REPASO A LOS NÚMEROS 21 A 25 DE LA RAZÓN. 1931




Fotografía de época de segadores, tomada de http://escribirporaficion.blogspot.com/2016/02/los-segadores.html




El 14 de junio de 1931 salía el número 21 del año II de La Razón. En su página tres traía información sobre el acuerdo tomado entre agricultores y obreros para las bases de salarios. Decía:

Sociedad de obreros agricultores de Mollina

En reunión celebrada en la Casa Capitular del vecino pueblo el día 28 de mayo por la comisión patronal, compuesta de los señores don Fermín Garrido Márquez, don José Luis Velasco García y don Jerónimo Díaz Ramírez, y por la de obreros designados por la Sociedad «El Progreso», José García Pérez, Pedro Llamas Rebollo y Antonio Parrado Matas, bajo la presidencia del señor alcalde y presidente de la comisión gestora don Antonio Rubio Casero, fueron aprobadas, después de discutidas por ambas comisiones, las siguientes bases:

 El jornal mínimo de todos los obreros de campo será el de 5.50 ptas. diarias hasta el día 15 de noviembre próximo.

 Premios, a más del jornal.-Segadores de semilla, 2 ptas.; ídem de raspa,3.50; con herramienta de cabo largo, 0.75; sacadores de remolacha de secano, 1.50; ídem de riego, 2; personal de era (un carro cada hombre), 1; personal de máquinas trilladoras, 2; atadores de máquinas, 1.50; carreros y arrempujas, 1.50; doma de bestias, 1; repartidores de abonos, 1.75; sembradores, 2; veladores de ganados, 1; gasteros, 0.50.

 Jornales mínimos de mujeres y niños: Arrancadores de semillas, 4 ptas.; espesquizadores, 3; trilladores y pintadores 3.50.

 Jornal mínimo de caseros y ganaderos: A seco, 5.50 ptas.; con la comida, 4.50; zagales de ganaderos a seco, 3; con la comida, 2.

No será admitido el trabajo a destajo.

Será reconocida la Sociedad en todo el término y los obreros serán mandados por un manijero de la misma, como asimismo las mujeres y niños. Será obligación de los patronos ponerle al personal agua buena y no de los pozos de las fincas, y los dormitorios en buenas condiciones, siendo desinfectados y en buen estado de higiene. También habrá leña suficiente en las fincas y casera que arregle las comidas en buenas condiciones. A los gasteros que estén entregados en el personal, le facilitará el patrono una bestia para que compre la comida a donde tenga, por conveniente, siempre que sea dentro del término municipal.

A los obreros que salgan de varada se les pondrá un vehículo o una caballería según el personal, para conducir el hato, y lo mismo el día que termine la varada.

Los patronos estarán obligados a no emplear obreros forasteros habiéndolos parados en la localidad.

En la misma página aparecía un escrito de Francisco González en el que se felicita por la colocación obtenida por su hermano impedido:

Mollina

Recuerdos de una madre.
Desde la tumba nos manda mi madre la enhorabuena por haber sido nombrado alguacil mi hermano, el mismo día que hizo los tres años que murió, con todo el sentimiento de verlo trabajar enfermo, sin poder, cosa que no está dentro de la ley.

 Ella hizo cuanto pudo por colocarlo, pero los caciques imbéciles de este pueblo nunca le hicieron caso, y nosotros hemos trabajado para que se mantenga honrado, que tanto le ha valido en estos preciosos momentos, y hasta aquí lo que ha trabajado ha sido por la ayuda de los compañeros que ha tenido, a todos los cuales, como al pueblo en general les doy las más expresivas gracias, y lo mismo al dignísimo Ayuntamiento que hoy está en el poder, por el acuerdo que ha tenido de ser el primero a quien han colocado, porque tienen mejores sentimientos que todos los que le han antecedido, reconociendo que esos destinos deben ser para los hombres que están incapacitados para el trabajo y no para los vagos.

