REPASO A LOS NÚMEROS 31 A 35 DE LA RAZÓN. 1931
La imagen corresponde a la ceremonia de apertura de las Cortes Constituyentes de 1931 en las que participó el mollinato Antonio García Prieto.
A pesar de la celebración anómala de la feria de ese año, La Razón en su número 31,
correspondiente al 23 de agosto de 1931 no traía nada relacionado con Mollina.
Sin embargo en el número 32, página dos sí que venía un
escrito referido a la feria que, aunque ya ha salido aquí, repetimos. Estaba
precedido por otro sobre las depuraciones en el Ayuntamiento, las habidas y las
deseadas:
Mollina
Este gallo que no canta, ¿si tendrá mala la garganta?
¿Qué pasa en Mollina?
Desde antes de la gloriosa proclamación de la República, nos decían los dignos
señores que hoy están en el Poder: ¡Si estalla la República, ya verán esos
monárquicos que nos pegan en cara el Ordeno y Mando como en los tiempos de Maura
y La Cierva! Y el pueblo que oía esas frases, debido al entusiasmo con que las
escuchaba, sentía al par que más predilección por el nuevo Régimen, mayor
repugnancia hacia la infame Monarquía. Y ¡oh gloria! El 14 de abril se vieron
ya realizados los deseos de este hermoso pueblo, lo mismo que en todo el
territorio español.
Hubo vivas a la República, al Socialismo, a la
Libertad y mueras a la Monarquía y a todo lo que quedaba del Régimen caído.
Pero ¡oh, decepción!, decepción que todavía en este pueblo reina. ¡Si aquí,
debido a la flaqueza de la autoridad, que es nuestra o de nuestro lado, lo
mismo que la mayor parte de los concejales, soportamos todavía a varios
súbditos de Alfonso XIII! Porque en realidad, aquí a los únicos seres que se
les díó el puntapié, además de los concejales, fué a dos mozos del
Ayuntamiento, a un sereno y a un municipal, y con eso se cubrió el expediente,
como vulgarmente se dice.
Pero, a los que tienen que regir el pueblo con
la pluma sentados en los escaños de la Casa Consistorial ¿por qué no se les dá
(sic) el puntapié, firmándoles el pasaporte para que se marchen? Nos dicen que
tienen que presentar las cuentas y llevamos cuatro meses de cuentas.
¿Dónde está el
obstáculo para no barrer, como se decía que había llegado la hora de barrer?
¿Dónde está la escoba? Pues hay que herrar, o quitar el banco.—UN SOCIALISTA.
A continuación sí que nos traía una crónica sobre la feria
de 1931:
Las fiestas de feria.
Con más entusiasmo que
nunca se ha celebrado la feria en este pueblo, para que vean los caciques
imbéciles que nosotros no necesitamos civiles para nada y es todo respetado y
ordenado por los desgraciados, que nos quieren matar de hambre con no querer darnos
trabajo, cosa que no está dentro de la justicia, que eso es un crimen que así
lo piensen. Pero se han equivocado: no lograrán su deseo y sí crearán un odio
personal que el día de mañana se ha de ver su obra porque las han de pagar como
se merecen.
Antes de llegar estos
días no les parecía que iban a ver lo que se han encontrado y nos echaban
bravuconadas de que no se había de celebrar nada porque ellos lo impedirían;
pero nosotros los socialistas no nos asustamos, siempre dispuestos a
defendernos y a tener más orden que ellos sin tener que intervenir la fuerza
pública, y eso lo han visto en la función de las cintas más ordenadas que
nunca, y ellos los desordenados escondidos porque les venía muy grande no
intervenir en nada y toda la función dirigida por socialistas, que son la honra
de la nación, como se les hace ver en todas las ocasiones que se presentan,
como ya han visto la música de Huétor que es la que nos ha asistido a la
función, lo animados que estaban entre sus compañeros de infortunio y no coartados
como el año pasado, que tenían que estar subyugados a ellos, a los esbirros de
la nación, que son los caciques que este año se les ha salido el aire y parece
que hay otro ambiente distinto del de siempre. Y al pirotécnico le voy a decir
que les ha caído muy mal que acostumbrados a lo de años anteriores, aguardaban
ellos en la función que hubiera salido la estampa de la Virgen en la rueda de
cohetes; pero en vez de suceder así, cuando estaban entusiasmados mirando con
mucha fe, se les presentó una virgen con bigotes—nuestro abuelo Pablo Iglesias.
