza, a excepción del
nombramiento y del pago de los maestros, sigue dependiendo más o menos
directamente de ellos.
¿Cómo se les va a entregar el pago y demás
atenciones, cuando hoy, que aun no se les ha concedido la autonomía, la
provincia de Tarragona debe más de veinte años de aumento gradual de sueldos?
Cuando no se cobraba del Estado, la provincia
de Lérida debía ¡más de medio millón de pesetas!
¿Qué podría esperarse
si con esas autonomías municipales volviera la Escuela a depender de los
Municipios?
Si tal se hiciera,
volveríamos a los escándalos y vergüenzas antiguas, que aun se recuerdan con
terror.
Antes que reducir la
pequeña intervención que el Estado tiene en la Primera enseñanza, es preciso
cerrar las Escuelas, porque de nada servirían si llegasen a depender de los
Municipios.
Hay que robustecer
cada día más a la Escuela nacional, que representa la unidad de pensamiento,
prestándole toda clase de protecciones hoy que la educación y la instrucción
están llamadas a desempeñar el más importante papel en la vida moderna.
A. Pérez Carrión.
Profesor de 1ª Enseñanza.
Mollina, enero de 1919.
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