MUERTE DE EL CURA VEGAS. 1944




El Sol de Antequera, en su edición del día 16 de enero de 1944, año XXVII, número 1.050, traía en su página 3 la noticia de la repentina muerte de Antonio Vegas Rubio, conocido en Mollina, su pueblo, como El Cura Vegas.

Tras la esquela mortuoria se leía:

DON ANTONIO VEGAS RUBIO

La muerte ha arrebatado inopinadamente a uno de los sacerdotes más respetados y estimados tanto en Antequera, donde ejerciera su sagrado ministerio desde su ordenación y durante veintinueve años, como en Mollina su pueblo natal, y en Bobadilla, cuya parroquia venía regentando desde hace tres años. Don Antonio Vegas Rubio era el sacerdote ejemplar, celoso cumplidor de sus deberes hasta el cansancio y el sacrificio, sin quejas ni demostración de fatiga; recto, afable, piadosísimo, trabajador, siempre, servicial con todos; poseía, en fin, y practicaba las virtudes que ahora, en nuestro recuerdo, nos parece ver nimbando su figura como a las de los elegidos de Dios.

 El miércoles aún le viéramos muchos, lleno de vida y salud, y ¡quién habría de decirnos que antes de las veinticuatro horas habíamos de hallarle agonizante, sin lanzar una queja, después de que sus labios exangües murmuraran la recomendación del alma, porque en sus últimos momentos dábase cuenta de que Dios le llamaba a su seno! Sintióse enfermo en la madrugada del jueves, y aun  pretendió levantarse para cumplir sus deberes, pero el repentino mal lo impidió,  víctima de una septicemia de origen desconocido dejó de existir poco antes de las seis de la tarde.

 El señor vicario, que a su lado acudió desde primera hora de la tarde, le administró los auxilios espirituales. Precipitadamente hubo de recoger los Santos Óleos de la iglesia de San Juan de Dios, en los momentos en que la calle hallábase llena de público, que esperaba la llegada del ministro del Ejército, y la noticia del grave estado y después de la muerte de don Antonio Vegas, se extendió por ello rapidísimamente causando en cuantos la recibían estupor, dolor y conmiseración. Y estos sentimientos han sido generales y unánimes en cuantos conocieron al infortunado sacerdote y aun más en cuantos le tratamos y apreciábamos por sus condiciones morales y dotes personajes.

Voluntad de Dios ha sido y si el Altísimo ha querido llamarle a Sí, tengamos la convicción de que lo ha hecho para llevarle con los justos, como premio a sus virtudes, para hacerle participar de su Gloria eterna. Así sea.

Vivimos en la misma casa del extinto, por lo que con él teníamos trato afectuosísimo de convecinos; por esta circunstancia nos ha afectado más vivamente la desgracia, y nuestro sentimiento de condolencia con respecto a sus familiares es más vivo y sincero que nunca. Que Dios les dé resignación.

La muerte de don Antonio Vegas Rubío ha causado verdadera impresión y sentimiento general. Desde poco después de ocurrida fueron infinidad las personas que acudieron a la casa mortuoria a dar testimonio de su pésame.

El traslado del cadáver al Cementerio constituyó una imponente manifestación de pesar en la que participaron todas las clases sociales de la ciudad, así como fueron muy numerosas las personas que can este triste motivo vinieron de Mollina, Bobadilla (pueblo y estación) y otros puntos.

 En cabeza figuraron los guiones de numerosas Hermandades y Asociaciones piadosas tanto de la parroquia de San Sebastián como otras a que perteneció el finado; mangas parroquiales, Clero y Ordenes religiosas.

Detrás del numerosísimo acompañamiento figuraban dos presidencias, la oficial con el alcalde, don Francisco Ruiz Ortega; el vicario, don José Carrasco Panal; el párroco de Mollina, don Francisco Espinosa Gil; el alcalde del mismo pueblo, don Gonzalo Vergara y juez municipal don Virgilio Torres Peñalver; superiores de los Trinitarios, Capuchinos y Carmelitas, y el duelo familiar en el que iban el hermano político del finado, don Ramón Ríos Díaz; sus tíos, don Francisco, don Antonio, don Alonso y don Manuel Rubio Fernández; sus primos, don Felipe Rubio Moreno, don José, don Francisco, don Manuel, don Antonio, don Jesús y don Luis Rubio Casero y otros. De Bobadilla también asistieron el I alcalde pedáneo, don Bernabé Zambrana, el jefe de Falange, brigada de Carabineros y otras personas.

 El señor obispo de la diócesis, a quien el  señor vicario comunicara por teléfono la triste noticia de la muerte del señor Vegas, expresó su vivo dolor por ello y concedió verbalmente las indulgencias acostumbradas.


La aparición en la página 3 y no en la primera como  hubiera sido lo habitual en una publicación tan clerical como El Sol de Antequera fue debido a que en la primera página aparecía una convocatoria de ayudas a la colonización tan en boga en esos primeros años de franquismo y en la segunda página se daba cuenta de la visita a Antequera del ministro del Ejército de paso hacia Sevilla desde Granada. 




Este mismo semanario traía en su página 4 del número correspondiente al 13 de febrero de 1944:





SUFRAGIOS POR DON ANTONIO  VEGAS

El próximo viernes 18, a las ocho, darán comienzo en la iglesia de Madre de Dios las misas gregorianas en sufragio del alma de don Antonio Vegas Rubio (q e p. a.).

 La misa de hoy, domingo, a las doce, y las del lunes y martes, a las diez, en la iglesia de Ntra, Sra. de los Remedios, serán aplicadas a la misma intención.

La hermana del infortunado sacerdote, doña Oliva Vegas, y su esposo don Ramón Ríos, y demás familia, en la imposibilidad de hacerlo personalmente, hacen pública desde estas columnas su gratitud  hacia las innumerables personas y Comunidades y Hermandades religiosas especialmente de esta ciudad, Mollina y Bobadilla, que con tan triste motivo les han expresado su pésame y dedicado sufragios por el alma de dicho señor. Dios se lo pague a todos

La imagen corresponde a la página donde apareció la noticia de la muerte.


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