NUEVOS VUELOS DEL AVIADOR ESCOBAR. 1932




Ya vimos en la publicación del pasado 6 de julio – www. http://lopez29532mollina.blogspot.com/2018/07/vuelo-del-aviador-escobar-1931.html - que el aviador Escobar había sobrevolado Mollina con motivo de la feria de Antequera. Al año siguiente también hizo esos paseos aéreos y con el mismo motivo.

El Sol de Antequera, año X, número 456, de 7 de agosto de 1932, nos decía en su página 5:

PARA LOS QUE QUIERAN VOLAR

 El piloto aviador antequerano don José Escobar, que el año anterior, por esta misma fecha, estuvo realizando en ésta numerosos vuelos con pasajeros, volverá con objeto de poder satisfacer los deseos de las numerosas personas que no pudieron volar entonces y de las que deseen volver a sentir la emoción de sentirse pájaros siquiera un cuarto de hora...

Según nuestras noticias, es probable que el próximo día 15 llegue el señor Escobar en un magnifico aparato, estableciendo el campo de aterrizaje, como el año anterior, en terrenos de Gadea, junto al cruce de las carreteras de Mollina y Campillos.

Lo cierto es que para el día 15 Escobar no estaba en Antequera. Nos lo dice el mismo medio en su edición del día 21 del mismo mes y año, página 6:

DE AVIACIÓN

 El piloto aviador señor Escobar, nos encarga le disculpemos ante el distinguido público que le espera con impaciencia, ya que todos saben la causa que dilata el momento de su llegada, y que aunque en fechas próximas tiene compromisos contraídos en otras poblaciones, a los treinta minutos de obtener el permiso para la salida, volará sobre nuestra ciudad, viniendo dispuesto a satisfacer en cuanto le sea posible la creciente afición de sus paisanos por el moderno deporte. Cordialmente saluda a todos.

La Nueva Revista Comarcal Ilustrada, en su número extraordinario para la feria de agosto de Antequera, aparecido el día 8 de agosto de 1932 traía un reportaje sobre el aviador mollinato reproduciendo una entrevista que había aparecido en el diario La Unión, de Sevilla, en aquel tiempo órgano de la Comunión Tradicionalista y adscrito al carlismo. Decía la revista antequerana:

UN AVIADOR ANTEQUERANO

Cuando salga a la luz esta revista se hallará en Antequera el piloto aviador don José Escobar González, sin duda el primer antequerano que ha seguido la arriesgada cuanto moderna profesión. Una práctica adquirida durante varios años en la gloriosa Aviación militar, en cuya Arma alcanzó, siendo sargento, el título de piloto, controlándosele más de dos mil horas de vuelo, y los numerosos viajes particulares, que, después de retirarse del servicio con el grado de suboficial, viene efectuando con el aparato de su propiedad, le acreditan como excelente aviador.

De su pericia como tal habla en una interesante crónica el periodista sevillano señor Benjumea Román, en el diario «La Unión», y de ella recogemos los siguientes párrafos.

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»De pronto, el ruido del motor se va apaciguando, hasta que la hélice gira tan despacito que parece como si una mano invisible le diera con el dedo, y un momento después, pára (sic)...

«Escobar, tranquilo como siempre, se vuelve y ríe

»—¿Qué hacemos?—me dice.

»Lo que quieras—le contesto.

»Saca su brazo, y como si estuviésemos en un coche, me alarga un bizcocho y muerde otro con displicencia. Acaba de comerlo y empezamos a charlar.

»Me cuenta cosas para darme miedo, y yo no le hago caso. Soy presa de un silencio augusto, sin ruido ni murmullo de nada, sin eco, y al verme que no le hago caso, deja las alturas de Tablada y avanza a Sevilla, haciendo resbalamientos sobre un ala y otra, espirales ceñidas que ponen al mosquito grandioso a lo vertical, y toma velocidades enormes, pica y desciende el avión como una flecha del empíreo tirada al suelo a 200 kilómetros por hora, según el manómetro, lo cual le sirve para tirar de palanca y elevarse de nuevo.

»Los minutos me parecen segundos; creo que no respiro; me parece que soy un pájaro, cuyas alas y cuyo organismo no son del avión sino mías, y puedo volar a mi capricho y a mi voluntad. Pero la tierra, la alfombra de la naturaleza, sube, hasta que nos separan de ella unos metros. Es entonces cuando me emociono; vuelvo a la realidad de volar en un aparato, cuando me supongo que nos estrellamos; pero no, a dos metros del suelo, como pájaro que abate sus alas abiertas, sigue su sustentación hasta que su peso natural lo desliza sobre el suelo sin apenas sentirlo. En el aire, sin motor, hemos estado doce minutos, que a mí, no por miedo, por emoción, me parecieron segundos.

«Con un piloto así, iría yo en un raid, adonde él quisiera.»

* * *

Por primera vez, el año anterior, también por feria de Agosto, el señor Escobar estuvo en su tierra natal, y aunque su estancia fué sólo de cuatro días y no la precedió de una conveniente propaganda, fueron bastantes las personas que recibieron el «bautismo del aire», efectuando con él vuelos sobre Antequera y sus alrededores. Este año ha venido con más anticipación, para ponerse a disposición de sus paisanos durante varios días, teniendo establecido el campo de aterrizaje en terrenos de la finca de Gadea, junto al cruce de las carreteras de Mollina y Campillos.

La fotografía de Escobar es la que apareció en esta revista antequerana.



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