XIX PREGÓN DE LA VENDIMIA. AURORA GUIRADO. 2005

No vamos a decir
más. Aurora Guirado, Málaga, 1968, fue
la pregonera de 2005.
Aunque tres
cosas no podemos callar: Mollis, como
origen de Mollina, ya estaba refutado
desde principios de los ochenta del siglo pasado. Segundo: El Almirez se
refugió en la Camorra. La Camorra se encuentra en el Surco Intrabético, no en
la Serranía de Ronda. Tercero: Los comitentes no sabemos dónde estaban.
Le acompañó en el cartel Juan de la Cruz Ordóñez
Reina, de Mollina, quien sí logró estar a la altura. Menos mal.
Éste es el
pregón de 2005:
He buscado mil formas para empezar este
pregón, y decidí, ser yo misma, con mi lenguaje y mi forma de expresión.
Esta noche quiero dar las gracias al Ayuntamiento
que me ha dado la oportunidad de poder comunicarme con vosotros y poder conocer
parte de las raíces y arraigo de este pueblo, que hoy intentaré expresar desde
la palabra y la música.
El origen del nombre de Mollina cuenta con
varias versiones: una, la histórica, apunta a que se deriva de Torre Molina y
otra del termino latino mollis que significa, entre otra cosas, “suave y blanda
llovizna”.
Mollina, fue la zona con mayor cantidad de
olivos en el término de Antequera, hasta el punto que cambiaron el nombre de la
parroquia de San Cayetano al de Ntra. Sra. de la Oliva.
Desde el tejado de la ilusión, miro y sueño.
Desde el mar y la brea, traigo mi corazón desnudo y enamorado. Desde la vida,
que no es otra cosa que el campo verde, con sus gentes, con sus paisajes
encalados y llenos de aroma, de pétalos y polen, acariciados por el sol de
nuestra tierra.
Eso eres tú, Mollina, misterio y embrujo, al
cual le brindo todo mi ser, agradecida siempre por hacerme partícipe del
paraíso, de la sencillez de vuestro pueblo, que hoy siento mío.
De cada rincón, de cada jazmín, de cada
racimo de uva, de cada oliva y de cada parte de vosotros.
Cada amanecer es un destello de esperanza
que vosotros ya conocéis, cada atardecer es mirar hacia el horizonte sin miedo,
hacia un futuro, que nos hace tener la honradez de amar y de ser respetado.
Pueblo tranquilo, sosegado. Esperando y
buscando siempre el futuro labrado de viñedos y olivos, regados con el sudor de
la frente de cada mollinato y mollinata, campesinos de esta tierra.
En 1935, por Mollina pasó también el último
bandolero. Antonio Fernández Pozo, conocido como El Almirez, que algunas
personas mayores recordaréis. Su juventud y adolescencia transcurrió con el
robo. El domicilio habitual de El Almirez se encontraba en Mollina, donde vivía
con su madre. Y aquí mismo inició sus hazañas de bandido y atracó a un
hacendado de la localidad. El botín fue de 1.500 ptas. Y esto hizo que
estuviese oculto en la serranía de Ronda durante dos años, volviendo al pueblo
una sola vez, el día que muere su madre.
A mediados del siglo XX Mollina experimentó
una gran emigración hacia zonas industrializadas de España y Europa. Más tarde
destinaron sus ahorros y esfuerzos a cultivar sus propias tierras. De este modo
subió el nivel de vida en la zona.
Mollina, todavía queda el rescoldo y el
dolor de la emigración, por tantas familias que hoy no pueden estar con
nosotros. Circunstancias que han marcado la ausencia de amigos y seres queridos
de recuerdos imborrables, sentimientos, que están presentes en nuestras vidas y
en nuestras mentes.
Los trigales son mecidos por el aire, la
vendimia, el trabajo, la honestidad de andaluces de este pueblo, que va
creciendo en su cultura y se abre a todo el que viene de fuera y es bien
acogido.
Entre calle y calle, la ternura de los
mayores, sentados en las puertas de sus casas, el niño que juega, la madre que
mira gozosa y es amante de lo suyo.
Esta noche, bajo el cielo lleno de
estrellas, vamos a disfrutar de la magia de Mollina, del calor y cariño que
desprenden sus gentes. Su vino, su gastronomía y sobre todo el espíritu alegre
del Mollinato.
