ANDRÉS GONZÁLEZ PÁEZ, 1932


Tengo que insistir: ¿Quién dijo que no podíamos ir para atrás? Leyendo esto se comprueba que sí:

"Prometí continuar, compañera, la para mí ardua tarea de explicarte cuál debe ser tu actuación para contribuir a la emancipación del proletariado. Y hoy, animado y decidido, tomo la pluma para ver si logro conseguirlo. No es preciso tener la ciencia de Platón,, ni la sabiduría de Sócrates, ni la inspiración de Beethoven, para saber que la causa donde estriban todos los males que venimos soportando es en la incultura, en el analfabetismo tan grande que existe. "Un pueblo inculto es un pueblo esclavo". Pues bien, compañera: he ahí lo que debemos combatir todos: la incultura. No me olvido que nosotros, los trabajadores de la tierra, los que servimos al señor de horca y cuchillo de la edad antigua, o al señor feudal dueño de vidas y haciendas de la edad media, o al patrono" y terrateniente de la edad moderna (¡es lo mismo!) nos es de todo punto imposible, dada la exigüidad de nuestros salarios—¡salarios de hambre!—dedicar unos céntimos para adquirir libros en que podamos instruirnos.. No me olvido tampoco de que ni aun tenemos tiempo suficiente para estudiar, ya que todo el día hemos de estar sobre di pesado y agotador trabajo de nuestra profesión y el tiempo que tenemos de descanso, aunque cogiésemos el libro no podríamos estudiar, porque nuestro cerebro estaría incapacitado y no podría retener el estudio ni las consecuencias que de él se derivan. Todo son obstáculos, pero no "imposibles" de salvar, compañera. El amor los vence todos. Y tu amor de madre por aquel hijo que amorosa meces en tu regazo, de aquel pedazo de tu alma que es carne de tu carne y sangre de tu sangre, te dará fuerzas y ánimos para que salgas airosa de tu empeño. ¿Quién mejor que tú, madre, puede enseñar a tu hijo las primeras letras del silabario? ¿Quién mejor que tú, con más cariño, con más alegría, con más entusiasmo, puede incubar en tu hijo el deseo de estudiar, de aprender, de amar a la vida, para que cuando sea hombre tenga toda la entereza, toda la virilidad de un hombre consciente, que no se deja atropellar por nada ni por nadie? ¿Es que no sentirías una satisfacción inmensa cuando en la paz del hogar y a la luz de una modesta bujía enseñaras a tu hijo las primeras letras? Una madre tiene una misión más alta que cumplir que la de criar a un hijo para que después sea explotado y esclavizado vilmente. Debe poner todo su esfuerzo en educarlo para que no sea el juguete a capricho de la infame burguesía. "Un pueblo instruido es un pueblo libre". ANDRÉS GONZÁLEZ PÁEZ. Mollina, marzo 1932.

Pues bien, esto fue publicado en LA RAZÓN, periódico antequerano dirigido por el mollinato García Prieto. El que lo escribe es un obrero de Mollina que con doce años ya se levantaba a medianoche para irse a trabajar a un cortijo y que con veintidós años era dirigente de las Juventudes Socialistas de Mollina. Este artículo es uno de los que escribió para la mujer. Me gustaría verlo ahora y conocer sus reacciones viendo al Pueblo despreciar la cultura y al Poder poniendo trabas a su desarrollo.

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