DETENCIÓN DE ALCALDE Y CONCEJALES. 1932. ESTUDIO COMPLETO.

 Aunque ya se publicó en 2018 este estudio sobre la detención del alcalde y concejales en 1932 hemos rehecho en una sola publicación lo que antes estaba en tres. Ahora, esperamos, será más fácil su lectura. 

 

 

DETENCIÓN DEL ALCALDE Y CONCEJALES EN 1932.

 

El diario republicano de Málaga El Popular traía en su primera página esta noticia el día 28 de enero de 1932:

 

Lo ocurrido en Mollina

 

El Ayuntamiento es destituído (sic) e ingresado en la prisión de Antequera, en unión del juez municipal.

 

MOLLINA. 27.- El ayuntamiento de Mollina ha sido detenido e ingresado en la prisión de Antequera en unión del Alcalde y del juez municipal.

 

Parece que las medidas se deben a manejos comunistas.

 

Se dice que tuvieron una reunión reservada con un comunista, acordando maltratar al secretario del ayuntamiento, destituirlo y proceder violentamente.

 

También ha circulado la versión de que intentaban hacer frente a la Guardia civil, promoviendo disturbios.

 

El vecindario, que se hallaba muy alarmado, va tranquilizándose ante la previsión de la autoridad gubernativa.

 

El Heraldo de Madrid, republicano de izquierdas, de ese día lo traía también en primera página:

 

RACHA DE DETENCIONES EN MALAGA

 

El arcipreste de la catedral, los directivos de Acción Nacional y otros elementos, detenidos e incomunicados

 

MALAGA 28_.—El  gobernador nos manifestó que esta mañana han sido detenidos el arcipreste de la catedral y los directivos de Acción Nacional, quienes se hallan incomunicados. También fué detenido el concejal comunista Andrés Rodríguez.

 

La Policía ha practicado numerosos registros domiciliarios, encontrando interesantes documentos.

 

El gobernador ha dicho que han sido detenidos el alcalde, seis concejales y el juez municipal del pueblo de Mollina por planear un atentado contra la Guardia civil. El juez municipal instruye diligencias.

 

Sin duda debe de tratarse de un error, ya que el juez municipal estaba detenido. Sería el juez de Antequera el encargado de instruir diligencias.

 

El diario vespertino La Voz, hermano de El Sol, daba la noticia algo más ampliada:

 

 

 

CONTRA LA GUARDIA CIVIL

 

En el pueblo de Mollina fueron detenidos ayer el alcalde, seis concejales y el juez municipal, acusados de manejos comunistas.

 

Ingresaron en la cárcel de Antequera, y se ha ordenado se les traslade a la provincial de Málaga.

 

Parece que tenían tramado un complot contra la Guardia Civil y el secretario del Ayuntamiento de Mollina. (Febus.)

 

Por su parte, La Nación,  portavoz del sector más ultraderechista de la Unión Monárquica Nacional, daba la noticia con más lujo de detalles en su página 16 que traía las noticias sobre Últimas informaciones y comentarios:

 

Querían tirar por un balcón al secretario del Ayuntamiento y agredir luego a la Guardia Civil

 

MALAGA. El gobernador manifestó a los periodistas que habían sido detenidos el arcipreste de la  catedral y el directivo de Acción Nacional D. Andrés Cons, hallándose ambos incomunicados.

 

 Agregó que también han sido detenidos los concejales comunistas Andrés Rodríguez Portugués y Manuel Fernández.

 

Añadió que la Policía había practicado numerosos registros domiciliarios, encontrando en varios de ellos documentos de bastante interés. La impenetrabilidad del gobernador y del comisario jefe de Policía impidió a los informadores conocer detalles relacionados con el hallazgo de documentos y las citadas detenciones.

 

 Después continuó diciendo el gobernador que habían sido detenidos el alcalde, seis concejales y el juez municipal de Mollina y un comunista, que se proponían coger al secretario del Ayuntamiento y arrojarle por el balcón. Después pensaban los detenidos pedir auxilio para atraer hacia ellos a las fuerzas de la Benemérita, y cuando acudieran disparar contra ellas.