El pueblo se puso muy emocionado; la música
tocó el himno; y ellos, si hubieran podido se meten bajo las mesas del casino
para que no viéramos que miraban aquella estampa, que para ellos es una
injusticia que ocupe el redentor del Socialismo el sitio de una Virgen que
nadie ha conocido, cuando a nuestro abuelo todos los-hemos tratado y conocida
su obra, que es verdadera: si ellos piensan de otra forma, se equivocan.
Y me despido, dando un
¡Viva el Socialismo! ¡Viva la Libertad! ¡Viva la obra de Pablo
Iglesias!—FRANCISCO GONZÁLEZ.
El número 33, de 6 de setiembre de 1931 no traía noticias
referidas a Mollina. Tan solo al final una nota indicando a J.P.M. que se había
recibido el importe del último paquete.
El número 34, aparecido el 13 de setiembre tampoco traía
noticias sobre Mollina. Pero sí algo que tenía que ver con las ocupaciones
ilegales de tierras de Propios de Antequera o con otras que habiendo sido
objeto de desamortización no estaba aún los límites demasiado claros.
En su página primera se hacía el semanario varias preguntas,
todas ellas sin respuesta. Entre otras:
¿Desde cuándo no pagan
al Ayuntamiento los que tienen censos sobre fincas que fueron de Propios, y que
siguen siéndolo a pesar de ocuparlas con títulos dudosos, y que muchos de ellos
las tienen subarrendadas a modestos colonos a precios exorbitantes (sic)?
¿Cómo van los expedientes de la sierra de
Humilladero, que han intentado hacerse para declararla del Estado, siendo como
es de los vecinos de dicho pueblo?
¿Y del exceso de
medida de la Camorra de Mollina, que ocurre?
¿Sabe alguien quién se ha bebido las aguas del
abrevadero Ballesteros de Bobadilla, que las necesita el pueblo?
¿Qué hay de la
realenga de 84 varas de ancho que pasaba por la puerta del Mauli? ¿Y de los
terrenos de la Fuente de la Mora, qué?... Don Francisco Romero dirá,
¿Cómo anda de escrituras D. Joaquín González
del Pino, que tenemos entendido le faltan muchas para formalizar lo que tiene
ocupado en Gandía?
Del convento de la
Magdalena, su jardín y sus terrenos, qué?... O ¿Conoce alguien la cabida del
cortijo la Dehesilla? Pues nos dicen tiene unas cien fanegas de más que son de
Propios y no figuran en la escritura,
¿Qué cabida tiene el
cortijo las Perdices? Pues la realenga que lo cruzaba y que viene de
Lagunillas, se ha perdido y no se encuentra.
Este tipo de preguntas se las han estado haciendo durante
décadas en Mollina nuestros antepasados que sufrieron –o disfrutaron- el
reparto de bienes de Propios de la ciudad de Antequera.
En esa misma primera página se recogía información sobre dos
intervenciones de García Prieto en el Congreso de los Diputados. En una de
ellas dijo:
La gran virtud de toda
política, consiste en saber conjugar la posibilidad con la necesidad. La
necesidad, es aquello que señala el pueblo... Dice nuestro admirado compañero
de los Ríos. ¡A qué honda meditación se prestan esas palabras! La necesidad es
aquello que señala el pueblo... Fijaos bien... En esas palabras alienta un gran
concepto... en ese cuerpo, está envuelta una admirable síntesis; el espíritu de
la democracia. El pueblo dicen, es incompetente para decidir con su voto,
porque es ignorante, y Fernando de los Ríos, con el magnífico gesto del
tribuno, rebota esa pedrada que se dirige al corazón del proletariado y dice...
