JOSÉ SANJUÁN NAVARRO Y SU RELACIÓN CON MOLLINA. UNA HIPÓTESIS
Hace tiempo publicamos en estas mismas páginas la noticia
que recogía la inauguración del actual retablo de la Iglesia Parroquial de
Nuestra Señora de la Oliva el 5 de febrero de 1940 http://lopez29532mollina.blogspot.com/2019/01/inauguracion-del-retablo-principal-de.html
Ya ahí apuntábamos las similitudes existentes entre los
retablos de Paterna del Campo y el de Mollina. Pasado tres años de esa publicación
podemos asegurar que son tres –al menos- los retablos principales en tres
parroquias andaluzas los que salieron de las mismas manos. A los dos citados
habría que añadir el de la parroquia de San Gonzalo en Triana. Los tres poseen la misma estructura constructiva:
dos cuerpos rematados por un ático y tres calles. Las columnas del segundo
cuerpo –cuatro en total en los tres retablos- podrían intercambiarse de uno a
otro sin que se notara el cambio efectuado. La cornisa que remata ese segundo
cuerpo es prácticamente idéntica. El fondo marmorizado de los tres retablos es
prácticamente el mismo. Los arcos decorativos
que adornan las calles laterales de ese cuerpo son muy parecidos.
Aclaremos: este estudio aventura una hipótesis. Para ello
estudiaremos los tres retablos citados con sus similitudes y luego otros
retablos con autoría cierta de José Sanjuán Navarro. Al final, expondremos los
trabajos que quedarían por hacer para que esta hipótesis dejara de serlo para
afirmar con base cierta la autoría de nuestro retablo.
Antes de continuar hablemos de nuestro autor, José Sanjuán
Navarro. Para ello tomamos de www.conocersevilla.org la biografía que nos dejó Francisco Santiago,
estudioso de todo lo relacionado con el arte de la semana santa sevillana, recientemente
fallecido:
José Sanjuán Navarro
nació en Sevilla el 7 de marzo de 1890, estudiando dibujo en la sección de
Bellas Artes del Ateneo de Sevilla, cuando tenía la sede en la calle Tetuán y
siendo compañeros de estudios Francisco Hohenleiter, Santiago Martínez o
Gustavo Bacarisas.
En el taller del
tallista José Gil se inicia procesionalmente, donde entre otros trabajos
dirigió las labores de talla del paso de Jesús de las Penas de la Hermandad de
San Roque. Ya independizado, instala su propio taller en la calle Federico
Sánchez Bedoya y posteriormente se traslada a la calle Candileja y finalmente a
la calle Alhóndiga. Tras haber enviudado en 1936, contrae nuevas nupcias con la
bordadora Carmen Cobos Coll, maestra del taller de Rodríguez Ojeda, naciendo en
1938 su único hijo, José.
Entre sus obras
destacadas encontramos la talla y dorado del altar mayor de la parroquia de San
Roque, el altar del Sagrado Corazón de Jesús en la misma parroquia, el altar
del nazareno de Arahal (parroquia de La Magdalena), la talla de los antiguos
pasos del Desprecio de Herodes (Amargura) y el de Ntra. Sra. de la Paz de la
Cena de Málaga.
En escultura destacan
la Virgen de la Esperanza de la Roda de Andalucía, Virgen de Covadonga de la
parroquia de San Bernardo y el Cristo de los Afligidos de la Parroquia de San
Juan de la Palma de 1938 (descubrimiento de la autoría por Francisco Manuel
Delgado Aboza) y realizó las figuras del antiguo Misterio de Jesús Despojado.
Restauró la primitiva
Virgen de los Dolores del Cerro o el Cristo Atado a la Columna de la Hermandad
de la Vera-Cruz de Utrera. Para la Hermandad de San Benito realizó un juego de
cuatro candelabros, estrenados en 1938 que posteriormente adquirió la Hermandad
de San Gonzalo en 1947, la loba capitolio del remate de Poncio Pilato (1939) o
la restauración de las figuras secundarias del Misterio (1940-1941).
El artista fallece el
13 de diciembre de 1958, heredando el taller su hijo José Sanjuán Cobos, que
continuaría el trabajo de su padre junto al oficial Manuel Santobeña Reina,
labores que continuó hasta 1970, año en el cual un accidente le obliga a cerrar
el taller.