Y ahora le digo yo a mi hermano José, que cuando un cacique le dirija la palabra para felicitarle como algunos lo han hecho ya, que no le dé cuidado de responderle: Retírate de mí, criminal, que si hubiérais (sic) seguido en el mando hubiera llegado La hora de tenerme que lanzar a pedir limosna, porque mi honradez no me dicta otra cosa, que motivos tengo para hacerles que por fuerza se me mantuviera, pero sois unos herejes cuando esto habéis consentido. Gracias que ya ha llegado la hora de que las paguéis todas juntas, porque aunque saquéis la procesión estando prohibido, no os escaparéis. Nosotros no os perdonamos, que somos el dios del perdón en estos tiempos. Ustedes seguid con vuestros propósitos, que no tardará el momento en que os desengañéis. Habréis de convenceros que ahora la blusa del obrero es la que manda, que nunca ha estado la casa Ayuntamiento tan honrada como en estos momentos. La monarquía ha desaparecido para siempre: sea enhorabuena.

 ¡Viva el Socialismo! ¡Abajo los tiranos! ¡Mueran los explotadores del régimen!

FRANCISCO GONZÁLEZ.

Y ya en la página cuatro da cuenta del cambio de nombre de calles tan dado en aquella época por los de uno y otro lado:

Mollina

 El nuevo Ayuntamiento, reunido en sesión extraordinaria el día 5 del actual, acordó cambiar los nombres de las calles que a continuación se expresan:

Plaza de la Constitución, Fermín Galán.

 Romero Robledo, García Hernández.

García Sarmiento, Pablo Iglesias.

 Muñoz Herrera, Mariana Pineda.

Plaza del Albaicín, 14 de Abril.

Monseñor de Rojas, Francisco Ferrer.

Plaza de la Verdura, P. de Pí y Margall.

El número se cierra con una noticia esperanzadora:

Se crean 27 mil escuelas.

«El Consejo de ministros de ayer—ha dicho el ministro de Instrucción Pública a los periodistas—ha sido fecundo y glorioso en lo que se refiere a Instrucción Pública. Han sido aprobadas las bases para el decreto creando las 27.000 escuelas que faltan en España. Con sólo esta obra la República justifica ya su advenimiento y satisface las más exigentes esperanzas.

De las 27.000 escuelas creadas van a inaugurarse, antes de terminar el presente año, siete mil.

La Monarquía no había hecho en cincuenta años la obra que la República ha sabido hacer en un mes.

El número 22 apareció el día 21 de junio de 1931. De Mollina traía este texto de Andrés González en su página cuatro:

De los pueblos

 Mollina

Desde el cortijo.

 Escribo estas líneas bajo la sombra de un olivo, después de la ruda faena de la siega.

Copioso sudor inunda mi frente, y el papel donde asiento estas cuartillas queda manchado al contacto de mis manos, que están renegridas por el trabajo.

Es la una de la tarde. Los segadores, mis compañeros, también se hallan recostados.

Unos, han quedado dormidos en un sueño reparador que mitiga el cansancio; otros, fuman charlando. Apenas llegan a mí los rumores de la conversación.

Yo, con el lápiz en la mano, quiero escribir y trasladar al papel todos mis pensamientos, toda la emoción que embarga mi espíritu; pero las palabras se niegan a acudir a mi mente.

 Varias veces he comenzado y otras tantas lo he dejado. Quisiera escribir algo que hablara al corazón; algo que dijera lo mucho que en estos momentos siento...

Trazo unas líneas, y como no responden a mis aspiraciones, las suprimo. Me resigno a no escribir; me falta en este momento la inspiración.

 Como no tengo sueño, cojo un libro que tengo a mano, abro sus páginas y empiezo a leer. Pero me llaman la atención unas palabras que claramente llegan a mis oídos y que son estas:

—¿Es justo—decía un compañero—que el que todo lo produce, el que trabaja, el que día y noche se desvela para poder llevar a sus hijos un pedazo de pan, después de tantos sufrimientos, no pueda conseguirlo? ¿Puede el obrero seguir más tiempo soportando sumiso esta vida azarosa y despreciable? ¿Qué se pretende con todo este estado actual de cosas? Nosotros sólo anhelamos ver cubiertas las necesidades más apremiantes de nuestra familia y de nuestro hogar. Queremos pan para nuestros hijos y para nuestras compañeras. No podemos continuar por más tiempo viéndolos desnudos, descalzos y hambrientos. ¿Porqué el que trabaja tiene que pasar tanta miseria? ¿No escuchan nuestras peticiones? ¿Es que creen que no es justo lo que pedimos?

