REPASO A LOS NÚMEROS 11 AL 15 DE LA RAZÓN. EL PORVENIR CONTRA PRIETO. 1930
Pasemos a recordar los cinco últimos números de La Razón, semanario socialista de cuatro
páginas editado en Antequera, antes de su cierre.
El número 11 salió el día seis de noviembre de 1930. En su
página 4 traía esto sobre Mollina y el problema de la falta de peso del pan de
la panadería del alcalde:
De los pueblos
Mollina
Para que puedan formarse una idea del
caciquismo y anomalías que se cometen en este pueblo, baste decir que después
de publicado el artículo por el cual el Alcalde quedó convencido de que el pan
se vendía falto de peso, no deja de hacer comparecer al Ayuntamiento a honrados
vecinos para amenazarles, diciéndoles que él no es culpable y que está
dispuesto a denunciar a la Junta directiva de la Sociedad si ésta no desmiente
dicha noticia; y ha llegado al máximum de citar a vecinos, presente el juez
para amedrentarlos más.
Si no hay manera de
defenderse ante la justicia de los atropellos que comete el cacique de este
pueblo, tendremos que abandonar nuestra patria chica, por no haber quien dentro
de la Ley llame al orden a las autoridades para que procedan como deben y
olviden para siempre el antiguo sistema de atropellos y absolutismo.
El número siguiente, del día trece de noviembre aparecía con
dos artículos relacionados con Mollina. El primero una carta de dos miembros de
la Sociedad de Obreros Agricultores y otra
sobre las pesquisas que estaban realizando sobre la herencia de doña Ascensión
Granados:
De los pueblos
Mollina
Para que el Socialismo
llegue a alcanzar su mayor grado de perfección, debemos luchar todos los
jóvenes, poner toda nuestra fuerza, todo nuestro valor, toda nuestra
inteligencia.
Ayudar a nuestros
padres en esa obra es propio de buenos hijos. A luchar nos induce nuestro
espíritu, y allá vamos. Nuestra conciencia se rebela: las injusticias cometidas
con nuestros antecesores, son un motivo más para que luchemos. No debemos ser
víctimas del capitalismo, como lo han sido nuestros mayores. ¡Queremos
libertad!
¡Libertad soñada,
Libertad ansiada! ¡Tenemos derecho! ¡Queremos libertad!
No nos sometemos a un
régimen corrompido, envilecido, arbitrario, opresor.
¡Tiempo es ya, compañeros, dejemos de ser
esclavos! Un supremo esfuerzo, y todo lo corrompido caerá, sin que nada pueda
oponerse a nuestra fuerza.
¿A qué esperamos? ¡Basta de vacilaciones y
prejuicios arcaicos. ¡Viva la Libertad! ¡Viva la juventud!
Vuestros compañeros
A. GONZÁLEZ.--F. ADALID.
Debido a la
expectación que ha despertado en este pueblo de Mollina la noticia que dábamos
en números anteriores, de que cuando supiéramos fijamente el asunto del
Convento hablaríamos con claridad, hoy decimos que dicho asunto se está tramitando;
y como sea cierto lo que nos dicen, de que ese edificio que existe en la plaza
no lo dejaron para el objeto a que hoy se destina, sino para Asilo de ancianos,
nos veremos precisados a denunciar el hecho y a exigir responsabilidades, desde
la primera Comunidad que allí se instaló y del Ayuntamiento de entonces hasta
la fecha.
El número 13 apareció el día veinte de noviembre de 1930. En su
página 4 decía:
De los pueblos
Mollina
La Sociedad obrera de
este pueblo, en sesión celebrada el domingo pasado, acordó por unanimidad
prestar el apoyo que solicitan los compañeros de Antequera, no trabajando en
fincas de dicho término.
Se hizo una colecta
para socorrer a los presos que hay en la cárcel de Antequera con motivo de los
últimos sucesos, recaudándose 65 pesetas, que se enviaron al presidente de la
Sociedad para que él las distribuya.
Se cursaron telegramas
a los ministros de la Gobernación y del Trabajo, protestando del atropello de
que han sido víctimas los obreros.
Nota.—Nos satisface de
todo corazón la conducta observada por los trabajadores mollinenses, a los que
damos las más expresivas gracias en nombre de los de ésta, pues el rasgo de
dichos compañeros acudiendo en socorro de los infelices que se encuentran en la
cárcel, dice muy alto de la nobleza y caridad de un pueblo.
Hombre, lo de llamarnos mollinenses viniendo de un semanario
dirigido por un mollinato que decía tener su trabajo en calle Infante, 23 en
vez de en Estepa, 23, nos reafirma en la certeza de que la diglosia no es, ni
mucho menos, patrimonio exclusivo de la derecha.
En su página primera traía una carta de un antequerano en
Madrid que nos da idea de la situación de España en esas vísperas de 1931.
Decía en uno de sus párrafos:
Salir de ese pueblo
frailuno –se refería a la ciudad de Antequera- , amigo Prieto, y entrar en Madrid, es como salir de una zona de
influencias nefastas y penetrar en la región de la actividad y la luz. Porque
Madrid, esencialmente, es eso: actividad, luz, vida.
