REPASO A LOS NÚMEROS 46 A 50 DE LA RAZÓN. 1931-1932


Bolsas para transfusión de sangre azul. Imagen tomada de elblogticario.blogspot.com





El número 46 de La Razón, aparecido el 6 de diciembre de 1931 tampoco traía noticias ni comunicaciones de Mollina. Como cosa curiosa decir que en la página dos aparecía el artículo La mujer del hombre obrero donde se daba esta idea peregrina sobre el por qué la mujer estaba más metida en la iglesia. Decía:

Tenemos grandes estudios y examen hechos del daño que involuntariamente nos ha venido causando la mujer del hombre obrero. Quizás por la debilidad del sexo y la dulzura de su fruto que es el hijo que pare. Ella fué siempre fiel devota del lujo, la holgura y la abundancia, y como esto se lo negó en todo momento la sociedad, lo buscó en la Iglesia, donde se derrocha toda clase de lujo y de maldades para oscurecer cerebros y castrar almas. ¡Ahí ha sucumbido la mujer! ¡Ahí se ha explotado a la humanidad: en la Iglesia!

El artículo, cuya segunda parte aparecería en el número siguiente iba firmado por Antonio Ruiz Ruiz.

Desde el uno de noviembre no aparecía en La Razón escrito referido a o escrito en Mollina. En el número 47, de fecha 13 de diciembre de 1931, en su página dos aparecía este artículo:

JUSTICIA

 La palabra justicia no tiene límites cuando vaya acompañada de la práctica. Bien decía Fernando de los Ríos en su discurso en el Congreso que el desquiciamiento de los Estados provenía principalmente de la no administración de ella; es el fiel de la balanza y el sostén de la Ley, no cabe la menor duda, pero por ser tan alta su misión es de difícil aplicación, son muchos los factores que la integran y necesitaría una composición muy escogida para su mayor rendimiento.

 La justicia, en tiempos de la Monarquía, ya sabemos que estuvo siempre en manos de los poderosos, directa o indirectamente: de ahí la violación constitucional en todos sus aspectos y factores. ¿Qué necesitaría para ser próspera y vigorosa en el Gobierno de la República? He aquí el problema.

 Los altos Tribunales debido a la concentración y el poco número de ellos, no digo la apliquen con toda exactitud, pero cuentan con remuneración suficiente para poder dedicarse a ella o medios suficientes. Pero ¿qué diremos de tanto Juzgado municipal que con todas sus aptitudes no llega su remuneración a 1.50 pesetas diarias? ¿Quién podrá ejercer tan alta misión en ellos? Pues creo que los de siempre; no importa que sea por votación popular: a la corta o a la larga tendrán que venir a parar a manos del que no lo necesita más que para satisfacer su ambición de mando por su influencia personal, jamás para el amante de la justicia. ¿Quién podrá contar con independencia suficiente para aplicarla cuando haya menester? Creo de difícil solución, por el camino que hasta aquí se ha seguido, una clasificación de sus componentes unida a una remuneración que les hiciera vivir con cierta independencia moral y material, que no fuera el juez el llamado a pedir anticipo al pudiente para cuando llegado el momento de juzgar se vea obligado a ser riguroso contra quien ha de pagar el litigio, no; necesita una independencia tal, que sus asuntos marchen con la rectitud del cargo que ejerce. La vida está poblada de escollos donde tropieza a cada paso la rectitud con los intereses creados, donde claudican, si no los de férrea voluntad, si los que no tienen tal privilegio. Habría que hacer una composición tal que todos estos factores hicieran recaer en una base que, unida a una votación algo privilegiada, dieran resultados satisfactorios.