Esta biografía está sacada de http://www.conocersevilla.org/biografias/tallistas/sanjuannavarro/index.html
Lo que no nos dice esa biografía es que el 26 de enero de
1935 apareció en Revista de Gandia : periódico dedicado al fomento de los
intereses morales y materiales de la región, órgano de la Caja de Ahorros y
Socorros y Monte de Piedad: Época 3ª Año XXXV Número 1801, un anuncio donde se
publicitaba como dorador:
No sabemos cuánto tiempo estaría en esa población. Lo cierto
es que en 1936 a partir del verano, había muchísimo trabajo en la parte de
Andalucía en manos de los rebeldes, para imagineros y tallistas. De ahí que los
dos focos –sevillano y granadino- de arte religioso andaluz conocieran una
época de ebullición de encargos que duraría más de una década.
Pasemos ahora a comparar los tres retablos principales
–Mollina, Paterna del Campo y San Gonzalo- que son los que nos han llevado a
hacer este esbozo de estudio.
El retablo principal de la Iglesia Parroquial de Nuestra
Señora de la Oliva de Mollina se inauguró, como ya hemos dicho, el 5 de febrero
de 1940. Venía a sustituir el destruido en julio de 1936. Consta de dos cuerpos
rematados por un ático y tiene tres calles. Para entendernos, los cuerpos los
debemos mirar en horizontal. O sea, el banco o predela, en éste de Mollina
acoge las dos puertas que dan paso a la sacristía. El segundo cuerpo tiene la
apertura del camarín de la Virgen de la Oliva y las peanas que acogen al
Corazón de Jesús y a San José. El ático está ocupado por el Cristo de las
Ánimas, escultura sevillana del siglo XVII que no se destruyó en los sucesos de
1936.
Para hablar de calles tenemos que mirar de abajo a arriba.
La primera calle sería la del Corazón de Jesús, la central la del camarín y el
Cristo de las Ánimas y la tercera sería la de San José.
Las cuatro columnas del segundo cuerpo son de las llamadas
columnas abalaustradas. En este tipo de columnas el fuste adopta forma de
balaustre o es más ancha por la base que por el capitel. Su uso es
característico del arte plateresco que surge durante la primera etapa del
renacimiento. De ahí pasó a América, donde dio lugar a las columnas tritóstilas
que tanto se prodigarían en el arte novohispano.
El autor usa prácticamente las mismas columnas en los tres
retablos que estamos estudiando. En la siguiente fotografía observaremos las
columnas, ménsulas y cornisa del segundo cuerpo del retablo de Mollina. Fijémonos en el respaldo de la imagen de San
José. Lo veremos también en los otros retablos.
Recorte de la cornisa del segundo cuerpo:
Y, por último, detalle del ático con el Cristo de las Ánimas del siglo XVII.
Pasemos ahora a ver el retablo de la iglesia parroquial de
San Bartolomé en Paterna del Campo. La
iglesia está construida sobre la antigua mezquita. En ella destaca
especialmente la llamada Puerta del Perdón, cuyos ladrillos vistos delatan su
innegable factura mudéjar. Dicha puerta, insertada en la base de la torre
campanario, posee arcos apuntados con cuatro arquivoltas que arrancan de unas
líneas de imposta realizadas en piedra. En los muros, paralelos al segundo
cuerpo de la torre, existen dos arcos ciegos lobulados y de ojiva tumida, que
acentúan su mudejarismo de origen. El terremoto de 1755 destruyó parcialmente
la iglesia, cuya reconstrucción se hizo un año después. De esta reconstrucción
data el aspecto barroco actual de la parte superior y del cuerpo de campanas.
En la madrugada del 6 de octubre de 1934 unos treinta individuos asaltaron el edificio
e incendiaron amueblamiento e imágenes. No todas. Esos individuos fueron
juzgados en consejo de guerra celebrado en Huelva en enero de 1936.
No sabemos el año de construcción del nuevo retablo. Sí se
sabe que en 1935 el escultor y tallista José Sanjuán Navarro talló la nueva
imagen de Nuestra Señora de los Dolores en su Soledad. No es de extrañar que
fuera el mismo al que se le encargara la reposición del retablo destruido.