Madrid padece una conmoción interna desde hace
tiempo: el obrerismo avanza. El Gobierno parece ignorar este hecho. Cierra los
ojos para no ver; dá notas oficiosas; celebra consejos como el del dia 13, en
el que se acuerdan y exponen las cosas más peregrinas e inauditas. El Rey
continúa visitando cuarteles. Se aumenta el sueldo a algunos cuerpos armados.
Anúncianse elecciones generales para la primera semana del próximo marzo. Sin
embargo, aquí nadie cree en que puedan celebrarse estas elecciones; en cambio,
todos esperan de un momento a otro la Revolución Social. El monstruo, pues,
continúa avanzando a la vista de los gobiernos, a la vista del propio Rey, a la
vista de todos.
El número 14 salió el día veintisiete de noviembre. En su página 4
hablaba sobre la mala construcción de la traída de aguas de la que dimos cuenta
en una entrada reciente.
El día 4 de diciembre de 1930 salía el número 15 de La Razón. Último de esa primera época. El
16 aparecería ya en mayo de 1931, instaurada ya la Segunda República Española.
La sección De los pueblos aparecía
esta vez en la página primera. Mollina defendía a Prieto de los ataques de los
monárquicos antequeranos:
De los pueblos
Mollina
Sr. director del valiente semanario LA RAZÓN
Muy Sr. nuestro y amigo: Habiendo leído en el
asqueroso semanario “El Porvenir” ciertas frases aludiendo a su honorable
persona, escritas por el corresponsal en ésta de dicho periódico, salimos a la
palestra en defensa de la verdad, que es norma en todos los trabajadores, y más
si son socialistas.
Sepan todos nuestros
enemigos que del periódico LA RAZÓN se venden en Mollina cien ejemplares y a
veces faltan, por lo que hemos aumentado el pedido a 125; y de ese periodicucho
«El Porvenir» vienen seis ejemplares que se reparten entre los seis fariseos
principales contribuyentes del pueblo.
Y lo que dicen de las
fuentes y que esto está bien administrado, basta conocer este dato para
cerciorarse de lo contrario: El presupuesto de Mollina desde que vino la
Dictadura hasta la fecha, se ha centuplicado y no se ha beneficiado el pueblo
en lo más mínimo, pues la traída de aguas fué por suscripción popular, y
administradas esas pesetas por personas ineptas, como lo demuestra el hecho de
que ni se han rendido cuentas, ni lo que hicieron sirve para nada.
Los cargos públicos, como Ayuntamiento,
médico, botica, veterinario y demás, están acaparados por una sola familia,
algunos de cuyos componentes vinieron al pueblo descalzos y hambrientos y hoy
tienen fincas de propiedad, consecuencias todo ello del descaro al robo, que es
lo que aquí se ha practicado y se practica.
Y ahora, por último, señor director, todo el
pueblo de Mollina, sin distinción de clases, a excepción de unos cuantos
vividores que son a los que no les gusta LA RAZÓN, estamos convencidos de su
honorabilidad y sabemos que decir «Prieto» en el pueblo es decir: un caballero;
es decir: un hombre honrado.
EL CORRESPONSAL
Las frases aludiendo a
su honorable persona a que se refiere El
Corresponsal aparecieron en El
Porvenir, órgano antequerano de los monárquicos en su edición del año I,
número 9, de uno de diciembre de 1930. También lo firmaba El Corresponsal y decía así en su página 2:
DE MOLLINA
Sr. director de EL PORVENIR:
Las cosas, que está diciendo el periódico ese
que se publica ahí titulado «La Razón», referentes a Mollina, causan aquí
chirigotas en las pocas personas que lo leen, porque aunque remiten bastantes
números, los obreros, con uno se enteran los demás; porque conocen al sastre,
que es de aquí, y saben lo que de sí puede dar.
En Mollina
está quedando peor que estaba. Lo que dijo contra el boticario, lo tuvo
que desmentir luego porque un pariente del sastre le hizo ver que aquello era un
cuento. Lo que después habló contra el depositario, también lo volvió del revés
luego, porque le informaron que era un chisme.
Lo que ha referido de
que los obreros de Mollina han acordado no ir a trabajar a tierras de Antequera
ha sentado como una bomba a estos obreros porque ni han acordado eso ni lo acordarán,
y a la vista está que en las fincas de Antequera a que acostumbran ir
mollinatos siguen estando estos.
Y lo del agua es otro
embuste análogo. El agua se trajo a Mollina en tiempos de Primo de Rivera,
costeando los gastos por suscripción pública, a la que contribuyeron con más
dinero, don Antonio Vergara, que fué el que más dió, y don Francisco Ordóñez.
El Ayuntamiento si dió algo, fué muy poco. Y ahora, en tanto se compone el
motor que eleva el agua, sufren perjuicios todos los vecinos, pero, los más
lastimados son aquellos que desembolsaron dinero.