 En la elección popular de jueces municipales fueron cubiertas las plazas por una parte de personal que habrían de ser, si no todos, parte de ellos de los amantes de la justicia, puesto que las masas los empujaban a los que a ellas les reconocían más dotes de rectitud, aunque luego al entrar en funciones se creyeran equivocadas precisamente por lo mismo por lo que de la justicia se ve bien, pero es por la casa del vecino y por lo mismo no pierde valor. Pero estos mismos individuos, una vez en funciones, tropezaron con todas las dificultades que trae aparejadas la introducción en un régimen de justicia tal que le hace imposible desenvolverse con la soltura que tan alta misión requiere. ¿Cómo le ha de aplicar justicia a aquél que le debe parte de su manutención? ¿Cómo se la aplicará al dueño de la vivienda si debe unas cuantas mensualidades y no las puede abonar? Y así podría citar ejemplos muchos más. Luego no hay duda que para que puedan desenvolverse los Tribunales municipales, necesitarían una remuneración que les permitiera una vida aunque modesta con cierta independencia para poder dedicarse por completo a ella, que tantos males evitaría a la humanidad, porque de ellos es el corregir, y en el corregir está la salvación, no en el castigar, que más pervierte que salva y, además, el número es mayor el de Tribunales a corregir. Prueba evidente la de algunos Institutos bien remunerados que jamás se podrá montar servicio de mayor rendimiento de orden público debido especialmente a su remuneración y a la independencia con que obran en el cumplimiento de su obligación, aunque no sea comparar ésta con aquéllos, pues la misión es diferente, pero sí el cumplimiento del deber. Es un ruego al ministro de justicia, al que viene demostrando tanto afán en crear un Organismo de Justicia tal que sea si no la perfección completa, por ser imperfectos, los más aproximadamente posible y lo verían esos factores que además de una conciencia recta se necesita poder atender a las necesidades más perentorias puesto que la vida ha de marchar con sus dos factores imprescindibles moral y material.

FRANCISCO PÁEZ RAMÍREZ.

 Mollina, noviembre de 1931.

Con respecto a la diferencia de clases, Antonio García Duarte, mollinato presente en las Cortes Constituyentes acababa un artículo suyo diciendo:

Una vez en el tren y recordando que este señor en unión de otros indeseables que existen en Antequera se permitieron decir, ante camaradas nuestros “Nosotros, los de sangre azul”, me quedé recordando aquellas frases y quise comprobar si verdaderamente tiene algo de azul la sangre de ciertas personas. Para ello, y valiéndome de una lupa, que en mi maletín siempre llevo, a través de su cristal pude comprobar que eso es incierto; y queriendo recordar en donde había yo visto sangre igual a aquella, caí en la cuenta, que cuando yo era niño, en mi casa todos los años se hacía la matanza, y que aquella sangre que servía para hacer las morcillas era igual, exactamente igual, que aquella otra que en aquel momento estaba contemplando a través de mi lupa de viaje.

 Quedan por tanto desmentidos, todos aquellos que dicen que provienen de sangre azul.

En el número 48, de 20 de diciembre de 1931 era un escrito de Francisco González el que lo relacionaba con Mollina:

Mollina

¡Guerra al Capital!

Compañeros: Habéis visto la intransigencia de la clase patronal, que unas bases tan mezquinas como a nosotros nos parecía, ni eso aún quieren observar, porque son unos criminales y quieren darse con la clase proletaria, que somos todo el que depende de un jornal; pero se equivocan: hay que proceder de otra forma. Ellos cuando uno hace una buena obra como la hizo este otoño el propietario Vergara, ninguno le secundaba porque era buena, pero hoy que la hace mala todos le secundan, y es un mal camino ese que han emprendido. Yo le ruego a las autoridades locales y a las gubernativas que si es ley que los patronos traigan obreros de otras localidades y a nosotros —porque se quieren cumplir las bases sometidas al laudo de un delegado del Ministerio de Trabajo —no nos quieren para el trabajo. Si hay ley a eso, muy bien, y si no, que se castigue a los infractores que no han querido sembrar ni observar las leyes del laboreo forzoso, ni quieren más que sembrar la discordia entre nosotros, cosa que hay que evitar.