 

Alcalde, concejales y juez serán trasladados a Málaga. Los comunistas detenidos quedarán en Antequera.

 

 El juez municipal Instruye las diligencias de rigor. - (Mencheta.)

 

Esta visión del diario extremista la repetía el día siguiente -29 de enero-  El Popular, diario republicano de Málaga en su página dos:

 

LOS SUCESOS DE MOLLINA

 

El alcalde y seis concejales del municipio de Mollina han sido detenidos por proyectar un movimiento sedicioso en aquel pueblo.

 

También ha sido detenido un individuo de filiación comunista, complicado en la intentona. Este elemento había marchado a Antequera, para allí de asuntos que se relacionan con los sucesos de Mollina.

 

Circula una versión de los propósitos que animaban a los detenidos, según la cual se asegura proyectaban ejercer violencias contra el secretario del Ayuntamiento, y atraerse a la Guardia civil, para disparar sobre ella.

 

En ese día fueron varios los periódicos que trataron este asunto:  Ahora, El Imparcial, El Sol, La Época, La Libertad y La Opinión, todos ellos de Madrid; Diario de Córdoba; El Telegrama del Rif, de Melilla y La Independencia, de Almería. Algunos de ellos –La Época, La Independencia, de Almería, Diario de Córdoba y Ahora- informaban sobre la violencia que se quería ejercer contra el secretario: tirarlo por el balcón.

 

El sábado día 30 solo apareció en El Magisterio Español una brevísima cita sobre estos hechos.

 

El domingo 31 de enero El Popular, al hablar de las visitas al señor Coloma Rubio, Gobernador Civil, decía:

 

LOS SUCESOS DE MOLLINA

 

Visitó al señor Coloma el concejal socialista señor Martínez Villarreal, para hacerle entrega del oficio que cursan los detenidos de Mollina, a causa de los últimos sucesos.

 

El concejal no era del ayuntamiento de Mollina, sino del de Málaga.

 

Ese mismo día aparecían dos medios antequeranos opuestos: El Sol de Antequera, conservador y clerical y La Razón, socialista y anticlerical. El primero hablaba de lo de Mollina englobándolo en un cúmulo de sucesos de cariz más o menos revolucionario en un artículo y dando más detalles en otro. Decía en su página uno:

 

DESPUES DE LA INTENTONA

 

 Se puede dar ya por fracasada la intentona revolucionaria que por demasiados días ha producido la inquietud del país y ha dejado una sangrienta estela por la casi total extensión del territorio nacional. Una ola de locura ha sacudido fuertemente el cuerpo enfermo de esta España que atraviesa la hora más grave de su vida contemporánea, víctima de unos ensayos maquiavélicos, que amenazan hundirla en la desgracia, en el atraso y en la ruina.

 

Desaforadamente, perdido el freno y el respeto a todo, los bajos fondos de la incivilidad, de la maldad y de la ignorancia han salido a la luz pública, pretendiendo mancharlo todo, ahogar lo más noble, lo más sano, queriendo ofrecer como salvadoras doctrinas los engendros desdichados de utopistas, locos o malvados, que pretenden redimir a la Humanidad trastornando todo el orden social y negando toda autoridad, todo derecho y todas las libertades individuales.

 

La sangre ha corrido por calles y campos; el dolor ha penetrado en muchos hogares; la tragedia se ha abatido sobre numerosos pueblos; las cárceles se han llenado de culpables-inocentes y de inocentes-culpables, porque los autores materiales no son generalmente los verdaderos culpables del crimen, sino que éste tiene unos menos visibles autores morales. El odio se ha enseñoreado del pueblo separando las clases sociales, que viven alerta, recelosas unas de otras por esta lucha fratricida y salvaje.

 

 Quienes han soliviantado al pueblo ingenuo e ignorante pueden estar satisfechos de su obra. Ya están separados los terrenos; ya no es posible la cordialidad, la transigencia, la colaboración sincera entre las clases sociales; ya no se respeta la propiedad, el derecho, la ley, la autoridad, la religión. Obrando sobre la ignorancia, han sido posibles las tragedias desarrolladas en tantos pueblos, y se han podido creer en tantos otros que la revolución social era un hecho, que había que señalar la fecha con. una aureola de sangre. La maldad y la ingenuidad aliadas han producido melodramas y sainetes como el de Mollina y el de Alozaina: en el primero, convencido todo un Ayuntamiento que el secretario y la Guardia civil eran el obstáculo que había que eliminar; y en el segundo, esperando que se apagara el faro de Málaga para repartirse las mujeres y las tierras...

