NOTICIAS ECLESIÁSTICAS VARIAS EN LA REPÚBLICA. 1931-1936


Fotografía de la fachada principal de la iglesia de Nuestra Señora de la Oliva en las primeras décadas del siglo XX.



El semanario socialista antequerano La Razón, en su edición del día diecisiete de julio de 1931, año II, núm. 26, trae un artículo de Francisco González atacando a las mujeres de socialistas que colaboran con la parroquia. Decía:



Mollina

Parece mentira que en tiempos como los que corren, se ocupen las damas catequistas de este pueblo en buscar firmas para proteger al clero, o sea para que no nos vayamos a ocupar de que se queden sin cura. Yo digo que si les es muy preciso que lo costeen y que siga; pero a nosotros que no nos hace falta para nada, lo que protestamos es de la paga que les dá (sic) el Estado, que debe ser invertida para sostenimiento de una escuela que tan precisa es en este pueblo y utilizar el edificio iglesia en pro de la enseñanza y no en embaucar al pueblo sacándole el dinero para meterlo en el banco, en vez de cumplir las doctrinas de Cristo que son socorrer al necesitado con lo que le sobre del día.

Entre esas señoras también las hay esposas de socialistas. ¡Buena idea societaria tienen esos compañeros que dejan a sus esposas que hagan esa propaganda que como a nosotros debiera infundirles risa!

 Ya estamos hartos de tanta explotación y no nos dejamos engañar por ninguno de los que se empeñan en sostener al clero. Y a nuestro camarada y paisano Antonio García Prieto le recomiendo que si está a su alcance mande tres maestros de escuela que todos caben en la iglesia, y vayan los curas a vivir, no digo fuera del pueblo sino de la nación; y las señoras catequistas si quieren firmas que las hagan ellas y si no, que cada una pague un cura y lo tenga siempre a su lado.

 ¡Abajo el clero! ¡Abajo la tiranía! ¡Viva el Socialismo!

 FRANCISCO GONZÁLEZ.




En ese mismo número Antonio García Prieto, mollinato establecido en Antequera donde en la calle Estepa tenía su taller de sastrería, narraba cómo fue a recoger su credencial de diputado a Málaga, ya que había sido elegido pocos días antes. 
También aclarar que el clero era financiado por el estado. Secularmente el estado gastaba más en clero que en maestros, de ahí ese ansia de los socialistas por reclamar educación.



Por El Sol de Antequera, tan cercano siempre al mundo clerical, sabemos de detalles nimios sobre la vida eclesiástica en Mollina. Así en su edición del veinticinco de setiembre de 1932 nos enteramos de:

LETRAS DE LUTO

 A los cincuenta años de edad, ha fallecido doña Carmen Corrales Guerrero, hermana del cura propio de la iglesia parroquial de Mollina, don Rafael.

El acto del entierro, tuvo lugar en la tarde de ayer, asistiendo bastantes parientes y amigos de la familia doliente.

En paz descanse el alma de la finada, y reciban sus hermanos y demás familia la expresión de nuestro sentimiento por la pérdida que les aflige.



Por su edición del diecisiete de diciembre de 1933 sabemos que:

LETRAS DE LUTO

A la edad de setenta y cinco años ha dejado de existir, después de larga enfermedad, don Antonio Vegas Reyes, padre del coadjutor de la parroquia de San Sebastián, D. Antonio Vegas Rubio.

 En la tarde del jueves tuvo lugar el sepelio, al que concurrieron numerosos amigos del finado y familia, tanto de ésta como de Mollina, de donde era natural, siendo presidido el duelo por el vicario arcipreste don Nicolás Lanzas.

En paz descanse el finado, y reciban su viuda, hijos y demás familia nuestro muy sentido pésame.


El veintiocho de enero de 1934 nos informaba del cambio de cura:

NUEVO PÁRROCO

Hemos tenido el gusto de saludar en ésta al nuevo párroco de Mollina don Bartolomé Falleras, que desempeñaba igual cargo en Cuevas Bajas.

Le deseamos el mayor acierto en el desempeño del cargo, para bien de su feligresía.

