REPASO A LOS NÚMEROS 36 A 40 DE LA RAZÓN. 1931
El número 36 de La
Razón, órgano de la Agrupación Socialista y Sociedades Obreras, Defensor de los
Intereses del Pueblo, como se hacía llamar, apareció el 27 de setiembre de
1931.
En su página dos traía un artículo de Francisco Páez Ramírez
en el que pedía la unión de republicanos y socialistas:
La unión constituye la
fuerza
Esta es una verdad tan
clara y evidente que la reconoce como tal hasta el cerebro más obtuso. El
individuo, para subsistir sobre la tierra, necesita de la colaboración o ayuda
de sus semejantes. ¿Y quién estará más capacitado para esta labor? Me creo que
ofrecerá muy poca duda que debe ser el que viva en su misma esfera, así como el
que tenga igual oficio. Pues a esto es a lo que me voy a referir, en el caso presentado
en esta villa.
Aquí hay unos cuantos obreros disgregados y
separados de nuestra Sociedad. Hora es ya de que cesen estas discrepancias, y
ahogando la voz del amor propio mal entendido se unan a nosotros: nosotros los
esperamos gustosos, pues en el ideal socialista no caben odios ni rencores.
No es que yo odie el Régimen republicano: yo
profeso el máximo respeto a todas las ideas; pero encuentro un absurdo que el
obrero se quiera salir de su centro, y haga fin fundamental de su liberación el
triunfo del ideal en que milita su enemigo. El pobre proletario que así procede
es como si estuviera haciendo una soga para luego colgarse con ella: es
encumbrar al mismo que lo desprecia.
Mis términos parecerán
burdos y faltos de retórica, pero claros y lógicos sí están. Ya he dicho que le
encuentro a todos un perfectísimo derecho a opinar como mejor le parezca; pero
sí afirmo que es un ser inconsciente, o uno cuyo cerebro está atrofiado por la
insensatez y la soberbia, el que alaba la labor contraria y obstruye la de sus
iguales en categoría y oficio.
Me es simpático el régimen republicano; pero
como la República no soluciona radicalmente la emancipación del proletariado,
pues por el natural egoísmo con que todos venimos al mundo, comprendiendo que
la meta feliz está en el programa socialista pues a él pertenezco desde el
pasado en el presente, y hasta que rinda el tributo a la Parca en ese partido
he de estar. ¿No es triste que en una villa como la nuestra donde a casi todos
nos unen de una forma u otra lazos de parentesco, no estemos los pobres obreros
formando un sólo bloque para al unísono combatir a nuestro feroz enemigo el
burgués? ¿Vemos a muchos de estos separados? Seguramente me tendréis que
contestar que no. Entonces, al ver nuestra discrepancia y desavenencias, lo que
hace el patrono es holgarse y mofarse de nosotros.
Aclararé más, pues todavía no he tratado
directamente la cuestión. Hablaré claro, para que ninguno de mis amados
paisanos se quede en dudas: Republicanos obreros y no socialistas de Mollina,
¿qué ventajas morales y materiales esperáis alcanzar con ser republicanos?
¿cómo piensan vuestros cerebros al seguir obstinados en no uniros a nosotros?
La respuesta me la daréis diciéndome que nosotros somos absolutos, puesto que
siendo las ideas todas libres el mismo derecho a hacernos tal petición os
asiste. Están completamente desorientados, y allá van unas razones muy
sencillas:
La República tiene que
defender a todos por igual: en su programa, aunque radical, no avanza a dar por
resuelto el problema social. Luego si tú, que formas parte de la clase
proletaria, le quitas tu voz y tu voto al partido socialista y además atacas
sus orientaciones, eres tan acérrimo (y dispensa) como el que se pega puñadas
en la frente. Además, que la República actual, aunque tenemos en ella a tres
eminentes miembros de nuestro partido, como están en minoría casi siempre la
orientación tiende a reaccionaria; y digo casi siempre, porque la entereza de
nuestros compañeros ministros consiguen disuadirla las otras veces y ganan la
batalla en favor de la igualdad y la fraternidad humanas.
Y más pruebas todavía, o sea pensando como los
pancistas: ¿Tenemos en Mollina algún dirigente republicano que tenga capacidad
moral y material para salir al frente de cualquier necesidad que se origine y
sacrificarse por servirla? Hagáis las objeciones que queráis, me tenéis al fin
y al cabo que dar la razón, porque no lo hay. Pues nosotros tenemos a nuestro
camarada Prieto, hijo de la Villa, ser noble, digno y generoso, luchador
incansable y defensor entusiasta del humilde.