 

 El Gobierno ha hecho valer su autoridad con todo alarde de sus fuerzas para imponerla. Parece abortado el movimiento y, según parece también, el Gobierno obrará con energía y severidad contra los alteradores del orden público. Aunque sea muy dura la sanción, mayor es d daño causado a la vida del país, y hora es ya de que en éste renazca la tranquilidad.

 

En su página tres ya traía información más completa sobre los hechos:

 

Manejos comunistas en en (sic) Mollina

 

DETENCIÓN DEL ALCALDE, CONCEJALES Y JUEZ MUNICIPAL

 

El pasado día 10 fué detenido por la Guardia civil del puesto de Mollina un individuo que dijo llamarse Rafael Junquera Delgado, pero cuyo verdadero nombre se ignora, por usar de varios, y el cual declaró ser comunista, pistolero y todo lo demás, con gran frescura. Su declaración fué muy amplia y comprometedora para varias personas significadas del pueblo, por lo que, en virtud de órdenes del gobernador de la provincia, el miércoles fué detenido en ésta el alcalde de Mollina José García Pérez, y a medio día marcharon a dicho pueblo fuerzas de esta ciudad, procediendo a la detención del juez municipal Pedro Llamas Rebollo y siete concejales, que fueron ingresados en la cárcel del partido.

 

 El motivo de estas detenciones, según nuestras noticias, se debe a un complot que el forastero mencionado trató de fraguar en complicidad con los demás detenidos, que se reunieron en un establecimiento de bebidas, asistiendo también el agente ejecutivo Ramón Felguera. En dicha reunión se proyectó obligar al secretario del Ayuntamiento Francisco Ruiz a que dimitiera, y de resistirse a ello le agredirían, arrojándolo por el balcón. Asimismo, con el pretexto de detener a los agresores, llamarían al cabo de la Guardia civil Francisco Pineda y le asesinarían, atacando también a los demás guardias y asaltando el cuartel. Es decir, un plan parecido al de Castilblanco...

 

Dícese que después de la reunión el expresado agente ejecutivo, indignado del proyecto, hizo comprender al alcalde la barbaridad del mismo, y dió aviso de lo que se tramaba al secretario y cabo expresados, con !o cual evitó la tragedia. Por su parte, el alcalde, a la mañana siguiente, ofició al cabo para que detuviera al sospechoso y salvar su responsabilidad, pero el tal confesó todo, diciendo que no le importaba perderse él y perder a los demás... Ese es, en resumen, el origen de este abortado complot, según nuestros informes. Oficialmente sólo sabemos que el individuo primeramente detenido sigue en la cárcel, a disposición del juez de Instrucción, y que los demás fueron trasladados en la noche del jueves a Málaga, en virtud de órdenes de la superioridad gubernativa.

 

Por su parte La Razón en su número 54, de ese mismo domingo, 31, nos decía:

 

De Mollina

 

El día 27 fueron detenidos y conducidos a la cárcel de Antequera los compañeros concejales de ese Ayuntamiento, obedeciendo según nuestras noticias a órdenes del gobernador civil.

 

 Por los informes que hemos recogido parece que se acusa a los citados compañeros de haber tramado un complot para deshacerse del secretario del Ayuntamiento y de los individuos del Puesto de la Guardia civil, cosa que nos resistimos a creer pues no se distinguían los acusados por sus extremismos puesto que de lo contrario han dado pruebas en muchas ocasiones atreviéndonos a suponer que todo ello sea pura fábula elaborada por los interesados en desacreditar y perjudicar a los concejales obreros obedeciendo a fines que no es de dudar se pongan en claro, ya que a pensar en maniobras caciquiles invitan circunstancias sospechosas que concurren en este asunto por cuanto se refiere a la procedencia del forastero encartado y que fué reducido a prisión por orden precisamente del alcalde.