El nuevo retablo consta, como el de Mollina, de dos cuerpos
más ático y tiene tres calles. Ésta es la vista general del mismo:
El banco es la parte que más se diferencia con el retablo de Mollina. El segundo cuerpo es prácticamente igual. Veamos un detalle de las columnas y respaldo de la imagen:
Y en esta otra, detalle de la cornisa del segundo cuerpo:
Por último un detalle del ático. Excepto el dosel de Mollina, que aquí se sustituye por un copete, la semejanza es evidente:
Pasemos ahora a la iglesia parroquial de San Gonzalo, en el
barrio de Triana.
El edificio fue construido entre 1938 y 1942 para atender a
la nueva barriada de casas baratas impulsada por el gobernador militar de la
plaza, Gonzalo Queipo de Llano, de cuyo santo patrón toma el nombre. El 26 de
abril de 1942 se instituyó por decreto del cardenal Pedro Segura y Sáenz la
nueva Parroquia de San Gonzalo, segregando su jurisdicción de las de las
parroquias de Santa Ana y de Nuestra Señora de la O. El templo fue inaugurado
por él mismo el 12 de junio de ese año. La gratitud de la Iglesia con el
llamado Virrey de Andalucía fue espléndida. Además de dar nombre a esta
parroquia con el santo patrón del general golpista, nominó otra nueva parroquia
en el barrio del Tiro de Línea con el de Santa Genoveva, nombre de la esposa de
quien predicaba el fusilamiento de rojos
y la violación de rojas. De hecho fue
doña Genoveva Martí quien puso la primera piedra de esta iglesia y quien
sufragó la imagen de San Gonzalo que preside este retablo.
La construcción es obra del arquitecto catalán José María
Ayxelá Tarrats (1907-1986) con un aspecto de iglesia rural andaluza, con
portada neoclásica de frontón partido y espadaña triple pintada de albero y
blanco.
Pasemos a ver el retablo que es lo que nos interesa. Al
igual que los de Mollina y Paterna del Campo, prácticamente de la misma época,
está compuesto de dos cuerpos y ático, con tres calles.
Ésta es su vista general:
Veamos ahora un recorte de columnas, ménsulas y respaldo de imágenes:
Fijémonos en la cornisa del segundo cuerpo:
El ático es la parte que más se diferencia con los retablos de Mollina y de Paterna del Campo:
Es evidente que los tres retablos parecen surgidos de las
mismas manos. A pesar del estilo imperante en los gustos de los comitentes y
devotos de ese tiempo, como era el neobarroco, los tres comparten más un gusto
por lo neoclásico, recordando en algunos aspectos decorativos al plateresco
español. Las columnas de los tres retablos pueden adivinarse en una
construcción señera sevillana como es la entrada del palacio arzobispal. La
portada, de estilo barroco, obra de Lorenzo Fernández de Iglesias y Diego
Antonio Díaz, fue construida en el siglo XVIII, aunque sus columnas aún no
lucen el retorcimiento de las salomónicas tan del gusto del barroco. Recuerdan
más bien a muchos retablos platerescos. Veamos:
Esas columnas salomónicas, así como los estípites, sí que podemos verlos en Mollina en otros retablos laterales.
Pasemos a ver ahora otras obras retablísticas de José
Sanjuán Navarro. Unas de comprobada autoría y otras no. Iremos advirtiendo en
cada una de ellas cuándo es seguro o bien atribuido.
Empecemos por la iglesia de San Roque de Sevilla. Situada en lo que fue extramuros de la ciudad, Su construcción se lleva a cabo entre los años 1760 y 1764, siendo proyectada y dirigida por el arquitecto diocesano Pedro de Silva en el solar donde se ubicaba una antigua ermita.
Contaba con un valioso retablo mayor, realizado en 1850 por
el escultor sevillano Gabriel de Astorga, hijo del también célebre escultor e
imaginero de origen archidonés Juan de Astorga, sobre un diseño del entonces
arquitecto municipal Balbino Marrón y Ranero. Dicho retablo fue por cuenta del
Ayuntamiento de la ciudad, y tras su realización, el conocido como Santo
Crucifijo de San Agustín pasó a ubicarse en un altar propio situado en la nave
del Evangelio, dejando el altar mayor donde se encontraba desde el año 1835,
año en el que se trasladó a esta parroquia. Desafortunadamente, todo esto se
perdió en el incendio provocado del 18 de julio de 1936.