El pueblo no tiene obligación de saber para pedir. Basta con que sienta una
necesidad. Basta con que tenga hambre de justicia, para que se le escuche, no
sólo como demandador, por los poderes públicos y por derecho de petición, sino
como elector, pues el que tiene necesidades debe tener derecho para nombrar
personas que constantemente y con la debida energía pidan a los gobiernos, y reclamen
todo cuanto entiendan justo, ya se traduzca en necesidad material como si tiene
relación con las apetencias espirituales. Como socialista que es, tan excelso
orador, sabe muy bien que el proletariado en su lucha por la conquista de lo
que es su vida y su derecho, no solo es un miembro de un sindicato; un
profesional, sino un ciudadano, y sobre todo un hombre con dignidad y fines
propios y la mayor salvaguardia de esa dignidad está en la participación del
poder político, y si puede, conquistarlo, para el logro de sus finales
aspiraciones. La ciencia — continúa —viene después a decir cómo es posible
satisfacer ese hambre que es imperativa.
El número 35 de La
Razón apareció el 20 de setiembre de 1931. En su primera página traía unas
cuantas preguntas –como en el número anterior- que sembraban dudas razonables
sobre apropiaciones de tierras de propios por parte de algunos señores. Al
igual que en el número 34 aparecían nombres, varios de ellos conocidos en
Mollina. Decía:
Preguntas sueltas
¿Dónde está la Sierra de las Cabras con sus
dos mil fanegas de extensión propiedad del Estado; el Cerro Limón, Arroyo del
Coche, o sea desde el cortijo Las Cadenas hasta Villanueva del Rosario?
¿Y las realengas que
vienen por El Cambrón, que atraviesan el Guadalhorce, por la Dehesiila y buscan
las Cuatro Caserías? ¿Quién se las ha comido?
¿Cuántas fanegas más
de las expresadas en las escrituras tiene La Bodeguilla y Espeazorras, que
sabemos son del Estado? El señor Moreno dirá.
Y de la realenga de 84 varas de ancho que
atraviesa Cerro Moreno, pasando por las Albinas, ¿qué? El señor Vidaurreta
tiene la palabra.
¿Dónde ha ido a parar la Dehesa de la Carne?
¿Y una realenga que nuestros padres cruzaban de
la carretera de Mollina a Lucena, pasando por el Cortijo y Laguna de Herrera,
quién se la ha llevado? ¡Que hable Bouderé!
¿Y las tierras de
Propios de Nuestra Señora de la Cabeza? ¿Y los terrenos del Reloj? ¿Y las casas
de la Villa Alta y Baja? De la cantera de la calle Zaeta ¿qué hay? De la otra
cantera de Santa Lucía ¿qué pasa? ¿Y del Cañuelo, qué?
Quien tenga las eras y los terrenos del
antiguo Cementerio, detrás de la iglesia de San Juan, ¡que alce el dedo!
Seguiremos
preguntando, y por anticipado decimos que se están haciendo las gestiones
necesarias para que desaparezcan estas anormalidades.-G.
Leyendo estas preguntas lanzadas al aire no hay que ser muy
perspicaz para saber qué tipo de enemistades se estaban ganando los socialistas
antequeranos.
En la página cuatro aparecen dos escritos enviados desde
Mollina, ambos con tono panfletario. El primero decía:
Mollina
Los caciques
rastreros.
La obra de los
caciques en este pueblo es tal y como son ellos: malos. Ya llevan tres
protestas al gobernador sobre la administración del Ayuntamiento, y yo les digo
que el señor gobernador puede hacer una gestión sobre el particular y ver las
listas de donde se ha empleado el dinero anticipado por los patronos, y que
también revisen la obra que ellos han realizado en los Ayuntamientos, tan
oscura y canallesca.