Este don Bartolomé se apellidaba en realidad Payeras Llinás y estuvo en Mollina hasta 1937. 

En su edición del diecisiete de febrero de 1935 sabemos que el párroco de Mollina tenía previsto el pronunciar el discurso final en las bodas de oro de dos religiosas de las Hermanas Terciarias Franciscanas de los Sagrados Corazones de Jesús y María coetáneas de la fundadora. Y por el número del día veinticuatro de febrero de 1935 sabemos que tras ese discurso final los actos se cerraron con un himno-vals onomástico.

Toda la vida pensando en que los himnos tenían compás binario y ahora resulta que los hay con compás ternario. Todos los días son de aprender.



Por la edición de ese mismo semanario tan fiel a dar noticias sobre el clero y clases pudientes del día veintidós de setiembre de 1935, año XIII, núm. 619 deducimos que en las instalaciones del Cortijo de la Ciudad solo había alumnas. Decía en su página 4:



LAS BODAS DE ORO DE LAS TERCIARIAS

 En !a iglesia de Nuestra Señora de la Victoria se ha celebrado solemne triduo, EN conmemoración del 50.° aniversario de la fundación de Hermanas Terciarias Franciscanas de los Sagrados Corazones de Jesús y María. Como preparación para estas fiestas, la reverendísima madre superiora general, madres del Consejo, y demás superioras de las numerosas casas que tienen en Cataluña, Castilla, Asturias, Navarra, Valencia, Murcia, Andalucía, Melilla, etc., etc., han hecho ejercicios espirituales, con el muy ilustre señor penitenciario de la S. I. Catedral de Valladolid. En estos días ya demostró dicho señor su talento y elocuencia, pues con !a dulzura que le caracteriza puso de relieve las cualidades oratorias que le han encumbrado al puesto elevado que ocupa.

El día 14, como preparación a las fiestas magnas, el muy reverendo padre Luis de Valencina, capuchino, hizo como apertura de dichas solemnes fiestas en la misa de comunidad una elocuentísima y bien traída plática, referente a los Fundadores, recordando en ella fechas memorables, y viendo la mano de Dios en el desarrollo de dicho Instituto.

El dia 15, primero del triduo, a las siete y media, hubo misa armonizada y Comunión general para las religiosas de la Congregación, estando el fervorín a cargo del M. R. P. Gil del Puerto de Santa María, definidor provincial de PP. Capuchinos, que desarrolló perfectamente su cometido.

 A las nueve y media, fué la solemne misa Pontificalis de Perosi, con orquesta, cantada por la Schola Cantórum de de (sic) PP. Capuchinos, que resultó magistral. Celebrante fué el M. R. P. Juan B. de Ardales, provincial de los PP. Capuchinos de Andalucía. El panegírico estuvo a cargo del R. P. Claudio de Trigueros, vicario y maestro de novicios del convento de Sevilla, el cual realzó el trabajo y gobierno de la reverenda madre Carmen del Niño Jesús, como fundadora, vió en ella la mujer grande, que en medio de las contrariedades a que fué sometida, supo, elevándose sobre lo humano, y no viendo sino a Dios en todas sus obras, trabajar sin descanso, difundiendo por todas partes cual la modesta violeta, el perfume de su santidad, cubriendo siempre con el manto de la caridad, cuantos sinsabores amargaban su existencia. Fué una oratoria digna de elogio, pues se vió el entusiasmo que siente por la Congregación. Al terminar la santa misa se dió la bendición papal, finalizándose la función de la mañana con un solemne responso cantado por los seráficos en sufragio de los fundadores.

 El día 16, a las ocho y media, misa de Perosi (Te Déum laudamus) cantada por las religiosas, y Comunión general de las alumnas de Mollina. El fervorín a cargo del M. Iltre. señor don Cipriano Fernández Hijosa, canónigo penitenciario de Valladolid

. El día 17, fiesta de las Llagas de San Francisco, a las ocho y media, misa cantada de Perosi, que celebró el M. R. P. Santiago de Jesús y María, ministro de PP. Trinitarios, y en ella fué la Comunión general de las alumnas del Colegio de la Victoria, y de la Inmaculada. El fervorín estuvo a cargo de dicho padre.