 

Como las referencias que tenemos no son muy concretas nos limitamos a reseñar el caso sin más comentarios que nos reservamos para cuando poseamos los suficientes datos sobre este extraño suceso, del que han resultado los primeros sorprendidos los interesados.

 

Es de esperar que, la verdad se abra paso y la dignidad de nuestros compañeros resplandezca como es de justicia, pese a las artimañas puestas en juego por el enemigo.

 

Lo cierto es que en su siguiente número, el 55, guardaba silencio sobre este asunto.

Página del Diario La Libertad del 29 de enero de 1932.

 

 

 

Antes de seguir con el relato de los hechos vamos a detenernos en los protagonistas de esta historia. Para ello, además de la prensa de la época y de los libros de actas del Ayuntamiento de Mollina deberemos consultar el libro de Miguel Ramos Días de Plomo tan necesario para entender la Mollina republicana.

 

El alcalde de ese tiempo era José García Pérez, José Correte. Había sucedido al primer alcalde republicano Joaquín Mejías Velasco, Quino Mejías, que había tomado posesión el 5 de junio de 1931. Éste dimitió tras una gestión de poco más de un mes y García Pérez fue nombrado alcalde el 13 de julio de ese año. Estuvo en el cargo hasta el 9 de marzo de 1932, cuando Mejías Velasco es elegido de nuevo alcalde por un periodo de dos semanas. Trabajador, honesto y servicial, eligió morir antes de caer en manos de los nacionales arrojándose al tren entre Fuente Piedra y La Roda en abril de 1939.

 

El secretario protagonista involuntario de estos hechos era Francisco Ruiz Pozo. Sabemos por el diario republicano malagueño El Popular –edición del 10 de octubre de 1931- que fue obligado a renunciar a su cargo por el ayuntamiento presidido por García Pérez. Nos lo cuenta así este periódico:

 

LA RENUNCIA DEL SECRETARIO DEL AYUNTAMIENTO DE MOLLINA

 

En el Gobierno civil se recibió ayer una comunicación de la Dirección General de Administración, pidiendo que se intervenga anulando la renuncia de su cargo, que por el Ayuntamiento de Mollina se obligó a suscribir al secretario don Francisco Ruiz.

 

También indican en la mencionada comunicación la conveniencia de conceder al secretario un mes de permiso mientras se calma la animosidad de los ediles.

 

Francisco Ruiz se mantuvo en su puesto tras esta intervención del gobierno hasta el 4 de junio de 1936 cuando anunció al pleno su jubilación.

 

Rafael Junquera Delgado era el nombre con el que se presentó el elemento  de filiación comunista que incitó al alcalde al fallido complot.  Según El Sol de Antequera era uno de los nombres que utilizaba. Su nombre real era Rafael Jareño Sevillano.

 

Pedro Llamas Rebollo era el juez municipal en esos días. El 7 de diciembre de 1930 había sido elegido secretario de la sociedad obrera El Progreso.

 

Los concejales José Carmona Álvarez, Joaquín Mejías Velasco, Demetrio Carmona López y Juan Pedro Delgado Llamas fueron las otras personas incitadas por Jareño para sumarse al complot.

 

Cuando la prensa conservadora y ultraconservadora quiere comparar los sucesos no sucedidos en Mollina con Castilblanco  se refieren a lo sucedido en Castilblanco (Badajoz), el 31 de diciembre de 1931, entre unos campesinos de la localidad y la Guardia Civil que acabó con el linchamiento de cuatro miembros de ese cuerpo. Fue el inicio de una "semana trágica" en el primer bienio de la Segunda República.

 

Castilblanco, pueblo extremeño, pero históricamente perteneciente a la comarca toledana de La Jara tenía en aquel tiempo unos 3.000 habitantes –hoy poco más de mil-. La Guardia Civil disolvió sin víctimas una manifestación de la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra alegando que era ilegal, ya que no se había solicitado autorización administrativa. La FNTT convocó una huelga general de dos días con el objetivo de conseguir el traslado del jefe local de la Guardia Civil acusado de apoyar a propietarios y caciques frente a la legislación social implantada por la república.

