OBISPO MUÑOZ HERRERA HIJO ADOPTIVO. 1910


Retrato fotográfico de don Juan Muñoz Herrera.




Juan Muñoz Herrera nació en la ciudad de Antequera el seis de octubre de 1835. Ordenado sacerdote en 1859 obtiene su primer destino en la parroquia de Mollina. Obispo de Málaga desde 1896 hasta su muerte en 1919 la parte más conservadora y clerical de Mollina nunca olvidó su paso por la Parroquia de Nuestra Señora de la Oliva.

Por las actas del ayuntamiento sabemos que en 1863 seguía como cura en Mollina antes de pasar a San Pedro y San Sebastián de Antequera. 
Por la del día diecinueve de octubre de 1890 sabemos que siendo obispo de Ávila estuvo en Mollina para celebrar la confirmación y la corporación municipal le pidió que firmara un retrato suyo para el salón de sesiones.  
También por el acta del día veinticuatro de junio de 1894 sabemos que una comisión de nuestro ayuntamiento se desplaza a Antequera a visitarlo.

Como nota curiosa decir que El País, en su edición del dieciocho de diciembre de 1905 cuando publica unos textos de F. Luque Muñoz fechados en Málaga el día doce de ese mes y con el título de Percheleras y Trinitarias IV, y hablando sobre el pintor Martínez de la Vega cita a Juan Muñoz Herrera no por su nombre sino como el expastor de Mollina, ahora obispo de esta diócesis.


Recorte de El Heraldo de Antequera, seis de marzo de 1910.



El seis de marzo de 1910 El Heraldo de Antequera recoge la noticia del nombramiento de este obispo como hijo adoptivo de Mollina. 
El periodista hace poco trabajo. Prácticamente recoge el acta de nombramiento,  redactada con estilo ampuloso, y poco más. 
Decía así:

Homenaje á nuestro Obispo

De Mollina recibimos la siguiente certificación, referente á un acuerdo tomado con motivo de las bodas de oro celebradas por nuestro ilustre y venerable paisano el Obispo de la Diócesis.

»Don Agustín Pérez y Muñoz, Secretario del Ayuntamiento Constitucional de la Villa de Mollina.—Certifico: Que por la expresada Corporación, ha sido adoptado el siguiente ACUERDO: El señor Presidente hizo uso de la palabra, manifestando: Que las Bodas de Oro del anciano ilustre que ciñe á su frente venerable la mitra episcopal de nuestra diócesis malacitana, han constituido un acontecimiento simpático y memorable, tanto más glorioso cuanto que el paso del Excmo. é Ilmo. señor don Juan Muñoz Herrera, vá seguido constantemente de una estela de bendición y gratitud cariñosa. Yo os propongo sea declarado hijo adoptivo muy preclaro y muy ilustre de esta Villa de Mollina, á quien cupo la suerte de recojer las santas primicias del egercicio de ministerio sacerdotal. Yo os propongo, que la nomenclatura de la calle Nueva de esta su predilecta Villa, sea variada, rotulándola Calle Muñoz Herrera.»

»Un entusiasta y simultáneo ¡viva nuestro Prelado! acogió las frases del Sr. Presidente, demostración expontánea, del acuerdo unánime de su moción.

Mollina, henchida de entusiasmo, rinde pues, homenaje de admiración y cariño á su amantísímo Prelado, cuyo noble pecho, fué siempre alojamiento seguro de la Fé, la Caridad la Esperanza; homenaje tanto más debido, cuanto que, el movimiento universal de respetuosa simpatía que inspira, se ha acentuado más marcadamente, desde la severa Catedral y los seculares Monasterios de Avila, hasta la poética Capital de la Alhambra, que esmalta su corona con las esmeraldas de sus cármenes granadinos; desde los floridos jardines de la Bomba y las pintorescas riberas del Genil, hasta la hermosa Ciudad de la histórica Cueva de Menga, recostada, cual indolente Sultana, en su granítico trono de las sierras del Torcal, bañándose los niveos pies en las márgenes del Guadalhorce; desde la Peña de los Enamorados, hasta Málaga, la bella perla del Mediterráneo, que tiene la honra de asilar en su nítida Concha al virtuoso y santo varón. Pero Mollina, ¡ah! Mollina conserva intacto en su sencillo escudo el lema de ser «La primera en amar á su antiguo Cura de almas,» como en el glorioso escudo de la Muy Noble y Muy Hospitalaria Málaga, campea incólume el brillante lema de ser «La primera en el peligro de la libertad.»

Mollina siete de Febrero de mil novecientos diez.

—V.º B.º El Alcalde, Juan Pedraza.—De S. O. El Secretario, Agustín Pérez Muñoz.”

Honrados con el homenaje celebrado en honor del más ilustre de los antequeranos vivientes, quedamos, en nombre de Antequera, agradecidos al Ayuntamiento del vecino pueblo.




Página de Heraldo de Antequera, seis de marzo de 1910.






Gracias a Yolanda González podemos traer la fotografía de Muñoz Herrera ya coloreada:











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