FRANCISCO DE ROJAS GARCÍA. 02. SIGLO XIX EN ESPAÑA. DESDE ISABEL II HASTA LA PRIMERA REPÚBLICA.




Viene de https://lopez29532mollina.blogspot.com/2024/01/francisco-de-rojas-garcia-01-siglo-xix_6.html



Reinado efectivo de Isabel II. 10 de noviembre de 1843 a 25 de junio de 1870.


Durante el gobierno de los regentes (1833-1843) y el reinado de Isabel II (1843-1868) España deja de ser absolutista y se convierte un una monarquía parlamentario constitucional, ya que tiene una constitución o ley suprema elaborada por los representantes de la nación que establece la igualdad ante la ley. Se divide el territorio en provincias y se amplía el Estado con nuevas instituciones. Los liberales se dividen y se turnan en el poder elaborando varias constituciones de esas dos tendencias:

-Liberalismo moderado. Partidarios de una monarquía parlamentaria en la que voten sólo los propietarios más ricos (1% de la población) y que el poder esté repartido en tre el parlamento y el monarca.

-Liberalismo progresista. Partidarios de una monarquía parlamentaria en la que voten más propietarios (10% de la población) y que el parlamento tengo más poder que el monarca. 

Isabel II (1830-1904) accede al trono a los trece años, una vez decretara su mayoría de edad. De escaso nivel cultural -apenas sabía escribir- se rodeó de una camarilla religiosa de la corte -principalmente el padre Claret, su confesor, el padre Fulgencio, confesor de su marido y sor Patrocinio, la monja de las llagas. 



Imagen 6.- Isabel II y don Francisco de Asís, doña Paquita.



Obligada a casarse con su doble primo Francisco de Asís de Borbón, homosexual, que en la noche de bodas tenía sobre su cuerpo más puntillas que yo, según decía le reina, buscó alivio a sus ardores en brazos de muchos guardias de corps y de sus amantes conocidos. El primero, su maestro José Vicente Ventosa, siendo la reina aún adolescente. Luego Francisco Frontela Laserra, su amor más pasajero y Salustiano Olózaga, su amor furtivo; el general Serrano, su amor romántico; Manuel Lorenzo de Acuña, su amor desleal; José María Ruiz Arana, su amor apacible; Enrique Puigmoltó y Mayáns, su amor incauto; Miguel Tenorio de Castilla, su amor ilustrado; Carlos Marfori, su amor generoso; José Ramiro de la Puente y González Adín; José  Altmann, su amor marchito -adjetivos puestos por Manuel Barrios-. A éstos habría que sumar sus amores de paso: José Mirall, José Salamanca, el coronesl Gándara, Dedmar, Tirso Obregón, el maestro Arrieta...

Cada vez que la reina se quedaba embarazada -alumbró doce veces-, su marido don Francisco de Asís, más conocido como doña Paquita firmaba que el embarazo era suyo, recibía una buena cantidad de miles de reales y se iba a París a disfrutarlos con su pareja, Antonio Ramos Meneses. La reina decía que había cedido como reina, pero no como mujer. 

Las coplas y cuchufletas a costa de la homosexualidad del rey consorte, dadas a conocer a través de libelos y de gacetas de la época nos han llegado a nuestros días.

Todos los indicios apuntan a que el futuro Alfonso XII era hijo de Enrique Puigmoltó. Alfonso XII, apellidado Borbón y Borbón, fue avisado por su propia madre: La única sangre Borgón que corre por tus venas es la mía.


Gran aficionada a regalar costosos mantos, coronas... a múltiples imágenes religiosas, la fama de la reina llegó a muchos lugares. El papa Pío IX llegó a decir de ella: Puttana, ma pia. O sea: Puta, pero piadosa.

Tras el triunfo de la Gloriosa, que puso fin al reinado de Isabel II apareció un libro titulado Los Borbones en pelota, firmado por SEM. Bajo este seudónimo se escondían los hermanos Bécquer, Gustavo Adolfo, en la escritura, y Valeriano, en la pintura. De fuerte contenido satírico y pornográfico, se puede consultar la edición digitalizada en https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/32/48/_ebook.pdf 

Menos mal que durante el tiempo que dejó hacer a sus ministros liberales España disfrutó de unos adelantos técnicos y fabriles, que muy seguramente, de no haber tenido la pésima herencia de su padre se podría haber aprovechado. Los viejos caminos polvorientos se transformaron poco a poco en 67.000 kilómetros de carreteras. La construcción de ferrocarriles tuvo un gran impulso-12.000 kilómetros-. pero, eso sí, con bastantes casos de corrupción, y sin un `planeamiento estatal, sino en manos de compañías privadas. Once mil kilómetros de telégrafos. La cantidad de oro en circulación pasó de 450.000 pesetas en 1835 a 100.000.000 en 1863.