 

Hubo otra manifestación, tampoco autorizada. Al día siguiente a ésta el alcalde envió a la Guardia Civil a la Casa del Pueblo para pedir que se cancelara una nueva manifestación. Mientras se estaba negociando, un grupo de mujeres insultó a los cuatro guardias civiles que estaban fuera. Se entabló un enfrentamiento cuando la Guardia Civil trató de impedir que los manifestantes entraran de modo violento en el local. Según unas versiones un manifestante resultó muerto en este momento por una bala de la Guardia Civil, posiblemente perdida en un rebote; según la versión oficial el fallecido civil se produjo tras haber asesinado a un cabo de una cuchillada en la nuca, e intentar repeler la agresión sus compañeros. El caso es que parte de la muchedumbre se abalanzó sobre ellos con palos, piedras y cuchillos y linchó y asesinó allí mismo con inusitado ensañamiento a los cuatro guardias civiles.



La repercusión de estos hechos fue enorme. En Zalamea de la Serena mueren dos campesinos a manos de la Guardia Civil, dos huelguistas en Épila, en Aragón, y otros dos campesinos en Jeresa, en Valencia. Los sucesos de Arnedo, en la Rioja fueron quizá los más graves con once manifestantes muertos por la Guardia Civil que, aterrorizada y recordando lo sucedido en Castilblanco, cuando se vieron increpados y atacados por la multitud abrieron fuego.

 

Lo cierto es que comparar los sucesos no sucedidos de Mollina con los de Castilblanco es llevar demasiado lejos a la fantasía.

 

En la imagen, José García Pérez, alcalde de Mollina.



El sábado 6 de febrero de 1932 el diario republicano malagueño El Popular traía esto en su página 2:

 

DE MOLLINA

 

Días pasados dábamos en esta misma Sección cuenta del nombramiento de un gestor para el Ayuntamiento de Mollina. Ayer se nos comunicó que del pueblo citado se pide, por una comisión de vecinos, el envío de una comisión que inspeccione las irregularidades que se hayan podido cometer.

 

El 14 de febrero de 1932, domingo de Piñata, La Razón traía este escrito:

De Mollina

 

El pasado sábado día 6 fueron puestos en libertad la totalidad de los concejales del Ayuntamiento de este pueblo que sufrían prisión gubernativa por las fantásticas razones ya conocidas de nuestros lectores. Dicha libertad llevaba aneja la rehabilitación de los citados compañeros en sus cargos edilicios.

 

 Prueba ello cuánto se había fantaseado alrededor de un supuesto complot que sólo existía en la imaginación de los autores de la patraña que nació, indudablemente, al calor de un deseo de venganza, que se ha visto insatisfecho, por cuanto que la verdad y la justicia se abrieron paso esta vez ante la enormidad que suponía echar sobre la reputación política y social de los concejales obreros mancha de tal magnitud.

 

 De desentrañar el misterio que ha rodeado desde su gestación este asunto, ya se encargarán los propios interesados, que para ello se bastan y se sobran.

 

Por lo tanto, réstanos sólo condenar una vez más el hecho vituperable y esperar a que se desenmarañe el lío y tener el gusto de publicar en estas mismas columnas los nombres de aquellas “beneméritas” personas que tan canallescamente se han portado con nuestros compañeros.

 

El siguiente número, del 21 de febrero, traía en su página cuatro este escrito de Francisco González:

 

Los sucesos de Mollina

 

A este pueblo, que se ha resistido con huelgas, con luchas electorales y con todo lo que ha venido desde el advenimiento de la República se le ha tramado un canallesco complot caciquil que de no poner coto el ministro de la Gobernación y nuestros representantes en el Congreso ocurrirá una catástrofe cualquier día, porque todo son trampas y cosas tramadas para desafiarnos y que nos enfrentemos unos con otros, y todo por causa de un canalla que lo que quiere es su bienestar y estar bien con el capital y seguir mangoneando el pueblo a mansalva. Trama un complot como el del día 27 del pasado mes en que se llevaron a nuestro Ayuntamiento conducido a la cárcel de Antequera y sin previo aviso conducidos y maniatados a la cárcel de Málaga donde estuvieron encerrados ocho días y sin tomarles declaración les dan la libertad y durante esos dias han desaparecido documentos que hoy ha pedido un delegado, y está haciendo una inspección muy oscura para nosotros el Ayuntamiento en connivencia con el secretario y la reacción.