Quisiera mencionar vuestras cooperativas que
tienen fama por generar la mayoría de los vinos de Málaga. Los famosos Tierras
de Mollina. Sin olvidarnos de mencionar en gastronomía las gachas de mosto y
las migas.
Los orígenes mitológicos del vino y de sus
tradiciones, están fundados en la creencia de que el vino es la sangre del dios
Baco; por tanto, beber y disfrutar del vino es participar de ese misterio
enraizado en lo divino. Así lo expresó el poeta chileno Pablo Neruda en una oda
memorable:
Oda al vino
Vino color de día,
vino color de noche,
vino con pies de púrpura
o sangre de topacio,
vino,
estrellado hijo
de la tierra,
vino, liso
como una espada de oro,
suave
como un desordenado terciopelo,
vino encaracolado
y suspendido,
amoroso,
marino,
nunca has cabido en una copa,
en un canto, en un hombre,
coral, gregario eres,
y cuando menos, mutuo.
A veces
te nutres de recuerdos
mortales,
en tu ola
vamos de tumba en tumba,
picapedrero de sepulcro helado,
y lloramos
lágrimas transitorias,
pero
tu hermoso
traje de primavera
es diferente,
el corazón sube a las ramas,
el viento mueve el día,
nada queda
dentro de tu alma inmóvil.
El vino
mueve la primavera,
crece como una planta la alegría,
caen muros,
peñascos,
se cierran los abismos,
nace el canto.
Oh tú, jarra de vino, en el desierto
con la sabrosa que amo,
dijo el viejo poeta.
Que el cántaro de vino
al beso del amor sume su beso.
Amor mío, de pronto
tu cadera
es la curva colmada
de la copa,
tu pecho es el racimo,
la luz del alcohol tu cabellera,
las uvas tus pezones,
tu ombligo sello puro
estampado en tu vientre de vasija,
y tu amor la cascada
de vino inextinguible,
la claridad que cae en mis sentidos,
el esplendor terrestre de la vida.
Pero no sólo amor,
beso quemante
o corazón quemado
eres, vino de vida,
sino
amistad de los seres, transparencia,
coro de disciplina,
abundancia de flores.
Amo sobre una mesa,
cuando se habla,
la luz de una botella
de inteligente vino.
Que lo beban,
que recuerden en cada
gota de oro
o copa de topacio
o cuchara de púrpura
que trabajó el otoño
hasta llenar de vino las vasijas
y aprenda el hombre oscuro,
en el ceremonial de su negocio,
a recordar la tierra y sus deberes,
a propagar el cántico del fruto.
Vengo de un barrio marinero y malagueño, El Palo, donde los chanquetes
suspiran, donde la jábega es el transporte que me trae aquí, donde la Luna es
amante; y donde los cantes por malagueñas se visten de fiesta:
Él vive en un puerto de ma
r habla con las olas
y las gaviotas
saben su cantar.
Sueña con ser marinero (bis)
Sueña cruzar la bahía,
Quiere sentirse poeta de mares, de mares
de mares de mi Andalucía.
Él vive en un puerto de mar
habla con las olas
y las gaviotas
saben su cantar.
Guarda recuerdos marinos (bis)
sigue soñando en la orilla
y sueña con una barca,
su nombre, su nombre,
su nombre grabado en la quilla.
Él vive en un puerto de mar
habla con las olas
y las gaviotas
suben su cantar.
Cuando se acaba la tarde (bis)
y llega la oscuridad,
fija sus ojos en la Luna,
que alumbra, que alumbra,
que alumbra las aguas del mar.
Me siento identificada con este pueblo, como
os dije; vengo del mar, pero también del campo. Ya que mi madre, enamorada de
la tierra y de sus tradiciones así me lo inculcó.
Por eso, cuando me brindaron el honor de
poder expresar mi gratitud a este pueblo, no dudé un instante en decir que sí.
Con todo el respeto que me merece estar delante de ustedes y mi admiración.
Deseo de todo corazón que paséis unas
fiestas inolvidables de las cuales yo voy a disfrutar.
Las imágenes
que acompañan a este texto son un retrato de la
pregonera obtenido de la página web de la Escuela Municipal de Música y Danza
del Rincón de la Victoria y el cartel de ese año.
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