 En los mismos días, a las seis de la tarde, fué el solemne triduo a San Francisco, en el que ocupó la Sagrada Cátedra el muy ilustre penitenciario de la S. I. Catedral de Valladolid; que como se dice al principio de estas líneas, estuvo a una altura digna de elogio por su elocuencia y talento.

Todos estos cultos se terminaron con un solemne Te Déum y bendición, dando a besar a las religiosas y al pueblo la reliquia del Seráfico Padre San Francisco.

Ahora nos resta pedir al Altísimo la gracia de ver cuanto antes elevada a los altares a la benemérita y dignísima madre Carmen del Niño Jesús, honra y honor del pueblo antequerano que la vió nacer.

G. A.




Don Balbino Santos y Olivera nació en el Hospital de Órbigo, diócesis de Astorga, en 1887 y murió en Granada en 1953.

Recibió el encargo de la diócesis de Málaga el cinco de agosto de 1935, siendo consagrado obispo el 27 de octubre del mismo año en Sevilla por el cardenal Eustaquio Ilundáin y Esteban. Enfrentó el gobierno de la diócesis en el clima de tensión y violencia que produjo el asesinato de seminaristas y sacerdotes, más de ciento sesenta, equivalente al 42% de los incardinados, y la destrucción de templos, en el marco de la persecución religiosa que se desarrolló en España durante aquellos años. Su predecesor, Manuel González y García, había salido de Málaga en 1931, huyendo de las persecuciones, y nunca más regresó a la sede, que gobernó cinco años desde Madrid. Don Balbino tuvo que huir en 1936 a Tánger, ayudado por el cónsul de Italia, Tranquillo Bianchi, al comienzo de la Guerra Civil.

Regresó a la sede en 1937, reconstruyendo con la ayuda de Regiones Devastadas, numerosos templos y el palacio arzobispal (sic, ya corregido) que habían sido destruidos. Todo esto según la Wikipedia tan útil como siempre.

Pues bien, La Unión Mercantil, de Málaga, en su sección La Unión de Málaga y en su edición del lunes 11 de noviembre de 1935 dedicaba una amplísima información de la llegada a la diócesis del nuevo obispo. Entrando en tren por Salinas, saludado por las autoridades archidonesas, luego en Antequera y posteriormente en Bobadilla. Allí le esperaba entre otros, una comisión de Mollina. 
Nos lo cuenta así con su correspondiente errata en el apellido del cura:

…párroco de Mollina, don Bartolomé Pallarés; alcalde de Mollina, don José Díaz Ruiz, y concejales don Manuel Rubio y don Francisco Ruiz y vecinos de Mollina don Felipe Rubio, don Luis Velasco, don Andrés Jiménez, don Francisco Pozo, don Cristóbal Medina, don Antonio Vergara, don Antonio García Ramírez y don José Rubio Casero.

Todos hombres. Por Fuente Piedra sí que entendieron la igualdad con antelación. Decía:

De Fuente Piedra, cura párroco, don José Gamboa; señoritas María Gamboa y Antonia Barranco, por Acción Católica.

O sea, la hermana del cura.



Para finalizar decir que según la Nueva Revista Comarcal Ilustrada, año V, núm. 54 de junio de 1936 Cristóbal Fernández, autor de la Historia de Antequera desde su fundación hasta el año de 1800. Que recuerda su remota antigüedad, heroicas hazañas, gloriosos combates y celebres monumentos que ha salvado de los estragos del tiempo y abraza las de Archidona, Valle de Abdalajís, Alora y otros pueblos comarcanos, impresa en Málaga en 1842 en la Imprenta del Comercio, estuvo de párroco en Mollina alrededor de 1850, siendo muy posiblemente el antecesor de don Juan Muñoz Herrera que vino en 1859.



La imagen corresponde a la fachada de la iglesia parroquial por esas fechas, fotografía proporcionada por Mari Carmen Velasco García. Agradecido. La fotografía que cierra este artículo es la misma, intervenida por Yolanda González.









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