 Con gran atención y demostraciones de asentimiento era escuchada la peroración del compañero, que siguió de esta manera:

—Y además, por otra parte: ¿Por qué mendigar lo qué tan en justicia nos pertenece, pidiéndolo sumisos como el que implora la caridad pública? ¿No estamos convencidos de que es inútil adoptar esta actitud pacífica cuando vemos que la mofa y la indiferencia por parte de ellos, de nuestros explotadores, es la respuesta que obtenemos? No somos partidarios de la violencia; pero tengan en cuenta que de seguir así, ellos, sólo ellos, serán los responsables de lo que pueda ocurrir. Porque sabremos arrancar por la fuerza, lo que se nos niega tan justamente pedido.

Estas son, lector, las palabras que oí, y reflexionando sobre ellas estuve unos momentos, hasta que me sacó de mi ensimismamiento la voz del manijero, anunciándonos que había llegado la hora de reanudar el trabajo.

 ANDRÉS GONZÁLEZ.

El número 23, correspondiente al 28 de junio de 1931 no traía nada relacionado con Mollina. Ese mismo día se celebraron elecciones a Cortes Constituyentes. García Prieto se presentaba como candidato por la coalición republicano-socialista.

El número 24, del día 5 de julio traía los resultados obtenidos por Antonio García Prieto: tercero más votado en la provincia, con 48.665 votos. En esa misma primera página traía este anuncio:

Prieto - Sastre

Habiéndose hecho cargo del taller de Sastrería un excelente cortador, lo pone en conocimiento de su numerosa y distinguida clientela.

 Pablo Iglesias núm. 23

Justo encima de ese anuncio traía el decálogo socialista:

Los diez mandamientos de la Idea socialista

El primero, amar a la Humanidad sobre todas las cosas.

 El segundo, no hablar de ella en vano.

El tercero, santificar las doctrinas socialistas.

El cuarto, honrar al que se lo merezca.

El quinto, no matar.

El sexto, no abusar de nuestra naturaleza.

 El séptimo, no explotar.

 El octavo, no alcahuetear ni mentir.

 El noveno, respetar a las mujeres.

El décimo, utilizar los bienes en beneficio de todos.

 Estos diez mandamientos se encierran en dos: en servir y amar a la Humanidad sobre todas las cosas, y en no dar al prójimo contra una esquina. Amén.

En sus páginas tres y cuatro traía este texto:

Mollina

Compañeros: Dispensadme si me preocupo de vuestra gloria y os digo que vuestra estrella, tan feliz hasta aquí, ha estado turbada por la más vergonzosa e imborrable mancha. ¿A quién mejor que a vosotros puedo dedicar hoy mis palabras?

Son estas para deciros que debemos ser incansables en la lucha contra la tiranía burguesa, hasta hundir en el abismo toda la podredumbre que corroe a la nación y ver barrida en los pueblos la odiosa y funesta plaga del caciquismo.

 ¡Justicia queremos contra los verdugos del pueblo, y leyes sociales humanas que nos amparen y borren la irritante desigualdad existente, dando así satisfacción a los parias de la tierra, que sólo comemos lo que tiran esos malvados chupópteros de nuestra sangre!

 Derribemos también de su pedestal a los hipócritas y mentirosos clericales, que hacen política desde los pulpitos, entenebreciendo nuestras inteligencias, para seguir viviendo a gusto del brazo de los poderosos.

 Yo os digo con todo mi corazón: Animo, compañeros, y adelante! No desmayemos en nuestro esfuerzo hasta que acaben para siempre los explotadores del pueblo honrado y trabajador.

FRANCISCO DOBLAS.

El número 25 salió el día 12 de julio de 1931. En él García Prieto se lamentaba de la injerencia de las fuerzas monárquicas en el ayuntamiento antequerano y se nos daba cuenta de su viaje a Madrid, ya como diputado.




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