 

De no poner freno a tantas injusticias como se están tramando en contra de los hombres de orden, el pueblo responderá y que no se diga después «¡lástima de pueblo, que no se hubiera obrado en forma con él, pero ya es tarde!» Los mismos caciques de antaño nos derribarán nuestra obra porque están protegidos por autoridades gubernativas y militares y nos arrollan, pero pongo en conocimiento de España entera que el pueblo protesta del secretario imbécil que padecemos, que nos tiene avasallados, y de todos sus secuaces que son lobos de la misma camada.

 

 ¿Se nos atropella injustamente? Pues nosotros pondremos coto a los abusos.

 

Han quitado de enmedio las listas para la inspección de los trabajos realizados este otoño en las calles y cañerías del agua potable, para ver si se les puede formar proceso a las personas honradas de este pueblo y quedar ellos, los canallas, a sus anchas.

 

 Yo soy sabedor de las injusticias que quieren cometer, y si hasta hoy he callado ya no puedo más, porque se me toca al amor propio y lo que hace el canalla quiere disculparse con el inocente que nada sabe.

 

Otro día diré más, porque cuanto ha dicho la prensa reaccionaria sobre los sucesos del pueblo éste, ha sido una pura farsa, y aclararé todos los hechos cometidos y las personas tramadoras de ellos.

 

FRANCISCO GONZÁLEZ.

 

 Mollina, febrero 1932.

 

El 6 de marzo La Razón aparecía con un escrito contra el gobernador civil. Entre otras cosas le reprochaba lo siguiente:

 

Reciente está aún la injusticia cometida contra nuestros compañeros de Mollina, los verdaderos y honrados representantes de aquel municipio, que por denuncias falsas de unos cuantos vividores despechados, y de un secretario más vividor aún, consiguieron que fueran encartados y presos hombres más dignos, más decentes que todos aquéllos que buscaban su ruina.

 

El día 13 de marzo, ya con Joaquín Mejías Velasco habiendo sustituido a José García Pérez como alcalde el día 9, este mismo semanario, en su página 2 traía esta poesía firmada con iniciales:

 

DE MOLLINA

 

 En Mollina, qué sorpresa,

 

 colmo ha sido de un intento

 

y la autoridad fué presa

 

 por la avaricia burguesa

 

que quiere el Ayuntamiento.

 

 En su ambiciosa porfía

 

los nuevos republicanos,

 

 perros de la Monarquía,

 

 quieren tener en sus manos

 

 el pueblo como tenían.

 

La furia de esos tiranos

 

 tanto en su ánimo influye,

 

 del mando sus apetencias

 

 su vileza destituye

 

al Ayuntamiento obrero,

 

 al que cumple con esmero l

 

a justicia más exacta,

 

que si cultura le falta

 

de ellos la culpa no ha sido:

 

 es de quien al obrero aparta

 

que cultive su sentido.

 

Estúpida burguesía:

 

¿dónde está tu religión,

 

que consentistes un día

 

 atrepellar la razón?

 

Llevastes a la prisión

 

a un Ayuntamiento honrado,

 

 el que a la ley no ha faltado.

 

 Como cruel tu corazón

 

alardeáis de cristianos

 

 con crucifijo en el pecho,

 

 frotaréis vuestras manos

 

sonriendo satisfechos,

 

viendo ir a la prisión

 

madres e hijos llorando,

 

 oprimido el corazón,

 

el pueblo obrero pensando

 

por la vil destitución.

 

 Burguesía, tu doctrina

 

con esos hechos desmientes.

 

 Si vas a misa en Mollina

 

dile a Dios que te arrepientes.