Todos los vecinos
queremos que se arreglen enseguida las cosas para que volvamos a tener el agua
en la Plaza, como en tiempos del Directorio, pero de eso a decir barbaridades
contra la administración municipal presente, hay diferencia, y con menor motivo
hablar nada malo contra el Ayuntamiento aquél que trajo las aguas al pueblo, en
cuyo Ayuntamiento figuró también el actual Alcalde que es un hombre de bien.
Y hasta otra ocasión,
Sr. .director, en que tenga que molestarle,
EL CORRESPONSAL.
Mollina 26 noviembre
1930.
Este mismo órgano de la Unión
Monárquica Nacional en su número 11 de quince de diciembre de 1930 insistía en
sus acusaciones contra García Prieto.
En
su página 4 decía:
DESDE MOLLINA
La falta de espacio
impidió en nuestro anterior número, la inserción de las siguientes líneas
recibidas de dicho pueblo:
Sr. Dírector de «El Porvenir».
Al papel ese que se publica ahí en que sirve
de testaferro el sastre, porque no puede servir para otra cosa, pues si leyeran
los lectores de aquel papel las cartas que le escribe a un cuñado que tiene el
individuo aquí, aconsejarían que lo llevaran a la escuela siquiera para que en
cada renglón no apareciere una falta de ortografía; a ese papel le ha sentado
como si le tiraran un ciquitraque el que se sepa en Antequera que los
jornaleros de Mollina se han indignado contra el sastre al decirse en dicho
papel de estraza, que estos obreros habían acordado no ir a trabajar a las
fincas de Antequera, cuando es donde más lo hacen y han de seguir haciéndolo, ya
que el término de Mollina es muy pequeño y no hay faenas para todos los obreros
mollinatos. No solo se han indignado, sino que según noticias, han quemado las
resmas de aquel papelucho que había en el local de la sociedad obrera porque
como no se vendían los números los tenían apilados en un rincón para que comieran
los ratones. En cambio «El Porvenir» se busca cada día más en la noche de los
lunes y se han duplicado las suscripciones.
El cuñado del sastre, ejerce aquí de
practicante sin tener tal título, en gracia a la conmiseración que le tienen
las autoridades, el médico y el boticario, y fué ahí la semana pasada para decirle
al pariente que aprendiera a cortar bien trajes y se dejara de lo que no
entiende y sobre todo de hacer el indio queriendo que se crea que es instruido
y largando eso de «caballero» en Mollina para que se rían hasta los
neurasténicos. Parece que le dijo también, que ha hecho el ridículo al hablar
de lo del agua potable, porque no está enterado de cómo se hizo la traída y de
que todo aparece de documentos que se publicaron en su día.
Cuando en el papelucho
ese del sastrecillo mollinato se ha dicho que aquí hay quien vino hambriento y
robando se ha hecho rico, se nos ha representado al que eso ha escrito,
siguiendo la costumbre de los ladrones presidiarios que desde la prisión se
hartan de escribir anónimos acusando como autores de robos a quienes se les
ocurre siempre hombres de bien. Además se nos ha mostrado en Mollina quien haya
escrito eso, como un blancote granuja, ya que no dá el nombre de a quién alude
ni dice cómo ha robado. Aquí en Mollina, no hay ningún rico que viniere
hambriento, ni hay quien haya reunido su riqueza apoderándose de lo ajeno, sino
trabajando mucho honradamente, y seguramente que si hubiera alguno sastre,
tampoco le hubiera tirado la inclinación a quedarse con tela del prójimo. Han
encargado a sus mozos de cuadra, que cuando venga por aquí el sastre, le
saluden en el rostro con las extremidades de las escobas de rama recién
utilizadas en el barrido.
CORRESPONSAL.
Mollina 6 diciembre 1930.
Para hacernos una idea de qué era a lo que temían los
monárquicos con el advenimiento de la República transcribimos esto sacado de la
primera página de ese mismo número. Criticaba el ideario de Niceto Alcalá
Zamora diciendo que reivindicaba:
Libertad absoluta de
palabra, de prensa, de reunión y de asociación.
Igualdad civil de los hijos.
Investigación de la paternidad.
Ley de divorcio.
Abolición de la pena de muerte.
Supresión de los
consejos de guerra en tiempo de paz.
Separación de la Iglesia y del Estado.
Supresión del
presupuesto de Culto y Clero.
Sometimiento del Clero
al derecho común.
Incautación por el
Estado de los bienes de la Iglesia y de las corporaciones religiosas.
Invalidación, en lo
civil, de los votos religiosos.
Muchos de esos principios fueron aceptados por la derecha
española hace ya décadas.
Las veces que aparece Mollina a partir de esta fecha hasta
el advenimiento de la República es para pedir amnistía.
El diario El Sol,
de Madrid, de fecha 26 de marzo de 1931 al dar la relación de solicitantes de
amnistía citaba a la Sociedad de Obreros
Agricultores de Mollina. Lo mismo hacían los diarios Heraldo de Madrid y La Voz,
también de Madrid.
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