Para terminar: os aconsejo, republicanos
obreros de Mollina, que os dejéis de rencillas y venid a nosotros, que os
acogeremos con los brazos abiertos, y abrazados dar un triple viva a la
libertad, igualdad y fraternidad.
FRANCISCO PÁEZ
RAMÍREZ.
Mollina, agosto 1931.
En su página tres traía otra relación de ingresos para la
construcción de la Casa del Pueblo y la noticia del primer matrimonio civil del
pueblo. Algo a lo que estamos hoy acostumbrados en aquel tiempo era visto como
un ejercicio de lucha anticlerical. Decía:
Mollina
Donativos que se
vienen recibiendo para la Casa del Pueblo:
Suma anterior . . .
651.70
Un simpatizante ......
500.—
Francisco Fernández García . . 7.50
Francisco Luque García. . . . 15.—
Recaudado en la función de teatro por los
compañeros de Alameda 25.—
Del Cine Manuel Gamito . . . 15.—
La Juventud
Socialista, función de teatro . 250.
Suma y sigue pesetas .
1.465,20
Todos estos compañeros
y simpatizantes que con su óbolo contribuyen a una obra tan magna son dignos de
admiración por todos los ciudadanos que comprendan que la Sociedad «El
Progreso» su fin es educación. Pro cultura para el mañana que nuestros hijos
sepan defender sus derechos y cumplir con su deber, que hoy por desgracia lo
ignoramos.
Ciudadanos: es un
deber que tenemos de velar por la República; primero porque los republicanos de
abolengo que tanto tiempo han estado sacrificándose por su ideal, hoy más que
nunca tienen el deber de aguantar el sacrificio. Segundo que los socialistas
unidos a la República tienen el deber de consolidarla para el mañana tener más
libertad y poder llegar al logro de nuestras aspiraciones. Tercero que los
monárquicos que no supieron guardar la monarquía que en el año 23 con el ex rey
unido a Primo de Rivera y sus secuaces se dieron con la constitución que le
costó la vida a Torrijos y sus compañeros, como ahora le ha costado por la
República a nuestros capitanes Galán y García Hernández.
Ciudadanos: todos a velar por la República,
por España, por nuestros hijos, por nuestra dignidad y por nuestra nobleza y de
esta forma haremos una España más culta, más libre donde todos unidos nos
miremos con cariño y sin diferencia de clases.
JOSÉ CARMONA ALVAREZ
Acto civil.
Se ha celebrado en
este pueblo el enlace matrimonial de los jóvenes Juan Ramón Reyes Cebrián y
Matilde Cuadrado Aranda. Ambos compañeros, desechando los prejuicios religiosos
se han unido libremente, señalando a todos el camino a seguir.
¡Jóvenes socialistas!
Imitad a estos compañeros, que con la valentía de todo ser consciente han
conseguido apartarse de la Religión católica, aunque para ello han tenido que
arrostrar todos los obstáculos que le impedían su libre determinación.
Reciban nuestra más cordial enhorabuena,
deseándoles al mismo tiempo felicidades sin cuento.
LA JUVENTUD SOCIALISTA.
El número acababa
dando las cantidades –muy pormenorizadas- que el estado español daba al clero:
66.686.702 pesetas. Debemos tener en cuenta que en 1931 había en España casi
110.000 religiosos, o sea, uno por cada 493 habitantes, la proporción más alta
del mundo, después de Italia. El presupuesto del Ministerio de Justicia –que además
de pagar al poder judicial pagaba al clero, pasó de 106.466.000 de pesetas en
1931 a 42.023.000 en 1932 cuando se dejó de pagar a los eclesiásticos. El gasto
del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes –o sea, enseñanza
primaria, secundaria, universidades, conservatorios y conservación de bienes
culturales- pasó de 209.861.000 en 1931 a 267.152.000 en 1932.
El número 37, aparecido el cuatro de octubre de 1931, traía
en su página 3 la primera parte de un largo artículo de Andrés González Páez
dedicado a la mujer. Aunque ya se publicó coincidiendo con el día de la Mujer
Trabajadora, hoy lo traemos de nuevo:
A LA MUJER I
A ti, mujer; eterna compañera de infortunio,
dedico hoy mi pensamiento.
