SOBRE ELECTRICIDAD. 1924-1925



Anuncio de la Cooperativa Eléctrica Antequerana de 1924.






El periódico La Verdad, de Antequera, en su edición del día 29 de noviembre de 1924, año I, núm. 20,  traía este artículo en su primera página en la que se citaba a Mollina:

La cuestión del alumbrado público

Igual que el estimado colega El Sol de Antequera, recibe LA VERDAD constantes manifestaciones de desagrado contra lo que viene ocurriendo con el alumbrado de la población. De propósito no nos hicimos eco de esas quejas hasta que se evidenciaran por otro conducto, evitando mezquinas interpretaciones, que aunque no fuera capaz de darlas otra gente que la mezquina de espíritu también, nos habrían causado molestias, y en consecuencia, las hubiéramos tenido que producir asi mismo.

Es sabido, que persona ligada a esta publicación, tiene intereses en la Cooperativa Eléctrica Antequerana, y de salir el primer eco de las protestas del vecindario, en nuestras columnas, seguramente que no faltaría algún que otro chicuelo de pensamiento, ajeno a la empresa suministradora del fluido contratado con la Corporación Municipal, que achacara a estímulos de competencia de negocio, nuestra actuación. Ha sido preferible esperar a que tenga estado de opinión ese asunto, cual lo tiene hoy, tratado ya en dos números por aquél periódico, y agravado en su cariz desde el comienzo del invierno, lo cual hace presúmase que progresará el mal ese, en el venidero estío.

Y antes de entrar en materia, nos interesa hacer constar varios antecedentes: Si hubo choque de intereses entre las Sociedades mercantiles “Bernardo Bouderé y Sobrinos” y «Cooperativa Eléctrica Antequerana», al establecerse ésta, y ello determinara algún roce, en las relaciones particulares de elementos de una y otra Compañía; mutuas explicaciones provocadas por amigos de ambas partes, quitaron las asperezas consiguientes a la desarmonía aludida, y como no existieron cosas graves y profundas de esas que abren abismos entre los hombres (aunque haya habido algún prójimo extraño, que oficiosa y malévolamente se interesara en producirlos), la normalidad en la relación privada, se restableció, independientemente de la defensa natural y hasta obligada, que cada cual de aquellas entidades, haga de sus intereses.

Además, la Cooperativa no se constituyó en Antequera en plan de competencia, porque en ella tuviere su origen, y pretendiera buscar en ésta su porvenir. Se creó, ante la necesidad cada día más sentida, de energía eléctrica que abasteciera apremiantes atenciones industriales de población tan importante en ellas como ésta, y a las de alumbrado público y particular. Recuérdese, entre otros síntomas significativos, que el Círculo Mercantil, esa simpática Sociedad que tiene para nosotros siempre la nota atrayente y honrosísima, de que no es refugio de vagos, sino de ciudadanos que laboran de manera afanosa durante el día y encuentran allí en la noche grato recreo tertuliar; ese Círculo, debe su nacimiento, a un estado de opinión contra las deficiencias, y no queremos decir más, de los servicios de suministros de fuerza y fluido eléctricos.

Y que ha continuado y seguirá en camino distinto del de competencia, demuéstralo, el que cuando se lanzaran tarifas acusatorias de hostilidades entre los productores, la Cooperativa se abstuvo de intervenir en nada, no imitando el belicoso ejemplo que ofrecíasele, limitándose a dar buen servicio en fuerza y luz, perfeccionándolo a costa de sacrificios imponderables, representativos, de centenares de miles de pesetas, hasta conseguir lo que hoy, con orgullo, tiene, no solo aquí, sino en el Valle, Mollina, Fuente Piedra, Humilladero y varias industrias importantes de algunos- de estos términos municipales, pregonando todo ello, el progreso industrial determinado por la creación de aquella sociedad mercantil, en beneficio del desenvolvimiento de la riqueza de esta región.

 Y por último, sentemos también el antecedente, de que la Cooperativa acudió al concurso abierto por la Corporación Municipal, a virtud de requerimiento escrito que le dirigiera ésta y entendiendo que podía prestar, sin perjuicio suyo, señalado bien al interés colectivo del vecindario; pero, muy lejos de constituir para esa empresa, sugestiva materia de lucro tal contrato de suministro de alumbrado público. Aspira la Cooperativa, a eludir en lo posible, toda relación de intereses con entidades oficiales.

 Y hechas esas advertencias, la sinceridad y nuestros deberes para con la opinión pública, nos obligan a no escamotear de estas columnas el tema que es objeto de generales comentarios, si bien al tratarlo, lo haremos con la alteza de móviles que deben inspirar estos asuntos que afectan a la población.

El alumbrado público, venía costando al pueblo, antes de celebrarse el concurso, bastante más de seis mil duros anuales, y eran seis mil bujías próximamente en lo que aquél consistiera.