José Sanjuán Navarro realiza el nuevo retablo principal en
el que enmarca un apostolado y otros dos cuadros y dos imágenes exentas en
estilo neoclásico. Lo que más nos
interesa, según los fines de este estudio, es el retablo del Sagrado Corazón en
esta misma iglesia. Sigue también las normas del neoclasicismo, como los
retablos de Mollina, Paterna del Campo y san Gonzalo. Ponemos la imagen de https://www.visitarsevilla.com/sevilla-religiosa/iglesias-conventos/iglesia-de-san-roque/
Pasemos a otra obra cierta de José Sanjuán Navarro. Se trata del retablo del Nazareno de El Arahal. Situado en una nave lateral de la parroquia de Santa María Magdalena, ocupa el espacio del destrozado en los sucesos de 1936. La hermandad decide en 1937 reponer imágenes y retablo. Así el Nazareno es de 1942 y la de la Virgen de 1945. De esta época debe ser el retablo. Estas imágenes proceden del Facebook de la hermandad:
Pasemos ahora a Rociana del Condado. Su iglesia se edificó en
torno a los años 1936-1958 para sustituir a la anterior parroquia mudéjar
perdida tras la guerra incivil. La actual es de proporciones mucho mayores que
la anterior y su ejecución fue llevada a cabo por el arquitecto José María
Pérez Carasa. Los retablos de la misma son de principios de los años cuarenta,
de la misma época de los de Mollina, Paterna del Campo y San Gonzalo.
En http://lascallejuelas.blogspot.com/2010/02/conociendo-rocianala-nueva-iglesia-y-ii.html podemos
ver los distintos retablos de la iglesia parroquial de San Bartolomé. Hay dos
cuya autoría se defiende de José Sanjuán Navarro. Uno, el de la Virgen del Pilar:
Y el otro, el del Simpecado del Rocío de 1955:
Aparecen otros más, pero no cita a José Sanjuán como autor, aunque alguno se asemeja al del Corazón de Jesús de San Roque y otros a algunos laterales de Mollina. Por ejemplo, éste de la Virgen del Carmen:
Otro ejemplo lo tenemos en el retablo de la Purísima de Rociana:
Podíamos ponerlo en comparación con el de la Virgen del Carmen de
Mollina:
Las perindolas que coronan el retablo de Rociana son prácticamente iguales a las que coronaban el de Mollina hasta bien entrados los años ochenta.
Hasta aquí el brevísimo estudio sobre el retablo mayor de Mollina.
Visto lo anterior se podría llegar a dos conclusiones. Primera, que los
retablos de Mollina, Paterna del Campo y San Gonzalo están salidas del mismo
taller. Segunda, que hay bastante probabilidad de que sean de José Sanjuán
Navarro.
Lógicamente esto no es más que una hipótesis. Para averiguar más
sobre ella se podría abundar en dos aspectos: en los tiempos en que éramos
monaguillos movíamos el altar de la Inmaculada y leíamos unos letreros. La
memoria, tan caprichosa, nos hace recordar que eran de grafito. Y ponía un
nombre. No sabemos si con las obras de cambio de solería se perdieron esos
letreros como se perdió la losa de la tumba del marido de la señorita Ascesión.
Y por otro lado la práctica totalidad de los retablos de la
iglesia de Mollina repuestos tras la profanación de 1936 fueron costeados por
una misma familia. Desconocemos si esa familia –sus descendientes, lógicamente-
conserva en sus archivos facturas de las imágenes y de los retablos que
encargaba.
También habrá que estar vigilante a los estudios que sobre arte
cofrade en Sevilla se hagan sobre este escultor.
Por último, la similitud de los Cristos de los áticos de Mollina y
Paterna del Campo plantea una duda sobre si el tallista copió el de Mollina o
encontró algún otro parecido. Cuestión de verlo tranquilamente.
Ahí queda eso para futuras investigaciones.
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