 

 C. C

 

Sin tener que ver con estos hechos hay que reseñar que el día 17 de marzo de 1932 aparece en El Imparcial, de Madrid y en El Adelanto, de Salamanca, la noticia del paso de un camión con unos veinte comunistas que, habiendo sido observados a su paso por Loja, pasaron luego por Antequera y Mollina, siguiendo su camino hacia Sevilla, gritando vivas a Rusia y a los soviets. El gobernador dio orden telegráfica para que fueran detenidos en el camino.

 

El 22 de marzo de 1932 Luz, diario de la República según se hacía llamar,  decía en su primera página:

 

Un alcalde y cuatro concejales procesados

 

MALAGA, 22.—El Juzgado de Antequera ha decretado el procesamiento del alcalde y cuatro concejales del Ayuntamiento de Mollina por el delito de sedición en grado de conspiración. En vista de esta medida, el gobernador ha ordenado la suspensión de los procesados y que se encargue de la Alcaldía el concejal que obtuvo mayor número de votos.—(Fulmen.)

 

Al día siguiente este mismo periódico repetía la noticia.

 

Ese mismo día 23 El Popular, republicano malagueño, año XXI, número 6.072, traía la noticia destacada en su página 2:

 

El juzgado de Antequera declara culpables de un delito de sedición, en grado de conspiración, al alcalde de Mollina y a cuatro concejales.

 

De los sucesos de Mollina

 

El Juzgado de Instrucción de Antequera decretó el 17 de los corrientes el procesamiento y suspensión del alcalde de Mollina, José García Pérez y de los concejales de aquel municipio José y Demetrio Carmona, Joaquín Mejías Velasco y Juan Pedro Delgado Llamas, considerándoles incursos en un delito de sedición, en grado de conspiración, como resultantes de su actuación en los sucesos desarrollados no ha mucho en el pueblo de Mollina.

 

Se ha cursado la orden para su detención.

 

El 27 de marzo de 1932 La Razón reproducía la intervención de Antonio García Duarte en las Cortes Constituyentes el día 21. Entre otros muchos atropellos a la clase trabajadora hacía referencia a lo de Mollina. Se copiaba del diario de sesiones de la cámara:

 

El secretario del Ayuntamiento de Mollina, después de presentar él mismo la dimisión de su cargo y al enterarse de que se le iba a formar expediente por faltas graves, consiguió recomendaciones de diputados republicanos, y el mismo señor Maura, que entonces era titular de la cartera de Gobernación, amenazó al Ayuntamiento si no reponía a dicho señor, quedando vejados en su dignidad los ediles de aquel municipio y el pueblo entero, al tener que tragar a la fuerza a quien no quieren por ser reaccionario y no cumplir con su deber.

 

Y de ahí mi intervención en el día de hoy. Días pasados se presentó en aquel pueblo un elemento de los que se ha dado en llamar peligrosos, solicitando del Ayuntamiento una entrevista, la cual se celebró en un establecimiento público. Una vez reunidos, dijo el forastero que él, que pertenecía al Cuerpo del Secretariado, tenía medios legales para conseguir que el secretario presentara la dimisión. Al exigírsele documentación adecuada y viendo que no podía presentarla, inmediatamente se levantó la reunión, y el alcalde marchó al Ayuntamiento, donde puso un oficio al comandante del puesto de la Guardia civil para que procediera a la detención de dicho individuo por ser indocumentado y haber demostrado en su conversación ser un elemento extremista, detención que se llevó a efecto inmediatamente, ingresando el detenido en la cárcel de partido de la ciudad de Antequera. Durante este intervalo de tiempo, llegó a oídos del secretario que su nombre se había mencionado en el establecimiento, e inmediatamente se personó en Málaga y dijo al gobernador que en el pueblo se estaba tramando un complot comunista, por el cual peligraba su vida y la de los individuos de la Guardia civil de allí; y este gobernador, que es materia abonada para toda clase de denuncias, máxime cuando provienen del campo reaccionario, sin informarse de los antecedentes de dicho pueblo, ni de la conducta ejemplar que sigue aquel Ayuntamiento, pues no en balde lleva más de treinta años de organización, con una Casa del Pueblo modelo, afecta a la Unión General de Trabajadores, como se puede demostrar y comprobar en todo momento; sin informarse de estos antecedentes, repito, ordenó a la Guardia civil que invadiera el pueblo en plan guerrero, como así se hizo, llevándose amarrado a todo el Ayuntamiento a la cárcel de Málaga, en la cual han permanecido incomunicados, unos cuatro días y otros ocho, y gracias a nuestras gestiones por conducto del Ministerio de la Gobernación se pudo conseguir que salieran en la fecha determinada en que nosotros queríamos que estuvieran libres. Y este es el problema que se presenta al pueblo y al Ayuntamiento: que el gobernador dice que, quieran que no, tienen que tragar al secretario a la fuerza, y yo me dirijo al señor ministro de la Gobernación y le suplico con todo el  fervor de que soy capaz, que se dé, porque es preciso, una explicación y se atiendan las peticiones justas del pueblo, si éstas vienen acompañadas de las máximas garantías y de una enormidad de firmas, como han venido las que se han hecho en este caso.