Por obra y gracia del concurso, se aumentaron a diez mil las bujías, y fué adjudicado el servicio, en catorce mil cuatrocientas pesetas anuales. Es decir, que aumentando en un sesenta y ocho por ciento, la dotación del alumbrado público, cuesta a la ciudad, menos de la mitad de lo que antes costara. Estos son los hechos, y ellos significan beneficio cuantioso para los intereses comunales, que no sabemos si los hubiera habido, de no establecerse aquí la Cooperativa Es posible que sin ella, existieren; pero, al menos no los hubo hasta entonces. Hay que añadir, que si mal no recordamos, en el pliego de condiciones formulado por el Ayuntamiento, se estableció la cláusula, de que este se reservaba el derecho de ampliar hasta veinte mil, las bujías, en razón del mismo precio-tipo de adjudicación.

 Base económica amplia y legal, hay en el presupuesto municipal vigente, para que en toda la población luzca buen alumbrado. Justo es reconocer, que en varias calles céntricas, la empresa contratista ha hecho innovaciones, aunque haya sido costeando el material el vecindario, que ofrecen novedad grata. Es lástima, que no tengan mayor intensidad las luces; pero, debe esperarse que la logren, mediante reformas y perfeccionamientos de líneas. Mas, no ocurre lo mismo con el resto de la ciudad, que es la mayor parte del casco de ella. La inmensa mayoría de las calles aparecen deficientísimas de alumbrado, y muchas casi a oscuras. Ello provoca la general protesta, y esto debe atenderse, porque puede y merece ser atendido. En modo alguno tiene que pechar con perjuicio la empresa suministradora; pero el Ayuntamiento, que es el pueblo, tampoco. Hay un contrato y con observarlo basta. Que aquella Sociedad tiene margen de utilidades en él, es sabido, porque siendo la diferencia del tipo de adjudicación, con el que ofreciera en el concurso la Cooperativa, de muy pocas pesetas, esta entidad hizo su propuesta quedándole, como es lógico, tanto por ciento de ganancia líquida, remuneratorio, y hay que tener en cuenta, que ella es revendedora, y la adjudicataria es productora, que supone mucho mayor margen utilitario.

 Nosotros, pues, creyendo interpretar fielmente el sentir de la opinión pública, pedimos al Ayuntamiento, que resuelva sin dilaciones ese asunto de extraordinario interés local, con el espíritu de justicia y elevación de miras con que se viene desenvolviendo en todo; sin daño para sus intereses, ni para los de la entidad contratista; pero cumpliéndose el contrato.

 Y como final de estas líneas, hemos de prevenir, la imprescindible necesidad de estar a cubierto en todos los órdenes administrativos, de acechanzas malsanas. Aun inspirando los actos en la más exquisita corrección, hay que cuidar de la forma, con vistas al mañana.

Y basta por hoy.

Este mismo periódico, en su edición del 27 de junio de 1925, año II, núm. 50, pág. 2 decía:

La Cooperativa Eléctrica

Se celebró en la noche del lunes, la junta general de accionistas de esta sociedad importante, concurriendo unos treinta socios.

 Planteado el objeto de la convocatoria, tomaron parte en la discusión abierta muchos concurrentes, haciendo todos oportunas observaciones, y por unanimidad y reinando exquisita armonía y entusiasmo, se acordó aumentar hasta quinientas mil una peseta el capital social, emitiéndose al efecto, acciones por su valor de a 500 pesetas, en número de quinientas, dando preferencia como es lógico para la adquisición de ellas, a los actuales accionistas.

 En el acto, quedaron suscritas por los que de éstos se hallaban presentes, la inmensa mayoría de las emitidas, pues próximamente se suscribieron 375 acciones, representativas de 187.500 pesetas. Quedaron, pues, a la venta, solo 125 acciones, que suponen 62.500 pesetas. De ellas, en pocas horas se han suscrito muchas. Una sola persona, el rico propietario de Humilladero don José Segura, ha suscrito mil duros. De Mollina solicitan suscribir por cima en mucho, de esa cifra. En el Valle también adquirirán bastantes, y de Fuente Piedra se han recibido ayer peticiones. A todos esos pueblos alcanzan, como se sabe, las líneas de la Cooperativa y llegan a La Roda.

Según nuestras referencias, los accionistas que suscribieron proporcionalmente mayor número de acciones, fueron, don Pedro Gutiérrez Morlat, don Juan Argüelles Jiménez y don Manuel Luna Pérez.

Es probable que en 31 de Diciembre se reparta el primer dividendo activo por la Cooperativa, correspondiente a los seis últimos meses del actual año.

 Dado el carácter popular de esa empresa, tenemos por seguro que estas noticias han de satisfacer mucho al público.







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