La parte más negativa: El país seguía siendo desolado, yermo en el orden político, estancado en el oscurantismo como eterno marco de las fuerzas más sombrías de la reacción. Los liberales, que podían haber aprovechado su buena gestión en desarrollo y obras públicas tiraron a la alcantarilla esa gestión. La estupidez de éstos, favorecieron la reacción con sus excesos y su demagogia. Buen ejemplo de ello lo tenemos en las desamortizaciones. Aunque ya empezadas en tiempos anteriores, las mayores fueron en el reinado de Isabel II. Lo que iba a ser según los liberales algo muy bueno para España, sólo sirvió para enriquecer a buena parte de la burguesía y desproteger a buena parte de las masas campesinas. Ya hablaremos de ello cuando entremos a analizar la situación de la Iglesia.

La reina sufrió varios atentados. El más conocido, el de Martín Merino. Este Merino era clérigo capuchino y había sufrido persecución por parte de Fernando VII por sus ideas liberales. El estilete con el que atacó a la reina no logró su objetivo. Los bordados de oro y las ballenas metálicas para contener tanta carne regia lo impidieron. La opinión pública empezó a sospechar del grupo clerical cercano al rey consorte. Algunas autoridades eclesiásticas huyeron de Madrid esos días. No hay que confundir Martín Merino con Jerónimo Merino Cob, recordado como El cura Merino, guerrillero de la guerra de la Independencia y luego luchador en el bando carlista. 


Gobierno provisional de 1868-1871 y reinado de Amadeo I. 16 de noviembre de 1870 a 11 de febrero de 1873.


La tendencia de la reina Isabel II a gobernar sólo con los liberales moderados y a boicotear al resto de partidos unido a una crisis económica y el descontento de las clases bajas -recordemos la asonada de Mollina de 1861- provocó la Revolución Gloriosa por la que la reina fue derrocada y se estableció una monarquía constitucional con sufragio universal masculino, lo que se conoce como liberalismo demócrata. Estamos en lo que se llamaría en los libros de historia Sexenio democrático. Este sexenio comenzó con un gobierno provisional (1858-1871). Se publicó la cuarta Constitución Española con la figura de un rey como Jefe del Estado, pero sin rey. Hubo que buscarlo en el extranjero. Se eligió como monarca a un príncipe italiano llamado Amadeo de Saboya, pero éste renunció al poco tiempo acuciado por los problemas: revueltas sociales de campesinos y obreros por la crisis económica, también se habían sublevado los cubanos partidarios del independentismo (1ª Guerra de Cuba), se habían sublevado los carlistas partidarios de la monarquía no democrática (3ª Guerra Carlista, 1872) y además era difícil gobernar por las luchas políticas entre partidos. El asesinato de Prim, uno de sus mejores valedores en España, hizo que tomara la decisión de abdicar. Su reinado duró desde el 16 de noviembre de 1870 al 11 de febrero de 1873. En su despedida, Amadeo nos dejó unas palabras que aún hoy tienen validez: Si al menos fueran extranjeros los enemigos de España, todavía. Pero no. Todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y pertetúan los males de la Nación son españoles. Y se fue.

Imagen 7.- Retrato fotográfico de Amadeo I de España.




Primera República Española. 11 de febrero de 1873 a 29 de diciembre de 1874.


Como no se encontró otro candidato adecuado para reinar se acabó proclamando la Primera República en 1873. El liberalismo republicano se caracterizaba por reivindicar casi lo mismo que el liberalismo demócrata, pero en este caso no quieren que haya un monarca. Tampoco duró mucho porque a las sublevaciones sociales, cubana y carlista se unieron las sublevaciones de los federalistas y una nueva guerra cantonalista.

En su corta duración -11 de febrero de 1873 a 29 de diciembre de 1874- llegó a tener cinco presidentes del poder ejecutivo. La gestión delos gestores republicanos no mejoró la de sus antecesores monárquicos. En algunos aspectos, incluso la empeoró. La libertad de cultos -con el enfado de la Iglesia Católica- la aprobación del divorcio, la supresión de la pena de muerte... supusieron un acercamiento a la vecina Europa. Pero la demagogia y la gran cantidad de disparates oídos en el hemiciclo -los izquierdistas más a la izquierda y los arzobispos más a la derecha, que compartían asientos, luchaban por ver cuál de ellos soltaba más -consiguieron que la República durara poco. Ni dos años. 

En cuestiones de símbolos  pocos cambios: la bandera siguió con la adoptada por Carlos III, el himno, la Marcha de Granaderos y el blasón, el adoptado por el gobierno provisional y ya apuntado por Carlos III, o sea, como el actual con ligeras modificaciones. 


Imagen 8.- Alegoría de la Primera República Española, por Tomás Padró. 






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