 

Mientras el semanario socialista no hablaba del procesamiento del alcalde y de los concejales, El Sol de Antequera, conservador, traía ese mismo día 27 de marzo de 1932 –año X, número 437- en su página 3 este comentario:

 

Sobre una noticia

 

PROCESAMIENTO DEL ALCALDE, JUEZ MUNICIPAL Y CONCEJALES DE MOLLINA

 

 En el pasado Enero se descubrió en Mollina un complot de carácter comunista, siendo detenido por la Guardia civil un sujeto forastero, que según parecía había celebrado reuniones con el alcalde, el juez municipal y algunos concejales del pueblo, en las cuales llegaron a tramar un plan para asesinar al secretario del Ayuntamiento, que les era desafecto, y atraer al cabo y guardias civiles del puesto, para hacer con ellos algo parecido a lo de Castilblanco. El intento fué descubierto, y en su virtud quedaron detenidos los complicados, de cuya detención dimos cuenta oportunamente, dando una referencia del asunto sin abultarla ni ensañarnos con los presuntos culpables, pues en ello no teníamos más interés que el informativo.

 

A pesar de ello, el «colega» mal llamado socialista salió a la defensa de los detenidos, queriendo hacer ver que habíamos exagerado la información y afirmando por su cuenta que era mentira el delito que se imputaba a aquéllos. Nosotros no teníamos porqué rectificar una información de origen fidedigno ni enjuiciar un asunto que estaba en poder del Juzgado, que era el que tenía que aclararlo y hacer resplandecer la verdad, y si el resultado era favorable a los encartados, entonces podría pedírsenos la rectificación para rehabilitar el nombre de aquéllos. Pero el tiempo ha venido a confirmar la información, pues el señor juez de Instrucción ha ratificado el procesamiento del forastero, llamado Rafael Jareño Sevillano, del alcalde de Mollina José García Pérez; de los concejales de aquel Ayuntamiento José Carmona Alvarez, Joaquín Mejías Velasco, Demetrio Carmona López y Juan Pedro Delagado (sic) Llamas, y del juez municipal Pedro Llamas Rebollo, y asimismo ha comunicado al Gobierno civil la suspensión en sus cargos de los citados por estar incursos en el delito de sedición (grado de conspiración).

 

Conste, pues, que nuestra información era exacta en lo referente al motivo de la detención, y ahora solamente tenemos que hacer constar nuestro deseo de que la justicia sentencie con benignidad, ya que seguramente los inculpados obraron por ignorancia, y los verdaderos autores morales de todos estos delitos son quienes inducen a los obreros a cometerlos con sus escritos y predicaciones.

 

Efectivamente, el señor Mejías –nuevo alcalde durante dos semanas-  y los otros tres concejales fueron cesados en sus cargos.

 

Del señor Jareño Sevillano, el forastero que vino y lió todo esto, ya no supimos más. El secretario, como ya dijimos, se jubilaría en 1936.

 

En la imagen, Joaquín Mejías Velasco. Ésta y la de José García Pérez se han obtenido del cuaderno Los nombres de la Memoria editado por el Ayuntamiento de Mollina y la Comisión de la Memoria de ese Ayuntamiento y coordinado por Miguel Ramos Morente, Mollina, 2010.

 






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