A ti, inocente víctima
de la sociedad actual, que con una abnegación sin igual sufres impasible el
peso de una responsabilidad que no tienes.
A ti, verdadera heroína, que luchando siempre
en medio de este caos pasas inadvertida a través del tiempo; pues por medio del
atraso mental en que te tiene sumida el hombre, no das a tu constante esfuerzo
una finalidad.
A ti, en fin, mártir mujer, en quien más que
en nadie se cebó la crueldad de los hombres haciéndote sufrir constantemente,
sin que aún hayas podido desasirte de la garra fatal que ahoga tu existencia.
Debo decirte, que esa
actitud que hasta ahora has venido adoptando, no es la que ha de librarte de la
esclavitud, de la ignorancia y de la explotación.
Piensa, reflexiona que
eres en la lucha una unidad, un soldado, un guerrero.
Pero esta lucha no tiene para ti atractivo.
Desconoces el fin, porque la tupida venda de infames prejuicios te lo impide. A
la par que el hombre, trabajas incansable como un autómata en la preparación de
una nueva vida que eres la primera en no comprender.
¿Quién te lo impide? La carencia de
conocimientos, la falta de una instrucción que despeje tu cerebro de prejuicios
insensatos que pretenden continúes por el tortuoso camino de la vida, insensible
a todo, sin voluntad propia.
Aún puede decirse que en ti, sólo vió el
hombre un instrumento de placer, un incentivo para alentarle después de un
decaimiento en la lucha.
Mujer, ¿no te rebelas?
¿no reclamas tu personalidad propia?
Las creencias
religiosas, tienden más que nada a perpetuar tu angustiosa vida. Y sin
embargo... crees en ellas como en lo más cierto de tu vida.
En ellas pones tu fe,
y parte de tu sacrificio que es sumamente estéril.
Es una mentira absurda ese punto luminoso que
te presentan y que te cautiva como a una incauta mariposa la brillante luz, en
la cual de seguro han de quemarse las alas de sus aspiraciones, que es la vida.
No quiero herir tu
susceptibilidad: nada más lejos de mi ánimo. Quiero, solamente, hacerte ver el
importante papel que representas en la vida y en el que eres tan mal pagada.
Para nada el hombre te consulta, y de ti se
sirve con la mayor naturalidad. Eres en realidad, esclava de un esclavo.
Pues bien, mujer: es preciso que aquí termine
de una vez y para siempre la horrible vida que arrastras con tanta pasividad.
En ello debes poner ese espíritu, esa abnegación que estérilmente gastas en lo
que al fin es para tí un eslabón más que añades a la cadena que te oprime con
fuerza tenaz y ahoga tus aspiraciones.
Es en tu liberación,
en tu libertad, en tu dignificación, donde debes poner ese espíritu de que
estás dotada, invencible, incansable, jamás desalentado, y que supera al del
hombre.
¿Me comprendes? ¿Comprendes a los que mejor
que yo, se han esforzado obstinadamente en hacerte ver tu horrible y humillada
situación?
¿Me dices que no? Mas ¡ah! yo sé que has leído
y has escuchado muchas cosas que como veneno se han filtrado en tí.
¡Si tú supieras que
esas leyendas y esos sermones son la liga que tus eternos esclavizadores ponen
para aprisionarte entre la enmarañada red de sus criminales intenciones!
¡Si tú supieras!...
Desgraciadamente no sabes, no han querido que sepas. He allí todo.
El que rebelándose
contra todo ese estado actual de cosas ha querido enseñarte la luz de la
verdad, ha recibido el premio a su osadía.
Pero la verdad por
mucho que quiera encubrirse, se vá abriendo paso a través de todos los
obstáculos, arrostrando toda clase de peligros, acompañada siempre del
necesario sacrificio, sacrificio heroico, sacrificio glorioso.
Permíteme que te diga
que ese Dios que te presentan todo justicia, todo amor y todo bondad, es
irreal. Que esta religión como tantas otras, es puramente falsa, porque todo
dogma que sostiene y fundamenta una religión es mentira.
La religión está basada en la obscuridad, en
la ignorancia, como medio de opresión para esclavizar a los pueblos…
Pongo punto por hoy, para continuar en el
número próximo.
ANDRÉS GONZÁLEZ PÁEZ,
de la Juventud Socialista.
Mollina, septiembre 1931.
La parte segunda y última de este escrito aparecía en el
número 38, correspondiente al 11 de octubre, en sus páginas 2 y 3:
A LA MUJER .