 Nosotros, nuestra misión es cumplir con todo lo que hay estipulado y ellos han firmado, aunque ahora se ensucian en su firma y en su palabra. Cuando eso hacen, ¿qué no serán capaces de hacer?

Yo denuncio estos hechos y les digo cy.ie se mejoren en el modo de proceder o serán denunciados, y si no nos atienden, ve remos quién vence a quién. Si ustedes con vuestro orgullo y vuestro dominio, quieren seguir como en tiempos de la inquisición se equivocan. Si ustedes tienen el saber las leyes aprendidas para envolvernos, nosotros tenemos las leyes naturales, y según nos dictan todos tenemos igual derecho a la vida y a trabajar y no a atropellarnos y amontonar el oro como unos usurpadores de la sangre proletaria.

Ya es hora de que despertemos, compañeros, y nos pongamos frente a frente para ver si podemos defendernos en nuestro puesto y desmoronar el capital un poco, porque, de lo contrario, es ir a la derrota y se dan con la clase obrera.

 Y a la Junta paritaria le recomiendo que obre como es debido, y el que no sea capaz o no quiera ponerse frente a frente, que se aparte a un lado. Ha llegado la hora de la lucha y no se puede desperdiciar el tiempo, que somos perdidos.

¡Arriba la unión y mueran los explotadores del régimen actual!

 FRANCISCO GONZÁLEZ.

El número 49, aparecido el 27 de diciembre de 1931, no traía nada relacionado con Mollina. Para el día siguiente, 28, festividad de los Santos Inocentes convocaba un mitin:

MITIN MONSTRUO

 organizado por la Juventud Socialista Antequerana para eL próximo lunes a Las once de la mañana en la Plaza de Toros

Tomarán parte los camaradas

 MARGARITA NELKEN

ANTONIO GARCÍA PRIETO

 LUIS JIMÉNEZ DE ASÚA

 Y JULIÁN BEISTEIRO

 que llegarán en avión a las nueve, aterrizando en el llano de Mancha

La Juventud Socialista, inspirada en el más amplio criterio democrático, ha acordado permitir la entrada hasta a los más recalcitrantes cavernícolas.

¡TODOS AL MITIN!

El número 50, correspondiente al 6 de enero de 1932 tampoco traía nada sobre Mollina. Prieto, en la primera página alentaba a defenderse a las mujeres contra la compañía Singer de máquinas de coser:

La Garra Singer

Han llegado hasta mí en varias ocasiones infinidad de pobres mujeres víctimas de «La Garra Singer». La infamia que trata de cometer esa Compañía extranjera liega al extremo de querer quitarle la máquina para coser a desgraciadas mujeres que adquirieron una de esas máquinas (que bien pagadas no valen más de cíento cincuenta pesetas) en el abusivo de quinientas pesetas, y quieren quitársela, teniendo abonados más de sesenta duros. Ese es un hecho que debiera evitarse urgentemente.

Nosotros, ante el atropello de <La Garra Singer», protestamos ruidosamente y aconsejamos a las compradoras de esas máquinas que no permitan, de ninguna manera, que sus empleados se lleven, «porque sí», las mencionadas máquinas. Cuando quieran atropellar vuestras viviendas, arrojadlos a la calle y denunciadlos a las autoridades competentes, que estamos seguros de que se guardarán muy bien de llevarse la máquina para ser nuevamente vendida.

Entiéndanlo bien todas las poseedoras de esas máquinas: la Compañía que yo llamo «La Garra Singer» no puede quitarles a ustedes las máquinas sin previo juicio ante el juzgado y que éste condene con la entrega de la máquina.

 A esa Compañía no le conviene la celebración del juicio, porque está expuesta a perderlo y porque tiene que hacer un gasto mucho mayor que lo que realmente vale la máquina, comprobándose que su contrato es leonino, y que comete el abuso de cobrar cien duros por lo que sólo vale treinta.

¡Mujeres españolas: defenderse contra «La Garra Singer»!

PRIETO.


Comentarios

Entradas populares