Hoy está todo claro, como dirigido por el
partido Socialista, tan honrado cual ninguno; así que puede el señor
gobernador, si no él en persona, mandar un delegado que inspeccione la obra y
verá claramente cómo esas protestas son una pura farsa que ellos inventan para
ver la forma de poder coger el .mando y seguir en las mismas de siempre,
robando al pueblo y chupándonos la sangre al desgraciado trabajador, que todo
lo produce y nada come.
Pero es una cosa que
están muy equivocados los caciques criminales, que no entrarán más en el mando
aunque reviente el país entero; todo lo que hagan es perdido, aunque sea
menester recurrir a una revolución, pero el que quede no será mangoneado por
gente de esa calaña, que los conocemos demasiado para que los atendamos.
Es imposible; estáis
equivocados: la Sociedad «El Progreso» está dispuesta a obrar como es menester.
Desde luego mejor que ellos se merecen, aunque su obra rastrera es estar en
acuerdo y reírse de los decretos de nuestro camarada el ministro del Trabajo,
pero nosotros, firmes y protestando de todo el que quiera atropellar su obra:
todo lo que se oponga a su paso será arrollado por la Sociedad «El Progreso».
Aunque se cambien de
camisa, son los mismos, unos desgraciados los que componen la Junta gestora
nombrada por ellos, pue (sic) no tienen dos perras gordas, y los caciques los
tienen de mandarines para que les quite la vergüenza y hagan con ellos lo que se
merecen, que se destacan de nosotros porque les parece que están por encima de
nosotros y nos desprecian, pero ellos verán o lo están viendo cuando vayan a
vender sus cereales a los grandes terratenientes y se los pagan bajo tarifa,
mediante recibo de que lo vende por su justo precio: ese es el pago que se
merecen.
¡Viva el Socialismo!
¡Abajo los tiranos!
FRANCISCO GONZÁLEZ
VEGAS.
El otro, aunque aparecido en el apartado de Mollina y no en
el de Fuente Piedra, parece más bien del pueblo vecino. De todas formas, se
transcribe aquí:
Para los hijos de
Fuente Piedra.
¡Despertad,
compañeros, jóvenes de Fuente Piedra! El corazón me obliga a escribir estas
líneas, mal combinadas porque mi saber no alcanza a otra cosa.
Habéis salido sanos y salvos de las calumnias:
habéis conquistado los corazones. Si nos remontamos más alto en esta historia
de pasión noble, os digo que vuestra estrella estará siempre más feliz que de
aquí para atrás ha estado, porque para mi parecer, siempre ha estado turbada y
perseguida por unos cuantos traidores que tenían la Razón, la Libertad y la
Justicia y no querían dejarlas de ir que volaran por los espacios como las
aves; pero por fin se triunfó para quitar todo lo malo que la tierra se ha
entretenido en criar.
Mas todavía no se ha podido quitar esa mala
semilla que nos abunda en estos pueblos, que se llaman los pistoleros, que
están pagados por los caciques canallescos para atropellar a los desgraciados
que piden pan. Pero yo digo con todo mi corazón ¡adelante!, no desmayemos, que
ya llegará el día que esos infames cabezudos se tengan que arrepentir de las
calumnias y de las infamias que están cometiendo con sus mismos hermanos de
trabajo. Porque en vez de buscarle leyes sociales para que nos amparen, lo que
hacen es atropelladas para que no sacrifiquen más.
De manera, compañeros socialistas, que la hora
ha sonado para quitar los tiranos de laTierra. Es preciso luchar sin descanso
para que el sol de la Libertad brille con todos sus resplandores y los refleje
sobre la tierra para que quemen a esos que quieren atropellar la razón y que sí
pudieran abolirían los pocos derechos que tienen los hambrientos.
Así es que debemos reclamar nuevas leyes de
justicia, para que paguen lo que deben esos “bravos” caudillos que quieren
turbar el orden.
FRANCISCO DOBLAS MOLINA.
Comentarios
Publicar un comentario