II
Continuando mi
interrumpido trabajo empezando de nuevo en el punto en que puse fin, sigo
pasando al papel las ideas que me sugieren el análisis del tema que trato.
El análisis, es la génesis; el principio de la
Sabiduría; la base de la Ciencia.
La Razón, el arma que por su eficacia
verdadera, desbarata los mitos y utopías que ingeniosamente han preparado los
hombres de mala fe, para embaucar y embrutecer a los pueblos, y vivir a costa
de ellos.
La religión es la mordaza
de los pueblos.
Es completamente
absurdo, concebir a un Dios, que tiene en sí todas las bajezas y todas las
vilezas de los hombres, y que además está hecho a semejanza suya. De existir
Dios (que no existe), no podría de ninguna manera ser ese que nos pintan sus
ministros.
Veamos: «Todo es obra de Dios; todo pasa
porque Dios quiere». De modo que si «todo pasa porque Dios quiere», no sólo las
buenas obras deben atribuírsele, sino también las malas. Siendo así, «él» es el
que arma la mano del criminal para que descargue e! golpe sobre su víctima. En
una palabra: Dios es un asesino, puesto que el hombre hace lo que Dios quiere.
Y ese no puede ser «Dios todo misericordioso, todo justo, todo bueno».
Además, Dios es infinito, y caso de
existir—que no puede ser de ninguna manera como nos lo pintan sus ministros—,
no puede la inteligencia de los hombres, que es finita, comprenderlo y mucho
menos analizarlo...
Me he detenido aquí,
mujer, para ponerte de relieve una mínima parte de lo mucho que pudiera
objetarse respecto a ese Dios, que con tanto celo defienden sus ministros.
Si alguna vez puedes
hojear la «Biblia», que es el libro de la religión católica apostólica romana,
y que la Iglesia hasta hace muy poco ha tenido prohibido que se leyera, busca
los Evangelios, y en ellos notarás infinidad de contradicciones.
Quiere decir que en
esos Evangelios, que nos asegura la Iglesia son escritos, o mejor dicho,
inspirados por Dios a los evangelistas, hay contradicciones. Es decir, un Dios
que se equivoca y que lo que en una parte asegura, en otra lo niega.
Resultado de estas
interpretaciones, fué el separarse parte de la Iglesia y convertirse al
protestantismo, a pesar de que en los concilios o reuniones que tenían, no
pudieron arreglar aquellas equivocaciones. ¿Iban a presentar a los ojos del
mundo un libro escrito por Dios y que sus páginas estuvieran llenas de
contradicciones absurdas?
Sin embargo, no creas,
mujer, que pudieron enmendarlo: ese libro de que te hablo, que estuvo prohibido
por la Iglesia el leerlo, contiene las mismas contradicciones que hace mil
años.
¿Y para qué hablar más de «eso»? La Ciencia,
la civilización, hará que caiga en informe montón, todo ese castillo falso y
antiestético que se llama religión. ¿Y sabes por qué? Porque la religión está
basada en un principio de obscuridad, y trabaja amparada por la sombra y la
ignorancia, y como la Ciencia es luz que ilumina las tinieblas y despeja la
inteligencia, no podrá resistir el encuentro. Nadie ha creído, ni creerá, que
la mentira pueda imponerse a la verdad, las tinieblas a la luz, ni la
ignorancia a la inteligencia.
Queda sentado de un
modo claro y sencillo, que la Religión está llamada a desaparecer. (¡Cuándo
será!)
Me he detenido en
estas aclaraciones, con el fin de esclarecer, aunque rudamente varios puntos de
vista que más llaman la atención; y prosiguiendo mi idea, vuelvo a llamarte
¡oh, mujer! para que con el mismo afán, con el mismo entusiasmo, con el mismo
optimismo que pones siempre en todas tus empresas, vengas con nosotros a
luchar, a trabajar, por un día más venturoso y más libre, en que no haya
ignorancia, ni esclavitud.
Tu amor de madre, será
la fuerza que te animará para que no decaiga tu espíritu.
En las filas
socialistas tienes tu puesto.
¡Por nuestra libertad, por la tuya, y por la
de tus hijos! ¡A luchar!
ANDRÉS GONZÁLEZ PÁEZ
de la Juventud
Socialista.
Mollina, octubre 1931.
El número 39 -18 de octubre- no traía escritos de Mollina,
así como el número 40, del día 25 de octubre de 1931.
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